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estar con él en mala intelijencia, lo cual habia de redundar necesariamente en perjuicio de la espedicion.

Como la mitad casi de las tropas que llevaba Ossorio no estaban fogueadas, porque eran soldados recien reclutados en los alrededores de Arequipa, luego que desembarcó, se dedicó á darles alguna idea de disciplina y del manejo del arma; y mientras tanto andaban por todas partes hombres del país y soldados buscando caballos. para montar la caballería. Habian dejado tan pocos los patriotas que no pudieron encontrar los necesarios, lo cual no fué obstáculo para que marchasen en persecucion de los patriotas, á quienes segun lo que habia escrito Ordoñez á Pezuela, se les debia indefectiblemente batir y dispersar. Sin embargo, la intencion de Ossorio no era pasar el Maule desde luego, sino solo tener esta línea y establecerse en los pueblos inmediatos, con objeto de acabar de disciplinar sus tropas y hacer nuevos reclutas para no tener una fuerza numérica inferior á la de los patriotas. Ordoñez, por el contrario, dispuesto siempre á obrar y ansioso de llegar á las manos con un ejército al que creia haber humillado, opinaba que era necesario ir adelante, pasar el rio y disputar la posesion del país en las inmediaciones mismas de la capital. Primo Rivera participaba de esta opinion, como tambien otros muchos oficiales, por lo que se decidió pasar el rio y el 3 de marzo quedó acantonado todo el ejército en la ciudad de Talca. Este ejército se componia de cuatro mil seiscientos cincuenta hombres, ademas de ciento cincuenta artilleros con doce cañones de corto calibre.

Pezuela cometió la falta de confiar el mando de la division á Ossorio, y este la de dejarse guiar de los consejos de hombres temerarios, pues como jeneral responsable

debió conducirse con prudencia y aguardar en Concepcion los dos mil hombres de buenas tropas que se esperaban muy pronto. Porque si los realistas estaban ansiosos de llegar á las manos con los patriotas, estos no lo deseaban menos, y así lo demostraban sus movimientos.

Las dos divisiones de su ejército, fuertes en todo de nueve mil hombres próximamente con treinta cañones y dos obuses, reunidas en San Fernando como San Martin lo habia dispuesto, se pusieron en marcha el 13 para salir al encuentro de estos temerarios. Cuando el 14 por la tarde llegaron al rio de Teno, supieron por las descubiertas que el enemigo estaba en Curico y por consiguiente á dos leguas de su campamento, lo que obligó á San Martin á tener gran vijilancia, pues esperaba que se le daria la batalla al dia siguiente; pero los realistas que formaban la division de vanguardia, mandados por Primo Rivera, repasaron el rio Lontue aquella noche y fueron á ocupar las casas de Quecheregua. Al ver San Martin frustradas sus esperanzas siguió la marcha y acampó en el mismo rio, pero no por el lado del norte como lo habia hecho siempre, sino por el del sur contra todas las reglas de la táctica, pues quedó situado entre el rio y el enemigo. Continuó la misma esquisita vijilancia del dia anterior, y al siguiente se dió á Freire, recien nombrado coronel, el encargo de pasar el Lontue para observar la posicion del enemigo y dispersar las guerrillas que se presentasen.

El mucho polvo que esta vanguardia levantaba hizo creer á Primo Rivera que tenia delante á todo el ejército, y en la imposibilidad de retirarse, se atrincheró en las casas con sus cuatrocientos infantes y las dos piezas de campaña que tenia, y mandó que la caballería se corriese

hácia el sur para ponerse en salvo en caso de algun accidente, mientras él sostenia el ataque. Esta caballería, disminuida en los dias anteriores en unos cuarenta hombres entre muertos y prisioneros, se componia de dos escuadrones, uno de lanceros y otro de dragones. Estos, mandados por Morgado, se hallaban al norte de las casas de Quecheregua, de manera que para reunirse á los lanceros que estaban al sur, se vieron precisados á abrirse paso por la caballería de Freire que habia empeñado ya la accion con Rivera y hasta exijia que se rindiese. Llegados á los lanceros, Morgado les exorta á que se reunan á él para ir á libertar á sus compañeros, y no pudiendo conseguirlo por la cobardía de su comandante, va con su escuadron al sitio del combate, divide sus dragones en varios grupos y les manda que carguen á la caballería de Freire, la cual á su vez les carga á ellos con gran impetuosidad. Desgraciadamente su division era tan corta que tuvo que batirse en retirada, perseguido principalmente por don Tadeo Isla, que en esta ocasion se condujo con tanto denuedo como serenidad, hasta el punto de que restableció el órden en un momento en que todo lo creyeron perdido. Freire, que sostuvo todo el tiempo que le fué posible estos diferentes ataques con la esperanza de recibir los socorros que habia pedido, faltó poco para que le cojiesen, debiendo su salvacion á la lijereza de su caballo, que saltó con gran destreza una tapia que le separaba del camino (1). Al volver al campamento encontró cerca del Lontue al jeneral O'Higgins, que á

