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fecundo y superior espíritu, capaz de grandes propósitos. Arroja tal vez la naturaleza en los niños algunas centellas del fuego que escondió en aquellos vasos tiernos, como prendas del incendio que prorumpirá á su tiempo; pero ese fuego es todo de la naturaleza; se viene con él al mundo; no se adquiere en parte alguna, ni por ningun medio. Ningun poder lo da, ninguna escuela lo enseña.

BOLÍVAR pensaba mucho, y sus aparentes distracciones eran íntimos retiros del discurso para pensar mejor. Sin embargo, debemos decir para terminar este capítulo, que los viajes le aprovecharon en gran manera; porque fueron para él lo que para Moises los desiertos de Etiopia, donde recibió la inspiracion y el mandato de salir despues al Egipto del mundo á liber‹ tar á sus hermanos de la dura opresion de Faraon.

CAPÍTULO II.

MIRADA RETROSPECTIVA — VENEZUELA DESCUIDADA DE LA MADRE PATRIA-LOS BÉLZARES- GOBERNADORES POSTERIORES- PRIMERAS CAUSAS DE LA REVOLUCIONPOLÍTICA DEL GABINETE DE SAN JAMES CON respecto á lAS COLONIAS ESPAÑOLAS FUGA DE PICORNELL Y DE SUS COMPAÑEROS -REVOLUCION DE GUAL Y ESPAÑA SU TÉRMINO -PROGRESO REVOLUCIONARIO MIRANDA MUERTE DE GUEVARA VASCONCELOS.

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E vuelta á su pais natal, BOLÍVAR se propuso vivir retirado de los negocios públicos, ocupándose solo en mejorar sus haciendas y bienes patrimoniales, que eran cuantiosos. Juzgó ardid descuidar la voluntad y disimular el intento para conseguirlo, esperando la ocasion que es madre de la ventura. Todas las cosas del mundo tienen su tiempo; y no habia sonado aun la hora de la América.

Fuerza pues, era aguardar; á mas de que la detencion prudente entra por mucho para sazonar los aciertos . . .

Veámos en tanto, cuál era la situacion política de las cosas, tomando materia desde los primeros tiempos; y pues hemos de asistir al desenlace del drama, conozcamos el asunto con aquellos pormenores que lo harán interesante:

Nec omnia dicentur, sed maxime insignia.

Colon habia visitado en su tercer viaje (fines de Julio de 1498) una parte de las costas de Venezuela, desde las bocas del Orinoco; y Ojeda y Cristóbal Guerra las recorrieron todas en 1499. Tambien descubrió Colon, en su postrer viage, la tierra de Cundinamarca, que mas tarde empezó á conquistar Bastidas y que sometió totalmente Don Gonzalo Jiménez de Quesada.

La historia de los Zipas de Bogotá y la de los Caciques de Venezuela, no ofrecen el alto interes que las crónicas famosas de Méjico, del Perú y de Chile mismo. A fuerza de estrago y sangre, estas bellas regiones de la América del Sur quedaron vencidas, pero no reducidas. Los indios odiaban profundamente el nombre español ;* y los primeros conquistadores, y los pobladores y encomenderos hicieron cuanto fué dable por entrañar mas ese odio, y mantener siempre deslindados los linages é intereses que la sana razon y la política aconsejaban confundir.

Venezuela cuya gobernacion no quedó constituida en Capitanía General sino entrado el año de 1731, (esto es, dos siglos despues de su conquista,) fué siempre una provincia sin importancia á los ojos de la Metrópoli y por consecuencia desaten

¿Cómo podria ser de otro modo? No es dable reducir á estrecho cuadro los excesos y crueldades de todo género cometidos en la conquista. Despues de la muerte de Guaicaipuro por el incendio doloso de su habitacion, fueron empalados 23 caciques de un modo atroz; y el indomable Tamanaco, gefe de los mariches, vencido y prisionero en la batalla del Guáire, fué condenado (qué horror!) á morir destrozado, dentro de un circo, por un perro de presa cuya ferocidad venia recomendada desde España. Acusado un cacique de rebelion, (y lo era cuando cada conquistador queria,) toda la tribu era sacrificada. No bastaban las súplicas de pueblos enteros; antes bien en ese caso, la ausencia del peligro inspiraba más bajeza á los verdugos, quienes, ordenando en filas, por centenares, sus víctimas, las pasaban por las armas. Los españoles que se hallaban en un mundo enteramente nuevo y extraordinario, rodeados de una poblacion salvage en la cual estaban ellos como 1 á 10 mil, á 50 mil, á 100 mil, &c., pensaron que su salvacion no pendia sino del aniquilamiento de los indios. Esta idea deshonraba la conquista; pero la pusieron por obra. Triunfaron, haciendo desaparecer la raza americana; y las reliquias indígenas que escaparon de aquel diluvio de sangre, pagaron con odio entrañable las crueldades españolas. No vengan diciendo los realistas y el Dr. José Domingo Diaz, que “los indios estaban contentos y amaban el dulce y paternal gobierno del Rey." Eso es un absurdo; ninguno puede amar la opresion y estar contento con ella. Por lo demas, en lo de dulce y paternal, léanse las "Memorias Secretas de D. ANTONIO DE ULLOA y D. JORGE JUAN," sugetos competentes é irrecusables que no temieron exponer al Rey el sistema de tiranía y de infame esclavitud que pesaba sobre los americanos.

