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corta permanencia en Londres "para obtener del gobierno británico igual promesa, Nariño desesperó de poder realizar sus planes, volvió a su patria, i solicitó del virei Mendinueta el perdon de sus faltas comprometiéndose a declarar cuanto sabia (1797). Nariño cometió de esta manera una gran falta; pero alcanzó un indulto del rei despues de una penosa prision.

El mas célebre entre esos americanos que soñaban en la independencia del nuevo continente, era un venezolano distinguido por la enteresa de su carácter i por una constancia sin igual, mas que por su intelijencia. Era éste don Francisco Miranda, cuyo nombre ocupa mas de una pájina de la historia de la revolucion americana. Nacido en Caracas en 1750, de familia oscura aunque rica, Miranda abrazó la carrera militar, i sirvió en la division del ejército español que habia marchado a los Estados-Unidos para ausiliar a los independientes en su lucha con la Gran Bretaña. Aquel espectáculo hirió su imajinacion impresionable i le hizo concebir la esperanza de libertar un dia su patria. Terminada la guerra, Miranda, que poseia entonces el grado de capitan, fué destinado a servir en la guarnicion de Cuba; i habiendo entrado en negociaciones mercantiles con algunos negociantes ingleses, se vió acusado de preparar, de acuerdo con el capitan jeneral de la provincia don Juan Manuel Cajigal, la entrega de la isla al gobierno británico. Temiendo las dilaciones de un proceso, Miranda se puso en fuga i buscó un asilo en Europa. Recorrió entonces la Inglaterra, la Alemania, la Turquía i por último, la Rusia, cuya emperatriz Catalina II le dispensó una confianza particular. Miranda, dotado de un carácter insinuante i de una instruccion mui jeneral, supo labrarse una posicion notable en las cortes que visitaba. El ministro ingles Pitt se manifestó dispuesto a cooperar a los proyectos de Miranda para castigar a la España por la parte que habia tomado en la independencia de los Estados-Unidos; pero entónces asomó la revolucion francesa i atrajo toda la atencion del gobierno británico.

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Miranda pasó a Francia i se alistó en el ejército revolucionario. En poco tiempo alcanzó el grado de jeneral, i tuvo ocasión de distinguirse por su valor i por algunas operaciones acertadas en la campaña de Béljica. El mal resultado del sitio de Maestrich que él habia dirijido, la pérdida de la batalla de Nerwinde, en que mandaba el ala

izquierda del ejército frances, i la caida de los jirondinos perdieron a Miranda. Fué preso i sometido a juicio; pero la reaccion que se siguió al 9 termidor le permitió quedar en libertad. Pensando en llevar a cabo su proyecto favorito, volvió a Londres i allí reanudó sus relaciones con el ministro Pitt, pero las negociaciones quedaron en nada por entonces; i aunque se abrieron de nuevo mas adelante no tuvieron mejor resultado.

ESPEDICION DE MIRANDA A VENEZUELA.-Desesperando de hallar en los gobiernos europeos la cooperacion que solicitaba, Miranda resolvió pasar a los Estados-Unidos para preparar su espedicion interesando en ella a algunos negociantes norte-americanos. Mas feliz que en el viejo mundo, consiguió en New-York los recursos necesarios para comprar dos corbetas i proveerlas suficientemente de armas. Un oficial del ejército americano, el coronel Smith, reclutó un cuerpo de 200 voluntarios. Miranda, que creia poder contar con numerosos ausiliares en Venezuela tan pronto como desembarcara, no vaciló en acometer la empresa proyectada.

Uno de los buques espedicionarios marchó en breve a Santo-Domingo, en donde debia reunirse a Miranda. Mientras tanto, el ministro español en los Estados-Unidos tuvo noticias de aquel proyecto, i no solo lo puso en conocimiento de Vasconcelos, el capitan jeneral de Venezuela, para que se preparase a fin de resistir la invasion, sino que trató de embarazar la salida de los espedicionarios. Sus jestiones no produjeron mas resultado que impedir que el capitan de la corbeta que habia partido para Santo-Domingo intentase reunirse a Miranda. Al fin éste se vió obligado a comprar dos pequeñas embarcaciones, i no queriendo demorarse mas tiempo, se dió a la vela para la costa de Coro (principios de 1806).

