Imágenes de páginas
PDF
EPUB

<< yes haciéndolas observar (1):.que mantienen la unidad «en todo el cuerpo, ya con inflexibles decretos, ya con «prudentes temperamentos (2): que todos los obispos «juntos no tienen mas que una cátedra por la relacion «esencial que tienen todos con la CÁTEDRA ÚNICA, donde «estan sentados S. Pedro y sus sucesores; y que deben «<en consecuencia de esta doctrina obrar todos en el «<espíritu de la unidad católica; de modo que cada obispo «no diga nada, ni haga nada, ni piense nada que la igle«sia universal no pueda aprobar (3): que el poder dado «á muchos lleva su restriccion en la reparticion, en vez de «que el poder dado á uno solo y sobre todos y sin excep«cion lleva consigo la plenitud (4): que la cátedra eter«na no conoce herejía (5): que la fé romana es siempre «la fé de la iglesia: que la iglesia romana es siempre «vírgen; y que todas las herejías han recibido el primer «golpe ó el golpe mortal de ella (6): que la señal mas «evidente de la asistencia que el Espíritu Santo da á es«ta madre de las iglesias, es hacerla tan justa y tan mo«derada que jamás haya puesto LOS EXCESOS entre los «dogmas (7).>>

Demos gracias á Bossuet y tengamos en cuenta sobre todo lo que ha evitado; pero sin olvidar que mientras no hablemos mas claro que él lo hizo en este dis

(1) Sermon sobre la unidad, P. 32.

(2)

Ibid. p. 29.

(3) Ibid. P. 16.

(4) Ibid. p. 14.
(5) Ibid. p. 9.
(6) Ibid. p. 10.

Ibid.
P. 42.

curso, la unidad que recomendó y celebró con tanta elocuencia, se pierde por lo vago de sus expresiones, y no fija la creencia.

Leibnitz, el mas grande de los protestantes y quizá el hombre mas grande en el órden científico, objetaba al mismo Bossuet en 1690 «que aun no se habia po«dido convenir en la iglesia romana acerca del verda«dero sujeto ó del asiento radical de la infalibilidad, po«niéndola unos en el Papa, y otros en el concilio, aun<«<que sin el Papa &c. (1).»

Tal es el resultado del sistema fatal adoptado por algunos teólogos acerca de los concilios, y fundado principalmente en un hecho único mal entendido y mal explicado, precisamente porque es único. Exponen el dogma capital de la infalibilidad ocultando el foco donde hay que buscarla.

(1) Vease su correspondencia con Bossuet.

CAPITULO XIV.

EXAMEN DE UNA DIFICULTAD PARTICULAR QUE SE SUSCITA CONTRA LÁS DECISIONES

DE LOS PAPAS.

Las decisiones doctrinales de los papas siempre han hecho fé en la iglesia. No pudiendo negar este hecho los adversarios de la supremacía pontificia, han procurado á lo menos explicarla en su sentido, sosteniendo que estas decisiones han traido su fuerza del consentimiento de la iglesia; y para probarlo hacen la observacion que á veces antes de ser admitidas han sido examinadas en los concilios con conocimiento de causa: Bossuet en particular ha hecho un esfuerzo de raciocinio y de erudicion para sacar todo el partido posible de esta consideracion.

En efecto es bastante plausible este paralogismo. «Supuesto que el concilio ha ordenado el exámen pre«vio de una constitucion del Papa, es prueba que no la miraba como decisiva.» Conviene aclarar esta dificultad.

La mayor parte de los escritores franceses, sobre todo desde que se ha apoderado de los ánimos la mania de las

constituciones, parten aun sin echarlo de ver de la suposicion de una ley imaginaria anterior á todos los hechos y que los ha dirigido; de manera que si el Papa por ejemplo es soberano en la iglesia, todos los actos de la historia eclesiástica deben atestiguarlo plegándose uniformemente y sin esfuerzo á esta suposicion, y que en la contraria todos los hechos deben del mismo modo contradecir la soberanía.

Pero no hay nada tan falso como esta suposicion: las cosas no van asi, y jamás ha resultado ninguna institucion importante de una ley: cuanto mas grande es, menos escribe. Formase ella misma por la conspiracion de mil agentes, que casi siempre ignoran lo que hacen; de modo que a veces tienen trazas de no conocer el derecho que establecen. La institucion vegeta asi insensiblemente en el curso de los siglos: crescit occulto velut arbor ævo es la divisa eterna de toda gran creacion po-lítica ó religiosa. ¿Tenia S. Pedro un conocimiento distinto de la extension de su prerogativa y de las cuestiones que originaria en lo venidero? Lo ignoro. Cuando despues de una sabia discusion entablada para examinar una cuestion muy importante en aquel entonces, tomaba el primero la palabra en el concilio de Jerusalen, y calló toda la multitud (1), pues aun Santiago solo habló desde su cátedra patriarcal para confirmar lo que el jefe de los apóstoles acababa de decidir; ¿obraba San Pedro con un conocimiento claro y distinto de su prerogativa ó en virtud de él, ó bien al inventar aquel testimonio magnífico para su caracter no procedia sino (1) Actos, XV, 12.

T. 3.

9

por un movimiento interior separado de toda contemplacion racional? Lo ignoro tambien.

Pudieran entablarse en teoría general cuestiones curiosas; pero yo temeria meterme en sutilezas: es mejor atenerse á las ideas sencillas y puramente prácticas.

La autoridad del Papa en la iglesia relativamente á las cuestiones dogmáticas ha llevado siempre el sello de una prudencia suma: no se ha mostrado jamás precipitada, altanera, insultante ni despótica. Ha oido constantemente á todo el mundo, aun á los rebelados cuando han querido defenderse. ¿Por qué pues habia de oponerse al exámen de una decision suya en un concilio general? Este exámen se funda únicamente en la condescendencia de los papas que siempre lo han entendido así. No se probará nunca que los concilios hayan tomado conocimiento, como jueces propiamente dichos, de las decisiones dogmáticas de los papas, arrogándose así el derecho de aprobarlas ó desecharlas.

Un ejemplo admirable de esta teoria se saca del concilio de Calcedonia tantas veces citado. El Papa permitió que su carta se examinase en él; pero jamás sostuvo con mas solemnidad la irreformabilidad de sus decisiones dogmáticas.

Para que los hechos fuesen contrarios á esta teoría, es decir á la suposicion de pura condescendencia, seria preciso, como lo saben los jurisconsultos en especial, que hubiese á un tiempo contradiccion de parte de los papas y fallo de parte de los concilios; lo que no ha sucedido jamás.

Pero lo que hay que notar bien es que los teólogos

« AnteriorContinuar »