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CAPÍTULO XXIII.

Sale el Gobernador Lazo a castigar a Pubinco y Pillolcura. Refiérense dos famosas victorias de dos grandes Capitanes, Moncibay y Parra, y tráhense algunas cédulas reales en fabor de el Gobernador.

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Año de 1637.- Sale el Gobernador a Pillolcura con deseo de acabar la guerra. - Esta guerra mas dura por los medios que la quieren acabar. - Coge el enemigo uno de nuestros corredores y sabe del exército y toca arma. -Vase al enemigo un yanacona llamado Cuero y da aviso de la salida. Retírase el Gobernador a Arauco.Coge lengua el Gobernador y vuelve a salir.- Embia el Gobernador delante a Moncibay con algunos amigos. -Captiva Loncodeu dos corredores de el enemigo. — Victoria de Moncibay. - Arrogancia de Clentaro.--Estratagema de el Gobernador. Embia mil hombres a maloca con el Maestro de campo. - Cogen cinco indios reconocedores. Dan lado a seis por no ser descubiertos. - Húyesse un negro al enemigo. - Cogen sesenta piezas y tres caciques. — Trata el Gobernador de adelantar las armas y poblar a Angol. - La conformidad que deben tener los gobernadores con el Virrey.-Sale con los tercios el Gobernador a campaña. -Embia gente a reconocer los caminos y alóxase junto al enemigo sin noticia de él. - Coge el enemigo un indio nuestro y deshaze la jornada. Reconoce el puesto para la poblacion. — Vaja a Santiago a sacar gente. - Retírase el enemigo y dan la paz algunos. Sale el Gobernador a Repocura y vienele gente y pertrechos del Perú para la poblacion. —Vase un indio al enemigo y el Sargento mayor embia a Parra a cnidar de los caminos por si trahe alguna junta. — Da con la junta que trahe Naucopillan, indio valiente. — Batalla de Parra y captiverio de Naucopillan, con muerte de 80 indios.—Insigne victoria de Parra, captivos y despoxos. -Trata el Gobernador con humanidad a Naucopillan. Conversion y muerte de Naucopillan - Cedula Real sobre las competencias entre el Presidente y Obispo. Haze Merced el Rey a Don Francisco Lazo de tres mil pesos en indios vacos, y no tiene effecto. Concede su Magestad treinta plazas muertas. - Cedula de 15 de Noviembre de 1634. - Cedula de 1635.- Que se haga presentacion y colacion de los beneficios eclesiásticos. Cedula de 5 de Julio de 1629. — Que para los capellanes de los fuertes observe la forma de el Patronazgo real. 17 de Noviembre de 1634. Que castigue a los que hizieren agravios a los indios. - 25 de Setiembre de 1635.- Deroga el fuero militar en caso de resistencia a las justicias. 3 de Junio de 1635.Que la Audiencia no dé licencias. -Cedula de 2 de Enero de 1570.- Que esté el número de los soldados lleno. 1.o de Abril de 1635. Que los apercevidos para la guerra gozen de el fuero militar.- Marzo 30 de 1635.- 2 de Diciembre de 1608. —Que el Gobernador conozca privativamente de las causas de los soldados de el número. Prorroga las vidas de las encomiendas. Abril 20 de 1634. Que no se saquen los indios de Cuyo de sus tierras. No se le concede nombrar sucesor al Gobernador. — Que el Virrey nombre en pliego cerrado dos que sucedan en el gobierno. — Mayo 7 de 1635. — Que el Virrey premie los benemeritos de Chile y les embie las mercedes.- Diciembre 15 de 1634. — Que pueda sacar de las caxas reales el Gobernador lo necesario. Que los despachos de navios tocan al Gobernador, si no es en ausencia.

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Ubo por algunos dias suspension de ar- | reputacion, permaneciesse tanto en su pormas y en ellos se trató con calor de hazer una entrada a Pillolcura, provincia rebelde confinante a la Imperial por la parte de la costa, poco invadida por retirada. Que le daba no pequeño cuidado al ánimo superior de Don Francisco Lazo el ver que una gente como la de Chile, sin cabeza ni

fia y en defensa de su patria, que ocasionasse una guerra tan prolixa y de tan grandes gastos a su Magestad! Y dezia bien un discreto en una palabra, que el mismo medio que se avia elegido para el fin de la guerra la avia perpetuado, porque la guerra y las malocas que se ende