Sus primeros pasos fueron señalados por un gran contraste. El 25 de marzo, al avistar la tierra, su escuadrilla fué atacada por dos bergantines guarda costas, i despues de un reñido combate, Miranda perdió sus dos goletas con 60 hombres que quedaron prisioneros en poder de los españoles. Conducidos éstos a Puerto Cabello, fueron sometidos a juicio i diez de ellos condenados a la horca. El capitan jeneral de Venezuela hizo quemar en la plaza de Caracas la efijic de Miranda, junto con las proclamas que habia hecho circular, i ofreció por su cabeza un premio de 30,000 pesos que debian pagar los vecinos. La inquisicion de Cartajena

lo declaró solemnemente enemigo de Dios i del rei, indigno de recibir pan, fuego ni asilo.

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Miranda, entre tanto, se habia retirado con la única nave que le quedaba, a la isla inglesa de la Trinidad. Allí encontró al almirante sir Alejandro Cochrane que mandaba la estacion naval británica de las Antillas, i entró en tratos con él ofreciéndole todo jénero de ventajas comerciales para la Inglaterra si le préstaba alguna cooperacion en su empresa. Cochrane aceptó estas propuestas; i echándose encima la responsabilidad de sus actos, permitió a Miranda que reclutase jente en las islas británicas, comprometiéndose ademas a ausiliarlo contra cualquier ataque de las naves españolas, hasta dejarlo en tierra con su ejército. Con los socorros facilitados por las autoridades británicas, Miranda reunió quince embarcaciones i 500 voluntarios; i convoyados por una corbeta de guerra i algunas lanchas cañoneras, se hizo a la vela para el continente (24 de julio de 1806).

Los espedicionarios llegaron al puerto de la Vela felizmente; pero habiéndose demorado su desembarco por el mal tiempo, las autoridades españolas de las inmediaciones pudieron reunir 1,200 hombres mal armados para impedirlo. Miranda, sin embargo, desembarcó sin dificultad (3 de agosto), i desde allí espidió sus proclamas invitando a los habitantes de Venezuela a acudir a su llamado. En seguida ocupó el pueblo de Coro; pero entónces vió con un profundo sentimiento que su empresa no encontraba ausiliares. En efecto, las ideas revolucionarias no estaban bastante jeneralizadas en todas las provincias de Venezuela; i ademas los castigos terribles con que el capitan jeneral habia reprimido los movimientos anteriores, habian esparcido el espanto en todas partes. Los venezolanos no veian tampoCO en la débil columna que capitaneaba Miranda una base respetable para la formacion de un ejército que pudiera contrarestar la fuerza de Vasconcelos. El jeneral insurjente se vió precisado a retirarse al puerto de la Vela i de allí a la pequeña isla de Oruba, con el propósito de apoderarse de Riohacha, en el vireinato de Nueva Granada, i de mantenerse allí hasta que recibiese los ausilios que pedia al almirante Cochrane.

Mientras tanto, Vasconcelos habia puesto sobre las armas un ejército de 8,000 hombres, de los cuales 1,000 a lo ménos serian soldados veteranos, i habia pedido ausilios a las colonias francesas, cuyos gobernadores, respetando

la alianza que entónces existia entre la Francia i la España, se apresuraron a remitirle un corto refuerzo de tropas. La espedicion de Miranda habria, pues, fracasado de todas maneras; pero circuló entonces en las Antillas la noticia de haberse celebrado la paz entre la Inglaterra i la España, i resultó de allí que las autoridades inglesas se negaron a prestar al jeneral insurjente los ausilios que reclamaba. Miranda, abandonado de esta manera, disolvió sus tropas en la Trinidad, i volvió a Inglaterra triste i abatido, pero esperando siempre poder dar a la España un golpe decisivo para arrebatarle su poder colonial (6).

ESPEDICION DE LOS INGLESES AL RIO DE LA PLATA.La guerra que en aquella época sostenia la España contra la Inglaterra, dió lugar a una espedicion británica. en el rio de la Plata que contribuyó a preparar la independencia americana.

