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arena. Este pretesto, como sucede siempre, no tardó en ofrecerse.

Entre los suplentes de los diputados que por ausencia ó renuncia faltaban del congreso, vió el público con cierta repugnancia el nombre de don Agustin de Aldea, antiguo realista, oficial en otro tiempo de Benavides y acusado de muchos desmanes, entre otros, de haber tenido parte en el incendio de los Anjeles, de cuyo distrito era precisamente representante. Aunque habia abjurado hacia mucho tiempo sus pasados errores, y demostrado ó querido demostrar en un escrito, su inocencia en el incendio de los Anjeles y el amor patrio que le dominaba así por inclinacion como por principios, el parentesco inmediato que le unia con el ministro Rodriguez le hizo aun mas odioso y atrajo sobre la asamblea un descrédito que no tardó en revelarse en ataques apasionados y significativos. Esto no obstó para que continuase infrinjiendo su mandato y votando leyes orgánicas y hasta fundamentales, pues promulgó una constitucion que no hubo tiempo ni de meditar ni de discutir.

Esta constitucion fué, como se esperaba, completamente favorable al gobierno y en particular á O'Higgins, que estaba elejido por seis años con una proroga de cuatro, decretada por el mismo congreso. Este se componia de diputados, cuya eleccion era de tres grados: en el primero el nombramiento se hacia directamente por los gobernadores y municipalidades, en el segundo á la suerte en la proporcion de uno por cada mil almas, y en el tercero en escrutinio secreto por los electores que designase la suerte. Con esta combinacion, fruto de las vijilias de don Camilo Enriquez y algunos amigos suyos, el gobierno tenia casi asegurada la eleccion de los dipu

tados por medio de la poderosa influencia de los gobernadores y alcaldes encargados de nombrar los primeros electores. A mayor abundamiento, para que el congreso no pudiese ser arrastrado por las facciones y pasarse á la oposicion, se le puso el contrapeso de un senado compuesto de siete diputados, elejidos en asamblea permanente con el nombre de corte de representantes, varios jenerales, el obispo, los ministros y otros muchos funcionarios identificados con la causa del director y por consiguiente dispuestos siempre á sostenerle.

Aunque con motivo de esta constitucion se dió una amnistía que alcanzaba á casi todos los presos políticos y la ley fundamental recibió la sancion del pueblo, pues tuvo buen cuidado el gobierno de depositarla en las municipalidades para someterla á la aprobacion jeneral, pareció tan incompatible con las ideas que se tenian de la soberanía del pueblo, que unas sencillas observaciones bastaron para despertar las pasiones y propagar el incendio por todo el país. Santiago tomó, como de costumbre, la iniciativa del levantamiento, pero mientras que en aquella ciudad solo se oian murmuraciones, la provincia de Concepcion se preparaba á obrar, dispuesta á echar por tierra la nueva constitucion y el poder arbitrario que la habia inspirado.

Por entonces llegó á esta provincia el intendente Freire de vuelta de un viaje que habia hecho á Santiago, en busca de recursos para su ejército, que se encontraba de mucho tiempo atrás desprovisto de todo. Antes de emprender este viaje no estaba ya en muy buenas relaciones con el ministro Rodriguez, y en el tiempo que se detuvo en la capital, su desvío se impregnó de todo el odio que tenia á aquel el público, siempre dispuesto á creer sus

dilapidaciones. Por otra parte, fué testigo del descontento contra O'Higgins por la obstinacion en conservar á su ministro, lo cual unido á la arbitrariedad de sus últimos actos, le hizo entrever la próxima caida del director y acaso despertó su ambicion, ambicion que ciertamente no tenia antes de su partida. Sea de esto lo que quiera, decidido, á su llegada á Concepcion, á tomar parte activa en el gran pronunciamiento proyectado, provocó una asamblea popular que en representacion de toda la provincia legalizase los actos subversivos que meditaba, y el 8 de diciembre de 1822 esta asamblea, completamente constituida, celebró su primera sesion bajo la presidencia de don Estevan Manzano (1).

