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especie, destinados á vulgarizar conocimientos que tan útiles pueden ser al historiador y al artista, y aun tenemos entendido que el clero parroquial francés está hoy dia sujeto á un exámen de arqueologia cristiana, antes de ser admitidos al desempeño de su sagrado ministerio, con el fin de impedir lo que entre nosotros está sucediendo á cada paso.

Descubrimientos de antigüedades en Roma.

El Boletin del Instituto arqueológico de Roma, anuncia en su último número el notable descubrimiento que acaba de hacerse en la Via Nomentana de unas Thermas ó baños de la mayor magnificencia. Parece ser que al practicarse escavaciones con objeto de abrir un pozo en la granja de Coazo, pertenciente al Colegio de Propaganda fide; los operarios tropezaron con un pavimento de mosáico. Dióse luego aviso al gobierno pontificio, y el señor Guidi, persona muy práctica en esta clase de trabajos, recibió el encargo de acudir sobre el terreno y practicar excavaciones en regla. Estas han dado por resultado cuatro aposentos ó cuadras que parecen haber pertenecido, segun lo prueban los caños y conductos subterráneos, á unas thermas dependientes de una villa, ó casa de campo próxima á aquel sitio. El pavimento de tres de estas cuadras, es de mosaico de mármoles blancos y negros, formando adornos y figuras. Representa el de la primera á Teseo, armado de su maza, en el acto de exterminar al minotauro. Forma el asunto de la segunda Neptuno con su tridente, persiguiendo á una driada, y en la tercera se ve á Proleo en medio de su rebaño, saliendo de las concavidades del mar. En la cuarta cámara se ven figuradas flores y frutas. El estilo de los mosaicos, y algunos restos de escultura hallados en las cercanías, asi como varias medallas de los emperadores Trajano y Adriano, hacen presumir que el edificio pertenece á la primera mitad del siglo segundo de la era cristiana, si bien algunas construcciones mas modernas demuestran evidentemente que siguió habitado hasta una época de decadencia. Excavaciones hechas posteriormente han puesto á descubierto muchas sepulturas notables con sus correspondientes urnas cinerarias(algunas muy bellas, y de formas muy caprichosas), y varias inscripciones, de las cuales citaremos tan solo una muy notable, por cuanto sirve para confirmar la existencia entre los romanos de un oficio ó cargo llamado scriba quæstorius sexprimus, del que habla Ciceron (De natura Deorum, § XXX, libro III) cuando al tratar de Alieno, el hombre, segun él, mas hábil en la falsificacion de escrituras públicas, y en imitar las firmas de los jueces y notarios, dice: chirographum sexprimorum imitatus est. La inscripcion mortuoria á que nos referimos, es la de Manio Valerio Basto, tribuno de la legion III, y scriba quæstor sexprimus. es quizá la primera en su género, pues ni en Grutero, ni en Muratori hallamos ninguna análoga.

P. DE G.

CARTAS MADRILEÑAS.

II.

AL CORONEL SIR JORGE H***.

Vd. que ha vivido tanto y tan aprovechadamente, mi querido amigo, ¿no ha observado vd. que en todas partes, por regla general, las mugeres valen mucho mas que los hombres? y no lo digo porque á vd. Y á mí nos gusten incomparablemente mas, como es justo, sino porque en realidad de verdad, y prescindiendo de todo estímulo de concupiscencia, segun hubiera dicho nues→ tro malogrado Donoso, tienen mejor corazon, un juicio mas recto, mayor vivacidad de ingenio, y sobre todo-¿qué hombre puede dudarlo, particularmente en esta tierra bendita de Dios?-ojos mucho mas hermosos, un talle infinitamente mas seductor, un conjunto de gracia y dulzura que en vano se buscaría en ningun individuo de nuestro sexo barbudo.-Esto me decia yo á mí mismo noches pasadas en el teatro del Príncipe, viendo á la bella doña Teodora Lamadrid en su delicioso papel de La locura de amor, y comparándola con todos los músculos que la rodeaban. Créame vd., no habia comparacion. De ellos, el que lo hacia muy bien, era poco galan: el que estaba algo galan, lo hacia poco bien. Solo Teodora lo reunia todo, hermosura y talento,-dos cosas que en este mundo parece que están reñidas, segun lo separadas que suelen andar una de otra. Juntas, sin embargo, anduvieron tambien aquella noche y las demás en

