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taba de setenta i cuatro cajones de ocho arrobas cada uno, i era la de mas interés i estimación; las otras dos fueron mas pequeñas, i sus destinos eran, el de la una para cambiar con preciosidades de los gabinetes de Europa, i el de la otra para el Príncipe de la Paz. Dicho naturalista dice lo siguiente en una carta confidencial dirijida a don Marcos Francisco Sierralta, escrita en Copiapó:-No pensaba detenerme tanto aquí; pero han sido tan grandes las ventajas de mis escursioues por los cerros i sus minas, que no fue posible de otra manera. Pero estas dilijencias fueron de bastante satisfacción mía, pareciéndome corto el tiempo en consideración de las bellas i diversas colecciones que he juntado.(Aurora, N.o 13, t. 1, de 7 de mayo de 1812).

«Desconsuela la comparación del actual estado del país con el poder, opulencia i prosperidad a que lo llama la naturaleza. La causa de su atraso se encuentra únicamente en la falta de ilustración. Su terreno es prodijiosamente fecundo; pero está en la infancia su agricultura. Han llegado nuestros vinos al estado que pueden llegar? El lino que viene en nuestros campos en tanta abundancia, ¿nos exime de la necesidad de comprar los lienzos al estranjero? El número de nuestros buques ¿corresponde a la abundancia de nuestras maderas? ¿Qué ventajas han resultado hasta ahora a la patria de los tesoros que encierra en su seno? Ah! estas riquezas están escondidas a la ignorancia i al torpe ocio; se descubren al injenio i a la aplicación laboriosa. Permanecerán en gran parte ocultas en las cavernas de la tierra hasta que se haga por arte el trabajo de las minas. Solo en la parte del norte hai mas de trescientos minerales abandonados por falta de luces, se dice en un espediente de 6 de setiembre de 1790. La ciencia de las minas se estudia en toda la Europa i en Méjico. Aquí nos es del todo des

conocida, siendo tan necesaria en un país compuesto de minerales. Parece, dice don Antonio de Ulloa, que las tierras del Huasco se hubiesen todas convertido en mineral.—Admira que en otras partes se crijan escuelas para la estracción del carbón; i que en Chile se yerre un socavón en las minas mas preciosas por ignorancia, i que el oro se arroje entre los desperdicios por incuria. No cabe en cabeza humana el que hasta ahora no se haya intentado la ejecución de una sola máquina de las muchas que se enseñan para el uso ventajoso de las fuerzas, i libertar así a los míseros operarios condenados al duro trabajo de levantar i sacar a hombros de las profundas i tortuosas cavernas las venas ricas en un tiempo en que en Europa se usa para semejantes trabajos de la acción del fuego (1).-¡Cuántos fósiles yacen ignorados, porque no los conocemos, i porque ignoramos el arte de prepararlos! No obstante, ellos son preciosos por su utilidad para las artes, tal es el cobalto, que sirve a la pintura i esmaltes, el bismuto, el cinc, que tiene tantos usos, i tantas otras sustancias minerales. Pero nuestro atraso en el arte i trabajo de las minas en nada es mas sensible, que en el abandono en que están las minas de azogue i de hierro, dos artículos capaces de enriquecer al país. Todo se reserva para lo futuro. Entonces se reunirán para la gloria i esplendor de la patria las riquezas de la naturaleza, las empresas de la industria i las producciones del jenio.

«Scenis decora alta futuris»

(Aurora, N. 14; t. I, de 14 de mayo de 1812).

«Las actuales circunstancias de un pueblo en que falta todo, exijen ciertamente una grande activi

(1) Espediente para que se pidan a Europa maestros de quí.

mica.

dad, un celo i una filantropía mui estensa. Pero, si vemos las cosas en globo, nos confundiremos sin motivo. Empréndanse las cosas, i poco a poco llegarán a su término. Nos faltan hombres ilustrados: nuestra juventud es hábil; pero está perdiendo el tiempo. Las nociones de derecho público, de lejislación i política son raras: gran trabajo es este; pero ábrase el Instituto Nacional; i esta sociedad de hombres de letras, tomando sobre sí este objeto interesantísimo, aliviará al gobierno de este cuidado. (Aurora, N.o 23, t. I, de 16 de julio de 1812)».

En el número 3 del tomo I de la Aurora, fecha 21 de enero de 1813, Camilo Henríquez escribió un excelente artículo para sostener que las ciencias debían estudiarse, no en latín, sino en lengua vulgar.

V

La cuestión política se mezcla en Chile con la relijiosa.-La Aurora es sometida a censura.-Camilo Henríquez combate la medida.--La junta gubernativa persiste en ella.-La Aurora continúa su marcha anterior, no obstante la censura.-Estracto de Milton.--Refutación del número 36 de la Aurora hecha por los realistas.-Henríquez no desiste de sus ataques contra el fanatismo. Lei de imprenta dictada el 23 de junio de 1813.

No conozco ningún chileno que haya sido canonizado por la iglesia romana; pero ha habido en el país eclesiásticos austeros que han vivido i han muerto en olor de santidad.

Camilo Henríquez olió a azufre desde que llegó a Santiago.

La jente timorata le miró sobresaltada como un fraile prófugo de su convento, como un hereje procesado por la inquisición de Lima, como un demagogo furioso, como un filósofo impío.

En Chile, como en toda la América Española, la cuestión política estaba íntimamente ligada con la cuestión relijiosa hasta el estremo de formar una sola. El trono se apoyaba en el altar, i el altar en el trono.

Muchos sostenían como puntos de fe el derecho divino de los reyes i la validez de la adjudicación del nuevo mundo hecha por un papa al monarca español.

Esta faz de la controversia pendiente hacía que el clero regular i secular tomase en ella una participación mui activa i ardiente, por lo jeneral en favor de la metrópoli.

Documentos auténticos e irrefragables lo comprucban.

Voi a citar unos pocos.

El padre franciscano frai Fernando García elevó al congreso de 1811 un plan de reformas gubernativas, entre las cuales se incluían la de que se confinase a conventos distantes treinta o mas leguas de la capital a los relijiosos frai Francisco Caso, frai Basilio Agudo, frai Francisco Gayoso i frai María Sagástegui por enemigos declarados del gobierno, «que con escandalosa audacia insultaban a los que se manifestaban adheridos a él»; i la de «que los clérigos i frailes europeos fuesen suspensos de confesar por haberse comprendido cuánto influían, prevalidos del confesonario, en perjuício del actual sistema».

En sesión de 19 de setiembre de 1811, el congreso acordó dar las gracias al provincial de la Merced fiai Joaquín Jaraquemada por haber espedido una circular en que conminaba con la privación del púlpito i del confesionario a los relijiosos de su orden que impugnasen la autoridad recién establecida.

Pero debo advertir que en esa circular se espresaba que dicha autoridad «aseguraba la pureza de nuestra fe i defendía los derechos del mártir Fernando».

En sesión del 23 del mismo mes i año, se resolvió dar igualmente las gracias al provincial de Santo Domingo, frai Domingo Velasco, por haber estendido una circular en que ordenaba que el relijioso de su provincia que, por ministerio del con

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