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to de nuevas dificultades. El jeneral don Manuel Belgrano se hallaba entonces en Buenos-Aires próximo a partir para el Alto-Perú, en donde debia tomar el mando del ejército patriota. La junta le encargó que, pasando primeramente por la Asuncion, estipulara un tratado que garantizase las relaciones entre Buenos Aires i el Paraguay. El 12 de octubre (1811), se firmó el tratado segun lo propuesto por Francia, es decir, la segregacion de la provincia del Pa raguay bajo la base de una confederacion que debia organizarse mas tarde..

El doctor Francia, sin embargo, estaba resuelto a mantener la absoluta independencia del Paraguay. Dominando en este pais como señor absoluto, seguro de que la distancia que lo separaba del poder central de las provincias arjentinas i la situacion especial en que éstas se encontraban lo ponian a salvo de ataques, habia suspendido toda comunicacion con Buenos-Aires. Habiéndose instalado en esta ciudad una asamblea constituyente en enero de 1813, el gobierno arjen tino dispuso que un enviado estraordinario pasase al Paraguay a pedir que esta provincia mandase sus diputados a la asam blea. El enviado fué favorablemente recibido por el gobierno paraguayo, pero se postergó toda resolucion esperando que se instalara en la Asuncion un congreso provincial. Cuando éste se reunió, se dijo al ajente arjentino que por el momen to, el supremo congreso del Paraguay no pensaba en enviar diputados a la samblea constituyente réunida en BuenosAires. Desde entonces quedó aquella provincia definitivamente separada de las demas que formaron la Confederacion Arjentina.

ADMINISTRACION DEL DOCTOR FRANCIA EN EL PARAGUAY.-En esa época, el poder del doctor Francia casi no tenia límites. En los primeros tiempos, la junta de gobierno instalada en la Asuncion encontró algunas resistencias, i aun descubrió conspiraciones urdidas en contra de ella; pero des plegó un gran rigor para reprimir a los descontentos, apresó a unos, castigó a otros con el último suplicio, i consiguió sin gran trabajo mantener el órden en todo el territorio paraguayo. El pueblo, por su parte, se mantuvo siempre quieto, indiferente a los sucesos políticos en que solo se interesaban algunos empleados de la administracion que habia sido derrocada.

༣.

La junta resolvió al fin la convocacion de un congreso o asamblea en que tendrian su representacion todos los pueblos del Paraguay, i que abrió sus sesiones el 1. de octubre. "El

gobierno, dice uno de los historiadores de aquellos sucesos, hacia comparecer a los principales habitantes de los diferentes distritos para formar el congreso. Estos desgraciados diputados llegaban mas bien como acusados que como lejisladores, i se apresuraban a votar todo lo que se les exijia, para que se les permitiese volver pronto a sus casas." En nombre de esta asamblea, como hemos dicho mas arriba, Francia se negó a mandar diputados por el Paraguay al congreso constituyente de Buenos Aires. En el gobierno interior del estado, decretó otra reforma mui importante. Por indicacion del doctor Francia que buscaba en la historia romana una forma de gobierno para su pais, el congreso paraguayo acordó que el estado fuese rejido por dos cónsules, elejidos anualmente. Francia i el comandante Yegros fueron los primeros cónsules de aquella nueva República. Construyéronse dos sillas curules, sobre las cuales se inscribieron los nombres de César i de Pompeyo: el doctor Francia se instaló en la pri

inera.

Por mas que Francia fuera quien dominaba completamen te en aquel gobierno, la idea de compartir el mando con un colega le desagradó en breve. En 1814 (3 de mayo) se reunió otro congreso encargado de designar los nuevos cónsules. Francia le propuso que imitase tambien el ejemplo de los antiguos romanos, que en circunstancias solemnes para la patria, reconcentraban toda la suma del poder público en ma⚫ nos de un dictador, cuyas funciones durasen tres años. El congreso aceptó esta proposicion sin saber lo que se le pedia, i se inclinó en el momento a confiar a Yegros la dictadura. Francia demoró la votacion durante dos dias hasta que al fin los diputados, sea por que quisieran volver cuanto antes a sus provincias respectivas, o sea, lo que es mas probable, que temiesen caer en el enojo del doctor, lo nombraron el tercer dia dictador del Paraguay por una gran mayoría de votos. Cuando las tropas que estaban a las órdenes de Yegros, supieron la eleccion hecha por el congreso, se amotina. ron negándose a reconocer otro jefe superior; pero el comandante don Pedro Juan Caballero, vocal que habia sido de la primera junta, aunque, enemigo personal del doctor Francia, se presentó en el cuartel de los sublevados, los hizo entrar en su deber i conjuró la tormenta que amenazaba a la dictadura en su nacimiento.

