Imágenes de páginas
PDF
EPUB

encargó el gobierno al almaral Rabinli su hermano. Todos rehusaban su ida á tierra de españoles, y el mismo padre le alegó que con su ausencia todo faltaria de los buenos principios que aquello llevaba; y la respuesta delante de todos fué que el tenia familia grande, y le era preciso dar sus arbítrios, y hacer aquel viage para vestirla y así que iba á Leon por eso.

Tomo aparte al p. Barrueta dia 8 de octubre, y le preguntó, ¿qué debia darles á las que habian sido sus mugeres? Como el uso era dar mas á la primera que á la segunda, y á ésta mas que á la tercera, Barrueta quiso examinar á fondo, cual era la primera, y quien fuese legítima. Para esto tomó dos intérpretes, la cautiva de Juigalpa Juana Bello y un marinero Antonio Ocampo de Cartago, y asistido de dos testigos don Luis Tife, y otro marinero Gerardo Rivas, presente el gobernador, examinó, como juez eclesiástico de la corta feligresía de Tubapi, á Hermenegilda Visibel, reputada por primera, haciéndole quince preguntas de cuyas respuestas resulta: que la primera era cuarta en razon de tiempo, y primera ó principal por gerarquia de nacimiento, que fué pedida á sus padres y entregada por éstos sin contrato ni consentimiento suyo: que no hubo presentes ni otra fiesta que la atencion de dar de comer á los capitanes que fueron por ella; y que repudiada por zelosa del gobernador, tuvo sucesivamente otros dos maridos.

La décimasexta pregunta es general al gobernador, á la muger y á los intérpretes ¿si era así con todas las mugeres que tenian los gobernadores? Respondieron que unas eran cautivas, otras compradas y otras cogidas que le agradaban, quisiesen ellas ó no, no quedando á su arbítrio decir sí, ó no.

Entretanto que el misionero Barrueta instruia esta diligencia, el gobernador pretendiente se determinó á escribir á Leon á la señora Rodriguez una carta, su fecha dia 12, en que le dice. Desde que fuí al rio de San Juan á dejar á U. para que usase de su libertad y gozase de sus amados parientes, estoy pensando en U. dia y noche, y por mas que le pido á Dios, no se me quita de la cabeza el pensar que es de su divino agrado el que nos casemos. Si U. no está en ello, esté entendida por ésta, que está enteramente libre de su cautividad. Al señor teniente le dí una criada para U. presente. Yo solo me acordaba, y tenia mucho pesar, porque la piragua no sabia como habia llegado; pero así que vino don Luis Tifer, y el reverendo padre, y me dijeron como U. quedó buena,

y un

me alegré mucho. En Cartagena fueron muchos los favores que recibí del señor obispo, del señor gobernador, de los señores principales, y sobre todo de S. E. Con todos estos señores comuniqué mi casamiento con U. como me tiene dada palabra aquí repetidas veces y en el rio de San Juan palabra y mano, y todos á una estos señores y S. E. me dijeron que era muy bueno, y me daban las gracias, de haber escogido para esposa una señora tan virtuosa. Es cierto que el señor obispo y S. E. me dijeron, que si queria ser cristiano, habia de dejar todas las mugeres. Yo les respondí, que á todas las dejaba desde luego, ménos á una señora de que estaba prendado, que es U. Cuando venga, no hallará en mi casa muger ninguna. A U. la quiero por verdadera muger legítima y seposa, para mientras durare la vida, y porque las otras razones, que tengo para quererla á U. y U. para ser agradecida, las diré en llegando, salgo de aquí para esa á los cinco dias. Despues de besamano, concluye y firma: Su esposo que la estima, Cárlos Antonio de Castilla, gobernador mosquito.

