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tordon José Núñez de Castro, tribuno arrogante e impetuoso, encabezó un movimiento proclamando la independencia, depuso al brigadier don Pascual Real, i organizó un gobierno patriota a cuya cabeza se colocó él mismo (30 de noviembre do 1821).

La España, agobiada entonces por la sublevacion de la mayor parte de sus colonias i envuelta en una revolucion interior, no pensó siquiera en reconquistar a Santo Domingo; pero en cambio, otros peligros amenazaban al nuevo estado. Los franceses establecidos en el pais quisieron que la revolucion consumada favoreciese los intereses de la Francia, i en efecto pidieron al conde Doncelot, gobernador de las Antillas francesas, que tomase posesion de Santo-Domingo en nombre de su gobierno. Antes que llegasen las tropas que habia preparado Donselot, Santo-Domingohabia sido sometido por los negros de Haiti, Boyer, presidente de esta república, al saber la revolucion que habia estallado en la parte antes española de la isla, reunió un ejército de 1,200 hombres i marchó con gran rapidez sobre la capital, aprovechándose del desconcierto en que se hallaban los rebeldes. Nuñez de Castro no pudo oponer ninguna resistencia a ejército tan formidable, i se vió forzado a entregar el mando al presidente Boyer. La bandera haitiana tremoló en la ciudad de Santo Domingo el 21 de enero de 1822. Los otros pueblos de la colonia recibieron sin dificultad las nuevas autoridades. Las tropas francesas despachadas de la Martinica, no pudieron hacer nada contra el ejército haitiano, i se volvieron a aqueIla isla casi sin intentar empresa alguna.

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La dominacion del jefe haitiano en la que fué colonia española, no podia dejar de ofender los intereses i los sentimientos, de los antiguos colonos de España. Viéronse estos gravados con fuertes contribuciones, menospreciados por los negros i espuestos a frecuentes vejámenes. El uso de la lengua española fué abolido en los tribunales i en todos los actos gubernativos, reemplazándolo el frances incorrecto i corrompido de los negros de Haití. Su dominacion se mantuvo, sin embargo, durante veinte i dos años.

Al fin, en 1843 (13 de marzo), una revolucion derribó a Boyer del gobierno de la república de Haití. Los dominicanos creyeron llegado el momento de sacudir el detestado yugo; pero el nuevo jefe haitiano, Herard Rivière, reprimió todo conato de insurreccion, i convocó a los pueblos a un congreso jeneral. Los antiguos colonos de la España esperaron

que ese congreso mejorara su situacion; pero viendo desatendidas sus quejas, pensaron solo en una revolucion. En la noche del 27 de febrero (1844), algunos patriofas dominicanos se arrojaron sobre los cuarteles, obligando a la tropa a refujiarse en la ciudadela. El dia siguiente, el jeneral Desgrotte, que gobernaba en Santo Domingo en nombre de la república de Haití, capituló con los sublevados retirándose en seguida con todas sus tropas.

Los revolucionarios se apresuraron a organizar un gobierno provisorio. Uno de ellos, don Pedro Santana, formó un cuerpo de tropas, e imprimio grande actividad a los trabajos de los insurjentes. Los haitianos, por su parte, no se quedaron en la inaccion: el presidente Rivière equipó un ejército de 30,000 negros i dividiéndolos en dos grandes cuerpos, se puso en campaña contra Santo Domingo, marchando él a la cabeza de una de las dos divisiones. A pesar de estos grandes aprestos, los negros sufriron dos espantosas derrotas. Santana destrozó en Azúa las fuerzas que mandaba Rivière en persona (19 de mayo); i el coronel dominicano don Ramon Mella batió la otra division en los alrededores de la ciudad de Santiago (30 de mayo de 1844). Despues de estos dos grandes fracasos, el presidente Rivière perdió todo su prestijio; i una revolucion que estalló en Haití lo depuso del mando de la república.

Esta i otras revoluciones impidieron a los haitianos pensar en nuevas espediciones contra Santo-Domingo. Mientras tanto, los habitantes de este pais engrosaron sus fuerzas i se prepararon para resistir otras agresiones. La república dominicana nació entónces; i aunque combatida por los negros, que no querian abandonar su proyecto de reconquista, ivenvuelta en constantes guerras civiles, ha sabido mantener su independencia en medio de las mas difíciles circunstancias. Desde 1845, algunos de los jefes de partido pensaron en colocar el nuevo estado bajo la dependencia de la España; pero cuando la nueva metrópoli creyó llegado el momento de dominar allí, los dominicanos se alzaron con nuevo ardor, i quitaron a sus antiguos dominadores el deseo de volver a pisar el suelo de la América independiente (4).

