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go en los naturales i esclavos, que se va sintiendo su grande disminucion i menoscabo, particularmente en el servicio de las casas, desavío i desamparo de las haciendas del campo, con que se tiene por cierto va en declinacion, i descaecerá cada dia mas la labranza i crianza, miembros principales de los caudales deste reino; i por hallarse empeñados los vecinos i moradores desta ciudad de Santiago, cabeza de todo él, en sumas tan excesivas de principal i corridos de censos i deudas sueltas, que pasan, segun se muestra por papeles, de mas de dos millones de pesos de a ocho reales, i por la continua vejacion que tanto les aflije con bajar todos los años de las fronteras de la guerra, i divertirse por las ciudades i partidos, gran cantidad de soldados, como ellos dicen, a pertrecharse, llevándoles parte del servicio i de los caballos; por estas causas, se tiene jeneralmente por trabajoso i miserable el estado presente en la paz de las cosas deste reino.

"I que por estar tan poco habitado de españoles, i tan disipado de naturales, si de él se hubiese de proveer el real ejército de jente, sería dejar las casas sin habitadores, los campos sin labranza, i las mujeres, niños, viejos, ecleciásticos e impedidos en poder i al albedrío de indios i de negros, jente poco segura i mal contenta; pero que en caso inescusable, como Vuestra Majestad lo tiene resuelto, es mui justo que todos asistan al comun peligro, i que en las necesidades ordinarias, se hagan levas de jente voluntaria, i se lleve por fuerza por algun tiempo la que se halla resuelta, mal entretenida i ocupada, atendiendo siempre a la necesidad del tiempo i del estado, en conformidad de cédulas reales".

La resistencia de los españoles del norte para

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contribuir con sus personas i bienes al sostenimiento de la guerra de Arauco fué tanta, i tan fundada, i sus reclamaciones a la corte tan enérjicas i reiteradas, que precisamente hacia la época en que García Oñez de Loyola estaba empeñado por este motivo en su lucha con los vecinos de Santiago, el rei espedia una cédula para que se les obligase a salir en persona a campaña solo en casos mui apurados.

"El Rei. Don Martin García de Oñez i Loyola, caballero del órden de Calatrava, mi gobernador i capitan jeneral de las provincias de Chile, o la persona en cuyo cargo fuere el gobierno de ellas. He sido informado que los vecinos i moradores de esas provincias están necesitadísimos por tener sobre sí cuarenta i cuatro años de guerra, i que es mucho lo que pierden en uno que falten de sus casas i haciendas, i que convendria aliviarlos de este trabajo proveyendo que no fuesen llevados a él, sino que se hiciese la guerra con la jente de ella, i la que se enviare; i que ellos ayudasen con los bastimentos que buenamente pudiesen a moderados precios o de gracia. I habiéndose platicado sobre ello en mi consejo de las Indias, deseando que los vecinos i moradores de esas provincias sean relevados de lo susodicho, he tenido por bien, i os mando que procureis escusarlos i relevarlos de la guerra cuanto fuere posible, i no los compelais a ir a ella sino en casos forzosos, i que no se puedan escusar, i que acomodeis las cosas de manera que no falten bastimentos para la espedicion de la guerra. Fecha en San Lorenzo a 15 de octubre de 1597.-Yo el Príncipe.-Por mandado del Rei Nuestro Señor (Su Alteza en su nombre), Juan de Ibarra García."

X.

Resulta de lo que precede que los indómitos araucanos, con su heroica decision, no solo habian logrado defender el territorio que habitaban, sino tambien hacer correr a los españoles el riesgo de verse obligados a abandonar todo lo que habian ocupado en el norte de Chile.

"I por remate desta historia, dice el capitan Mariño de Lovera al concluir su crónica, advierto que es mucho de ponderar el teson i ánimo de los indios, pues nunca se ha visto que ninguno de ellos se rinda a español, dejándose de rendir, aunque muera en la demanda; i así los que cojen son a pura fuerza, i no pudiendo ellos defenderse. Acontece tenerse un indio con dos o tres españoles armados, i no rendírseles hasta morir. Porque lo que mas sienten entre todos sus trabajos es servir a jente estranjera; i por evitar esto sustentan la guerra de casi cincuenta años a esta parte; i han venido en tanta disminucion, que donde habia mil indios, apénas se hallan ahora cincuenta; i por esta causa está la tierra mui adelgazada, pobre i miserable, i finalmente sin otro remedio si no la esperanza del cielo❞ (1).

