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L'orientalisme rendu classique dans la mesure de l'utile et du possible, París 1854.

¿Que dirian Alonso de Palencia, Antonio de Lebrija, Luis Vives, Matamoros, Francisco Sanchez de las Brozas, y tantos otros doctos varones como en España extendieron su doctrina, é inculcaron con su ejemplo la aficion á los estudios clásicos, y la supremacía de las lenguas latina y griega, al oir que dos idiomas, el uno reputado por bárbaro, y el otro enteramente desconocido en su tiempo, iban poco á poco conquistando el puesto que de derecho les pertenece en la reciente clasificacion de las ciencias humanas, y habian de disputar la palma á otros conocimientos que ejercieron durante muchos siglos el dominio exclusivo? A buen seguro que ó no lo hubieran creido, ó hubieran combatido con todas sus fuerzas la introduccion de estudios que todos y cada uno de ellos consideraban como perniciosos, ó cuando menos como inútiles y ociosos. Porque aparte de la veneracion y culto que aquellos doctos humanistas y gramáticos profesaron siempre á los autores clásicos griegos y latinos, era tal el desprecio con que miraban la lengua y literatura de los árabes, que no perdian ocasion alguna de proclamar que estos fueron siempre gente bárbara é inculta, sin erudicion alguna, supersticiosos, obcecados en sus propios delirios, y que en vez de adelantar las ciencias, las profanaron y corrompieron. Como si presintiesen que habia de Ilegar un tiempo en que, á pesar de añejas y arraigadas preocupaciones, la extension, riqueza y armonía de aquel idioma, y el indisputable mérito de muchas de las obras en él escritas habian de ser apreciadas y consideradas en su justo valor por los literatos de nuestros dias. Y si esto sucedia con una lengua que se

TOMO III.

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habló en España durante ocho siglos y en la que se sabia existir muchas traducciones de los filósofos griegos y otras obras importantes ¿cuál no seria su asombro al tratarse de un idioma, entonces muerto y completamente desconocido, como es el sanskrito?

Tal es, sin embargo, el destino que está reservado á estas dos lenguas, y el objeto que se propone el autor anónimo de un folleto publicado simultáneamente en París y en Nancy; demostrando la conveniencia y hasta la necesidad de que el orientalismo en general, y particularmente el estudio de aquellos antiquisimos idiomas se consideren de aquí en adelante en el número de los clá

sicos.

El sanskrito es en efecto digno del puesto que se le señala por los doctos. Su antigüedad, perfeccion y abundancia le asegurarian el primer puesto entre los idiomas orientales, á no obtenerlo ya por la elocuencia y pura literatura que ha producido; literatura superior bajo el punto de vista moral á la de los griegos y romanos, y tan inmensa, que comprende desde las sublimes epopeyas anteriores á los siglos homéricos, hasta los bellos y nobles dramas escritos bajo la inspiracion de un órden de cosas mas reciente, durante el siglo de Augusto. Ademas de que el sanskrito es la primer lengua asiática en que se hayan formulado concepciones metafísicas seguidas, siendo mas que probable que sin ella los filósofos de la India no hubieran nunca producido tanta obra abstracta en que se advierte como principal elemento la diseccion analítica: cualidad que segun los filósofos modernos tan solo se observa hoy dia en tres idiomas que son el sanskrito y dos de sus hijas, la lengua griega y alemana.

Ademas de su valor intrinseco y absoluto tiene este interesante idioma un mérito relativo no menos marcado, puesto que es al mismo tiempo el tipo mas antiguo que conozcamos de la gran rama lengüistica conocida con el nombre de familia indo-germánica, indo-persa, y con mas propiedad indo-europea; y como esceptuados tan solo tres, que son el magyar, el finlandés y el euskaro ó vascongado, todos los demas idiomas occidentales, tienen su origen en aquel, de donde se deduce naturalmente que el estudio del sanskrito interesa igualmente á todas las naciones de Europa.

