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nazar al papa con el cisma de los imperios, y arrancar á Ganganeli el decreto de extincion.

Otra consecuencia, dice Barry por último, de expulsion de los jesuitas ha sido el engrandecimiento de los portugueses en el Brasil. Mientras que aquellos poseyeron sus misiones, éstos no usurparon nada, y cuantas veces lo intentaron por el Marañon, Paraná, y Uruguay, otras tantas salieron escarmentados. Pero apenas fueron removidos los jesuitas, los portugueses avanzaron por el Marañon, abriéndose camino para invadir á Quito cuando quieran. Poco despues, con la fundacion de Matogroso, se han establecido casi dentro de Mojos y Chicuitos. Aun no habian pasado treinta años de la expulsion, cuando se hicieron dueños de casi todos los pueblos de las misiones guaramíes. La posesion de estas usurpaciones ha facilitado últimamente á los brasilenses la ocupacion de toda la banda oriental, la parte mas apreciable de toda la América.

En Guatemala, si los misioneros recoletos, para dar seguridad interior y exterior á sus reducciones, á ejemplo de los jesuitas hubiesen establecido un sistema militar levantando compañias, disciplinándolas, y proveyéndolas de armas al mando de los caciques sus gefes naturales, se les habria imputado insubordinacion é independencia. Ellos pues, perdiendo la esperanza de la escolta, se contentan con representar, que si los caudales del rey gastados en sínodos desde el principio de la conquista hasta el dia, se hubiesen empleado en hacerla con auxilio de tropa y establecimiento de poblaciones, ya estaría concluida esta empresa con gran provecho de aquellas almas, y utilidad de la corona.

Apenas se advierte por este tiempo, que el 22 de julio de 1791 llegó una escolta de doce soldados al pueblo de Terraba en Talamanca de los cuales permanecieron primero 6 y despues 4 hasta el 30 de setiembre; mas no se expresa con qué objeto, que seguramente no fué el de recorrer las montañas y recoger infieles para poblarlos en su comarca, dejando poblacion española en ellos, como proponia el gobernador de Veragua en su informe, por lo cual nada se hizo; y por cierto, que una y otra eran necesarias: pues los misioneros Nuñez y Rubio, en informe de 20 de marzo de 1798, dicen: no obstante la frecuente comunicacion, que se tiene con los infieles, así por las entradas, que hacen anualmente los reductores á las montañas, como por las salidas que ellos hacen

á los pueblos convertidos, no dan esperanza alguna, ni se ha logrado ya sacar uno, y el único medio que puede haber para su reduccion seria el poblar en sus mismas tierras, pues á la verdad no se encuentra en ellos positiva repugnancia al cristianismo, si no al abandono de la patria, y separacion perpétua de los suyos, mucho mas ahora con el comercio de los ingleses, que les proveen abundantemente por la pesca del carey.

En Honduras no faltaron invectivas contra los recoletos, calculadas tambien por Barruel, y consignadas en consulta hecha á la corte por el gobernador de aquella provincia sobre el proyecto de conquista de doce á trece mil jicaques regados en 80 leguas de tierra de su distrito, de que el rey en cédula de 27 de julio de 1799 pide informe á este superior gobierno. En él se propone formar tres iglesias con tres poblaciones españolas de 15 familias en determinados parages con capellanes clérigos, ó regulares secularizados, y no recoletos, porque estos con el terror que habian infundido en tiempos pasados las escoltas, eran odiados de los infieles, que decian, no está bueno padre color de garrapata: se propone así mismo, que estas poblaciones fuesen costeadas con el capital de 30 mil pesos de una compañia, que pusiese negociantes que tomasen de su cuenta el trato que por la costa habia con ellos, y al propio tiempo se entendiese en su catequismo y agregacion á aquellas poblaciones que podian aumentarse progresivamente.

