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efecto verificado de nuevo arribaron al mismo puerto de Omoa el 13 del presente, conduciendo tres hombres y una muger ingleses: siete hombres tres mugeres y cuatro niños mestizos: un hombre, dos mugeres y dos niños índios: una zamba pequeña, dos: negras y nueve negros. Todavia quedaban varios negros en uno de los extremos de Roatan, que no pudieron recorrerse por las ciénegas, y esteros. Los prisioneros ingleses fueron conducidos para la Habana, donde servian para los canges.

CAPÍTULO 142.

Restauracion y pérdida de Rio Tinto.

Con las propias fragatas de la armada y piraguas de Bacalar siguió el señor Galvez la expedicion á Rio Tinto, saliendo de Trujillo dia 26 de marzo del propio año 782, y dirigiéndose á la costa de aquel territorio, en que estaban situadas cuatro fortalezas, nombradas Quepriva, La Criba, Mistercrie y Ciriboya: la primera, á lo que parece, en la playa de la mar en la boca del rio Paun, á cuya inmediacion sobrevino un mal tiempo, que puso la escuadra en peligro de naufragio, debiendo su salvamento á la eficacia y pericia del primer piloto, don Ramon de Evia, alférez de navío; y la segunda, á distancia de una legua, en la boca del lago de su nombre, en la bahia del Rio Tinto.

El primer ataque se dió al fuerte de Quepriva y el segundo al de La Criba, acudiendo en uno y otro encuentro con sus fuegos las dos fragatas, y distinguiéndose el capitan de la Matilde por sus buenas disposiciones, situado como la otra vez en el alcázar, y don Andres Tacon de la Santa Cecilia, por el grande valor y constancia con que se mantuvo esforzando la tropa y tripulacion.

Acudieron de su parte las piraguas, de las cuales en las suyas sobresalieron igualmente el teniente coronel y capitan de la primera compañia del fijo don Vicente Arizabala, y el teniente coronel de ejército y coronel del batallon de Chiquimula don Joaquin Josef de Posada, que bajaron por los rios Paun y Tinto á los desembarcaderos en que saltó en tierra su tropa, y por ellos desembarcó así mismo el resto de las otras, distinguiéndose el te

niente coronel don Nicolas Urrutia, capitan de la sexta compañia del fijo, el teniente coronel don Francisco Salablanca, capitan de la séptima, el teniente coronel don José Casasola, capitan de Granaderos, don Tomas Butlez, capitan de la artillería de voluntarios, y don Guillermo Burti, subteniente del batallon de Tegucigalpa, que cargaron con los fuegos y baterias hasta la rendicion de las plazas.

No se distinguieron ménos don Josef Ballesteros y Navas, subteniente del batallon de milicias de Gracias, haciendo los desembarcos en calidad de ayudante del mayor general: don Ramon Beltran capitan de las milicias de Olanchito el viejo, que salió herido; y el teniente de dragones provinciales de Guatemala don Nicolas Ezeta, que se halló al lado del general presidente en la rendicion de Quepriva. Tomado este fuerte dia 30 de marzo, y el de la Criba, el 2 de abril, fueron evacuados y ocupados los otros, tomada su artillería, sus poblaciones y posesiones.

No se olvidó el señor Galvez de la poblacion de Buflis en Punta Gorda, á la banda septentrional del rio de San Juan en la costa de Nicaragua, contra la cual envió suficiente número de piraguas convoyadas con las compañias de milicias y artillería, que bajaron por aquel rio; y luego supo por el gobernador de Costa-Rica, que hallaron evacuados la laguna y puerto de Buflis, no encontrando en ellos ningun enemigo, y que á causa de esto sufrieron recios temporales, naufragaron tres piraguas, y arribaron las restantes á las costas del valle de Matina, ahogándose entre otros el subteniente del batallon fijo, don Juan Guillini, y salvándose milagrosamente el teniente coronel don Juan de Julia, que era el comandante, don Antonio Samper capitan agregado, don Rafael de Cárdenas teniente de capitan, y el subteniente don Luis Avella, como tambien don Antonio Antonioti, teniente del real cuerpo de artillería. Así es que quedaron evacuadas de enemigos la costa de Buflis, la de Rio Tinto, y sin duda la de Balis, puesto que en consulta de 17 de abril expone el presidente ser ya dueños absolutos de todo el seno de Honduras.