«Para nosotros franceses (dice el autor con sobrada razon) es un deber imprescindible el honrar á un idioma que tan estrechos vínculos de parentesco tiene con el nuestro, puesto que los tres elementos que han entrado en la formacion de la lengua francesa, ó sea las ramas denominadas greco-latina, germánica y céltica, todas reconocen por fuente y origen al sanskrito. >>

Nosotros, españoles, no nos hallamos en verdad en el mismo caso, pues si bien es cierto que como lengua neo-latina la nuestra tiene necesariamente que reconocer la materialidad del sanskrito, tambien lo es que por otros lados es muy poca la afinidad que con ella tiene, puesto que el elemento germánico entró por muy poco en su formacion. Pero bastaria tan solo la consideracion de ser el sanskrito madre del griego y este del latin para que nosotros la diésemos parte de la importancia que por tantos conceptos se merece.

El autor del opúsculo va aun mas lejos, pues pretende demostrar la conveniencia y aun la necesidad de que se enseñe dicho idioma en colegios y liceos, asi como en las facultades de letras, y que su estudio sea obligatorio ya que no para la Licenciatura, al menos para el Doctorado. Como base de su raciocinio establece la tésis, de que sin el conocimiento del idioma sanskrito es de todo punto imposible dar un paso en los estudios clásicos, y mucho menos en la literatura comparada y la lengüistica en general. Todo profesor (dice) de griego y de latin debieran aprenderlo y cultivarlo, pues de otro modo le será absolutamente imposible hacer sobre las propiedades del griego y del latin, observacio

nes inteligentes y completamente justas, si no se ha colocado de antemano en el punto de cenit de los dos idiomas y observado desde alli en tronco comun el origen de las fibras que paralelas en un principio se apartan despues, aunque conservando siempre entre ellas una semejanza notable.

La idea no es nueva; hace tiempo que en algunas escuelas de la culta Alemania se enseña en primer lugar el idioma sanskrito, despues el griego y últimamente el latin, comenzando lógicamente por la lengua matriz y continuando despues con sus derivadas. Esta que á primera vista parecerá una excentricidad de las muchas que suele haber en aquel pais, no lo es tanto si se considera que á la edad en que los jóvenes empiezan el estudio de la latinidad, no pucde el sanskrito ofrecerles mas dificultades de las que les presenta aquel idioma, sobre todo en paises como la Alemania cuya lengua ninguna conexion tiene con aquel, al paso que la tiene y mucha con el otro. Es.pues lógico el sistema que alli se sigue, y aunque no se pueda decir otro tanto de España y otros reinos en que el elemento latino sobresale y domina, no por eso deja de ser cuestion digna de

exámen.

Pero si en España es menos necesario que en Francia el estudio del sanskrito, no sucede asi con el árabe, lengua que se habló en la Península durante cerca de ocho siglos, y cuyos elementos se hallan de tal manera amalgamados y confundidos con el romance, que se necesita a veces de mucha penetracion y discernimiento para saberlos apreciar y distinguir. Aparte de que à medida que va siendo conocida su literatura, se van descubriendo en ella tesoros inestimables que colocan á sus escritores en grado muy eminente. Nadie duda hoy dia de que los árabes fueron los restauradores de las ciencias, y que sin sus vastas conquistas en Oriente, su establecimiento en Europa, sin el ardor que desplegagaron en traducir las obras de los filósofos griegos y latinos, nos veriamos quizá hoy dia privados de muchas obras que constituyen la base de los conocimientos clásicos.

El califa Haron Ar-raxíd que subió al trono en 170 de la hégira fué el primero que echó en su imperio los cimientos de las ciencias y las artes, civilizando é instruyendo á sus vasallos, gastando sumas inmensas en atraer á su córte los sabios de todas las naciones y creencias, y haciendo traducir al arábigo las mejores obras griegas y latinas, pasmo y delicia en otro tiempo de Roma y de Atenas. Tal era su ansia de aprender que iba á los colegios, entraba en las aulas y oia esplicar las doctrinas y lecciones como si fuera un simple particular. Si iba a campaña, llevaba siempre consigo cierto número de sabios con quien conversaba los instantes que le dejaban libre los afanes de la guerra. Pero la gloria de haber aclimatado en Oriente las ciencias y restaurado las letras pertenece de derecho á su hijo Al-mamon. Educado en las ciencias por su mismo padre y por los mejores maestros, tuvo tal conato en promover su estudio, que se hizo inmortal entre los suyos. Como Alfonso el Sabio en Castilla, como CarloMagno en Francia y Alfredo en Inglaterra, fué uno de aquellos hombres destinados por la Providencia para acelerar la marcha progresiva de la humanidad, una especie de estrella polar en medio de las oscuras tinieblas de su siglo. Buscó por do quiera hombres y sabios, y edificó madresas ó escuelas públicas con magníficas habitaciones para los maestros. Fundó una academia de ciencias, en que los doctos conferenciaban y disputaban sobre los puntos mas delicados de la literatura; premiaba con prodigalidad á los literatos, tratando familiarmente con ellos y llamándolos maestros del alma» y «preceptores del espíritu humano. >> Solia decir que los doctos eran privilegiados del cielo, que habian nacido para ser luz de las naciones y disipar las tinieblas de la ignorancia, madre de la barbarie y de la ferocidad. Logró este príncipe ilustrado la satisfaccion de coger

