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de la Cruz, el cual fué sustituido mientras llegaba por don Anselmo Cruz.

Por el respeto que inspiraba esta junta, y mas principalmente porque habian nacido en Chile sus individuos, era mucho mas á propósito para gobernar; pero tenia que atender à tantos y tan diferentes asuntos, era en algunos tan difícil la unanimidad de pareceres, que á los pocos meses conocieron la necesidad de reasumir la autoridad en una sola mano, y á propuesta suya reunió O'Higgins los poderes de todos los miembros de la junta en don Luis Cruz (1).

En medio de tanta perturbacion, de tan repetidos cambios, no era posible que la sociedad progresase. La civilizacion necesita calma, y en el país todo era tempestad y guerra. Sin embargo habia tanto que hacer, los gobiernos de Ossorio y Marco habian desorganizado de tal manera las administraciones para doblegarse á las exijencias de la monarquía, que fué necesario borrar todo lo que pudiera ser un recuerdo de la época de la sumision. Se restablecieron, pues, los tribunales en sustitucion de la Real Audiencia, cuyos oidores habian emigrado á Lima; se restableció asimismo el Instituto, devolviéndole el carácter militar, y se aumentaron mucho los libros de la biblioteca, gracias á la jenerosidad de San Martin y á la de un polaco, don Antonio Bellina Fliupeski, quien ofreció ciento cincuenta volúmenes que tenia en Buenos-Aires (2). En la moneda, que llevaba el emblema

(1) Segun don Diego Benavente, esta junta no participaba completamente de la política de O'Higgins; y como Cruz le era mas adicto lo conservó solo, haciendo de manera que los demas se lo propusieran así. Véase el Araucano, número 185.

2) Cuando San Martin salió parà Buenos-Aires, O'Higgins le envió con un oficial 10,000 pesos para los gastos del viaje; pero él no los aceptó, suplicando al director que emplease esta suma en formar una biblioteca. Conversacion con don Bernardo O'Higgins.

de la monarquía, se estampó la columna de la libertad que conservó mucho tiempo, y queriendo el gobierno manifestarse reconocido á los jefes arjentinos, les envió fuertes sumas, que todos recibieron escepto San Martin, el cual tuvo la jenerosidad de distribuir su parte entre los oficiales del ejército. Poco despues aceptó la chacra del prófugo Beltran, que el cabildo compró al fisco, y cuyo importe se colocó por órden de O'Higgins sobre los fondos de un establecimiento público como era el Instituto.

Pero lo que mas que nada preocupó al gobierno fué el estado de la Hacienda y los medios á que era necesario apelar para cubrir el gran deficit, medios que necesariamente tenian que disgustar á los mas decididos patriotas. Las rentas estaban subordinadas á tantos sucesos, que no podia contarse ni con la mitad de sus productos ; á lo que habia que agregar el contrabando, muy jeneralizado entonces á pesar de la severidad de los reglamentos, y el cultivo clandestino del tabaco, ramo en que consistia uno de los principales recursos del fisco. Tenia pues el gobierno una necesidad imperiosa de arreglar y organizar esta importante parte de la administracion, pero desgraciadamente el estado del país no le dejaba tiempo ni le proporcionaba los medios de hacerlo. Era preciso ante todo velar por la salvacion de la patria muy amenazada por el virey del Perú, y don Luis Cruz contribuyó mucho á propagar el entusiasmo y el valor entre la juventud de Santiago. Aumentó y mejoró las fortificaciones de Valpa raiso, alistó á todos los jóvenes de la capital en diferentes cuerpos de milicia, que eran instruidos y disciplinados con el mayor esmero, como igualmente las milicias de las provincias; en fin, gracias á su actividad, los dos mil hombres de que entonces constaba el ejército chileno, estaban perfectamente alimentados, vestidos y equipados.

CAPITULO XLVIII.

Ordoñez fortifica á Talcahuano.- El teniente jeneral Brayer llega á Chile y es nombrado mayor jeneral.- Marcha luego al ejército de O'Higgins.- Asalto de Talcahuano funesto para los patriotas. - O'Higgins se retira con su ejército y se reune al de San Martin. Llega una nueva espedicion enviada por el virey del Perú á las órdenes de Ossorio.- Se le incorporan las tropas de Ordoñez. Sale para el norte. Primo Rivera llega hasta Curico con su division de vanguardia y repasa el rio Lontue al aproximarse el ejército de San Martin.- Escaramuza entre Freire y Primo Rivera en Quecheregua. Los dos ejércitos, en marcha para Talca, acampan en Cancharayada. Derrota del ejército patriota. - El coronel Las Heras salva el ala derecha del ejército. — Su brillante retirada. Honorífico recibimiento de

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esta division en el campamento de Maypu.