El territorio de Rio Tinto fué por lo pronto un objeto de especulacion, proyectándose su colonizacion: sobre que en consulta de 19 de abril, dice el señor Galvez. Para Concepcion de Honduras (así intituló la Criba) y sus terrenos, tambien fuera ventajoso el traer familias que mantuviesen en cultivo tantas haciendas de cañas mieles como se les han tomado á los ingleses.

Para resguardo de Buflis y tentativas que pudiesen emprender por el lago de Nicaragua, pidió un constructor de navíos, y le fué remitido de la Habana don Luis Fernandez, sugeto idóneo, á quien ordenó pasase al reconocimiento de las maderas de las montañas próximas á Granada, y que cortase y labrase la necesaria para la construccion de dos lanchas cañoneras, que luego informó de lo exquisito y abundante de ellas para la fábrica de estos buques, congratulándose con la esperanza de verlos pronto construidos con las reglas del arte.

El señor Galvez, de Rio Tinto se volvió por Trujillo, y de Trujillo para la capital, dejando guarniciones en Quepriva y La Criba, las cuales luego se experimentó no poder conservarse por falta de víveres, cuyo surtimiento, dice una consulta, por mucho que se procure, siempre sufre demora, ó se frustra del todo: por que saliendo reiteradamente de Trujillo diferentes buques, conduciéndolos, regresan impedidos de la tenacidad de los vientos, y corrientes opuestas á este viage, que dificulta vencer el Cabo ó Punta de Camaron, situado en el intermedio de esta navegacion, y sus consecuentes dilaciones y averías, fueron tan extremadas que las tripulaciones por una parte han consumido considerable porcion de su carga, y por otra se ha inutizado mucha de ella; y aunque se había abierto camino por tierra, via recta de Trujillo, el tiempo actual de aguas y sus cenegales impiden su tránsito.

Resultó ademas no estar aun el territorio pacífico, segun expresa la consulta, diciendo, tiene los embarazos que son propios á los enemigos que expelidos de las fortalezas vagan en sus recintos interceptando y hostilizando emboscados las conduciones de víveres y á los que las escoltan en el modo y sistema que indican dos acciones, que han ocurrido, de las cuales en la segunda fué roto el destacamento de la Concepcion, La Criba, que de ella habia salido á acopiar plátanos, sin probable remedio de cesacion, respecto á ser unos negros que sin civil domicilio habitan los bosques y espesuras, y se alimentan de plátanos y frutas silvestres.

Viéndose pues la guarnicion sin ninguna provision, con poca harina y la imposibilidad de valerse de los plátanos, juntó consejo de guerra el 10 de julio, y dispuso representar sería preciso desalojar aquellos establecimientos y retirarse á Trujillo, si no se verificaba su socorro ántes del fin del mismo mes, pues hasta esta fecha consideraba poderse alimentar de las mulas y caballos,

que allí tenian.

Entre tanto la desercion habia comenzado por la dispersion> del destacamento, y continuaba en el cuerpo de tropa de la guarnicion, compuesta de la mayor parte de milicias, sin arbitrio á su remedio en unos terrenos que por desiertos dificultaban precaverla, y al propio tiempo las enfermedades iban haciendo incapaces de ejercicio otro crecido número de ella.

Trujillo que no descuidaba de la asistencia de esta guarnicion, acertó á transportarle auxilios, que llegaron del 15 al 18 así de víveres, como de hombres de tropa veterana, conducidos por Jeremias Terry, con que se recobró notablemente; y con noticia de haber llegado á Trujillo la fragata Soledad, corsaria del consulado de Cádiz, á las órdenes de este gobierno superior, todavia en nuevo consejo de guerra deliberó que el mismo Terry hiciese viage en ella al Cabo de Gracias á negociar la amistad de los zambos y moscos allí situados.

