El 15 de febrero el vecindario de la capital, reunido en cabildo abierto, confió el mando supremo del estado a don José de San-Martin. El hábil jeneral, conociendo perfectamente que su elevación al gobierno político de Chile, le traería solo desagrados i dificultades sin ventaja alguna pa rá la causa de la revolucion, renunció tenazmente el mando que se le ofrecia. El dia 16 el pueblo reunido nuevamente en cabildo abierto, proclamó director supremo del estado al jeneral don Bernardo O'Higgins.

Los primeros trabajos del nuevo mandatario se dirijie. ron, como era natural, a activar las operaciones de la guerra. Un reducido cuerpo de tropas desprendido del cuartel jeneral de Mendoza, habia pasado la cordillera por Coquimbo, i restablecido sin la menor resistencia el gobier no revolucionario en las provincias del norte. Otro cuerpo, mandado por el bizarro capitan don Ramon Freire, habia penetrado en Chile por la provincia de Talca, batido a los realistas que recorrian aquellos campos, i acordonado el rio Maute para impedir la retirada de los fujitivos. Solo en Concepcion quedaban en pié las autoridades españolas. Mandaba allí con el cargo de intendente el coronel don José Ordóñez, militar valiente i entendido que con una actividad verdaderamente maravillosa, reunió todas las fuerzas diseminadas al otro lado del Maule, i organizó una ténaz i vigorosa resistencia. Impuesto de este estado de cosas, el director supremo dispuso que el coronel Las Heras tharchase al sur con una division regular para restablecer el gobierno revolucionario en aquellas provincias (19 de febrero).

A estas medidas militares se siguieron otras de simple reparacion. O'Higgins mandó a la isla de Juan Fernandez un buque mercante, tripulado por soldados chilenos, para volver al seno de sus familias a los patriotas confinados en aquel presidio. El gobierno desterró al otro lado de los Andes a los realistas que habiéndose comprometido en las persecuciones de la época de la reconquista, cayeron prisioneros. El presidente Marcó del Pont, capturado cerca de la costa, cuando buscaba una nave en que fugar al Perú, fué del número de los confinados.

CAMPAÑA DE 1817.-Al principio no dió el gobierno grande importancia a la resistencia que Ordóñez habia preparado en el sur; pero luego se vió que allí surjia un gran peligro para la causa de la revolucion. Las Heras había avanzado rápidamente hasta las orillas del Maule; pero unra

vez al otro lado de este rio, se vió obligado a caminar con precaucion. Su marcha por esto mismo fué sumamente lenta. Al amanecer del 5 de abril (1817), se hallaba en la hacienda de Curapalihue, en las inmediaciones de Concepcion, cuando fué atacado de improviso por las tropas de Ordóñez. Despues de algunas horas de combate, los realistas fueron dispersados i puestos en completa fuga, Ordóñez abandonó a Concepcion i se replegó apresuradamente al puerto de Talcahuano, que habia fortificado con anticipa cion, para defenderse allí mientras recibia ausilios del virei del Perú.

Gobernaba entonces en el Perú el virei don Joaquin de la Pezuela. Al ver llegar al Callao a los españoles fujitivos de Chile, los reunió apresuradamente i los hizo embarcarse con rumbo a Talcahuano en número de 1,600 hombres para socorrer a Ordóñez. Estas fuerzas desembarcaron en este puerto el 1.° de mayo; i con ellas preparó Ordóñez un nuevo i mas formidable ataque contra el campamento de Las-Heras, situado en el cerrito del Gavilan, que limita a Concepcion por el nor-oeste. El jefe patriota esperaba tambien refuerzos; el director O'Higgins habia salido de Santiago con algunas tropas i marchaba aceleradamente a Concepcion a tomar el mando del ejército de operaciones. Previendo este movimiento, Ordóñez adelantó el golpe de mano que preparaba.