que he asistido al excelente drama del señor Tamayo, pues esta obra es de las que se ven con gusto muchas veces, y cada vez con mas gusto;juntas anduvieron, digo, en la señora Rodriguez, actriz de excelente disposicion y de buena figura. Ya sabe vd. que á mi pobre juicio esta es en las damas cualidad principalísima en el teatro y fuera de él. No hay que cansarse, amigo mio: las feas, las viejas, las de mala voz, podrán ser muy buenas mugeres para su casa; nunca lo serán para la escena. Será una injusticia, una preocupacion vulgar, todo lo que se quiera; pero cuando faltan en una actriz la juventud y la hermosura, haga vd. cuenta de que falta todo á los ojos del público, que es el que ha de juzgarla. Asi es, y por mas que se diga, asi debe ser. Cada profesion exige en los que han de ejercerla condiciones particulares, y asi como ningun jorobado puede ser maestro de escuela, asi ninguna fea debiera ser cómica. Recomiendo este aforismo á las familias que piensan ó piensen en lo sucesivo dedicar sus hijas al teatro.

De buena gana enviaría á vd. con fajas por el correo La locura de amor, pero no creo que se haya impreso todavía: hoy nada se imprime mas que periódicos y folletos politicos. Es un drama encantador, lleno de interés, de un colorido histórico admirable, de una moralidad á prueba de revoluciones de julio, y escrito en la mas castiza y elegante prosa que pudiera reclamar el mas severo purista. Se lo enviaré á vd. en cuanto se imprima. Nuestro público que, por mas que otra cosa digan los autores desgraciados, tiene un gusto ó mas bien un buen sentido esquisito, lo ha aplaudido con entusiasmo diez y nueve noches seguidas,-hasta ahora-; triunfo raro en este Madrid tan pequeño como vd. sabe y cuya poblacion no se renueva sino muy de tarde en tarde. Una circunstancia singular ha señalado la representacion de este hermoso drama.

y

En su segundo acto, que representa una deliciosa escena popular en una posada de Castilla, varios traginantes, recordando las excelencias de nuestra inmortal Isabel la Católica, rezan un Padre Nuestro, con todas sus letras, por el descanso del alma de aquella gran reina. ¿Querrá vd. creer que el público teatral, compuesto como es consiguiente, de todas las clases del pueblo,— grandes, medianos y pequeños,-oye aquella escena con respetuoso silencio, lo que es aun mas, con visibles señales de complacencia?...-¡Cosa singular! dirá vd. despues de haber leido en los periódicos que nuestra eminente Asamblea nacional, flor y nata de las provincias de España, acogió dias pasados con una ilustradísima carcajada el recuerdo evocado por la elocuente voz del señor Nocedal, de estas palabras retrógradas con que empieza la Constitucion de 1812: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Consecuencia de estos dos hechos, amigo mio! La Asamblea está á la altura del siglo, es despreocupada, es sábia! el público es un petate, que cree todavía en Dios y en sus santos, como un español del siglo XV. Segunda consecuencia que sacará vd.. acaso, con su inflexible lógica británica, de estos dos hechos paralelos... Paréceme ya que estoy oyendo á vd. repetir á modo de consecuencia las célebres

palabras de Victor Hugo: ¡Esto matará á aquello! Pero ¿qué entiende vd. por esto? ¿qué entiende vd. por aquello?

Por el correo ordinario he enviado á vd. la ESPAÑA del 14 de enero, en que mi buen amigo y sucesor en el folletin de aquel periódico el señor PIPI,-ya sabe vd., por qué se lo he dicho en confianza, quien es el docto literato que oculta su nombre bajo este seudónimo moraliniano,-juzga magistralmente la obra del señor TAMAYO. Lea vd. su juicio. ¿Qué pudiera yo añadir á él que no fuese pálido é incompleto?