El proyecto no debia desagradar, y era harto lisongero para los recoletos, que desde el principio designaron por base de la reduccion de infieles la poblacion española, y lucharon incesantemente contra la máxima de escoltas, que, despoblando las costas, deportaban sus inocentes habitantes á la tierra adentro, donde eran ménos necesarios, y al fin quedaban eludidas las misiones y conquista de infieles. Se ha visto que los misioneros útiles en Veragua eran infructuosos en Talamanca y demas distritos del reyno, que su resignacion, su constancia y el tiempo metian el desengaño por los ojos, y era preciso ya un nuevo método. Para hacerlo con aire era un medio oportuno achacar á los propios misioneros la odiosidad del antiguo sistema observado hasta entonces, y dejar caer sobre ellos las justas invectivas de los naturales vertidas contra su deportacion y vejaciones: en fin, separándolos de las misiones parecia obscurecerse su triunfo. Que los jicaques, porque les confrontó el cura Fernandez que tuvo zelo para entrar entre ellos con

fruto, quisiesen clérigo, ademas de que para formarse tales clérigos, era menester compañia y convencion en ciertas reglas y espíritu, que rara vez se encuentran afuera de ella, para los recoletos era cosa llana ceder el lugar, como lo cedieron en Veragua.

Una exposicion hecha al gobierno superior del reyno sobre esta materia, es importante, y la copia, sin el recomendable nombre de su autor, dice: me parte el corazon ver el seno de tierra mas florido у fértil que tiene la provincia de Honduras abandonado de los españoles, y poblado de mas de 12 mil índios jicaques de arco y flecha; éstos tan laboriosos, tan domésticos, afables y afectos á nuestra nacion que mas se puede decir, que lo son, como que tratan con la mayor legalidad y pureza con los comerciantes y toda gente de los pueblos católicos que cercan este pedazo de tierra, sirviendo de admiracion la buena fé que estos índios gastan en su comercio de zarza, cacao, pimienta, madera y otros efectos que los españoles no conocen, ó no estiman, y la nacion inglesa se aprovecha de ellos.

Los perjuicios que resultan à la corona y al comercio del reyno con estar este seno de tierra sin conquistar son de la mayor consideracion, y todos inevitables por varios motivos; el primero es la introduccion de géneros prohibidos que consecutivamente por él hace el ingles en el reyno por el rio de Lean y laguna de Tornabey, llevándose éstos en retorno, oro, plata, añil, ganados, mulas, caballos, zarza, maderas y otras cosas; siendo como inoficioso que el zelo de los comandantes de Omoa y Trujillo procuren impedir este ilícito trato por la fiel proteccion que estos índios dan á la nacion británica, y á los contrabandistas españoles.

El único arbítrio que he concebido á fuerza de desvelo es que el rey mi señor tome una providencia decisiva contra estos índios jicaques: ellos se hallan situados en un ángulo de tierra circunvalado de pueblos cristianos y haciendas, de modo que están naturalmente sitiados: pues saliendo de Omoa se encuentra el pueblo de Ticamaya, en seguida la ciudad de San Pedro, de allí el pueblo de Tiuma y Santiago, el valle y aldea de Yojoa, las haciendas de las Cañas, Chayguapa, el pueblo de Tacaguana, la hacienda de la Habana, y San Simon, la villa de Yoro, el pueblo de Jocon, la hacienda del Arenal y Guadarrama, la ciudad de Olanchito, y Sonaguera, hacienda y acampamento de Oviedo, y puerto de Trujillo..

Por la parte de la costa se encuentran de éste al de Omoa las

bocas de los riachuelos, barras y ensenadas siguientes: el rio Cristal, el Cangrejal, riachuelo Camalote, rio Salado, barra de Cuero, riachuelo de San Juan, barra de Lean, riachuelo Colorado, laguna y barra de Tonabey, Puerto-Sal, y el agigantado peñasco nombrado Farayon, el Estero Colorado, barra de Ulúa y de Chamalecon, Puerto Caballo y bahía de Omoa.

Bien claro manifiesta lo que llevo dicho el mapa que incluyo, aunque sin líneas, rumbos ni reglas de geometría, sin embargo bastante para que se haga juicio y vea la facilidad que se presenta para conquistar estos índios, y poner escollos al ilícito trato, y agregar á la provincia de Honduras una nueva colonia, que dentro de pocos años fuera en este reyno la mas rica en su comercio por las proporciones y frutos que tiene.