El 5 de mayo, los defensores de Talcahuano, en núme ro de mas de 2,000 hombres mandados personalmente por Ordóñez, cayeron denodadamente sobre la division, patriota acampada en el Gavilan. Felizmente, los soldados de Las Heras, enorgullecidos por sus recientes triunfos i mandados hábilmente, pusieron de nuevo en dorrota a los rea listas obligándolos a refujiarse detras de sus fortificaciones. El director O'Higgins, que llegó pocas horas mas tarde a recibirse del mando del ejército, encontró a los soldados patriotas celebrando la victoria que acababan de alcanzar.

El resto de aquel año se pasó en constantes combates. Talcahuano está situado en una pequeña península unida all continente por una estrecha lengua de tierra. En esta angostura, Ordóñez habia cortado una zanja profunda detras de la cual construyó espesas palizadas defendidas por setenta cañones. Esta línea de defensa podia considerarse formidable atendida la falta de elementos de ataque en el ejército revolucionario. Agréguese, a esto que Ordóñez era verdaderamente dueño del mar; i que, si bien no contaba

con fuerzas navales, le bastaron unas cuantas lanchas para mandar hacer escursiones en la costa vecina, proporcio narse víveres e inquietar por todos medios a los patriotas. Ordóñez utilizó estos recursos con tanta actividad e inteli jencia, que sostuvo la guerra durante un año entero. Por medio de ajentes, que despachaba por mar, inquietó a los indios araucanos i armó montoneras, que comenzaron a ha cer sus escursiones en los campos que se estiendenbentra Chillan i los Anjeles. La plaza fuerte de Arauco, situada al sur del Biobio i reconquistada por los patriotas, fué re, cuperada por los realistas i vuelta a conquistar por los pa triotas, dando lugar a combates encarnizados, en que for. mó su reputacion uno de los mas valientes capitanes del ejército de Chile, don Ramon Freire (junio i julio de 1817).

Estas operaciones i otras semejantes ocuparon a los dos ejércitos durante casi todo el año. Al fin, O'Higgins, des pues de haber limpiado de enemigos toda aquella parte del territorio i de haber recibido de Santiago considerables continjentes de tropas i de armas, preparó el asalto de las fortificaciones españolas. Poco tiempo ántes habia llegado al campamento un militar frances llamado Miguel Brayer, jeneral distinguido del ejército de Napoleon, proscripto en su patria despues de la batalla de Waterloo, que habia venido a Chile a ofrecer su espadá a la causa de la revolucion. O'Higgins, cediendo al prestijio militar del jeneral Brayer, aceptó su plan de ataque de las fortificaciones, i lo dispuso todo para dar el asalto en la madrugada del 6 de diciembre. Los insurjentes hicieron ese dia prodijios de valor: empeñaron el ataque con un arrojo i una disciplina verdaderamente admirables; pero un conjunto de pequeñas circunstancias imprevistas fué causa de que se malograran sus esfuerzos. Los patriotas fueron rechazados dejando el campo cubierto de muertos i de heridos; pero volvieron a su campamento para mantener sitiado al ejército español (6 de diciembre de 1817)...

NUEVA ESPEDICION DEL JENERAL OSSORIO. Aquel des. calabro produjo una impresion profunda en todo Chile. El jeneral San-Martin, que despues de un corto viaje a Buenos-Aires, se hallaba en Santiago ocupado en formar nuevos cuerpos de tropas, no se dejó abatir, sin embargo, por tan gran desgracia. Lejos de eso, redoblando su celo i su actividad, se preparó entonces para hacer frente a las eventualidades de una nueva campaña.

En efecto, el virei del Perú preparaba otra espedicion contra Chile; i con este objeto, habia reunido mas de 3,000 hombres de tropas en su mayor parte recien llegados de España, i las habia puesto bajo el mando del jeneral don Mariano Ossorio, el mismo que en 1814 habia consumado la reconquista de Chile. El virei Pezuela habia fijado un plan de campaña hábilmente concebido. El ejér cito de Ossorio debia, segun ese plan, desembarcar de improviso en Talcahuano, reunirse con las fuerzas de Or dóñez i destruir inmediatamente la division patriota que mandaba O'Higgins. En seguida, aprovechándose de la mobilidad que le permitian sus naves, Ossorio debin embar car sus tropas i traerlas al puerto de San Antonio para caer sobre Santiago si era posible antes que en esta ciudad se tuviese noticia de la inevitable derrota de O'Higgins. Las fuerzas de Ossorio, inui superiores en número a la division patriota que sitiaba a Talcahuano i a las tropas acantonadas en Santiago bajo el mando de San-Martin, habria consumado seguramente la reconquista de Chile.

