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CAPÍTULO XVIII.

1815.

BOLÍVAR EN JAMAICA - OCUPACIONES DEL LIBERTADOR — SU CARTA inmortal Á UN CABALLERO DE AQUELLA ISLA — BOLÍVAR PENETRA EL PORVENIR.

E

L Libertador llegó á Kingston en Mayo de 1815.—Allí fué recibido con obsequios y muestras de distinguida estimacion.-El Duque de Manchester, Gobernador de Jamaica, con quien tuvo varias conferencias solicitando recursos para auxiliar á Cartagena, le hizo atenciones delicadas, invitándole á comer y obligándole á sentarse en la mesa junto á él.-El duque decia con una naturalidad llena de gracia, á propósito de la inteligencia luminosa de Bolívar, de su gran genio y de su físico endeble y falto de carnes: "the flame has absorbed the oil."

Por lo demas, como nada obtuviese del gobierno, se dirigió á algunos extrangeros amigos y emprendedores, capaces de aprontar fondos para una expedicion sobre Venezuela, “cuyo éxito les pintaba tanto más seguro, cuanto que, ocupado Morillo en la pacificacion de la Nueva Granada, é internándose acaso en las provincias distantes del Ecuador y en el vireinato del Pe.

rú, no podia obrar en oportunidad para impedir el triunfo de los Libertadores." En sus conversaciones sobre la anhelada expedicion, BOLÍVAR se apercibió de una cosa, á saber; que las publicaciones periódicas de los escritores españoles: trabajo que se continuaba cada dia, habian logrado extraviar el juicio de los extrangeros sobre el origen de la revolucion americana, sus medios y su resultado probable. Y cuanto más conversaba con uno y otro, más se persuadia de las falsas ideas que en los ánimos reinaban.-Entonces se consagró á escribir, convirtiendo lo que habia sido instrumento del error en poderoso auxiliar de la verdad.

El escrito más importante de Bolívar en Jamaica, el más ingenioso y que mejor revela su clara inteligencia y la riqueza y amenidad de su estilo, es la carta de 6 de Setiembre de 1815, contestacion á la de un caballero de aquella isla, (Mr. Heliop quizás ?) quien le escribió en 29 de Agosto relativamente á los sucesos de América.-BOLÍVAR examina las causas de las desgracias de la guerra, el estado de los nuevos gobiernos y sus motivos de esperanza: trae al servicio de sus ideas la historia de la conquista; y con exquisito talento y expresion fácil, desarrolla el plan de gobierno más adaptable á las diversas secciones independientes y predice sus destinos.-Como este documento es de una categoría superior, aunque lo publico íntegro en la coleccion, me ha parecido trasladar aquí algunos párrafos para que mis lectores lo saboréen anticipadamente.

BOLÍVAR comienza excusándose por no poder satisfacer en todo á las solícitas demandas de su corresponsal, ya por falta de libros y documentos, ya por sus limitados conocimientos de países tan inmensos, variados y desconocidos, como el Nuevo Mundo. -Así le decia :

En mi opinion, es imposible responder á las preguntas con que Vd. me ha honrado.-El mismo Humboldt, con su universalidad de conocimientos teóricos y prácticos, apénas lo haría con exactitud; porque, si bien una parte de la estadística y de la revolucion de América es conocida, me atrevo á asegurar que la mayor está cubierta de tinieblas, y por conse cuencia solo pueden ofrecerse congeturas, más ó ménos aproximadas, so. bre todo, en lo relativo á la suerte futura y á los verdaderos proyectos de los americanos; pues, cuantas combinaciones suministra la historia de las Naciones, de otras tantas es susceptible la nuestra, por sus posiciones físicas, por las vicisitudes de la guerra y por los cálculos de la política.

Co no me considero obligado á prestar atencion á la apreciable carta de Vd., no menos que á sus filantrópicas miras, me animo á dirigir estas líneas, en las cuales, ciertamente, no hallará Vd. las ideas luminosas que desea, mas sí la ingénua expresion de mis pensamientos.

Tres siglos ha, dice Vd., que empezaron las barbaridades que los españoles cometieron en el grande hemisferio de Colon.—Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores á la perversidad humana; y jamas serían creidas por los críticos modernos, si constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades.-El filantrópico Obispo de Chiapa, el apóstol de la América, Las Cásas, ha dejado á la posteridad una breve relacion de ellas, extractada de las sumarias que siguieron en Sevilla á los conquistadores, con el testimonio de cuantas personas respetables habia entonces en el Nuevo Mundo y con los procesos mismos que los tiranos se hicieron entre sí como consta por los más sublimes historiadores de aquel tiempo.-Todos los imparciales han hecho justicia al celo y virtudes de aquel amigo de la humanidad, que, con tanto fervor y firmeza, denunció ante su gobierno y contemporáneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario.