O'Higgins cometió una grave falta en no atacar formalmente á Talcahuano en cuanto se incorporó al ejército. Entonces esta ciudad, aunque defendida por la naturaleza, tenia lados débiles que se prestaban á un asalto fácil. Cualquiera menos irresoluto que él hubiera aprovechado esta ventaja, sin dar tiempo al enemigo á hacer en su recinto todas las obras de defensa y seguridad que un hombre como Ordoñez era capaz de llevar á cabo (1).

Ordoñez en efecto, aprovechando esta inaccion y el regreso á Concepcion del ejército enemigo, se dedicó con la actividad febril y la intelijencia que le caracterizaba, á fortificar los puntos que podian ser atacados; y para dar mayor impulso á las obras mandó que trabajasen en

(1) At the time we arrived (24 de agosto de 1817) Talcahuano was, comparatively speaking, unfortified, and from that time to the day of the attack, almost every man, woman and child were impressed to work on the fortifications.With one thousand determined troops, the place would easily have been taken; and to have made their attack just at the time that the last of their works of defence were complete and in order, is perfectly inexplicable, and has been the theme of wonder to us all. Journal of a residence in Chili, pájinas 42 y 43.

VI. HISTORIA.

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ellas todos los habitantes de la ciudad, hombres, mujeres y niños; por manera que á los pocos meses la plaza quedó rodeada de fosos y empalizadas, y las alturas coronadas de baterías suficientes á contener con ventaja el asalto de los patriotas, que iba á dirijir un jeneral francés.

Este jeneral era don Miguel Brayer, teniente jeneral de Napoleon, á quien los sucesos de 1815 y sus opiniones avanzadas desterraron de Francia, habiéndose retirado á los Estados-Unidos, esta nueva patria de la libertad. Buscando á poco tiempo un clima mas favorable á sus heridas, fué à Buenos-Aires, y de allí pasó á Chile sin mas objeto que emplear en la conquista de su independencia las cortas fuerzas que le quedaban. Se hablaba mucho por entonces de una nueva espedicion del virey del Perú contra Chile, y como se ignoraba á qué punto se dirijiria, San Martin formó un campamento en la ha cienda de las Tablas cerca de Valparaiso, para batir al enemigo si desembarcaba en estos parajes, y al propio tiempo para instruir y disciplinar los nuevos reclutas que habia en el ejército. El jeneral Brayer fué al campamento á hacer una visita al jeneral en jefe su clase, su bella fisonomía, noble y militar á la vez, y sus antecedentes le habian valido una acojida distinguida de numerosas personas, y San Martin lo admitió en el ejército, nom brándolo mayor jeneral de su division. Muchos oficiales de San Martin aspiraban á este empleo, para el que decian reunir mas méritos que el agraciado; y esto produjo murmuraciones envidiosas. Por otra parte el nuevo jefe tenia que entrar, por la naturaleza de sus funciones, en todos los detalles administrativos de los rejimientos; y deseando hacer este trabajo con la severidad que habia aprendido en el ejército francés, introdujo reformas que

pugnaban con las preocupaciones y á veces con los intereses de muchos oficiales, y que por lo tanto eran criticadas en tono poco respetuoso. El mismo San Martin, incomodado por la familiaridad con que le trataba su subordinado, no tardó en entrar en el número de los descontentos, y le envió con el mismo destino á la division O'Higgins.

No fué mas afortunado Brayer en su nueva posicion, pues tampoco agradaron sus reformas á sus nuevos oficiales. Quizá habia en ellas ideas demasiado europeas, poco convenientes acaso en un país, en que la manera de vivir del soldado y casi tambien la de batirse, era muy distinta. Sin consultar mas que su celo y su vivo amor á las armas, queria instantáneamente imprimir al ejército el continente guerrero, que solo el tiempo es capaz de dar; al efecto pasaba revista con mucha frecuencia, cuidaba con gran escrupulosidad de la disciplina y sobre todo del bienestar de los soldados, que se hallaban á merced de administradores bastante interesados.

Pasada la estacion de las lluvias, O'Higgins se dispuso á preparar un asalto á Talcahuano, último asilo del trono en el Chile central. El jeneral Brayer fué el encargado, como mayor jeneral, de hacer un reconocimiento para elejir el campamento del ejército, compuesto de unos mil quinientos hombres, y este se puso en marcha al dia siguiente para ir á ocuparlo. Su distancia á Talcahuano era de un tiro de cañon de á veinte y cuatro, que no podia sin embargo hacerle daño; pero su flanco izquierdo, enfrente de la bahía de San Vicente, estaba mas amenazado por las chalupas cañoneras y un bric, el Potrillo, que estacionaban en ella; lo que obligó al comandante Borgoño á colocar en la costa algunas piezas de á cuatro que

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