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cometidos por algunos de sus oficiales y soldados. Por consiguiente solo esperaba Abascal por una ocasion para llevar á ejecucion su proyecto, y esta ocasion se presentaba sumamente favorable con la llegada del brigadier Pareja, enviado por la junta suprema de Cádiz para llenar el puesto, en Chile, de intendente de Concepcion.

Pareja habia servido en la marina real, en la que se habia distinguido por su ciencia y valor, sobretodo en el combate de Trafalgar en donde mandaba el navío Argonauta. Bien que ya fuese de edad avanzada, aun tenia nervio y vigor, y aceptó la proposicion que le hizo Abascal de ir á someter á Chile al dominio de la monarquía española; pero á fin de no dar lugar á sospechas, le revistió el virey del título de gobernador de Chiloe, poniendo solamente á sus órdenes unos cincuenta soldados, y suministrándole una cantidad aproximada de cuarenta mil pesos (1). Tales fueron los débiles recursos con que el anciano Pareja iba á invadir un país lleno de entusiasmo, de vigor, y de sentimientos de libertad y de independencia; pero tenia confianza en su propia esperiencia y en la ciega sumision de los Chilotes; contaba con la discordia entre los jefes de los partidos, y esperaba le seria fácil ejercer ascendiente sobre las tropas para servirse de ellas como de instrumentos de odio y de venganza.

Su salida de Lima se verificó por fines de 1812. «En 18 de Enero, dice, arribé á aquellas islas, y entregado de

1) Algunos aseguran llevaba mas de 200,000 p.; pero esta asercion es inexacta. Tengo á la vista un testimonio del espediente seguido por el gobernador de Chiloe sobre reintegro de las cantidades gastadas en la espedicion que invadió á Concepcion, y los gastos hechos por esta tesorería ascendian à 923,477 p. 72 s. El vicario de Castro don Francisco Xavier Venegas le prestó tambien 5,400 p. para gastos del ejército.

su comandancia jeneral me dediqué sin perder momento á llenar los superiores encargos de V. E., y para ello me administraron cuantos datos fueron necesarios el gobernador interino don Ignacio Justis y el ministro de la Real Audiencia don Juan Tomas de Vergara, á quienes, decidido ya á realizar la espedicion, destiné á Valdivia para que se aprontasen tropas, víveres y otros necesarios artículos capaces de sustraerse de aquella plaza; habiendo ordenado de antemano al sarjento mayor don José Ballesteros instruyese á la mayor brevedad posible un batallon de milicias (1).

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Dos meses le bastaron para activar y terminar todos estos preparativos, y el 17 de marzo, ya se embarcaba para Valdivia, de donde salió el 22 para venir á conquistar á Chile. Su pequeño ejército se componia (2) de cinco compañías de su batallon veterano, al mando hombres. del capitan don Carlos Oresqui, de la fuerza de;

Del Batallon voluntarios de Castro, mandado por el teniente de asamblea don Juan Ballesteros; De una compañía de artillería mandada por el teniente Pla;

390

500

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De las tropas de Valdivia, que eran: un batallon de veteranos á las órdenes de Don Lucas Am

brosio de Molina,

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Y de una compañía de artillería á las del teniente coronel José de Berganza,

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Formando todas estas fuerzas un total de

1,572

La espedicion, como acabamos de decir, partió de

(1) Parte de Pareja al virey Abascal. (Gaceta estraordinaria del gobierno de Lima, no 34.)

(2) Datos comunicados por el cura Berganza, que era uno de los capellanes de la espedicion.

Valdivia el 22, embarcada en tres pequeños transportes, y aun tambien en piraguas de Chiloe, especie de lanchas descubiertas y muy mal acondicionadas (1), y habria sido fácil detenerla si Miguel Carrera hubiese podido, como lo habia proyectado, ir un mes antes á dar á los preparativos de defensa de aquella parte de la costa la solidez que su esperiencia y su actividad solas podian darles, ó si el gobierno, menos sensible à las reconvenciones que se le hacian sobre gastos, hubiese pensado en armar un bastimento para recorrer la costa de descubierta; pero en aquella época la idea de invasion no era mas que un pretesto que empleaban los liberales para sus fines particulares, y, en realidad, habia muy pocas personas que creyesen seriamente en ella.