Magdalena Midiole, antigua muger del gobernador, escribe tambien á la señora Rodriguez por sí, y en nombre de Luisa Larinda, otra de sus mugeres en el mismo dia 12 con afectos del mas noble cariño, comunicándole la primera la mansion de su hijo Crisanto en Cartagena aprendiendo á leer y hablar español, y la segunda renovando las caricias con que le fué dada y confiada su hija Jacinta. Ambas se congratulan de no haber sido necesario ir á Cartagena, bendiciendo á Dios, porque ya tienen sacerdote en la tierra. Mi estimada de mi vida, le dice entre otras cosas, te aviso que la ida del gobernador á Leon es al fin de casarse con vos, por la palabra que le tenes dada, y él está tan agarrado de ella que no piensa en otra cosa. Desde que vino de Cartagena no tiene lo mas mínimo con nosotras, solo manteniéndonos en la comida, y eso dice que lo hace por los hijos que le tenemos, y así te suplico no desmayes.

Hablando de Hermenegilda Visibel, otra de las antiguas mugeres; te suplica, le dice, que por amor de Dios te vengas, que mires que es preciso, porque quién ha de gobernar esta casa, y quién se ha de doler de ella. Ya ves que Meregilda es muger de edad, y despues de Dios no tiene á quien dejarle sus hijos, sino es á vos, pues vos avis de ser la dueña de todo. Te prometemos quererte mas que antes.

El p. Barrueta cerró al dia siguiente su diligencia, y atendien do así á la falta de consentimiento en aquellos contratos, como á la falta de perpetuidad, resultando de ellas, haber tenido la Visibel cuatro maridos todos vivos, é hijos con ellos segun la edad de la prole, declara nulos por derecho natural todos los de las mugeres del gobernador, y á éste, que intenta contraer matrimonio con otra, en libertad de hacerlo. Cuyo auto firman el misionero párroco, juez eclesiástico en Tubapi á trece de octubre de mil setecientos ochenta y ocho.-Fray Manuel de Barrueta-Luis Tife-Juan Gerardo Rivas.

Todavía hizo mas el p. Barrueta. Se convirtió en abogado del casamiento con la Rodriguez á quien escribe en carta de 18 del mismo, diciendo: aunque habia visto su renuencia para este matrimonio, oyendo ahora que en fuerza de su palabra y mano repetida, fueron libertadas las cautivas de su pueblo; y si U. que fué la primera en abrir los ojos á este gobernador para el conocimiento de Dios, le falta ¿qué le toca á él hacer en despique? Perderse él y perder a todos. Y ¿qué sacará U. de ver mi sangre derramada? Hoy en dia hace este hombre la reduccion: él habla á todos cuanto alcanza para que se conviertan á Dios. En fin, á un neófito no se ha de tratar como á un cristiano viejo, por la venganza lastimosa y malas resultas. Despues de otras cosas advierte, que el gobernador dilató el viage para el dia 19, pero no salió, sino has→ ta el 21 de octubre.

CAPÍTULO 448.

Casamiento del gobernador con
española.

El padre Barrueta, escribiendo al señor Villegas en la propia fecha que á la Rodriguez, le dice. Para mañana tiene determinado salir este gobernador mosquito don Cárlos Antonio de Castilla para esa ciudad con el capitan don Luis Tife, y con.convenio de todos quedarme yo aquí ejerciendo el ministerio apostólico. He determi¬ nado salir primero á visitar á un mosquito, como diez horas distante de aquí, hermano del reyezuelo Quin, quien vino á visitarme

con cuatro capitanes y algunos soldados, con tanta atencion, que aviendo llegado á este pueblo, se apeó en la casa de un hermano de este gobernador, como tres cuadras de esta casa, y embió recado diciendo que solamente avia hecho viage porque sabia que un padre estaba en su casa; y que si el gobernador y el padre le daban licencia pasaría á conocerme, y si no, se volvería sin enfado ninguno: ese dia estuvimos muy alegres, comimos juntos, le prometí iría á pagarle la visita, y me dijo, que le avisase primero, que quería prevenirse; y ahora diciéndole á este gobernador, que luego que él salga iré á pagar la visita del hermano del rey, me dice que le avise primero, que tiene un pueblo como éste, y que saldrán á toparme los principales: con este motivo puede ser que pase á visitar al rey zambo, hermano de éste, y de su casa tambien ir á todos los pueblos de uno en uno los de esta inmediacion.

