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Del oficio palatino de los visogodos. Corrección del código Euriciano por Leovigildo.

Leovigildo, mas sabio, ó mas afortunado que sus antece

sores, estendió su dominio en casi toda la península, agregando á su corona la de los suevos; domando á los cantabros, y á otros ,у pueblos que se le habian rebelado y proclamado á su hijo Hermenegildo. Con sus victorias afirmó su autoridad; abatió los grandes; confiscó los bienes de los rebeldes; apenas dejó uno mingentem ad parietem, segun la espresion de S. Gregorio Turonense (1); y rico con las ganancias de la guerra, con las contribuciones de los pueblos subyugados, y con las confiscaciones, pensó en realzar mas la brillantez de su trono.

Los reyes visogodos carecian de los motivos que habian tenido los ostrogodos para conservar todo el aparáto y la eti queta del oficio palatino de Roma. Alli no era una institucion nueva. Lo habian encontrado en aquella capital, que aunque muy decaida de su esplendor antiguo, todavía era muy superior en poblacion y riqueza á las de todas las demas provincias. Los visogodos, viviendo siempre militarmente, no tenian su domicilio fijo en algun pueblo, y desavenidos entre sí, no po dian dar á su corte la brillantez de la imperial.

Es verdad que desde la fundacion de la monarquía visogoda hubo en ella duques y condes; y que en la corte de Alarico segundo se estilaron tambien los tratamientos de ilus tres, espectables, y otras distinciones tomadas del oficio palatino imperial. Mas tambien lo es, que S. Isidoro dice espresamente, que Leovigildo fue el primero que usó insignias rea

(1) Hist. Francorum. cap. 38.

les, y que hasta su tiempo el porte de sus reyes no se diferenciaba del de los particulares (1). AD

Este rey fue el primero que fijó permanentemente su residencia en Toledo, lo cual pudo dar otros motivos para que se fuera aumentando la servidumbre de su palacio.

Lo que no tiene duda es que su hijo Recaredo fue el primer rey español que empezó á llamarse Flavio, prenombre con el cual se distinguian los emperadores romanos (2). Que poco despues de su muerte uno de sus sucesores, Sisebuto, lo citaba intitulándolo emperador (3). Que un duque de Provenza, llamado Argimundo, fue su camarero (4). Que en su reinado hubo muchos ilustres, cuya dignidad ó tratamiento fué uno de los del oficio palatino imperial. Que en el concilio de Narbona del año 589, el mismo en que se celebró el Toledano tercero, se mandó que quien consultara á los caragios, ó adivinos, pagara seis sueldos de oro á los condes de las ciuda des, los cuales fueron una parte del oficio palatino romano, y ostrogodo. Y que una ley del citado Sisebuto sobre los esclavos de los judíos, dice que la habia decretado con todo el oficio palatino (5).

De todo esto puede inferirse que Leovigildo fue el primero ó principal autor del oficio palatino visogodo; y que este nuevo establecimiento iria creciendo al paso que se aumen taba la riqueza y el poder de la monarquía española. El despotismo imperial fue el que preparó el oficio palatino de los romanos. Era menester otro despotismo para que los nobles godos consintieran, y aun apetecieran como un honor muy li sonjero el ser camareros, mayordomos, caballerizos &c. de sus

reyes.

(1) Hist. Gothor.

(2) Cangius, in Dissert. de inferioris aevi numismatibus. §. 36. (3) L. 13. tit. 2. lib. XII. Fori Jud.

(4) Biclarensis Cron.

(5) Leg. cit. For. Jud.

- Algunas dignidades palatinas habian sido ya conocidas en la Germania, y aun en otras naciones, mucho antes que los emperadores romanos crearan, ú organizaran la lujosa servidumbre de su casa. En todas las naciones ha habido gefes de la milicia, gobernadores y jueces de sus pueblos, y grandes ó personas mas poderosas que las demas, por su nacimiento, talentos, servicios, ó mayor riqueza; aunque no en todas han sido conocidas, ni distinguidas con los mismos nombres, por la diversidad de sus idiomas, y de sus ideas. El de los gefes militares en la Germania antigua, parece que era Die hertzoge; el de los gobernadores Graven; y que Vorste era una palabra genérica, con la que se significaban los nobles mas distinguidos, , y que ejercian alguna autoridad civil ó militar. La aspereza de aquellas palabras teutónicas no permitia á los romanos acomodarlas á su pronunciacion mas suave, y asi las tradujeron con las de duques, condes y príncipes, ó próceres. En la latinidad de la edad media, se encuentran los condes nombrados con la palabra, Graviones, ó Graffiones, que probablemente dimanaba de la germánica Graven (1).