rezan a acabar la guerra son las que la | lante al Teniente Bernardo de Moncibay, perpetuan. Deseoso Lazo de acabarla, frecuentaba las malocas y hazia crudamente la guerra por darla fin y con eso la alargaba mas. Salió el Gobernador para Arauco y con mil y quinientos españoles y indios amigos encaminó la xornada, echando por delante algunas tropas de amigos a reconocer los caminos, y siguiéndolos, se aloxó en Quiapo, seis leguas de Arauco. Andaba el enemigo por alli con otras tropas suyas y encontró con las nuestras que iban delante. Cerraron unas con otras, y las nuestras llebaron lo peor, porque nos llebaron un indio y nos mataron otros, y de el vivo supieron todos nuestros intentos, y degollándole pasaron con ligereza a tocar arma a toda la tierra, que tambien estaba sobre aviso por avérsele dado un indio yanacona llamado Cuero, cristiano, que huyéndose de nuestras fronteras dió nueva al enemigo de los movimientos de nuestro exército, y su traicion causó notables inconvenientes. Era este indio Cuero de natural sedicioso, altivo soldado y astuto en la guerra, y temíase, y con razon, que su fuga avia de ser de grande inconveniente para la execucion de este progreso, y assi dudó mucho el Gobernador en pasar adelante, por estar el enemigo con estos avisos alerta y con cuydado. Tomó consexo y retiróse a Arauco.

Importaba coger lengua, y consiguióse embiando cien amigos y treinta arcabuzeros a cogerla, que en Calcoimo captivaron cinco indias y dos indios que dieron notidieron noticia de todo lo que convino saberse y de el alboroto que causaba Cuero entre el enemigo. Dezian estos que estaban cuydadosos pero no persuadidos a que las armas españolas pudiessen entrar en Pillolcura. Volvió a salir el Gobernador mas prevenido de advertencia con los mismos soldados de la primera vez, embiando por de

gran soldado y que capitaneaba los indios
de Arauco de la parte que llaman Lava-
pié, con trescientos y ochenta indios y al-
gunos alcabuzeros españoles, para que to-
masse todos los pasos, y el Gobernador,
en su seguimiento, fué marchando hasta
lo de Marinao, cerca de Paicabi, donde se
aloxó. El Teniente Moncibay, que iba de-
lante con los amigos, los dividió en trozos,
y Loncodeu, hijo de Catumalo, soldado de
muchos brios, que llebaba uno de sesenta
amigos, encontró cerca del estero de Juan
Agustin, martes veinte y dos de enero a
media noche, con diez enemigos. Cerró
con ellos y captivó dos que dieron aviso
cómo el enemigo se iba juntando en el
puesto que llaman de el Manzano. Tubo
el Gobernador este aviso de Loncodeu y
de Moncibay y cómo el enemigo, con el
aviso de los ocho que se le escaparon a
Loncodeu, se iba retirando; pero el Te-
niente Moncibay, alentado y descoso de
hacer algun hecho de fama, le fué siguien-
do,
y dándole alcanze en un passo angos-
to donde se avia hecho fuerte, hizo infan-
teria de todos los suyos, que serian hasta
trescientos, y como hiziesse lo mismo el
enemigo, se embistieron con valentia los
unos a los otros, y peleando Moncibay con
esfuerzo y valentia mató treinta y nueve
al enemigo y le puso en huida, cantando
victoria con las cabezas de los muertos,
con que puso terror a los vivos. Vino
Clentaro, indio de Arauco de los mas va-
lerosos, que se halló en la refriega, y dió
parte al Gobernador de la batalla y de el
buen suceso de ella, y preguntándole quán-
tos eran los muertos de el enemigo, res-
pondió el Clentaro, arrogante, al Gober-
nador que no se avia ocupado en contarlos
sino en matarlos.

El Gobernador, como tan gran soldado y que no sabia volver el pie atras, hizo en

esta ocasion de el que se retiraba, que- | aunque el enemigo le riñó picando a la retaguardia.

mando la campaña y dando a entender al enemigo que se volvia a Arauco; pero con gran secreto despachó al Maestro de campo Juan Fernandez con mil caballos españoles y amigos y ordenóles que fuesse con ellos a Pillolcura, y él se quedó con toda la infanteria en la margen del rio de Lebo. Comenzó a marchar el Maestro de campo y aquella noche se emboscó en parte oculta y sitio capaz para la caballeria y por espaldas un estero que no tenia nombre, pero tanta abundancia de truchas que dieron nombre a la emboscada y se llama la de las Truchas. Previno el Maestro de campo desde esta emboscada despachar cien indios amigos a coger los caminos, y en las juntas de Relomo captivaron cinco enemigos que solos andaban reconociendo aquellos pasos, y fué ventura que no se escapasse ninguno a dar aviso al enemigo, que es muy ordinario en estas ocasiones tener ventura alguno de acogerse a las montañas y dar aviso a toda la tierra. Y recelosos de estos, aunque al día siguiente divisaron seis indios, no intentaron cogerlos, porque su presa fuera de poco fruto, y uno que se escapara de mucho daño, porque pudiera dar voz a la guerra. Es la tierra a propósito para emboscadas y ocultáronse de modo que los seis indios no los pudiessen ver, aunque ellos fueron vistos de los nuestros. Salióse de este cuydado y sobrevino otro, que fué huirse un negro trompeta de el capitan Don Thomas de Ovalle, el qual se fué al enemigo, y receloso el Maestro de campo del aviso que podria dar, aceleró la marcha por ganarle la delantera, y aunque el camino era de montaña angosta, que iban unos tras otros, y de laxas y despeñaderos, le pasaron con ligereza, dió en Pillolcura y captivó sesenta piezas y tres caciques, y volvióse a Arauco sin pérdida,

