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obligaron al enemigo á retirarse del otro lado del rio Toro, lo dispersaron en todos sentidos y le obligaron á emprender la fuga abandonándolo todo en el campo. El intrépido Labe, que lo persiguió hasta Amancay con veinte soldados montados en caballos que se le cojieron, aseguró á Beauchef que asimismo los perseguia, que los fujitivos apenas llegaban á unos treinta, y que todos los demas se habian salvado en los bosques inmediatos. Varios destacamentos enviados á estos bosques, cojieron muchos soldados, por manera que la victoria fué casi completa. Se contaron cuarenta muertos, y catorce oficiales y trescientos sesenta y nueve soldados prisioneros, de los cuales sesenta y nueve fueron cojidos en los bosques al dia siguiente por el capitan Alemparte. La patria tuvo que llorar la pérdida de cuarenta hombres, de ellos once muertos y veinte y nueve heridos de mas o menos gravedad.

La victoria del Toro fué de grande importancia así bajo el punto de vista material como moral, pues echó para siempre de la provincia de Valdivia á los españoles, separó del partido de estos un número considerable de caciques y colocó á Benavides en una posicion muy crítica, limitado casi á sus propios recursos, pues no podia recibirlos por mar y mucho menos por tierra. Por otra parte, los numerosos patriotas de la provincia temblaban ya por su porvenir, persuadidos de que el mal resultado de la espedicion de Cochrane y las pocas tropas que este habia dejado en Valdivia pondrian la provincia en el mayor peligro: así sucedió que la vuelta de Beauchef á Osorno fué celebrada con las mas vivas aclamaciones, yendo á verle y á cumplimentarle todos los patriotas. Cuando al dia siguiente continuó la marcha con su divi

sion para Valdivia, le acompañaron hasta cierta distancia de la ciudad, no faltando algunos que llegaron al paso de Tumao, donde habia gran número de indios y de jentes de los Llanos para felicitarle y ayudar á los soldados á pasar el rio Bueno. Los prisioneros se confiaron á jentes del campo armadas con lanzas, que los llevaron á Pichi, donde habia unas embarcaciones enviadas á peticion de Beauchef por el capitan de fragata don Roberto Foster, que los condujo á la isla de Mansera.

Este capitan Foster acababa de llegar en el Independiente convoyando un transporte con víveres, algun vestuario y un poco de dinero. Conducia ademas doscientos ladrones que el gobierno puso á disposicion de Beauchef para que ingresasen en el ejército, si lo creia conveniente. La guarnicion se habia aumentado entonces con algunos desertores españoles, muchos voluntarios y tambien muchos hijos de familia que entraron de cadetes hasta nueva órden. Beauchef incorporó á sus soldados los doscientos ladrones, encomendando su vijilancia á hombres de confianza, formó con todos un batallon y nombró empleados para el servicio militar, dando así á la guarnicion una organizacion y una disciplina tales como su jenio militar le hacia concebir.

CAPITULO LVI.

Victorias de los patriotas, incompletas como siempre.— Freire marcha á Santiago, dejando en su lugar á don Juan de Dios Rivera.- Benavides vá á Talcahuano, lo saquea y se lleva á Arauco algunas embarcaciones, en una de las cuales marcha Pico á Lima. — Regreso de este jefe con algunos socorros. — Derrota del escuadron.de Viel en Rere y del de O'Carrol en Pangal.— Asesinato de este comandante. — Accion de Tarpellanca y asesinato de Alcazar, don Gaspar Ruiz y los oficiales del batallon de Coquimbo.- Freire se retira á Talcahuano y Benavides ocupa á Concepcion. - Organizacion de la provincia. Estado desesperado de Freire, que le obliga á atacar á Benavides.Victoria que aquel consigue en Concepcion y derrota completa de este.— Pico incendia las ciudades de la frontera. — Vá á atacar á Prieto en Chillan y es derrotado. Muerte de Zapata é influencia que ejérce en el ánimo de los indios.