los frutos de sus desvelos. Abbas ben Meru, matemático famoso, Mohammad ben C... conocido por Al-fargani ó Al-fragan, célebre astrónomo y corrector de las tablas de Tolomeo, Yacob ben Ishac Al-quendi, y Abu-Nasr, geómetras insignes y tan sabios en la astronomía que admiraron á todos con sus predicciones; Ebn Batric, médico sapientísimo, y tan fidedigno en la traduccion de los libros de Hipócrates y Galeno, como feliz en darles su genuino sentido y aplicacion, florecieron en su siglo y fundaron en sus respectivos ramos notables escuelas.

No fué menos activo en España Al-haquem II denominado Al-mostanser billah (el que solicita el auxilio de Dios) noveno califa de Córdoba, hijo y heredero del grande Abder -rahman III, el cual no solo protegió las ciencias y la literatura convidando á su córte á los sábios mas eminentes de la Siria, Persia y Mesopotamia, sino que premió con mano pródiga á los poetas andaluces. Fué tan amante de las letras y conocimientos útiles desde su juventud, que no tenia otra pasion, aun en vida de su ilustre padre, que adquirir los mas preciosos libros de artes y ciencias, y las mas elegantes colecciones de poesías y trozos de elocuencia, y todo linaje de obras y memorias sobre historia y geografía. Para esto no perdonaba diligencia, ni gasto; hacíase traer libros de todas partes, y tenia comisionados en las principales ciudades de Africa, Egipto, Siria y aun en las dos Iracas y Persia, con el espreso encargo de recoger y comprar las obras mas célebres, asi antiguas como modernas De esta manera formó una inmensa biblioteca, la mayor quizá que hubo en la edad media, ordenada con especial distincion por ciencias y conocimientos, y en cuyos indices que eran à un tiempo bibliográficos y biográticos, estaban anotados asi los titulos de las obras como los nombres de sus autores, sus genealogías y patria, el año de sus nacimientos y de su muerte. Segun Ebn Hayyán, historiador cordobés del siglo XI, era tal la cantidad de libros reunidos en la Al-jacena Al-meruaniya ó biblioteca de Meruan (asi llamada por estar situada en el palacio de dicho nombre) que los indices se componian de cuarenta y cuatro tomos en fólio de á cincuenta carasas ó cuadernillos cada uno. Muchas de las obras estaban anotadas de mano del mismo monarca, de cuyas obras literarias se conservan aun no pocos estractos en escritos posteriores. Esta célebre biblioteca fué completamente destruida en tiempo de los Almoravides, feroces sectarios venidos de Africa, que creyendo ver en las ciencias un elemento de corrupcion, y achacando á su desarrollo los males que á la sazon aquejaban al islam y el tibio celo de sus sectarios, persiguieron por do quiera á los doctos, quemaron sus libros y establecieron una especie de tribunal inquisitorial que condenó las obras de Averroes y otros filósofos musulmanes.