Lo cual aprobó el señor presidente Galvez, y comunica al ministerio en consulta de 4 de agosto, en que lamenta costar la posesion de aquellas fortalezas inmensos gastos al erario, y los últimos esfuerzos de los naturales de este reyno, y lo sugeta á la deliberacion del rey, manifestando sería conveniente asolar los cuatro establecimientos, quemar sus habitaciones, arrasar las fortificaciones, trincheras y estacadas, recoger su artillería ó absolutamente inutilizar la que no pueda conducirse, y destruir los platanares de todas las inmediaciones, situándose su guarnicion en el puerto de Trujillo, desde donde en tiempos oportunos pueden hacerse salidas frecuentes á aquel distrito á incomodar á los enemigos, que lo infestan.

A tiempo que atendia el señor Galvez á la costa del norte, no descuidaba de la del sur; y su aplicacion á los negocios al fin no se veia frustrada de auxilios y recursos, puesto que recibe noticia de dos fragatas de guerra, que han tocado en Montevideo y Chile, conduciendo artillería para resguardo de los puertos de esta costa, y activa la conclusion de una fragata, que se estaba construyendo en el Realejo, para que camine con direccion al Callao, y aun hasta Chile en solicitud de la artillería. Con respeto al norte, una consulta de 2 de setiembre avisa las cantidades suplidas en Omoa a otra fragata corsaria, la Antiope, tambien del consulado de Cádiz, para que las repusiese éste en España á la ha

cienda real. Lo que muestra un deber hasta entónces reconocido del resguardo de estas costas, que hacian su comercio.

A los sucesos que han precedido en Rio Tinto, siguieron otros aun mas desagradables. Una escuadra inglesa compuesta de dos navíos, seis fragatas de guerra, una goleta y dos bergantines, vino sobre los fuertes Quepriva y La Criba, el 22 de agosto, con un convoy de negros mandado, por los ingleses Cambell, y Juan' Smit, que asaltaron la guarnicion del primero, y rendida pasaron toda a cuchillo. ¡Inhumanidad, dice la consulta de 21 de setiembre, que tendrá en las historias de la guerra pocos ejemplares!

La guarnicion de La Criba, continúa diciendo el señor presidente, capituló con el mayor honor, y yo lo he aprobado á aquel comandante don Tomas de Julia, que supo sacar bajo de unas fuerzas superiores unos capítulos tan honrosos.

Estos sucesos, prosigue diciendo, acreditan las disposiciones que de antemano tenia dadas para que inutilizasen aquel establecimiento y se retirasen á Trujillo; pero se retardaron mis cartas, ó el espíritu de aquella guanicion pensó en defenderse, como lo hubieran hecho, sino hubiera sido atacada con tan superiores fuerzas.

Todo esto viene de la desgraciada accion del conde de Grasse con el almirante Rodnei, y continuarán sobre este reyno, siempre que la Jamayca esté por los ingleses, y lo que mas siento es, que los mejores oficiales, y soldados se me hayan inutilizado para tomar las armas, interin no sean cangeados por otros tantos de igual clase.

Yo me veo al presente sin tropa veterana, todas las milicias cansadas, y azotadas de tantas expediciones, de forma que últimamente era una continua desercion de los de la tierra. En el dia he dispuesto que todos los oficiales, que se hallaban por fuera en distintas comisiones y puestos se arrimen á sus fronteras, para impedir el que se internen en el reyno con mayor empeño á la plaza de Omoa; pues me temo venga la escuadra inglesa á demoler aquella fortaleza: pues su objeto me parece no será solo el recuperar La Criba, ya cuasi destruida, y enteramente diez ó doce poblaciones que tenia en sus cercanías hasta el rio de Platanos, que dista 12 leguas, y todas las demas haciendas de trapiches. Tengo observado que los ingleses siempre me atacan por los meses de agosto y setiembre, sin temer á los equinocios, valién

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