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la enseñanza mutua, entonces muy en voga en toda la Europa y que aquel estimable inglés acababa de introducir en América. Para moralizar aún mas la instruccion, hizo penetrar en ella el espíritu relijioso, valiéndose de eclesiásticos virtuosos, y por entonces, es decir en 1821, restableció en su silla al señor Rodriguez, cuya primera entrada en la iglesia catedral fué celebrada con aclamacion y aplausos de los ciudadanos de todas clases Y todas opiniones.

de

De resultas del abandono en que se hallaba la policía de las mujeres de clase inferior, muchas se habian hecho perversas, corrompidas é indignas del progreso moral que debia tener la nueva sociedad. Para remediar estos vicios creó una casa de correccion, en que no solo estaban privadas de su libertad y apartadas de los sitios de desórden, sino que se habituaban al trabajo. Al efecto puso á la cabeza de esta casa un suizo muy intelijente, que les enseñaba, ó les obligaba á hacer, una infinidad de cosas, que el público compraba, y cuyo producto era en beneficio de las detenidas. De la misma manera, para que no estuviesen ociosos los prisioneros españoles, se les ocupó en una multitud de trabajos públicos y particulares. Mas de mil de estos antiguos soldados fueron empleados en el canal de Maypu, principiado hacia mucho tiempo y terminado al fin con gran utilidad de aquella vasta llanura casi esteril hasta entonces, debiéndose á él el pequeño pueblo que con tanto acierto supo dirijir y gobernar el gran patriota don Domingo Eizaguirre, el cual tuvo la feliz idea de ponerle el nombre de San Bernardo, en memoria de su ilustre fundador. La alameda, este hermoso paseo, que no tiene igual en América, fué tambien dibujado bajo su inspiracion y hecho por los mismos prisioneros, como igualmente muchos monu

mentos provinciales con que hoy Chile se honra y enva

nece.

Ocioso seria ciertamente recapitular aquí todo lo que O'Higgins hizo en favor de su país: inútil hablar de lo que trabajó para la reunion de un congreso americano; del banco de rescate que estableció en Huasco con grande utilidad de la casa de moneda de Santiago; de las medidas que tomó para destruir el mucho contrabando que hacian los ingleses y los americanos; de los útiles establecimientos de comercio que creó, y que tanto han contribuido á la prosperidad del país, dando á Valparaiso la perspectiva de llegar á ser mas tarde el depósito principal de la mar del sur. Procuró igualmente entablar relaciones amistosas con las diferentes naciones, cuya amistad podia ser util á Chile. Al efecto envió un ministro á los Estados-Unidos y otro á que negociase en Inglaterra un empréstito, que desgraciadamente no fué de grandes resultados para la felicidad pública, y cuya primera remesa de ochenta mil onzas que llegó en los últimos dias de su mando, acaso contribuyó mucho á su caida. El mismo ministro llevó la mision de promover la independencia de Chile, muy amenazada por la influencia de la Santa Alianza, cuyos individuos reunidos en congreso en Aix-la-Chapelle, se hubieran declarado decididamente contra América, si Inglaterra por un lado y los Estados-Unidos por otro, no se hubiesen opuesto con todas sus fuerzas á este acto de injusticia internacional. Por último fué á Roma el canónigo Cienfuegos á reanudar los lazos que deben unir á la iglesia cristiana con el jefe de la iglesia universal, y neutralizar al mismo tiempo las intrigas de España, bastante poderosas para haber conseguido inclinar de su lado esta grande influencia. Mientras Cienfuegos negociaba sobre

el destino de la iglesia chilena y sobre sus pretensiones al concordato americano, hecho en otro tiempo en favor del rey de España, los publicistas de Santiago empezaron á discutir cuestiones de la mas alta importancia. Se escribió sobre la tolerancia relijiosa, sobre ciertos abusos de los curas, y sobre la reforma de los conventos de frailes de diversas congregaciones: cuestiones que nunca habia habido atrevimiento bastante para abordar y demasiado nuevas para haber sido apreciadas y sostenidas.

