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actos públicos como en sus actos privados, manifestaba siempre desinterés, vacilacion casi cuantas veces tenia que usar de la violencia, y sobre todo un vivo deseo de que su país estuviese á la altura de las naciones independientes y libres de los escesos de la anarquía. Por desgracia este deseo era en él interesado, se habia convertido en una pasion, en un verdadero fanatismo; y sabido es que el fanatismo no raciocina y es siempre implacable. Sin la pretension oficiosa de cubrir con un velo las graves faltas cometidas por O'Higgins, estamos sin embargo persuadidos de que cuando dos partidos poderosos obran dominados por la ambicion, esta pasion de las intrigas y de las ajitaciones, no queda mas medio que la dictadura para restablecer la tranquilidad y poner á los habitantes al abrigo de la anarquía. Cosa terrible es para el vencido sufrir la ley del mas fuerte, en vez de estar su jeto á la de la justicia; pero así ha sucedido en todas épocas y en todas partes y así sucederá probablemente en mucho tiempo. Son tan temibles y peligrosos los trastor nos de la sociedad, que ha llegado á ser máxima de una exactitud reconocida, que la necesidad justifica las mas veces la violacion de las leyes políticas.

CAPITULO LI.

Ossorio lleva á Concepcion la noticia de su derrota. Se sitúa en Talcahuano para reunir los fujitivos y defenderse.- Las fortificaciones de la Quiriquina son destruidas por los mismos que las estaban construyendo. — Alarma que la derrota de Maypu produce en el Perú y Nueva Granada. San Martin es considerado en Buenos-Aires como el jenio de la revolucion. Los patriotas no saben aprovecharse de su victoria. — Zapiola persigue á los fujitivos sin gran resultado. - Ossorio vuelve á Lima cumpliendo las instrucciones de Pezuela y con arreglo á lo determinado en un consejo de guerra. — Deja de jefe del ejército á don Juan Francisco Sanchez.

La noticia de la sorpresa de Cancharayada colmó de alegría á los realistas de Concepcion. Creian que Chile iba á volver á la dominacion del rey de España, y la llegada de los cañones cojidos en la accion y enviados á Talcahuano, sirvió de motivo para celebrar el suceso con grandes regocijos públicos. Algunos ingleses, recien llegados de Valparaiso, opinaban que el gobierno tenia aun fuerza bastante para defenderse en Chile con gran probabilidad de buen éxito; pero la victoria de Cancharayada habia sido tan completa é inesperada y tal la dispersion de las patriotas, que les parecia poco menos que imposible que estos reorganizasen su ejército. Y eran tan positivas las noticias que diariamente se succedian y tan propias para confirmar esta confianza, que el gobernador Sanchez detuvo un buque ballenero que iba salir para Inglaterra, con objeto de que llevase al embajador español en Londres la noticia de la toma de Chile y de la entrada triunfante de los realistas en Santiago (1).

Estaban entregados al alborozo y á las ilusiones, (1) Journal of a residence in Chili, p. 71 y 72.

cuando por uno de esos grandes cambios de la fortuna, supieron los resultados de la batalla de Maypu y la destruccion completa del ejército real. No podia caberles la menor duda en la noticia porque la dió el mismo Ossorio, que muerto de cansancio llegó el 13 de abril, esto es, siete dias despues de la accion, acompañado de Rodil, sus ayudantes de campo y catorce soldados de los seiscientos ó setecientos que tenia al dejar el campo de batalla. Los demas habian sido dispersados, cojidos ó acuchillados en la huida, unos en los campos, y otros al pasar los rios, especialmente el Maule á las inmediaciones de Bilbao, donde se quedaron mas de la mitad.

La noticia llenó de espanto á los realistas, y sobre todo á los que estaban mas comprometidos por su conducta con los patriotas. Los que habitaban en el interior se dieron prisa á refujiarse en el puerto de Talcahuano, único asilo con que podian contar; y al cabo de pocos dias todas las casas y los ranchos mas malos estaban ocupados por multitud de familias, habiendo tenido que acampar muchas en las calles. Tanto temian la venganza de sus enemigos que no les arredraba la estacion del invierno, muy lluviosa siempre en aquellos paises (1).