Si las armas de la patria conseguian algunos grandes resultados en la provincia de Valdivia, en las de Concepcion permanecian casi en la inaccion. Colocado el enemigo al sur del Biobio, rodeado de bosques sumamente espesos y protejido por las numerosas poblaciones de indios que las mas veces tomaban parte en sus escursiones, podia sustraerse sin grandes esfuerzos á la persecucion de los patriotas y evitar los combates, ó por lo menos hacer que las victorias de aquellos fuesen de poca importancia é incompletas.

Con la toma de Valdivia y la ocupacion de su provincia, cualquiera hubiese creido que se resentiria de esta pérdida la moral de los realistas y que se limitarian á la defensiva, esperando época mas favorable para volver á emprender esos combates solapados, que no eran otra cosa que una guerra de esterminio y destruccion. Sin embargo, apenas se veian vencidos en un punto, se rehacian en otro, aprovechando la fidelidad dilijente de las

familias refujiadas al sur del Biobio y especialmente por el lado de Quilapalo, verdadero cuartel jeneral de sus espediciones y centro de una grande actividad. Muchas veces salió Alcazar de su acantonamiento de los Anjeles á batir sus desastrosas guerrillas, pero sus salidas no producian mas resultado que fatigar las tropas ó caer en alguna emboscada, que con frecuencia le ocasionaba pérdidas efectivas. Si alguna vez le favorecia un tanto la fortuna, no tardaba en ser detenido por los obstáculos que sin cesar estaban inventando aquellos hombres de

recursos.

Freire por su parte no podia enviar refuerzos á Alcazar. Con los doscientos cincuenta hombres que dió á Cochrane para la afortunada espedicion de Valdivia, su ejército quedó en el mayor apuro, falto absolutamente de todo, sin que sus vivas reclamaciones al gobierno produjesen apenas resultado, razon por la cual se decidió á ir en persona á Santiago, dejando de intendente al coronel don Juan de Dios Rivera, hombre valiente, conciliador, pero mucho menos emprendedor y temible que

su succesor.

En el momento que partió Freire, las partidas que hacia algun tiempo estaban como adormecidas, despertaron mas audaces. Las de Zapata acampadas en Gualigueico, tierra del cacique Marilhuan, amenazaron á Nacimiento, las de Ferrebú y Macareño llevaron el hierro y el fuego á Rere y sus inmediaciones, y Benavides se dirijió el 12 de mayo á Talcahuano, que tomó y saqueó á favor de la obscuridad de la noche. Unas cuantas embarcaciones que habia en el puerto, le sirvieron para trasportar á Arauco los efectos robados y algunas tropas : él regresó con las restantes por el camino por donde habia

ido, burlando la actividad que al dia siguiente desplegó Rivera para perseguirle.

Aunque la posicion del ejército de Benavides era entonces bastante satisfactoria, sin embargo, tenia necesidad este jefe de ponerse en comunicacion con el virey del Perú para obtener los socorros que le faltaban. Con este objeto propuso á don Juan Manuel Pico que marchase al Callao en una de las embarcaciones cojidas en Talcahuano, y este oficial se decidió, lleno de confianza y resolucion, á emprender un viaje largo, peligroso, que tuvo la suerte de llevar á cabo con buen éxito. A los pocos meses regresó con el nombramiento de teniente coronel de los dragones de la frontera en un gran buque cargado de víveres, efectos y armas, siendo portador del despacho de coronel de infantería para el jefe del ejército, de gran número de medallas de oro y plata para recompensar los hechos meritorios y de muchos nombramientos en blanco para completar los cuadros ó llenar los vacíos del ejército. Pezuela se propuso protejer las montoneras, esperando así llamar sobre aquel punto la atencion del gobierno chileno y distraer las tropas que se organizaban é instruian con destino á la tercera espedicion contra el Perú.

Con semejantes auxilios no tardaron en aumentarse las montoneras de Benavides y elevarse la cifra de su ejército á dos mil hombres, todos aguijoneados por la perfidia y la envidia, y capaces por consiguiente de audacia y resolucion para todo. El número de los patriotas era al contrario muy escaso. Absorbida completamente la atencion de O'Higgins en su grande espedicion contra el Perú, sacrificó en cierto modo á su política la provincia de Concepcion, despreciando al enemigo que no

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