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dida. Como no excitaba la codicia de los enemigos de la España, cuyos ojos y manos solo se movian con fuerza tras las ricas flotas de Méjico y del Perú ;" y como la España misma no hacia de ella grande aprecio, á causa de su pobreza aparente, Venezuela vivió tranquila, gozando de la estéril paz del desamor. Carlos V. la cedió en 1528 á los Velsers ó Bélzares, mercaderes de Augsburgo y los mas ricos negociantes de Europa en aquel tiempo, á quienes debia cantidades considerables; y estos alemanes la poseyeron, como féudo hereditario, diez y ocho años; al cabo de los cuales, elevándose contra ellos un grito general de indignacion, el Monarca declaró terminado el arrendamiento y envió para Gobernador á un letrado de Segovia, llamado D. Juan Pérez de Tolosa, sujeto de condicion pacífica y amigo de la justicia, pero dormido ó sin iniciativa en ningun punto.

El gobierno de Pérez de Tolosa, el de Bernaldez, Pimentel y los demas que se sucedieron, no ofrecen nada digno de referirse. El país, asolado por la conquista, continuaba en un estado de miseria y de opresion indescribibles. El desprecio de la España por nosotros siempre el mismo; bastará decir para probarlo, que durante los 20 años que precedieron al establecimiento de la Compañia Guipuzcoana, no salieron de España para Venezuela sino cinco buques! y desde 1706 hasta 1722, es decir, en 16 años, no salió un solo buque de La Guayra ni de ningun puerto de Venezuela para España !* El comercio con las provincias entre sí y con el extrangero estaba prohibido: comercio de ideas, de brazos, de capitales, de luces y valores; la industria sacrificada á la importacion tardía y escasa de la Península : la compra de los productos españoles declarada forzosa para los indígenas, por precios en que no entraba el ajuste del comprador: género de extorsion que el despotismo oriental no ha imaginado... En la administracion civil y militar, la arbitrariedad era la ley; el pueblo cargado de impuestos y al propio tiempo vejado y mantenido en la ignorancia....!!

Tal era la condicion y estado en que yacia el buen pueblo de Venezuela; tocando igual suerte á los mas apartados de Nueva Granada y Ecuador.t

* Noticias de la Real Compañía de Carácas, p. 28.

Las tendencias y los medios de accion de la conquista, observa Samper con gran razon, no podian menos que corresponder á su carácter y á sus elementos,

Por supuesto, no era necesario más para enardecer los ánimos y tenerlos dispuestos á una rebelion justificable.

Que tales reglamentos y disposiciones fuesen partos de entendimientos flacos, extraviados de la senda verdadera de los principios, ó bien un designio premeditado para mantener pobres y despobladas las colonias, es lo cierto, que su resultado no podia ser, á la larga, favorable á España; porque una generacion pasa y otra sucede, mas en el centro de la esclavitud hay siempre. corazones que latan por la libertad, no aguardando el oprimido más que la ocasion, para romper bruscamente los vínculos que lo atan al señor. La reaccion se preparaba en silencio; la América queria sacudir el yugo de la Metrópoli; y aunque lejano el momento é incierto el resultado, los espíritus reflexivos creian inevitable el rompimiento. La España habia sembrado injusticia y servidumbre, y debia cojer guerra y afrenta. Ventum seminabunt et turbinem metent. (OSE. 8.)

Las obras de Rousseau y de Montesquieu: las de Raynal sobre todo, que muchos se procuraban cautelosamente y que leian á escondidas y en las altas horas del silencio y de la noche; y los ejemplos de la revolucion francesa, atmósfera ardiente, ráfaga de luz que esclareció el horizonte de los pueblos, concurrieron sin duda á precipitar los sucesos, inflamando las cabezas y los corazones americanos, llenos siempre de entusiasmo y poesia.

Ya desde mediados del siglo anterior habia habido en Carácas tentativas de revolucion, aunque infructuosas. En 1749 el Puesto que no se trataba de colonizar, sino de obtener oro, era preciso buscarlo y conseguirlo á todo trance, sin parar mientes en la moralidad de los medios. ¡Terrible fatalidad que debia ser fecunda en resultados funestos! La violencia fué el medio único de la conquista: la violencia bajo todas sus formas. Se llamó SOLDADO, y bajo ese nombre combatió, hirió, mató sin piedad, taló y devastó cuanto era devastable. Se llamó FRAILE CAPELLAN, y como tal fanatizó, apasionó las conciencias, violentó sin miramiento alguno las creencias indígenas, prendió la hoguera, predicó el exterminio de las razas gentiles. Se llamó VIREY, Gober NADOR Ó LUGAR-TENIENTE, y con esa autoridad fundó el despotismo centralizador que debia suprimir toda espontaneidad en la vida social; inauguró una éra secular de tiranía y conspiraciones é hizo del monopolio en todos sentidos, la base de la organizacion, y de la fuerza brutal el título de todo poder. En fin, (para no alargar la nomenclatura,) se llamó ENCOMENDERO, y como tal trasplantó la feudalidad al Nuevo Mundo, hizo al indígena "siervo de la gleba," súbdito del latigo, y lo expropió y aniquiló. . . . !

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