Sobre el casamiento de este gobernador está tan ciego que si no se casa con doña Maria Manuela Rodriguez, no sé lo que hará: ay vá el capitan don Luis Tife: la materia es grave: él responderá lo que supiere, y mas principalmente se informará V. Sria. de una de las cautivas mulatas de Juigalpa, que sale ahora llamada Juana Bello, parece bien inclinada: ésta hallé de rezadora en la casa del gobernador: se levantan todos los dias como á las cuatro y media ó cinco de la mañana, y de rodillas gobernador y familia todos cantaban muchos alabados, rezaban, y por la noche á la oracion lo mismo. Yo lo que he notado es que está muerto de amores.

El señor gobernador de esa ciudad, la noche ántes de partir para este destino, me dijo que estaba tan santo este hombre, que por amor de Dios me fuese con mucho tiento en no hacer austeridades, que se volvería loco segun estaba de virtuoso. Yo le respondí que estoy siempre entendido en que por santo ninguno se ha vuelto ni volverá loco. En el caso presente creo que este hombre en medio de toda la santidad que dicen, se volverá loco, y tan loco, que cuando salió el almaral y la señora, vimos la primera parte de la representacion: ahora vá la segunda jornada; y la tercera puede parar en tragedia, segun verá por el informe que le dieren. En es ta ocasion pido al colegio un padre para que me acompañe.

En el libro de misiones de asiento de las partidas de bautismo en la primera foja, partida primera, se lée lo siguiente. Certifico yo fr. Manuel de Barrueta, de la R. observ. de N. P. S. Francisco, Pred. Ap. del C. de P. F. de CC, de la N. Guatemala, como en la

[blocks in formation]

casa de don Cárlos Antonio de Castilla, gobernador de la nacion de índios nombrados mosquitos, en una su sala, se halla fijado su retrato, y al pié de él el despacho siguiente, certificacion de su bautismo en cópia. Antonio Caballero y Góngora, por la gracia de Dios y de la Santa Sede apostólica, arzobispo de la Santa I. M. de la eiudad de Santa Fé de Bogotá, caballero Gran Cruz de la R. y D. O. de C. T. del consejo de S. M. virey, gobernador y cap. gral. del N. R. de Granada, é islas adyacentes, presidente de la R. A. y C. P. superintendente general de todos los tribunales de real hacienda, etc. Sigue la relacion en resúmen, con fecha, firma de S. E. lugar del sello y del secretario.

En fin, el gobernador se embarcó y tomó su ruta por el rio de San Juan. En el fuerte de San Carlos fué atendido y recibido con honores militares, lo mismo que en la ciudad de Granada; el 23 de noviembre aun no habia llegado á Leon, y sus cartas ya habian sido recibidas. El señor obispo, con esta fecha, escribe al padre guardian del Colegio de Cristo de Guatemala, lo siguiente.

El padre Barrueta nos ha sacado ya de un gran cuidado con sus cartas y documentos, de que acompaño cópia, para que se instruya U. Rma. de cuanto yo pudiera decir tocante á su viage y progresos, con esperanza de mayores. Aquí corrian malas noticias y se hacian peores pronósticos; pero todos se han desengañado. Anda aquí bien manifiesta la mano del Omnipotente. Yo me he complacido á medida del cuidado y pesar que me causaba ver metido al padre Barrueta en una empresa que si se malograba, traería infelicísimas consecuencias. Gracias a Dios por todo. Esperamos aquí al gobernador mosco dentro de pocos dias, y estoy examinando con otros, si podré confirmar ó conformarme con la declaracion del padre Barrueta, tocante á su libertad para poder casarse con su prisionera doña Maria Manuela Rodriguez, cuya ocurrencia me tiene sin sueño ni sosiego en precision de resolver prontamente caso tan árduo.

el se

Entonces se trajo á la vista una informacion instruida por for Huerta, á la sazon dean y provisor con declaraciones tomadas á la Rodriguez y demas prisioneras, desde su llegada, en que aparece que la primera muger del gobernador mosco por el órden de tiempo fué una llamada Paoni, que aun vivia en el pueblo de Ulamblalla del distrito de su gobierno, y con presencia de ambas, ampliadas todavía en su llegada á aquella ciudad á efecto de ca

« AnteriorContinuar »