Con esta ocasion se iba despoblando Tirua, y lo mismo iban haziendo los de Calcoimo y Relomo. Acogiéronse unos y otros a la Imperial, y como todos los fronterizos se iban retirando, se iba haziendo mas dificil su castigo por mas lejanos. Por esta causa se resolvió Don Francisco Lazo a írsele acercando y a adelantar las armas a nuevas poblaciones, ocupando la tierra que avia ganado al enemigo y de donde le avia echado apurándole con entradas y malocas. Parecia el rio de Coipu a propósito y para uno y otro en Angol: esta que sirviesse de escala y faturia de la otra. Empeñóse el Gobernador en la execucion, y conferido con los cabos y capitanes de el exercito, dió cuenta al Conde de Chinchon, como a Virrey, que avia de asistir con socorros, y era esto mismo lo que el Conde deseaba y se lo avia escrito a Don Francisco varias vezes, repitiendo el gasto que se hazia con aquellas armas, y quanto convenia el ir aliviando los gastos de la hazienda Real. Era zeloso en esto y cuidadoso en asistir a Don Francisco Lazo con socorros y consexos, y atendia con christiandad y justicia a remunerar a los bencméritos de la guerra, sin dexar de acomodar a ninguno en corregimientos y otros officios conforme los sugetos y los puestos que cada uno avia ocupado, y para esto y para los despachos de los situados que dependen de el Virrey, procuraba este prudente Gobernador Don Francisco Lazo tener muy sazonado al Virrey y mostrarse en todo rendido, reconociendo la superioridad de el puesto y attendiendo a la dependencia que Chile tiene de el Perú, atencion que deben tener todos los gobernadores, assi por guardar el buen orden y subordinacion, como la guardan las gerarquias en el cielo, como porque se

le siguen muchos daños al Reyno de alzar un Virrey desazonado o desobligado la mano de su socorro. Y entre las felicidades de Don Francisco Lazo, fué una el aver con sus cortesias y rendimientos merecido las asistencias y ganado el affecto de un Virrey tan celozo de el servicio de su Magestad, tan faborecedor del Reyno y de Chile, y tan grande en todo, que su memoria se repite en el Perú con grande gloria y veneracion de su nombre.

Para reconozer los puestos de las poblaciones que intentaba hazer, y de camino dar cuydado al enemigo, hizo una jornada a tierra de guerra antes que el imbierno se empeñasse en su rigor. Mandó incorporar las fuerzas de Arauco y de San Felipe en el Nacimiento y con ellas marchó a Angol, donde se aloxó, ordenando que el ayudante Antonio de Novoa, soldado de exercitados brios, y el capitan Domingo de la Parra, que lo era de los amigos, saliesse delante con doscientos y cincuenta de ellos y algunos arcabuzeros para que reconociessen los caminos. Salieron con buen orden, y aviéndose aloxado en el rio de Curaupe, avia hecho lo mismo el enemigo aquella noche en la propria parte a tiro de vallesta, pero sin noticia unos de otros. Trataron otro dia, luego que amaneció, de marchar los nuestros en prosecucion de su viage, y echaron menos un indio amigo que alargándose o descuidándose le captivó el enemigo, y sabido de él cómo el Gobernador venia, se desaloxaron con gran priessa, temerosos de caer en sus manos, y fueron con gran ligereza a dar aviso a toda la tierra y a tocar al arma. Este azar o descuido del indio fué causa para que Don Francisco Lazo, por consexo de sus capitanes, se volviesse, contentandose solo con aver reconocido el puesto de Coipu para la poblacion que avia sido el principal blanco de su jornada.

Vaxó el Gobernador a Santiago aquel imbierno a consultar con la Real Audiencia y su Cabildo la importancia de la poblacion y a pedirles que le assistiesen a ella con gente, pertrechos y municiones, a que no se negaron, reconociendo la felicidad con que Don Francisco Lazo hacia la guerra, la seguridad con que vivian por su medio y las utilidades que de las poblaciones se recrecen, y por Octubre, con la gente que lebó y con los que obligados de sus cortesias le siguieron, volvió a la Concepcion. El Maestro de campo Rebolledo en este medio iba consiguiendo algunas empresas por Arauco con gente ligera, con que acabó de despoblar a Pellaguen, Relomo, Calcoimo y Tirua, obligando a los rebeldes de estas tierras a meterse la tierra adentro, huyendo de su rigor, y a muchos, con averles captivado las mugeres y los hijos, a que se viniessen de paz, por ver que con liberalidad se los restituia a todos los que se reducian a la obediencia de su Magestad.