En este gran conflicto, Ossorio no halló otro recurso que establecerse en Talcahuano. La resistencia que en esta poblacion habia hecho Ordoñez por espacio de muchos meses á toda la division O'Higgins le inspiraba la confianza de que tambien él podria sostenerse, por lo menos hasta que llegaran refuerzos de Lima y dos mil hombres de buenas tropas que debian embarcarse en

(1) And hundreds of men and women, who have been used to ease and comfort are now obliged to pass both day and night in the open streets. In truth they are very wretched. Journal of a residence in Chili, p. 75.

Cádiz en todo el mes de mayo. Con esta idea dispuso que se replegasen sobre Talcahuano todas las fuerzas que desde su marcha á Santiago estaban escalonadas como guarniciones y como reserva en las diferentes ciudades : fuerzas á que se incorporaron una multitud de fujitivos de Maypu, que habiendo escapado de las lanzas y de los lazos de las jentes del campo, se presentaron, unos solos y otros en pequeños grupos; por manera que al mes, contaba Ossorio con mil doscientos hombres para la resistencia.

Estas tropas se ocupaban, parte en recorrer el interior de la provincia con objeto de hacer nuevos reclutas, lo que conseguian cojiendo á la fuerza todos los jóvenes capaces de llevar las armas y llevándolos escoltados al campamento, y parte en reparar las fortificaciones antiguas y construir otras nuevas. Se trató de levantar algunas en la isla de la Quiriquina para protejer mejor la bahía de Concepcion y defender su estrecho paso; pero apenas comenzadas las obras se sublevaron los trabajadores y las destruyeron, habiéndose salvado en las lanchas de la fragata Esmeralda que tenian á su disposicion. La derrota de Maypu puso al virey Pezuela en grande compromiso á pesar de que entonces estaban victoriosas casi todas sus tropas y los patriotas relegados en el Tucuman se hallaban estrechados por Laserna, que solo aguardaba algun corto refuerzo en material para atacarlos. Una correspondencia muy seguida que tuvo con Morillo, jeneral en jefe del ejército de Venezuela, y con Samano, virey de Nueva-Granada, revela que le asaltaban mil pensamientos todos desconsoladores. Les escribia cartas sobre cartas manifestándoles su inquietud por encontrarse sin tropas, sin armas y amenazado

por un enemigo sumamente activo, que en cierto modo habia improvisado una marina capaz de hacerle dueño del mar del Sur. Su reclamacion de armas y municiones era de tal manera apremiante, que al dia siguiente de recibirla despachó Samano un correo á Cartajena para que el bric Andaluz fuese á Cuba con pliegos en que enteraba al capitan jeneral de lo grave que consideraba la posicion de Pezuela y le pedia lo que á él no le era posible facilitar por no tenerlo. Asimismo dió órden para que el batallon de Numancia, fuerte de mil doscientos hombres de buenas tropas, marchase á socorrer la capital del Perú.

Pezuela, al propio tiempo que apelaba á la fidelidad de Samano y de Morillo, atendia á la defensa del país con toda la actividad de que era capaz. Convencido de la necesidad de una reserva numerosa para conjurar el peligro, la creó, poniéndola á las órdenes del brigadier Rocafort y situándola en Arequipa contra el parecer del jeneral en jefe Laserna, que queria se colocase en Puno. Hubiera sido un error seguir el dictámen de Laserna, porque Puno estaba mucho mas distante de la costa amenazada y en esta tenia que haber siempre algunas tropas, como que al efecto se destacó un batallon de ochocientos infantes y un escuadron de ciento ochenta caballos que alternaba con el.depósito de Arequipa. En Lima, que era el punto por el que mas habia que temer, reunió Pezuela todos los batallones acampados en los alrededores, y ade mas toda la milicia, que ocupaba en continuos ejercicios. Tal fué su afan por instruirla pronto, que se esparcieron voces de una nueva espedicion contra Chile, lo cual bastó para que desertasen muchos nacionales, no obstante las protestas reiteradas de las autoridades superiores, asegu

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