La providencia decisiva que dejo dicha es que mi soberano pusiese cuatro ó seis pueblos de cincuenta familias de milicianos instruidos, compartidos en este ángulo de tierra, cada cual con su capitan y capellan, y si es posible, que fueran religiosos misioneros, pero que estos vistiesen hábitos clericales, por ser éste el que les acomodó á estos gentiles, y aborrecen demasiado al recoleto por las persuasiones que estos han tenido de los muy reverendos padres misioneros en las tentativas de las misiones.

¿Quién podrá negar que siendo estos índios tan mansos y humildes con la sagacidad de los capellanes, la afabilidad de los comisarios, y buen trato de los pobladores á la vuelta de cuatro años, no estuvieran enteramente entregados? Por consiguiente los pobladores tuvieran medida á palmos esta tierra, y estos fueran á las rancherías de los índios, como ahora lo hacen los contraventores. Los índios así como salen á los pueblos, y haciendas de la frontera á vender sus efectos á los comerciantes, y hasta acomodarse de jornaleros de los hacendados por un ínfimo interes, como lo he visto yo varias veces, con mucha mas voluntad fueran á los nuevos establecimientos á vender sus mercaderías, y á servir á los pobladores. Ultimamente puestos los dichos pueblos á imitacion de los que llaman presidios en el nuevo reyno de Leon en las fronteras de Tejas y Sonora, se lograra esta conquista con mucha mas facilidad que aquella, por ser aquellos índios mecos, mas abundantes, mas diestros y belicosos. Su fecha en los Llanos de Santa Rosa á 20 de noviembre de 1804.

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CAPÍTULO 104.

Mansion de ingleses en Rio-Tinto
y Punta-Gorda.

A principios del siglo 18, comienza la mansion de ingleses en las costas de Taguzgalpa y Tologalpa, provincias de Honduras y Nicaragua. En órden á esta provincia el gobernador Haya, que lo era de la de Costa-Rica, en su informe de 1719, escribe: á barlovento del dicho valle de Matina y á 20 leguas de costa continuada, está la boca del rio de San Juan, por el cual se sube á la ciudad de Granada, y desde éste á Punta-gorda, que está mas arriba ay otro tanto, en cuyo parage se hallan pobladas siete casas de ingleses revueltos con diferentes familias de índios, y donde ay un rio caudaloso, que vierte sus aguas al norte, y desde este parage prosigue la costa para las poblazones de los zambos mosquitos con mas de 80 leguas de distancia, de la cual en diferentes piraguas, ó lanchas echas de un madero cavado vienen en cinco ó seis dias á el dicho valle de Matina y sus costas.

La antigua Gazeta de Guatemala en abril de 730, con referencia al gobernador de esta provincia, expresa. Tambien avisa el gobernador que en la isla de San Andres, distante doce leguas del puerto de Matina, se han poblado algunas familias de ingleses, y han puesto un astillero, en donde están fabricando algunas embarcaciones, y carenando otras.

Con respeto al rio llamado primero de la Posesion, por la que en su ribera tomó Colon del continente, luego Tinto, por ser, dice Vazquez lib. 5 cap. 1, sus aguas algo rojas, y mas adelante Pich en la Taguzgalpa, Lacayo en su representacion dice: Guillermo Pitt, natural de la isla de la Bermuda, fué el primero que se estableció en este sitio por los años de 99 de este siglo con el fin de poder desde allí expender con mas comodidad sus ropas, y comerciarlas clandestinamente en aquellas costas. Lo propio indica la misma gaceta de febrero del año de 30, en que se anuncia que continuaban los religiosos franciscanos en la mision de los payas, pacacas y pantasmas al este de Olancho, y se resentian, dice la gaceta, de la proximidad y perjuicios de los zambos aliados con los ingleses. Lacayo, hablando del mismo Pitt, añade: los adelanta

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