"Tan pronto como Francia se vió resvestido del poder absoluto, se instaló en la casa que habia servido de residencia a los gobernantes españoles, i comenzó desde entónces,

solo, sin consultar jamas à nadie, sin que se le conociese ningun amigo, a fundar el despotismo silencioso que iba a completar para este desgraciado pais todos los ensayos de embrutecimiento que se habian practicado ántes con los guaranies.

"Su primer cuidado fué la reforma de su propia vida: en adelante mostró la mas grande austeridad en sus costumbres."' Pasaba el dia entero entendiendo en los mas pequeños detaIles de la administracion, i ocupaba la noche en la lectura i en el estudio. Convencido de que la independencia del estado que queria fundar, i de que la existencia de su propio poder exijian una fuerza militar imponente i adicta a su persona, contrajo sus cuidados a la organizacion del ejército. Licenció los oficiales i los comandantes de distritos que por sus relaciones de familia le parecian sospechosos, o que podian ejercer ascendiente sobre los soldados, i los reemplazó por hombres humildes que por necesidad debian ser sumisos i obebientes. Organizó diversos cuerpos de tropas, los ejercitó diariamente i los sujetó a una severa disciplina; pero esta disciplina se limitaba solo al tiempo en que el soldado se encontraba bajo las armas o en el cuartel: fuera de allí, éste no conocia ningun freno. Contrájose igualmente a aumentar su material de guerra i sus municiones. Sus relaciones con las provincias vecinas, i sobre todo con Buenos-Aires, no seran satisfactorias; i Francia no ignoraba que en el caso de una guerra, el enemigo se apresuraria a cerrar la única comunicacion q que el Paraguay tiene para proveerse de armamento. En consecuencia, solo a los comerciantes que vaban sarmas i pólvora les permitió tomar cargamentos de retorno. Por medio de estas licencias pudo procurarse lo que necesitaba.

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En la administracion civil, su política llevaba el mismo sello de desconfianza. Separó a todos los funcionarios que no le parecieron bastante dóciles a su voluntad, se arrogó elderecho de nombrar los cabildos; i elevó en todas partes hombres de su amaño que debian ser instrumentos serviles de su despotismo. Las instituciones lelijiosas fijaron tambien sus - miradas. Abolió la inquisicion; i habiendo notado que el obispo de la Asuncion por su edad i por los sufrimientos morales comenzaba a padecer una especie de enajenacion mental, el dictador lo obligó a hacer dimision de sus poderes en favor de un provisor, i en nombre de éste siguió Francia gobernando la diócesis. En seguida suprimió las procesiones i el culto nocturno en las iglesias, porque podian dar lugar a reu

V

niones sospechosas. Por sus ideas relijiosas, aquel mandatario no parecia nacido i educado en una colonia española.

El dictador ejecutó estos cambios administrativos lentamente, i a medida que su poder se afirmaba. En los primeros tiempos observó ciertos miramientos; pero sus órdenes encontraron tan poca resistencia, que en mayo de 1817, cuando el congreso se reunió para elejir un nuevo dictador, Francia şe bizo renovar sus poderes por el resto de sus dias. Desde entónces, se estableció en toda su desnudez elmas sombrio despotismo. Algunas ejecuciones capitales acabaron de seinbrar el terror i de desconcertar toda resistencia. El doctor Francia no salia sino a caballo i seguido por algunos soldados, que cuidaban que todo el mundo se colocase en respe tuosa fila al pasar el dictador. Mas tarde recibieron órden de hacer que volviese atras cualquiera que se acercase al lugar por donde debia pasar el doctor Francia. Cada cual huia al aproximarse la escolta: cerrábanse las puertas i ventanas; i el dictador atravesaba las calles de la ciudad convertidas en de sierto.