Por las disposiciones defensivas de Talcahuano, habria sido muy poco prudente Pareja en dirijirse á aquel puerto y prefirió ir á desembarcar su pequeña espedicion en el de San Vicente, situado á dos ó tres leguas mas al sur, y que por un incomprensible descuido se habia dejado desprovisto de medios de defensa. Allí llegó el dia 26 de marzo, y verificó el desembarco por la noche protejido por el teniente de asamblea Ballesteros, que habia desembarcado previamente con parte de los voluntarios de Castro. Pero durante el dia, habia llegado el alarma á Concepcion, el intendente habia mandado tocar jenerala para reunir las tropas disponibles y las milicias; en Talcahuano el gobernador Rafael de La Sota desplegó no menos actividad en preparar medios, sino de resistencia eficaz, á lo menos de obstáculos al ene

(1) Las tropas de Chiloe vinieron en la fragata Trinidad, bergantines Machetes y Nieves, dos goletas y cinco piraguas, y con estas embarcaciones se juntaron al salir de Valdivia la fragata Gaditana y el bote de artillería. (Notas del cura Berganza.)

migo, mandando ocupar las alturas que dominan la bahía de San Vicente y separan este de Talcahuano, por algunos dragones de la frontera, una partida de ochenta hombres que le llegaron de refuerzo y cuatro cañones enviados de Concepcion. La ocupacion de dicho punto habria sido importante con fuerzas suficientes, pero con las pocas que habia contra un ataque de mil doscientos hombres con diez piezas de artillería, no se podia hacer mas de lo que se hizo se defendieron durante algunas horas y luego se replegaron sobre Concepcion (1).

Las tropas que recibieron el primer fuego de la invasion, y, por consiguiente, de las guerras de la independencia, fueron los pocos dragones que el gobierno habia enviado de observacion, mandados por el suteniente don Ramon Freyre, jóven tan bizarro como resuelto y que vamos á ver crecer como uno de los mas ilustres guerreros y de los mas acérrimos defensores de las libertades nacionales.

Obligado á abandonar Talcahuano, que fué ocupado luego por una parte de los realistas, el gobernador La Sota se dirijió á Concepcion, en donde, á penas llegó, asistió á un consejo de guerra con el intendente del ejército de Pareja, don Juan Tomas Vergara, que ya habia visto la víspera cuando se hizo entregar los tres oficios dirijidos al gobernador, al cabildo eclesiástico y al Ayuntamiento. Vergara se hallaba allí como parlamentario para intimar la rendicion á los habitantes prometiendo, en nombre del virey Abascal, la conservacion de sus honores y empleos á todos cuantos reconociesen la soberanía absoluta de Fernando VII, y el olvido total de todo cuanto habian hecho por la independencia.

(1) Parte de Pareja al virey Abascal. (Gaceta del gobierno de Lima, no 34.`

El coronel don Pedro Benavente, que era intendente del distrito, no podia tomar sobre sí semejante resolucion y pidió diez dias para convocar á todos los compatriotas y pedirles su parecer. Sin duda era pedir demasiado tiempo, y Vergara no le concedió ni veinte y cuatro horas, diciéndole que si al dia siguiente no recibia respuesta, la fuerza sola decidiria la cuestion, rigor que justificaba achacándola á su jeneral, que probablemente estaba impaciente por aprovecharse del estado de abandono en que se hallaba la provincia para reconquistarla y dominarla. En vista de esto, hubo que limitarse á convocar cabildo abierto para el dia siguiente por la mañana; pero entretanto, aquella noche se tomaron todas las medidas necesarias para despachar á Santiago el dinero que habia en la Tesorería y que ascendia á 36,000 p. El Tesorero interino de Concepcion, don José Ximenez Tendillo, fué el que lo condujo con una escolta de seis á ocho dragones, y acompañado de su capellan Pedro José Eleysegui.

El dia siguiente, 27 de marzo, tuvo lugar la reunion en casa del intendente, y se compuso, en parte, de personas que por su rango ó por su edad no querian esponerse á las consecuencias de una resistencia, y opinaron que mucho mas valia rendirse con buenas condiciones, en atencion á la desigualdad de fuerzas. Otros sostenian, al contrario, que podian oponerse con mucha probabilidad de éxito fuerzas suficientes, y en efecto habia en Concepcion ochocientos setenta veteranos á los cuales se podian juntar los ciento y ochenta de la guarnicion de Talcahuano y los cuatrocientos ochenta y cinco milicianos perfectamente armados que su comandante Pedro Barnachea habia ya reunido en la plaza, y en caso que

V. HISTORIA.

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