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(4) La historia de la isla Española ha sido objeto de estudios numero sos i prolijos. Aparte de la estensa obra del P. jesuita frances CharleVoix (Histoire de Saint Domingue, Paris, 1730, 2 vol. en 4.), en que deja la historia de esa isla hasta mucho despues del establecimiento de los

franceses en su parte occidental, existen muchas otras obras en que están referidas las aventuras de los filibusteros o bucaneros, i la histo ria del establecimiento de los europeos.

Sobre la historia de la revolucion de Haiti i la formacion de la república de los negros, existen tambien muchas obras mas o ménos jenera es, ademas de las noticias consignadas en las historias de Francia. Citaré solo los libros que he consultado sobre el particular, i que me han sido de grande utilidad para formar este capitulo. Charles Malo, Histoire d'Haity depuis sa découverte jusqu'en 1821, Paris 1825, 1 vol. en 8.; sir James Barskett, Histoire politique et statistique de l'ile d'Hayti, Paris, 1826, 1 vol. en 8.; L. J. Clausson, Précis historique de la revolu tion de Saint-Domingue, Paris 1819, 1 vol. en 8.°; Viscomte Panphile de Lacroix, Memoire pour servir a l'histoire de la revolution de Saint-Domingue, Paris 1819, 2 vol. en 8. Esta obra, escrita por uno de los jenerales que hicieron la campaña con Leclere, se contrae especialmente a la historia de la espedicion de los franceses i contiene muchos detalles estratéjicos sobre aquellas guerras, pero dá tambien importantes noticias sobre los sucesos anteriores. Las vastas compilaciones biográficas de Michaud i de Hoefer contienen sobre los personajes que figuraron en la revolucion haitiana, interesantes noticias que me han sido de grande utilidad. Muchas veces he seguido casi al pié de la letra el interesante resúmen de aquella revolucion que ha colocado M. Belloc en un volúmen publicado en Paris en 1816, sobre la América, que forma parte de la coleccion de historias titulada Lemonde. Ese volúmen, mui imperfecto en la parte relativa a la historia de las colonias españolas, es bastante cuidado al tratarse de las colonias francesas.

La historia de la parte española de Santo Domingo, ha sido mucho ménos estudiada, i es por lo tanto casi desconocida. En 1853, don Antonio del Monte i Tejada comenzó a publicar en la Habana una Historia de Santo Domingo desde su descubrimiento hasta nuestros dias; pero el primer tomo, que es el único que conozco, i creo que el único que ha salido a luz, contiene solo los viajes de Colon, i está en gran parte lleno con la reproduccion de documentos relativos a los primeros viajes al nuevo mundo. Para formar la reseña histórica de la revolucion dominicana contenida en este capítulo, no he tenido mas que dos autoridades que consultar: Las pocas lineas que a ella consagra M. Gustave d'Alaux en unos artículos publicados en la Revue des deux mondes, i reunidos despues en un volumen con el título de Solouque et son empire, i un libro de don Mariano Torrente, el célebre historiador realista de la revolucion hispano-americana. Esté libro se titula Política ultramarina, que abraza todos los puntos referentes a las relaciones de España con los Estados Unidos, con la Inglaterra i las Antillas, i señaladamente con la isla de Santo-Domingo, Madrid, 1854, 1 vol. en 8.. Torrente, despues de examinar la política española con respecto a aquellas potencias, i de consignar muchas noticias mui interesantes acerca de las Antillas, recomienda a la España que acepte los ofrecimientos que antes de esa época le habian hecho algunos caudillos dominicanos, de someter de nuevo aquel pais a la dominacion de su antigua metrópoli. Los capitulos 50 i 61 de dicho libro contienen una reseña rápida, pero mui clara, de la revolucion de ese pais; i de allí he tomado casi todas las noticias que he consignado sobre esos sucesos.

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Las misiones del Paraguay.

La inquisicion....

Espíritu restrictivo del sistema colonial de los españoles; esclusion
de los americanos de los puestos públicos..

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44

CAPÍTULO III.

ORGANIZACION SOCIAL DE LAS COLONIAS ESPAÑOLAS; IN-
DUSTRIA; INSTRUCCION PÚBLICA,

Clasificacion de los habitantes de las colonias de América....

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Gobierno eclesiástico..

Divisiones administrativas; gobierno del Brasil durante la domina-
cion portuguesa...

El Brasil bajo la dominacion española....

El Brasil vuelve a la dominacion pertuguesa; espulsion de los
holandeses...

Establecimiento de una compañía de comercio; invasiones de los
franceses.

Los paulistas; las minas de oro i de diamantes..
Cuestiones de límites con las poseciones españolas..

Pombal; reformas administrativas..

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Industria; rentas públicas..

guesa..

Poblacion..

Progreso del Brasil, en los últimos años de la dominacion portu-

CAPÍTULO V.

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71

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