Abundando en las mismas ideas que acabamos de emitir y que nunca nos cansaremos de inculcar por lo mucho que importa el esclarecimiento de nuestra literatura nacional, el autor francés resume en pocas palabras los eminentes servicios que los árabes han prestado á la civilizacion europea. Constituido (dice) el pueblo árabe en guardian y depositario de las ciencias, á la sazon que ninguna otra nacion pensaba en cultivarias, las conservó con esmero y al trasmitirlas á otros pueblos, se las dió ya aumentadas y estendidas. Asi pues no solo baHamos en su literatura ciertos fragmentos de la clásica antigüedad, que á no ser por ellos estarian completamente perdidos, sino que estamos en situacion de conocer y apreciar hasta que punto adelantaron en sus manos. Si Asia y Africa, en materia de filosofía propiamente dicha se limitaron a las doctrinas de Aristóteles mas o menos bien comentadas, preciso es convenir que no se quedaron atras en otro género de conocimientos. En la filosofia de la historia y del derecho el africano Ebn Valdún, oriundo de Sevilla, se manifestó igual de Vico y de Montesquieu á quienes precedió de dos siglos; en geografia y viages-nos

aprovechamos hoy dia de los escritos y relaciones de Ebn Haucal, Ebn Batuta, y sobre todo de Edris. La medicina tomada de los griegos y perfeccionada por los físicos encargados de la clinica de Bagdad (ciudad en que se organizó por la vez primera servicio de hospitales generales) fué la primera en presentir ciertas verdades que despues acá se han reputado como modernas, y que no por eso dejan de ser iuvencion de los medicos árabes, como es la operacion de la litotricia y el instrumento usado en ella. Se ha creido hasta ahora que en matemáticas y especialmente en astronomía, los árabes no habian hecho mas que copiar servilmente á los griegos; pero esta opinion, que se compadece mal con el descubrimiento de un globo celeste ejecutado por ellos en el siglo XIII, no puede ya mantenerse al ver que Abu-l-r-refá en el año 975 señalaba ya y descubría el tercer movimiento irregular de la luna, variacion cuyo descubrimiento se atribuye equivocadamente á Ticho-Brahé; que Abu-l-hasan sustituia en trigonometria el empleo de los senos y de las tangentes al de las cuerdas, y que Ebn Haitsam esponia claramente, ocho siglos antes que Carnot, los elementos de la geometría llamada de posicion. Por lo demas hechos semejantes no nos deben sorprender tratándose de un pueblo á quien pertenecen de derecho el desarrollo de los cálculos algebraicos, la introduccion de las ecuaciones de cuarto grado, y otros importantes descubrimientos en las ciencias matemáticas y astronómicas.

Para concluir con el análisis de este interesante folleto que seguido de una carta sobre la lengua persa dirigida á Mr. Mohl, ha sido ya dos veces impreso, diremos que su erudito autor ha tenido la gran satisfaccion de ver su idea aplaudida y aceptada por muchos cuerpos científicos y literarios. En el espacio de tiempo transcurrido entre una y otra edicion, el asunto que en él se trata se ha hecho materia de discusion, y aunque no todos convienen en los medios que se han de adoptar, están sin embargo unánimes en declarar que los idiomas sanskrito y árabe merecen, por su importancia y por la literatura que han producido, ser elevados al rango de estudios clásicos. Asi se demuestra en un apéndice de documentos que con el título de «Estado presente de la cuestion» ha publicado el autor en esta su segunda edicion.

Regii Neapolitani Archivii monumenta, edita ac illustrata, tomo IV. Niapoli 1854. 4.°

Pocos archivos habrá en Europa tan ricos como el de Nápoles en escrituras y títulos de propiedad de la edad media; si hemos de creer lo que se nos dice en el prólogo de este y demas tomos anteriores publicados con el fin de dar á conocer su contenido, el real archivo de Nápoles contendria à partir del año 909 una série no interrumpida de documentos que si bien son de escaso interés para la historia propiamente dicha, lo tienen y muy principal cuando se trata de investigar cual era la condicion de las personas, y el estado de las tierras durante aquel siglo, en los ducados de Benevento y Capua, y en las repúblicas de Nápoles, Amalfi y Gaeta. En 1815, bajo la dirección del comendador Antonio Spinelli, empezó la publicacion de los monumentos: continuada en 1847 y 1849 por diligencia del principe Belmonte, superintendente actual de los archivos de Nápoles, contaba ya tres tomos, de los cuales el ultimo llegaba hasta el año 1000. El cuarto que comprende hasta el año 1048 da razon é inserta tambien integras ciento veinte y nueve escrituras, en las cuales se advierte ya de una manera mas sensible la corrupcion del latin oficial; como la mayor parte de estos documentos estaban escritos en la letra llamada curial, adoptada principalmente por los escribanos del reino de Napoles, los editores de la coleccion

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