Avia en Repocura, tierra confinante a la Imperial, copia de enemigos, y el Gobernador, mientras le venia el socorro de el Perú, trató de hazer en ellas algunas correrias y executólo con suma felicidad y notables daños de el enemigo y rescate de algunos españoles en trueque de algunos indios que captivó. Y llegándole el socorro de los pertrechos por Noviembre y cien soldados, con nueva de que se quedaban conduciendo mas, trató el Gobernador con calor de la poblacion con los cabos, y estando en esto se huyó al enemigo un indio amigo de la reduccion de San Christóval que poco antes avia dado la paz: que tan facilmente como la dan estos barbaros la niegan. Juzgósse que este indio por ser soldado causaria alguna turbacion y no fué vano el juicio, porque volvió sobre nuestras fronteras con una junta

de rebeldes, y previniendo el lanze el Sargento Mayor Alonso de Villanueva, embió doscientos indios amigos y cincuenta españoles a cargo de el Capitan Domingo de la Parra con orden de que reconociesse aquellos pasos y caminos, y executándolo reconoció rastro de trescientos caballos que avian entrado a nuestras fronteras. Fuéle siguiendo con destreza hasta la orilla de Biobio, y dió con el enemigo en el parage que llaman la Angostura. Acababa de llegar al rio de vuelta de nuestras tierras sin aver hecho efecto ni tomado lengua, que era su fin principal para saber de los designios de el Gobernador, y eran doscientos enemigos, todos exercitados en la guerra y gente escogida, acaudillada de Naucopillan, cuyo nombre significa Rayo que cae en el agua, que al fuego y al rayo llaman Pillan, nombre de deidad. Este era un rayo de la guerra y un indio muy valiente y de grandes ardides, cacique de Pubinco y capitan de mucho nombre. Reconocióle el Capitan Parra a tiempo, que aun no avia acabado de pasar el rio, y gozó la ocasion de hallarlos divididos, y cerrando de improviso con ellos opúsosele Naucopillan con gallarda e increible constancia, assistiéndole los que avian pasado el rio, sin que ninguno de ellos dexasse de pelear con grande ardor, hasta que aviendo muerto Parra mas de ochenta y herido al Capitan Naucopillan, por mas que se embrabeció como toro herido y se nombró diziendo: "yo soy Naucopillan, rayo de la guerra," acometiendo con nuevo esfuerzo, cayó de una lanzada que le dió un indio amigo y le sugetó, no queriendo acabarle de matar por trahérsele vivo al Gobernador y presentarle aquel valiente capitan para que toda valentia chilena se viesse rendida a su valor.

Cogieron vivos otros veinte y tres, y los demas se avalanzaron unos al rio y otros

HIST. DE CHILE.-T. III

al monte, dexando los caballos y armas por despoxo a los españoles e indios amigos. Fué este suceso uno de los mas dichosos que tubo Don Francisco Lazo y que le dió grande gloria por ser este Naucopillan el enemigo mas soberbio y desvanecido que ha tenido la guerra y que en sus juntas y parlamentos avia hablado con desprecio de el Gobernador y de toda la nacion española. Diósse orden le pusiessen preso en el fuerte de Buena Esperanza, para donde se partió luego Don Francisco Lazo, y aviendo llegado mandó traher a su presencia a Naucopillan, y en este acto, aunque en mas limitada esfera, se acordaron muchos de el suceso que nuestro glorioso Emperador Carlos V tubo con el Duque Federico de Saxonia quando le prendió y llamándole Magestad le dixo: "ayer Carlos de Gante y oy sacra Magestad," y al fin le hizo grandes honras. Llegó Naucopillan muy humilde, postrándose a los pies de el Gobernador, que le abrazó con grande humanidad y le dixo lo que trocaba la fortuna en la guerra los pensamientos, y quánto mexor era servir a su Rey que no serle rebelde, para no verse en humilde suerte, privado de sus tierras, hixos y mugeres, y haziéndole muchos agasaxos le mandó tratar en la prision con toda humanidad y cortesia. Inclinábase el Gobernador por su natural piedad a darle libertad y que se estubiesse entre los indios amigos, esperando que de un buen enemigo podria hazer un buen amigo, pero los que conocian su altivez y arrogancia se lo disuadieron. Con que pasando algunos dias en esta deliberacion, le dió una enfermedad de tabardillo que humilló su sobervia, y rendido a Dios y a las amonestaciones de los padres de la Compañia, que siempre le asistieron, pidió el agua de el santo baptismo y la recivió con muchas lágrimas y arrepentimiento de

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