Este sistema necesitaba para sostenerse del mas completo aislamiento. La presencia de estranjeros que enseñasen a los paraguayos lo que pasaba en otros paises era un peligro para aquel órden de cosas. Fué prohibido todo comercio, inegado todo pasaporte a los estranjeros i nacionales, sin distincion. De allí nacieron mil medidas: vejatorias, imposibles, en un pais cuyos habitantes hubiesen tenido la menor nocion de sus derechos. El célebre batanista frances, M. Aimé Bompland, el compañero del baron de Humboldt en sus viajes al nuevo mundo, fué retenido diez años en el Paraguay (de 1821 a 1831) en virtud de las órdenes del dictador. Los médicos suizos Rengger i Longchamp, vivieron seis años confinados por idénticas razones, pero a esa residencia forzada se debe la formacion de un libro admirable por su sencillez i su veracidad que ha dado a conocer en todos sus pormenores el despotismo singular del doctor Francia.

El mismo espíritu llevó al dictador a rechazar toda relacion diplomática con otras naciones. En 1824 el gobierno arjentino envió un ajente al Paraguay para pedir al doctor Francia que mandase sus diputados al congreso jeneral arjentino. El ajente no se atrevió a llegar hasta la Asuncion; i desde la ciudad de Corrientes mandó un emisario que presentase sus credenciales al dictador. Por toda contestacion, éste hizo encerrar al emisario en una prision. Con la misma terquedad hizo salir del Paraguay a un ajente diplomático del Brasil.

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Como justificacion de este curioso despotismo, el doctor Francia se complacia en recordar los desastres causados en los paises vecinos por las guerras civiles, i en compararlos.con la tranquilidad incontrastable que reinaba en el Paraguay. Sin embargo, este desgraciado pais vivia embrutecido bajo la paz que imponen el terror i la ignorancia, i sufria el peso de un despotismo mas letal i funesto que las guerras civiles i la anarquía. El gobierno del doctor Francia era la reproduccion bajo formas mas ásperas i palpables, del sistema planteado por los jesuitas en sus misiones; i pudo subsistir porque el terreno estaba preparado para ello. Conservado en todo su rigor hasta 1840, época en que murió el doctor Francia, se mantiene todavía en pié, aceptando sin embargo algunas modificaciones en el órden económico e industrial (3).

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CAPITULO XVII.

Revolucion e independencia de la América central.

Revolucion de Guatemala. Primeras desavenencias; Guatemala queda incorporada a Méjico. Su segregacion i absoluta independencia.--República federal de Centro-America; su disolucion.

(1821-1825)

REVOLUCION DE GUATEMALA.--La capitanía jeneral de Guatemala se mantuvo tranquila mucho mas tiempo que todas las otras colonias que la España poseia en el continente americano. Mientras la guerra de la independencia ajitaba a los otros pueblos del mismo orijen, Guatemala se conservó sumisa i obediente a los delegados del rei; i no entró en el † sendero de la revolucion sino cuando ésta era un hecho consumado en la mayor parte de la América.

[3] Aparte de la obra de Rengger i Longchamp ántes citada, i que anotada por el doctor Somellera constituye la mejor fuente de noticias sobre la historia de la revolucion del Paraguay i del gobierno del doctor Francia, he tenido a la vista las obras siguientes: L. Alfred Demersay, Histoire phisique, économique et politique du Paraguay, cuyo segundo tomo, publicado en 1864, contiene una reseña histórica de ese pais jeneralmente cuidada i exacta; las dos obras de los dos hermanos Robetson tituladas Francia's reign of terror (Reinado del terror bajo Francia) i Letters on Paraguay (Cartas sobre el Paraguay), i la obra del marino norte-americano J. Page, La Plata, the Argentine Confederation, and Paraguay, publicada en 1859, con numerosos grabados. Don Santiago Arcos ha destinado a la historia especial de este pais el último capítulo de su interesante libro La Plata (Paris, 1865)..

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