Felizmente, San- Martin supo por los tripulantes de un buque español, apresado por un corsario chileno, los aprestos del virei, i que éste destinaba su espedicion sobre el puerto de San Antonio. Mas tarde, recibió noticias mas completas tadavía. Bajo el pretesto de entablar negociaciones con los gobernantes del Perú sobre el canje.de prisioneros, i aprovechándose de la oficiosidad del comodoro ingles Bowles, que mandaba la estación británica del Pa cífico, San-Martin habia enviado a Lima un parlamentario, que se entendió con algunos empleados de la secretaria del virei. Estos suministraron al ajente de San-Martin una copia de las instrucciones que se debian entregar a Ossorio i un estado de su fuerza i armamento.

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Al saber la primera noticia de estos aprestos, el jeneral San Martin puso en juego todo su talento i toda su activi dad para desbaratar dos planes del enemigo. Sacó de San tiago todas las fuerzas de que podia disponer i fué a colo carse con ellas en la hacienda de las Tablas, entre los puertos de Valparaiso i de San Antonio para acudir al punto que pudiera ser amenazado por la invasion española. Al mismo tiempo, encargó que O'Higgins se retirara de Concepcion con todas las tropas de su mando para librar las de un ataque de los invasores.

O'Higgins levantó su campamento en los primeros dias de enero (1818), i emprendió su retirada hacia el norte

arrastrando consigo a casi tados los pobladores de las provincias meridionales, como tambien los ganados i víveres para privar de recursos a los realistas. Las tropas espedicionarias, mientras tanto, desembarcaron en Talcahuano con. toda felicidad; pero Ossorio viendo desbaratado su plan de campaña con la retirada de O'Higgins, no pensó mas que en internarse en el pais para seguir en su persecucion. Las guerrillas de avanzada de los realistas recorrieron los campos de las actuales provincias de Concepcion, Nuble i Maule, pero en todas partes hallaron solo las huellas del ejército patriota que continuaba su retirada con todo órden, o fueron batidas por la retaguardia de éste, cada vez que intentaron atacarla. El 20 de enero todo el ejército de O'Higgins se hallaba acampado al norte del rio Maule,

DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA DE CHILE.. En momentos tan solemnes para la revolucion chilena tuvo lugar la declaracion de la independencia.

Todos los actos del gobierno revolucionario manifestaban desde tiempo atras que Chile queria ser considerado como estado soberano e independiente. El disimulo de los primeros tiempos habia desaparecido del todo despues de Chacabuco: ya no se hablaba del rei de España en tér, minos de sumision i de reverencia, sino que por el contrario en la prensa i en los documentos se le daba el apodo de déspota detestable. Durante la campaña del sur, los delegados de O'Higgins en el mando supremo acuñaron monedas con las armas del Estado de Chile, representadas por una columna, emblema de la fuerza. O'Higgins habia suprimido por un simple decreto los títulos de nobleza i las armas de familia, como contrarios al espíritu democrático del nuevo órden de cosas; i en lugar de ellas habia creado la órden de la léjion de mérito, con cuyas condecoraciones fueron premiados los buenos servidores de la revolucion. La prensa manifestaba cada dia que la separacion entre Chile i la metrópoli era un hecho consumado.

Faltaba solo la declaracion solemne de este hecho. Parecia natural que para este efecto se hubiese convocado un congreso, que representando la voluntad nacional hiciese aquella declaración. Así se habia hecho en todos los otros pueblos americanos, siguiendo en esto el ejemplo de los Estados Unidos. O'Higgins, sin embargo, procedió de dis tinto modo. Creyendo que la reunion de un congreso podia producir en Chile las mismas divisiones que se habian hecho sentir en este pais en 1811 i en todos los otros pue