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OBSERVACIONES JENERALES

Todas las tradiciones del Ecuador han propendido al establecimiento de un gobierno centralizado i despótico. Durante la época comprendida en su historia antigua, los Seiris primero i los Incas despues, gobernaron la tierra á modo de imperio asiático. En su segunda época, ó sea, de la historia media, fué rejido á la manera de todas las colonias españolas, cuyo distintivo eran la unidad i la concentracion de poder. En la primera parte de la época que abraza su historia moderna, los patriotas ecuatorianos nunca llegaron á establecer, ni una constitucion como la de Venezuela en 1811, ni un pacto federativo como el de Nueva Granada en el mismo año, sobre el cual se fundó un gobierno nacional en 1812. Cierto es que ni en ésta ni en aquélla república arraigaron por entonces las instituciones que se habian dado; pero fueron ocasion de cierto movimiento político, de discusion i aspiraciones, que nunca se olvidaron del todo, i que ausiliaron poderosamente para el establecimiento de gobiernos libres en 1830 i 1832.

Así mismo la segunda parte de la época moderna fué mucho más favorable á Venezuela i Nueva Granada que al Ecuador para fundar instituciones populares. Cuando en 1820 logró reaparecer en Guayaquil un gobierno independiente, ya Colombia existia, i sus huestes, que ocupaban el territorio ecuatoriano, à medida que lo arrancaban al dominio español, traian consigo el réjimen militar, reputado necesario durante la guerra, i que fué luego un formidable antagonista del poder civil.

No fué sino en 1822 cuando quedó libertado el territorio me

ridional de Colombia, en que se crearon los departamentos de Pichincha, Asuai i Guayaquil. Para entónces Venezuela i Nueva Granada, léjos del teatro principal de las operaciones militares, gozaban de un gobierno civil desempeñado por el vicepresidente Santander; mientras que el Ecuador sentia el peso de todo el grande ejército, que acababa de vencer en Pichincha, i que se preparaba para la campaña del Perú. Durante ésta la influencia militar colombiana debia ser mayor en el sur que en el resto de Colombia. I no bien habia terminado la guerra con los españoles por la rendicion del Callao, cuando aparecieron los planes de gobierno dictatorial, que justamente en el Ecuador fué donde más pronto i con mayor ahinco tuvieron acojida por los tenientes de Bolívar.

Hallábase encargado de los tres departamentos como jefe militar semiabsoluto el jeneral Juan J. Flores, cuando la lucha entre los dos principios civil i militar, democrático i autoritario, rompió la union colombiana. Venezuela, como más distante del libertador i de su séquito, sus aduladores, su ejército i su influencia, fué la primera en desafiar los planes liberticidas de Bolívar ó de sus adeptos. Nueva Granada, asiento del gobierno civil de Santander, era un palenque donde se debatian las encontradas. opiniones i en que el partido liberal preponderaba. El Ecuador bajo Flores, uno de los más fieles ejecutores de los planes bolivianos, apénas daba muestras de vida propia, cuando la separacion de Venezuela i el fallecimiento del gran caudillo, pusieron naturalmente en las manos de aquél todo el territorio ecuatoriano.

Por poca ambicion que hubiese tenido Flores, los sucesos venian á coronarle rei de aquellas comarcas, sobre todo, despues que el atentado de Berruecos, en 4 de junio de 1830, le libró del formidable competidor, que el mérito más que la ambicion de Sucre le presentaba en la persona del Gran Mariscal de Ayacucho. Organizóse la nueva república bajo la férula de un jeneral valiente, ambicioso, intrigante, tal cual instruido i no poco vanidoso, que se habia propuesto por modelo á su maestro Bolivar,

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i adoptado por instinto los principios de la política bastarda i engañosa de los Médicis.

Gobernar sin constitucion hubiera sido peligroso; pues aunque ménos liberalizado que sus dos hermanas mayores, no faltaban en el Ecuador hombres ilustrados i patriotas, que cran otros tantos atalayas, i cuyo amor á la libertad era preciso contentar de algun modo. Pero salva la necesidad de acallar el grito de las más justificadas aspiraciones, la constitucion, hecha bajo la influencia de Flores, debia ser i fué propia para desarrollar su política de maquiavelismo i su gobierno personal.

Otra ambicion más noble, otro aspirante aguijoneado por el doble motivo de la resistencia i de la dominacion, de la libertad i del mando bien intencionado, vino pronto á turbar la fácil conquista del jeneral Flores. Pero sea por debilidad ó necesidad, sea por error ó prudencia, Rocafuerte cedió al mesmerismo de Flores; en su aciaga compañía inundó con sangre ecuatoriana los campos de Miñarica; consolidó la influencia del jeneral asociándole la del publicista; ahuyentó la idea liberal, que no podia asomar la cabeza bajo la espada victoriosa de su mayor enemigo; i cuando la esencia de las cosas rompió de nuevo aquella liga heterojénea, se encontró sólo, hablando desde una tribuna, cuyo auditorio habia él mismo dispersado. Faltaba el partido liberal, ó no habia de él sino fragmentos informes, sin organizacion i sin vida.