Esta ha sido la única produccion original que en todo el pasado mes de enero nos han dado los teatros de Madrid: es poco y es mucho,-poco en cantidad, mucho en calidad. Su autor es una de las víctimas de la revolucion de Julio: ¡bien por la revolucion! Ella ha juzgado con su sano criterio al señor TAMAYO indigno de continuar sirviendo al Estado en el modesto destino á que los pícaros conservadores le habian creido acreedor por su inteligencia, su laboriosidad y su honradez acreditada en largos años de excelentes servicios.¡Bien, emore une fois, por la hija de las barricadas! la literatura nacional tiene que agradecerle ese favor más... Asi observará vd., mi querido sir Jorge, cuán propicios se muestran á aquella amable niña y á sus papás todos los hombres que en España manejan con aplauso la pluma y la palabra, en la prensa y el parlamento, y mas que todos, los desconocidos y felicisimos redactores del Padre Cobos. ¿Quién es este Padre?» me pregunta vd. en su última. No lo sé de positivo, pero dicen que en ese periódico escribe mucho una discreta señora llamada Doña Opinion Pública, y lo creo. Procuraré averiguarlo.

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Dos traducciones bien hechas, Perdon y Olvido, por el señor Perez Pló, y Samuel el judío, por el señor Gil y Baus, completan la lista de las novedades dramáticas del mes que acaba de transcurrir. De estas (las traducciones) salvo algun caso raro, nada pienso decir á vd. porque francamente, es triste para un buen español considerar que en esta tierra, tan justamente célebre por su admirable teatro nacional, hoy por hoy las traducciones del francés están con respecto á las producciones originales en proporcion de ciento á uno.

Y no solo se traducen los dramas y las comedias, mas tambien los libretos de las óperas cómicas francesas, que aqui llamamos zarzuelas; solo que conservándoles la misma letra, vertida al castellano, que es lo peor que tienen, les quitamos su música, que por lo comun es deliciosa, y les aplicamos otra, compuesta aqui por nuestros maestros indígenas, que no siempre satisface todos los gustos. ¿No le parece á vd., como á mí, que esto es una cosa mal hecha, á lo menos en muchos casos?.... Vd. conoce la lindísima partitura compuesta por Auber para la Haydée de Scribe: recordará vd. el éxito asombroso que obtuvo en París, debido no á la accion dramática, que es desatinadísima, ni á la letra, que es de lo mas vulgar que se ha visto, sino á aquellas melodías tan encantadoras y pegajosas, permítame vd. la expresion, que una vez oidas, no puede uno arrancárselas de la memoria, y parece que desearia estarlas oyendo siempre...

¿No hubiera hecho bien la inteligente empresa del Circo en trasiadar á Madrid la Haydée con su música de Auber, ajustando la letra española á las condiciones del ritmo original? Es difícil, se dirá; mas difícil es ajustar la lengua francesa y la inglesa á las condiciones del ritmo italiano, y vd. sabe que á esas dos lenguas tan rebeldes (perdone vd. esta justicia hecha á su idioma patrio), se han acomodado por poetas hábiles los libretos de muchas óperas italianas. Quisiéramos que se hiciese la prueba en Madrid, aunque desesperamos de ello al ver que ni aun la admirable partitura de l'Etoile du nord del gran Mayer-beer ha sido reputada por nuestro Circo digna de pasar el Pirineo, y se ha tomado la letra de aquella ópera cómica, y no su música!!... La que el señor Manzochi ha escrito para Haydée, es sin duda muy apreciable, pero no creemos que satisfaga todas las condiciones del género zarzuela, por cuya razon ha sido recibida mas friamente de lo que la empresa y el autor hubieran querido. La verdad es que sin buena letra no hay música aceptable, y que la letra de Haydée, muy infeliz en el original, lo es aun mas en la traduccion, aunque obra de un poeta muchas veces aplaudido en empresas de mas empeño (el señor Ayala, autor del Hombre de Estado y de Rioja).

Con grande éxito se está representando en nuestro Teatro Real la Traviata de Verdi, última produccion de este fecundísimo maestro. Ya ve vd. que aqui estamos al corriente de las novedades de Europa en punto á música italiana, gracias á la actividad y al desinterés del señor Urries, á quien no logra descorazonar la calamidad de los tiempos,-frase castiza que á cada paso encontrará vd. en nuestras antiguas historias, pero que nunca ¡ay! ha tenido una aplicacion mas exacta que en el tiempo presente. Este penoso recuerdo me arranca la pluma de las manos. Otro dia hablará á vd. de la Traviata su mejor amigo E. DE 0.

Madrid, 4 de febrero, 1855.

P. D. Tengo que dar á vd. una cronológica. Desde que escribi mi última, ha fallecido el teatro de Variedades ¡Infeliz! ¡en la flor de sus noches!... Me temo que de estas noticias tendré que dar á vd. muchas. Mas serán este año probablemente las defunciones que las funciones.... teatrales.

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