Para darle cierto aire de justicia y legalidad se levantó una acta de la instalacion, que se envió al director, echándole en cara el estado de miseria en que se encontraba la provincia de Concepcion, y mas particularmente el ejército, que habia sufrido toda clase de privaciones aunque siempre al frente de un enemigo, al que por motivos culpables se habia tenido cuidado de dejar escapar. Se le censuraba ademas por el vicio de que adolecia el nombramiento de los diputados, hecho con objeto de perpetuar su mando, razon por la cual era ilegal y nula la asamblea; y se concluia suplicándole que la disolviese y se nombrase otra, fundada en elecciones en que presidiera la libertad y la moralidad.

El brigadier Freire, instigador principal de esta cruzada, procedió como político hábil y respetuoso. Al dia siguiente hizo su sumision á la asamblea y le envió todos

(1) Se componia de don Estevan Manzano, don Francisco de Binimelis, don Pedro José de Zañartu, fray Pablo Rivas, don Julian Xarpa, don José Salvador Palma, don Felix A. Vazquez de Novoa, don Fernando Figueroa, don Gregorio Moreno, don Juan Castellon y don Pedro José del Rio, secretario.

sus despachos civiles y militares que los individuos de aquella le devolvieron, « reservándonos, decian, al conocimiento de los grandes asuntos políticos que han motivado nuestra reunion, la facultad de nombrar el que debe sustituir á V. S. en el poder judiciario y mando de la hacienda cuando haya de ausentarse de esta capital por asuntos de guerra, y la de decidir en toda clase de asuntos que en grado de apelacion se eleven á esta asamblea (1). » A los pocos dias le autorizaron para hacer un empréstito en víveres y dinero, recomendándole que lo exijiese de los enemigos de la independencia y de los de la causa actual. Esto fué comenzar el ataque por exacciones á los amigos y partidarios de O'Higgins, y continuar la aciaga política de la época, oríjen de tantos y tan sensibles ejemplos de represalias que llevaron la desolacion á todos los partidos, á los realistas como á los liberales de todos los matices, que contribuyeron poderosamente á sumerjir las provincias en el estado de miseria en que se hallaban, y que no aprovecharon ni para la consolidacion de ningun partido ni para el porvenir del país.

En cuanto O'Higgins supo por los diferentes correos que desde Chillan le envió don Ramon Lantaño, la formacion de la nueva asamblea y las hostiles intenciones que manifestaba contra su autoridad, escribió al presidente, espresándole su sorpresa por semejante conducta, cuyos motivos ignoraba. Tan lejos se hallaba de pensar en un proyecto de insurreccion, que tres dias despues, es decir, el 30 de diciembre, le propuso el nombramiento por una y otra parte de plenipotenciarios para que se enten

(1) Contestacion de la asamblea al mariscal don Ramon Freire. Archivos de Concepcion.

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diesen, y cesara el motivo de sus disensiones. Al propio tiempo se quejaba de que el capitan Boscorgue habia empezado las hostilidades apoderándose en la ribera norte del Maule del oficial Callejas y de varios útiles de guerra, queja que no fué atendida, porque el mismo Callejas fué el que, faltando á sus deberes, provocó la medida con sus intrigas. En cuanto á la proposicion de los plenipotenciarios, fué aceptada y se señaló para su reunion el 22 de enero de 1823, pero no en Talca como habia resuelto O'Higgins, sino en la isla de Duao en el rio Maule. Los del director fueron don José Gregorio Argomedo, don Salvador de la Cavareda y don José María Astorga: los de Concepcion los individuos de la asamblea don Estevan Manzano, don Pedro José de Zañartu y don Pedro José del Rio.

A pesar de todos estos preliminares de avenencia, la asamblea de Concepcion se preparaba para oponer una resistencia firme y decidida á cualquiera fuerza que quisiese atacarla, ó bien para tomar la iniciativa de la agresion. Con este objeto aumentó Freire las compañías de dragones de la frontera con otro escuadron que denominó dragones de la libertad, y para seguir una marcha regular, sometió el nombramiento de los oficiales á la aprobacion de la junta. Estas tropas fueron destacadas con algunas otras á las riberas del rio Maule á fin de impedir el paso á las de O'Higgins y auxiliar á los subdelegados, encargados de vijilar las personas influyentes del contorno, que pudieran entrar en comunicacion con ellas, y de enviarlas inmediatamente á Concepcion. Así se practicó muy luego con el teniente gobernador del partido de Cauquenes don J. Antonio Fernandez, á quien se le sorprendió en correspondencia con el sarjento mayor

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