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Pero sea cual fuere el origen de tales palabras, y tales dignidades, lo cierto es, que hasta que los godos se romanizaron, ni sus príncipes, ni sus nobles se habian abatido á ser criados de los reyes, ni honrado con los títulos de cubicularios, mayordomos, caballerizos, ni de otros tales oficios (2).

En el oficio palatino visogodo habia empleados de diversas clases. En la primera, y la mas alta, estaban los duques, ó gefes militares de las provincias, y los condes á gefes de los varios ramos de la servidumbre de la casa real. Habia condes de las escanciás, ó servicio de la mesa; condes de los tesoros, ó del erario público; condes de los patrimonios, ó bienes propios de los reyes; condes de los notarios; condes de los espa

(1) Heineccius, Elementa juris germanici. Lib. III. tit. 1. § 4(2) Muratori, Dissertazzioni sopra le antichita italiane. Dis. 8.

TOMO I.

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tarios, ó gefes de la guardia real; condes de la cámaras y con. des del establo, ó las caballerizas. Habia gardingos, y otros emé pleados de menor rango, cuya esplicacion puede leerse en el comentario que escribió Pedro Pantino, de orden de D. García de Loaisa, impreso al pie del concilio Toledano octavo, en su coleccion de los concilios de España, y en la del cardenal de Aguirre.

El oficio palatino visogodo debió producir efectos muy semejantes á los del imperial de Roma; esto es, la multipli. cacion de empleos y honores, y por consiguiente la de los interesados en defender y amplificar los derechos de sus autores. Desde entonces aun las dignidades antiguas de duques y condes de las ciudades, que antes se conferian por toda la nacion, empezaron á considerarse mas como oficios palatinos que del estado; y los reyes llegaron á creerse autorizados para dar、 los y quitarlos á su antojo, á pesar de las leyes y de las amonestaciones de los concilios para no remover á los que las obtuvieran, sin justas causas.

A las grandes innovaciones que hizo Leovigildo en la creacion ó amplificacion del oficio palatino, añadió otra mayor, cual fue la correccion del código Euriciano. Muchas leyes de este parecian ya absurdas, o inconvenientes en el nuevo es→ tado de la monarquía goda: incondite constituta, como decia S. Isidoro (1). Las de todos los gobiernos deben acomodarse al espíritu que predomine en ellos. Leovigildo mandó quitar de aquel código las superfluas, y añadir otras mas necesarias que faltaban.

No se sabe si aquel rey consultó á la nación á los pró ceres, ni á los obispos para tan grandes novedades. Los príncipes muy poderosos se desentienden muy comunmente de tales obligaciones.

(1) Hist. Gothorum.

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Conversion de Recaredo al catolicismo. Preponderancia del clero en el gobierno civil, desde aquella época. Nueva constitucion formada por el concilio Toledano tercero, de orden de aquel rey. Falsa teoría de aquella constitucion, soñada por un autor frances.

J.

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No se puede dudar que la conversion de Recaredo del

arrianismo al catolicismo fue obra de Dios, y de S. Leandro; mas no dejarian de influir tambien en ella algunas de las que se llaman razones de estado. Su sucesion en la corona no ha bia sido muy legítima. Por la constitucion visógoda los reyes debian ser elegidos libremente por todo el pueblo; y Recaredo habia subido al trono asociado por su padre. Es verdad que no faltaban algunos ejemplos de tal manera de suceder en la corona; mas eran muy raros, y considerados siempre como escepciones de la ley fundamental. Esta no se habia derogado; y ademas la memoria del despotismo de Leovigildo no era una disposición muy favorable para el reinado de su hijo.

En tales circunstancias el prudente Recaredo, penetró muy bien que era necesaria otra conducta muy diversa de la de su padre para asegurarse en el trono. Devolvió los bicnes confiscados á sus dueños, paso muy cuerdo para ganar su amor (1). Y conociendo la incalculable influencia de la religion en todos los gobiernos, y que la católica era la mas general en los naturales de esta península, muy superiores en el número y en las luces á los godos arrianos, imitó á Constantino, no solamente en su conversion, sino tambien en el ensalzamiento de la potestad episcopal.

(1) S. Isidorus, in Historia Gothorum.

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