Pero en lo que mas brilló el gobierno de O'Higgins fué como poder militar, y bajo este punto de vista y el de los resultados de sus grandes empresas, este poder llegó á ser el preponderante, á consecuencia de algunas grandes crisis de las repúblicas hispano-americanas. Diputados de Méjico y de Colombia fueron en momentos de apuro á solicitar su proteccion. Buenos-Aires, que lo habia hecho todo por Chile, le debió tambien algunos auxilios, y elevados personajes de Europa, sabedores de sus buenos servicios, no cesaron de alentarle en sus cartas y por medio de escritos. Por entonces, diferentes gobiernos, cuyos paises disfrutaban completa tranquilidad, deseando tener relaciones amistosas y comerciales con Chile, favorecieron, sino oficial al menos secretamente, el comercio de sus súbditos; y el rey de Suecia, adelantándose á las intenciones de la nacion francesa, entonces sometida á los protocolos de la Santa Alianza, le ofreció encargarse á sus espensas de la instruccion de una docena de jóvenes chilenos, que siguiesen los cursos de mineralojia para que mas tarde pudieran sus ricos paises aprovechar tan útiles conocimientos.

Todo pues, favoreció los deseos y buenas intenciones de O'Higgins. Desgraciadamente la civilizacion no consiente ni la monotonía, ni una marcha jeométrica y

acompasada avanza por el contrario á saltos y prefiere ante de todo el movimiento y la variedad. Precisado O'Higgins á obedecer á esta ley de nuestros adelantos, lo hizo sin murmurar, sin segunda intencion, y con resignacion igual á la que tuvo en otro tiempo para someterse á la autoridad de don José Miguel Carrera. Y es que en él, el sentimiento del honor despertado por el peligro de la patria, le conducia á toda clase de abnegacion. Dirijió seis años la república, tiempo demasiado largo para momentos de ilusion, en que la conquista de la independencia hacia creer á los chilenos en un verdadero Eden, y fué necesario sacrificarlo á sus sueños con la esperanza de encontrar mejor guia, á pesar de las bellas cualidades que le caracterizaban. A este respecto, todos los estranjeros residentes entonces en Chile hicieron de él los mayores elojios, y el jeneral Miller le llama en sus memorias « uno de los hombres mas grandes que ha producido la revolucion de la América del sur, » añadiendo que « su valor, integridad, patriotismo, desinterés y su capacidad, merecen los mayores elojios. »

FIN DEL TOMO SEXTO.

INDICE

DEL

TOMO SEXTO.

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Páj.

CAPITULO XXXIV. - Posicion de los dos ejércitos. Don Miguel Carrera

propone inútilmente la toma de Arauco.- Llegada á Chile del brigadier

don Gabino Gainza y de un refuerzo de tropas. Parte para Chillan

y despues para Quinchamali.— O'Higgins se ve rodeado de realistas por

todas partes. Principio desgraciado de su mando.- Don Miguel y don

Luis Carrera se dirijen á Santiago con varios amigos y son hechos prisio-

neros por los soldados de don Clemente Lantaño.- Toma de Talca por

Elorriaga. Muerte del coronel don Carlos Ispano..

CAPITULO XXXV.-Estado de los dos ejércitos de los patriotas.-Mackenna,

atrincherado en el Membrillar, solicita de O'Higgins que se le reuna.-

Salida de O'Higgins de Concepcion despues de haber nombrado una

junta. Su llegada á la Florida.- Combate del alto de Quilo.- Gainza

ataca á Mackenna en el Membrillar y es completamente batido. — El

teniente coronel don Manuel Blanco de Encalada sale de Santiago con

una espedicion á reconquistar á Talca.- Mala disposicion de sus tropas,

que son vencidas por Olates en Cancharayada. . . .

CAPITULO XXXVI.- Decide O'Higgins atacar al enemigo en Chillan, pero

desiste de este propósito al saber sus movimientos hácia el norte. - Le

sigue con objeto de pasar el rio Maule antes que él. En Achihueno

quiere atacarle por sorpresa, pero el incendio de veinte y dos cargas

de pólvora se lo impide. Su mala posicion al llegar al vado de Duado

por la pérdida de la division Blanco y su estratajema para pasar el de

Queri. Acciones de Huajardo, Rioclaro y Quechereguas. Llegada

de un refuerzo de hombres al mando de don Santiago Carrera.— Salida

de Mackenna y Balcarce para Santiago. Los realistas se apoderan de

Talcahuano y Concepcion, quedando dueños de toda la provincia. . . 44

CAPITULO XXXVII.- Preparativos de la junta para separar del ejército á
los hermanos Carrera. Revolucion del 7 de marzo y concentracion
del poder en una sola persona. El coronel don Francisco de la Lastra,

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-

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