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estéril sauce; mejor es el naranjo i otros árboles que unen a la belleza i permanencia de las hojas, la produccion de frutas de que se aprovechan los niños i los pobres" (1).

Lo que Camilo Henríquez queria que se hiciera en el lodazal de la Cañada de Santiago da una idea de lo que anhelaba que se hiciera en la miseria i la degradacion de la sociedad chilena.

Aspiraba a que nuestra nacion pasara a ser de ruin i raquítica, no uno de tantos pueblos, sino uno grande i glorioso por las obras de la guerra i de la paz, de la intelijencia i del trabajo; un pueblo que se asemejara, no al estéril sauce, sino al naranjo de hermosas hojas, de odoríferas flores, de sabrosos frutos.

Para todo esto, Camilo Henríquez creia que no se habia menester mas que de voluntad firme i decidida.

"Válgame Dios, por tanto como necesitamos," decia aludiendo a las mejoras de toda especie que debian ejecutarse en Santiago.

"No nos acobardemos, se respondia; paciencia i trabajar; ménos habia cuando se fundó la ciudad" (2).

I Camilo Henríquez alcanzó a contemplar ántes de morir el principio de la realizacion de sus encumbrados pensamientos.

En la sociedad chilena se ejecutó con mas o ménos tropiezos la misma portentosa revolucion que el fraile valdiviano habia visto efectuarse en su propia persona.

La voluntad humana, a pesar de todo jénero de dificultades, habia sido suficiente para llevar a ca

(1) Aurora de Chile, fecha 19 de noviembre de 1812, tomo 1, núm. 41. (2) Aurora de Chile, fecha 19 de noviembre de 1812, tomo 1, núm. 41.

bo en todo un pueblo lo que habia realizado en un individuo.

"Educado en el odio de la tiranía, escribia Camilo Henríquez en un rapto de entusiasmo, pasada la mitad de la vida en estudios liberales, volví al nativo suelo despues de una ausencia de veinte años, cuando creí poderle ser útil. Emprendí el arduo designio de la ilustracion pública, descendí al campo peligroso, combatí contra las preocupaciones; os hablé de vuestros intereses, de vuestros de-. rechos, de vuestra dignidad. He trabajado solo; solo me he espuesto al odio de la tiranía i del error" (1).

Para que estas palabras sean apreciadas como corresponde sin atribuirlas a un exceso de vanagloria, debe tenerse presente que eran estampadas en el primer periódico chileno, en medio de la lucha, cuando el triunfo se divisaba todavía mui lejano, i cuando mui bien podian servir a su autor, no de una bella inscripcion para el pedestal de una estatua, sino de un auto-cabeza de proceso que podia llevarle a un presidio o al cadalso.

Mientras tanto, esas palabras, en las cuales hai sin duda, exajeracion (Camilo Henríquez no estuvo solo) manifiestan cuánto es el predominio de la voluntad humana para influir sobre los acontecimientos.

Un hombre solo, o casi solo, osó en Chile trabar un rudo ataque contra un conjunto de preocupaciones formado en tres siglos, i protejido por el santo respeto de la relijion, por la temible fuerza del gobierno, por el amparo formidable de los intereses. ¡I el vencedor fué ese hombre; o si se quiere, las ideas que representaba i propagaba!

¡I ese conjunto de preocupaciones vino al suelo

(1) Aurora de Chile, fecha 27 de agosto de 1812, tomo 1, núm. 29.

para ser reemplazado por un sistema diametralmente opuesto!

IX.

-"Oh! pueda yo algun dia gloriarme de haber preparado las mejoras de vuestra suerte! decia Henríquez. ¡Pueda el primer escritor de la revolu cion chilena ver el triunfo de la libertad americana; e inspirado o de Clio o de Melpomene, ocupada la mente de la admiracion de grandes hechos, pueda celebrar a los héroes patrios!" (1).

Tal era la recompensa que el primer diarista de la independencia pedia en compensacion de su fatigosa tarea.

Dios le concedió la realizacion de la primera parte de su voto.

Camilo Henriquez al morir pudo contemplar a Chile independiente i libre, i en camino de llegar a constituirse i de alcanzar los progresos, por que los padres de la Patria habian anhelado.

Su existencia no fué bastante larga para que juntamente pudiera ser el apóstol i el, historiador de la revolucion.

Lo que Camilo Henríquez pretendia como un premio ha sido impuesto a otros que no pueden alegar ni sus méritos ni sus servicios como el cumplimiento de un grato deber.

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La lei orgánica de la Universidad ha querido que cada año uno de sus miembros venga a recordar las acciones de nuestros mayores para que encontremos lecciones provechosas en el cuadro de sus virtudes o de sus estravíos.

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Designado por el señor rector para desempeñar

(1) Aurora de Chile, fecha 27 de agosto de 1812, tomo 1, núm. 29.

este encargo en la presente ocasion, he pensado que el mejor modo de corresponder al honor que me hacía era presentar un bosquejo exacto, aunque suscinto, de los obstáculos, particularmente morales, que se oponian a la concepcion, i mucho mas, a la realizacion de la independencia de la América Española; i de los esfuerzos, por lo jeneral ignorados, de los primeros que en Chile prepararon la ejecucion de tan osado proyecto, o intentaron aun llevarlo a cabo.

Creo que la relacion de estos hechos puede servir para fortificar el convencimiento que debe tener todo pueblo viril de que si las influencias fisicas i sociales imprimen a los sucesos una cierta i determinada direccion, la iniciativa i la enerjía de la voluntad humana pueden casi siempre modificar esa direccion i señalarle el rumbo que convenga.

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