Flores habia fundado una escuela política, quizás sin intencion. Necesitó educar á sus cómplices en la tarea de gobernar al pueblo contra su voluntad. Los educó, i ellos encontraron pronto que podian aspirar á los mismos honores i preeminencias que el maestro. Urbina, Elizalde, Robles, Franco, creyeron con razon que un jeneral vale tanto como otro, i que no es justo que uno sólo aproveche las dulzuras del mando. Llamaron en su ausilio al espíritu de libertad, necesario ingrediente de toda revolucion, i derrocando á Flores en 1845, inauguraron la segunda época en la vida independiente del Ecuador. Fué todavía el suyo un gobierno militar; pero su orijen, la influencia nata del tiempo en

la obra necesaria del progreso, la nocion de admitir un nuevo elemento en el poder como garantía de su fuerza, i el ejemplo de Nueva Granada en que el partido liberal simpatizaba con los vencedores de Flores, modificaron la política ecuatoriana, i en medio de muchos desafueros, sus gobernantes consintieron en cortar algunas de las ligaduras que ataban al pueblo. Suprimieron el tributo de indíjenas, abolieron la esclavitud doméstica, eliminaron la pena de muerte en delitos políticos, i democratizaron un tanto las instituciones.

Pero esa misma época fué de corta duracion. Vimos cómo los errores de Franco trajeron al poder un hombre que, aunque no habia seguido la carrera militar, tenia todos sus malos instintos, junto con los de un espíritu relijioso estraviado, i una visible preponderancia de la destructibilidad sobre la benevolencia. García Moreno llamó además en su ausilio á Flores, escarmentado por el destierro i el infortunio, pero no mudado en su naturaleza, porque á tanto no alcanza la educacion tardía con los caractéres pronunciados. De consuno iniciaron una reaccion hácia los buenos tiempos del código de 43, mejorada por el jenio audaz i sanguinario del presidente de 61.

La constitucion que en ese año se promulgó era una vana fórmula ante la voluntad caprichosa del gobernante. Así es que, no obstante sus garantías á la vida humana en los casos de delitos políticos (art. 123); no obstante que segun el 122 la correspondencia epistolar no hace fe en las causas seguidas por los mismos delitos; i no obstante la proteccion de un juicio ante los tribunales competentes, otorgada por el art. 105, García Moreno por sí sólo hizo ejecutar muchos ecuatorianos acusados de rebelion, sin formalidad judicial, i alguna vez por el temor dudoso de una carta interceptada.

No aludimos á estos hechos desagradables con ninguna mira hostil; si sólo para mostrar cuán inútiles son las instituciones escritas cuando su espíritu no ha calado en el ánimo del pueblo, ni éste ha alcanzado esa virilidad moral, esa dignidad suprema, que arrostra la malquerencia de los déspotas, i los anonada con

una solicitud, con una reunion, con un periódico, i de nó con un levantamiento jeneral i en masa.

Por lo demás, el código que examinamos, conservando las mejoras de los que inmediatamente le precedieron, adelantó aún más sobre dos puntos capitales, á saber, la organizacion del poder lejislativo i la descentralizacion del gobierno. Por primera vez la cámara de diputados se compuso de representantes del pueblo, elejidos segun la base de la poblacion; principio sacrificado hasta entonces para congraciarse con las provincias litorales, que aunque ménos pobladas, son más instruidas i acaso más ricas que las andinas.

Por la primera vez tambien se consignó (art. 94) el gran principio de libertad municipal, que especifica las funciones del gobierno jeneral como únicas que puede ejercer; mientras que deja en globo el resto del poder público á las localidades, sin más restriccion que la necesidad de respetar aquellas delegaciones, ni más contencion que el juicio imparcial de los tribunales.

Si, como lo deseamos, el Ecuador ha entrado en una época de honradez política, de moderacion i de gobierno civil respetuoso de los derechos individuales, la constitucion de 1861, bien desarrollada i cumplida, podria asegurarle todo el grado de libertad necesario para su desenvolvimiento moral i material. Ella independiza los poderes públicos, garantiza los derechos civiles i políticos, proteje al estranjero, ofrece la responsabilidad de los funcionarios, i propende al establecimiento de un amplio réjimen municipal.

<< No basta empero (dice Laboulaye) (1) hacer una buena constitucion; es preciso además, cuando se dicta una constitucion; que el país la acepte, i que cada ciudadano se convierta en su defensor. El gobierno libre es el más fuerte i el más débil de todos, segun sea el estado de las costumbres i el sentimiento popular. Cuando todos aceptan las constituciones libres, ¡oh! en

(1) Estudios sobre la Constitucion de los Estados Unidos, traduccion de don Manuel R. Garcia, páj. 252.

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