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El gobierno británico habia despachado en 1805 una escuadra considerable para apoderarse de la colonia holandesa del cabo de Buena-Esperanza. Como esa escuadra tocara en las costas del Brasil, el virei de Buenos-Aires, marques de Sobremonte, temió que pudiera dirijirse al rio de la Plata, i que fuera destinada para atacar a Montevideo. Trasladóse con este motivo a esta ciudad con todas las tropas de su mando, i se empeñó en ponerla bajo un pié de guerra. Luego se supo que la escuadra inglesa se habia apoderado de la colonia del Cabo (enero de 1806); i Sobremonte volvió a Buenos-Aires, dejando sus tropas en Montevideo.

Los ingleses, sin embargo, tenian el pensamiento de atacar de sorpresa alguna de las colonias españolas con la esperanza de hacer un rico botin i de fomentar una insurreccion contra el gobierno español. Sir Home Popham, jefe de la escuadra inglesa, invitó al jeneral Baird, que mandaba las fuerzas que se habian apoderado del Cabo, para dar un golpe a los establecimientos españoles del rio

(6) La espedicion de Miranda, que se encuentra referida en las obras citadas de Restrepo i de Baralt, es el objeto de un libro ingles que lleva por título History of Miranda, sattempt to effect a revolution in South America, by James Biggs, 1809, Lóndres, un vol. El nombre del jeneral Miranda, mui popular en Europa en los primeros años de la revolucion francesa, se encuentra consignado en muchas historias i memorias de aquella época memorable. En Londres se publicó tambien un interesante volúmen de documentos relativos a su vida.

de la Plata, i particularmente a Buenos-Aires que se suponia desarmado. Baird aprobó la empresa, i confió su ejecucion al mismo Popham i al jeneral Sir William Carr Berresford, poniendo a sus órdenes un cuerpo de tropas de poco mas de 1,500 hombres. A principios de junio (1806), los ingleses penetraron en el rio de la Plata, i el 25 del mismo mes desembarcaron sin dificultad a poca distancia de Buenos-Aires.

La aparicion inesperada de los ingleses en el rio de la Plata, produjo en la capital del vireinato una profunda impresion. Sobremonte, imposibilitado para trasladar las tropas que tenia en Montevideo, se ocupó mas de trasportar al interior los tesoros que habia en Buenos-Aires que de organizar una resistencia que creia imposible. En efecto, un cuerpo de 700 hombres, que habia reunido a la lijera, fué puesto en completa dispersion por los ingleses. El mismo Sobremonte abandonó la ciudad para trasladarse a Córdoba, con el propósito, sin duda, de reunir las fuerzas del vireinato i volver con ellas a rescatar la capital. Berresford penetró en Buenos-Aires sin resistencia alguna el 27 de junio; i habiendo desembarcado el comodoro Popham, el primer cuidado de ambos fué disponer la vuelta de los caudales que habia sacado el virei i su embarco en la escuadra junto con el dinero hallado en la aduana i otras oficinas. Los ingleses recojieron así cerca de un millon i medio de pesos; i para desvanecer la mala impresion causada por este acto i atraerse a los habitantes de la capital, se esforzaron por parecer humanos i conciliadores. La poblacion, con todo, se preparaba para espulsar a los estranjores en la primera circunstancia favorable que se presen

tase.

RECONQUISTA DE BUENOS AIRES.-Satisfechos con tan fácil victoria, los ingleses pensaron en dilatarla ocupando las ciudades de la márjen opuesta del rio. Popham fué a bloquear a Montevideo, que defendia una division de buenas tropas a las órdenes del jeneral Ruiz Huidobro, i pidió ausilio a la colonia del Cabo para consumar la conquista.

Mientras tanto, algunos jóvenes arjentinos preparaban con grande actividad la resistencia a los invasores, con la esperanza de espulsarlos de la ciudad. Don Santiago Liniers, frances de nacimiento, que servia desde muchos años atras en el vireinato de la Plata desempeñando varios cargos militares, i que ocupaba entonces el puesto de coman

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