Un cronista posterior a Mariño de Lovera, Luis Tribáldos de Toledo, asienta que si los araucanos, mientras el gobernador don Juan de Jara Quemada procuraba aplacar con todas las tropas del reino el alzamiento de Arauco, "se hubieran ido, como pudieron con mucha facilidad, a las tierras i poblaciones españolas, no hubieran tenido

(1) Mariño de Lovera, Crónica del reino de Chile, libro 3, capítu

dificultad en arruinarlas todas hasta Santiago, sin que ninguna cosa se lo impidiese".

I luego añade que "con estos milagros se estaba viviendo hacía muchos años en aquel reino" (1).

Es mui digno de consideracion que esto mismo afirmaba el citado gobernador don Juan de Jara Quemada en carta al rei fecha 28 de enero de 1617. "Si una junta tan grande como la de ahora, o la mitad ménos, dice, nos diera lado, i se viniera, como pudiera con mucha facilidad, a nuestras tierras, fuera bastante a arruinarlas todas hasta San

tiago, sin que hubiese cosa que se lo estorbase; con

estos milagros se ha vivido de muchos años a esta parte, i no ha sido pequeño el presente por haber concurrido mayores causas para ello".

"Por lo que he visto en la ocasion presente, agrega Jara Quemada aludiendo a este inminente peligro, puedo afirmar por infalible que Dios milagrosamente se ha servido de guardar este reino con su poderosa mano, cegando a estos enemigos los sentidos".

XI.

La larga i encarnizada guerra de Arauco habia enjendrado otra amenaza seria contra la dominacion española en Chile, la cual merece mencio

narse.

Esa amenaza provenia de la creacion del ejército permanente, que en tiempo de don Alonso García Ramon, por ejemplo, ascendia mas o ménos a mil quinientos hombres, i que por indicacion del mismo gobernador, el rei mandó aumentar hasta

(1) Tribáldos de Toledo, Vista jeneral de las continuadas guerras: dificil conquista del gran reino provincias de Chile.

dos mil, para lo cual ordenó que cada año se enviara a Chile de las cajas reales del Perú un situado de doscientos doce mil ducados de plata, o sean doscientos cuarenta i dos mil pesos fuertes.

Es difícil imajinarse una tropa peor pagada, peor mantenida, peor disciplinada, de peor conducta.

Era el azote de las provincias rebeladas, i la plaga de las sometidas.

En este caso, como en otros, no quiero describir las cosas con palabras mias, sino con las de testigos presenciales i mui caracterizados.

La audiencia de Santiago, en un informe que dirijió al rei en 1611, manifiesta el modo que habia de pagar i mantener el ejército de la fron

tera.

"Están los soldados, dice, mui abatidos i peor tratados que los indios, padeciendo mui gran desnudez i hambre por no poder gozar con libertad de sus sueldos; pues el situado (así se llamaba la remesa de dinero que se enviaba de las cajas reales del Perú para satisfacerles sus sueldos) que Vuestra Majestad les hace merced se trae casi todo en ropa del Perú, la cual se les carga a treinta i a veinte i cinco por ciento, i el año que ménos a veinte. Ademas de esto, se les da la comida a mui excesivos precios, porque siendo este reino de ganados i frutos de los mas fértiles del mundo, se les da i cuenta la fanega de trigo a treinta i dos reales vellon, siendo sus ordinarios precios a mucho ménos de la mitad, i teniendo, como tiene Vuestra Majestad, junto a los presidios i fuertes de la jente de guerra dos estancias, una de sementeras de trigo i cebada, i otra de vacas, que poblaron en tiempo del gobierno de Alonso de Rivera, que puso i dejó en la de vacas como cuatro mili

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