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¡Con cuánta emocion de gratitud leo el pasage de la carta de Vd. en que me dice que espera que los sucesos que siguieron entónces á las armas españolas, acompañen ahora á la de sus contrarios, los muy oprimidos americanos meridionales!-Yo tomo esta esperanza por una prediccion. Si la justicia decide de las contiendas de los hombres, el suceso coronará nuestros esfuerzos, porque el destino de la América se ha fijado irrevocablemente; el lazo que la unia á la España está cortado. La opinion era toda su fuerza, por ella se estrechaban mútuamente las partes de aquella inmensa monarquía. Lo que antes las enlazaba, ya las divide. Más grande es el odio que nos ha inspirado la Península, que el mar que nos separa de ella. Ménos dificil es unir los dos continentes, que reconciliar los espíritus de ambos países.-El hábito de la obediencia; un comercio de intereses, de luces, de religion; una recíproca benevolencia; una tierna solicitud por la cuna y la gloria de nuestros padres; en fin, todo lo que formaba nuestra esperanza, nos venia de España. De aqui nacia un principio de adhesion, que parecia eterno: no obstante, que, la inconducta de nuestros dominadores relajaba esta simpatía, ó por mejor decir, este apego forzado por el imperio de la dominacion.--Al presente sucede todo lo contrario: la muerte, el deshonor, cuanto es nocivo, nos amenaza y tememos: todo lo sufrimos de esa desnaturalizada madrasta. El velo se ha rasgado; ya hemos visto la luz, y se nos quiere volver á las tinieblas: se han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, la América combate con despecho; y rara vez la desesperacion no ha arrastrado tras sí la victoria. Porque los sucesos hayan sido parciales y alternados no debemos desconfiar de la fortuna. En unas partes triunfan los independientes, miéntras que los tiranos, en lugares diferentes, obtienen sus ventajas. ¿Y cuál es el resultado final? No está el Nuevo Mundo entero conmovido y

armado para su defensa ?-Echemos una ojeada, y observarémos una lucha simultánea en toda la extension de este hemisferio....

El belicoso Estado de las provincias del Rio de la Plata ha purgado su territorio y conducido sus armas vencedoras al Alto-Perú, conmoviendo á Arequipa, é inquietando á los realistas de Lima. Cerca de un millon de habitantes disfruta allí de su libertad.

El reino de Chile, poblado de 800 mil almas, está lidiando contra sus enemigos que pretenden dominarlo: pero en vano, porque los que antes pusieron un término á sas conquistas, los indómitos y libres Araucanos, son sus vecinos y compatriotas; y su ejemplo sublime es suficiente para probarles, que, el pueblo que ama su independencia, al fin la logra.

El vireinato del Perú, cuya poblacion asciende á millon y medio de habitantes, es, sin duda, el más sumido y al que más sacrificios se le han arrancado por la causa del Rey; y bien que sean varias las relaciones concernientes á aquella porcion de América, es indubitable, que, ni está tranquila, ni es capaz de oponerse al torrente que amenaza á las mas de sus provincias.

La Nueva Granada, que es, por decirlo así, el corazon de la América, obedece á un gobierno general, exceptuando el reino de Quito, que, con la mayor dificultad contienen sus enemigos, por ser fuertemente adicto á la causa de la patria, y las provincias de Panamá y Santa Marta, que sufren, no sin dolor, la tiranía de sus señores.-Dos millones y medio de habitantes están esparcidos en aquel territorio, que actualmente defienden contra el ejército español bajo el general Morillo, que es verosímil sucumba delante de la inexpugnable plaza de Cartagena. Mas, si la tomare, será á costa de grandes pérdidas; y desde luego, carecerá de fuerza bastante para subyugar á los honrados y bravos habitantes del interior.

En cuanto a la heróica y desdichada Venezuela, sus acontecimientos han sido tan rápidos y sus devastaciones tales, que, casi la han reducido á una absoluta indigencia, y á una soledad espantosa, no obstante que era uno de los más bellos países de cuantos hacian el orgullo de la América. Sus tiranos gobiernan un desierto y solo oprimen á tristes restos, que, escapados de la muerte, alimentan una precária existencia: algunas mugeres, niños y ancianos son los que quedan. Los más de los hombres han perecido por no ser esclavos; y los que viven combaten con furor, en los campos y en los pueblos internos, hasta expirar ó arrojar al mar á los que, insaciables de sangre y crímenes, rivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la América á su raza primitiva. Cerca de un millon de habitantes se contaba en Venezuela; y. sin exageracion puede asegurarse, que, una cuarta parte ha sido sacrificada por la tierra, la espada, el hambre, la peste, las peregrinacioncs.--Excepto el terremoto, todos son resultados de la guerra.

En Nueva España habia, en 1808, segun nos refiere el baron de Humboldt, 7,800,000 almas con inclusion de Guatemala. Desde aquella época, la insurreccion que ha agitado á casi todas sus provincias, ha hecho disminuir sensiblemente aquel cómputo que parece exacto; pues más de un

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