(1) Perdió su gorra en que llevaba una carta de San Martin para O'Higgins; pero no es cierto lo que dice Torrente de que Morgado le cojió por los cabellos, quedándose en las manos con una mecha de pelo. Morgado era muy grueso, muy mal jinete é incapaz de semejante accion: ademas intimidado por un gran riesgo que acababa de correr, se conservaba á alguna distancia.

la cabeza de un escuadron de lanceros avanzaba al galope para ir en su socorro, pero era inútil: el enemigo estaba demasiado lejos y en marcha para Parga y en seguida para Camarico, donde se hallaba acampado el grueso del ejército. Desde entonces los dragones, hasta allí mal vistos por los lanceros de Lima porque no iban bien vestidos, fueron apreciados como merecian, y en verdad que jeneralmente hablando eran mucho mas temibles que estos, pues en medio de su bonito uniforme les faltaba arrojo y no sabian montar ni manejar el caballo (1).

Despues de esta escaramuza, que no tuvo importancia ninguna, los dos ejércitos se dirijieron á Talca, siguiendo los realistas el camino ordinario, y replegándose los patriotas un poco hácia el este, con lo que dieron un rodeo que necesariamente fatigó mas á los soldados. El objeto de San Martin era ir por un camino mas llano y mas ancho para poder desplegar sus masas en caso necesario (2). Esta fué la causa de que no llegase á Lircay hasta el 19, poco despues de haber salido el ejército enemigo. Con la esperanza de picar la retaguardia y der

(1) Cuando esta division de vanguardia llegó á Pilarco, donde estaba acampado el ejército, Ossorio, con toda la oficialidad y las músicas de los rejimientos, pasó revista al cuerpo de dragones que tanto se habia distinguido. Despues de arengar á estos valientes militares y abrazar al capitan Isla, mandó que todos los oficiales desfilasen por delante de ellos y en seguida las músicas, que no cesaron de tocar mientras duró la revista.

(2) Tal es la opinion del bizarro jeneral Las Heras, á quien soy deudor de una preciosa relacion de esta campaña en que tomó tanta parte: en otras notas encuentro que fué para cojer al enemigo por detrás y ganar primero el rie Maule con objeto de impedirle que pasase en el caso de una victoria; lo cual está conforme con lo que dice Torrente sobre los espías sorprendidos à los patriotas que enteraron á Ossorio del plan de San Martin. Estos espias, o mas bien, estos guasos tiradores, porque su oficio era incomodar á los realistas, fueron cojidos en número de nueve, y fusilados todos menos uno, tan cobarde que por salvar la vida dió las noticias que le exijieron.

rotar la caballería, lo que hubiera colocado á los españoles en posicion muy apurada en caso de una derrota, San Martin destacó todos los escuadrones á las órdenes de Balcarce desgraciadamente se dió la carga con toda la caballería desplegada de frente, sin conocer el terreno, y segun dicen sin la intelijencia necesaria, y fué á estrellarse ante la fuerte resistencia de Olarria, quien cargó á su vez á la caballería patriota medio desordenada y la dispersó, como igualmente al escuadron de cazadores que cubria la retaguardia al mando de Freire. Este entonces con los lanceros de reserva de Bueras volvió á tomar la ofensiva y persiguió parte de los realistas hasta las calles de Talca mas allá de la línea enemiga; de lo cual resultó una nueva refriega jeneral entre la caballería de ambos ejércitos, que hubiera sido fatal para la de los patriotas á pesar de su superioridad numérica, si la brigada de artillería del teniente coronel don Manuel Blanco Encalada, perfectamente dirijida, no hubiese acudido á sostenerla y protejer la retirada. El campamento estaba en Cancharayada á muy corta distancia del enemigo, que ya tenia formada su línea apoyando la derecha en las casas de los arrabales de Talca y la izquierda en el RioClaro (1).

La posicion de los realistas era en estos momentos sumamente crítica. Con un número de soldados muy inferior al de los patriotas, bisoños muchos de ellos como ya hemos dicho, solo un golpe de mano podia salvarles en tan apurado trance, y felizmente para ellos tenian un

(1) Aparece no solo del manifiesto de Brayer, aunque sospechoso por haberlo dictado la malevolencia, sino del dicho de muchos testigos oculares, que San Martin dejó escapar una ocasion escelente para destruir el ejército enemigo, cuando en este dia le permitió pasar sin obstáculo por sitios en que le hubiera sido facilisimo destrozarlo.

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