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Ademas, conviene tener presente que los recursos marítimos de las colonias hispano-americanas solian ser mui escasos.

En 1617, don Francisco de Borja i Aragon, príncipe de Esquilache, i virrei del Perú, acordó en junta jeneral de guerra que "no teniendo defensa aquel reino en mar, ni en tierra, como se conocia, se escribiese i pidiese en España que desde allá se enviase armada con los socorros necesarios para este mar del Sur i sus costas".

Felipe III contestó por cédula de 28 de marzo de 1620: "que se enviaria, e que se hiciese una junta de personas prácticas para conferir la forma en que se fabricarian las naos necesarias para enviar por el estrecho".

En 1624, cuando la espedicion del holandes L'Heremite, don Diego Fernández de Córdoba, marques de Guadálcazar, i virrei del Perú, solicitó del monarca "armada, artillería i pertrechos de guerra para la defensa de aquel reino", a lo cual contestó Felipe IV por cédula de 26 de enero de 1626 "que se enviase relacion de los pertrechos de guerra que faltaban para proveer lo conveniente".

Los hechos apuntados nos enseñan mucho sobre la probabilidad de acierto que podia tener una empresa como la de la ocupacion de Valdivia que se atribuia a los holandeses.

XIII.

Tesillo afirmaba que el oríjen de aquel alarmante rumor era el simple dicho del vulgo; pero estaba sumamente equivocado.

A la fecha, los holandeses discutian en sus con

sejos aquel pensamiento, i aun escribian en sus libros sobre la importancia de llevarlo a cabo.

Un escritor americano contemporáneo, el agustino frai Miguel de Aguirre, menciona dos ejemplos de obras holandesas en que se estimulaba a la dicha conquista. A la verdad, en el primero de los casos invocados, la intencion, si la habia, estaba mui velada, i solo podia ser descubierta por una excesiva suspicacia; pero en el segundo, era espresada con la mayor franqueza i entusiasmo.

Leamos las noticias de frai Miguel de Aguirre, que son curiosas.

"No son estas conjeturas leves i remotas, dice aludiendo al proyecto que suponia a los holandeses de apoderarse de Valdivia; evidencias son, que ellos mismos han confesado sin poder ocultar en el pecho el ardor de esta pérfida ambicion, a pesar de la disimulacion tan necesaria. En la Razon de Estado i Arte Militar, en el tercer tomo que dió a la estampa Juan Teodoro Bry holandes, en que incorpora traducidas en idioma latino las descripciones de América que Antonio de Herrera, Cebállos i otros historiadores nuestros escribieron en nuestro vulgar español, convida a los suyos a las invasiones i conquistas del Perú i Chile, celebrando estas provincias por un fértil i afectado empeño de la naturaleza, diciendo:-que a ninguna rejion del orbe, reconocen ventaja, ántes a muchas exceden; i que produce su suelo con abundancia todo aquello a que da estima, o la necesidad de la vida, o la ambicion, pompa i vanidad del injenio humano; i que sus montes, laderas i rios son los criaderos mas fecundos, i que mas copia de oro i plata han producido, i pueden producir inexhaustamente en toda la redondez de la tierra".

Despues de copiar la precedente descripcion de

Teodoro de Bry, el buen fraile Aguirre agrega, por via de comentario algo sutil i demasiado malicioso, lo que sigue:

"Que cuando las provincias son opulentas i ricas (advirtió Aristóteles en su Política), i tienen falta de presidios, armas i jente de guerra, despiertan la audacia i la ambicion de los estranjeros mas armados i ménos ricos. I el mas comun ejemplo de las historias i dictámen de la política mundana acredita: que no hai cosa no hai cosa que llame las guerras estrañas, como poseer mucho oro i plata con pocas armas".

Como se ve, los indicios mencionados hasta aquí por el padre Aguirre no son mui claros; pero los que van a leerse son harto evidentes.

"I mas espresa se verá la porfiada i pérfida am bicion de Holanda en el tercer tomo grande de las Tablas Jeográficas de Gerardo Mercator, que dió a la estampa con adiciones copiosas Enrique Hondio en Amsterdam, año de 1638, continúa diciendo frai Miguel de Aguirre. Aquí se pone mui despacio a describir el reino de Chile, i en especial el sitio i ciudad de Valdivia, la benignidad apacible del clima, la fertilidad copiosa de sus campos i valles, la abundancia varia de frutos, la amenidad de su rio, la salubridad de sus aguas, las arboledas hermosas de sus montes i bosques, la cómodidad de su puerto, la facilidad de sus surjideros, la preciosidad inestimable de sus riquezas en minas, metales, piedras, aguas i arenas, donde apénas hai rio, apénas monte, que no lave i que no cubra granos i pepitas de oro, calificando a esta rejion por la mas rica de las Indias, con el argumento de que cuando la poseian los españoles, lavaba cada indio de servicio en un dia veinte i cinco i treinta pesos de oro del mas subido quilate. I

refiriendo la pérdida lastimosa de aquella ciudad en aquella sangrienta i alevosa invasion en que los indios el año de 1599 quemaron i mataron toda edad, todo sexo, todo estado, profanando los templos, lacerando las imájenes, violando todo lugar, ornamento i sujeto sagrado, remata esta infausta narracion con este convite o incentivo a los suyos:-De aquí consta cuán caro les ha costado a los españoles Chile i Valdivia, i cuán importante sería que se les acabase ya de quitar tan opulenta esperanza i posesion.

"No lo dice este autor holandes solo una vez, que lo que mucho se desea persuadir, mucho se repite.

"En el fin de la obra (como que éste fuese el último fin de haberla escrito), pasando de jeógrafo a orador, concluye el último período en esta exhortacion: Por tanto debe excitarse i conmoverse el valor e industria de las repúblicas cristianas (así llama a los príncipes i estados herejes) a emprender estas gloriosísimas conquistas de la parte austral, de cuyas empresas sacarán siempre colmados frutos i renombre de fama i gloria inmortal; i no hai para que las acobarde dificultad alguna, por grande que sea, pues las ventajas conocidas de su ganancia relevarán las arduidades i afanes del empleo. Mayores emolumentos sacarán de esta parte austral despues del estrecho, que las que han buscado en el septentrion: infelices climas, ménos frujíferos terrenos son aquellos, i se solicitan con afan; mas fértiles, ricos i mas fácilmente adquiribles son éstos. ¡Quiera Dios que goce ya de tantos bienes nuestra república i relijion!" (1)

(1) Aguirre, Poblacion de Valdivia, párrafo 1, números 17 i 18.

XIV.

Teniéndose noticia del pensamiento de los holandeses, como se tenia por los antecedentes mencionados i por otros, el soberano, por cédula de 16 de octubre de 1638, reiteró a don Pedro de Toledo i Leiva, marques de Mancera, sucesor del conde de Chinchon en el virreinato del Perú, el encargo de fortificar a Valdivia, que en vano habia dado al último en dos ocasiones.

Sin embargo, el marques de Mancera imitó sobre el particular la conducta del conde de Chinchon por el motivo que va a hacernos conocer la siguiente real cédula:

"El Rei. Marques de Báides, pariente, mi gobernador i capitan jeneral de las provincias de Chile, i presidente de mi audiencia real de ellas. En carta de 18 de mayo de 1641, me dais cuenta de haber remitido al virrei del Perú relacion de los indios, peones, materiales i otros jéneros que habia en esas provincias para ayudar a la poblacion i fortificacion del puerto de Valdivia, i decis lo mucho que conviene se ponga en ejecucion; con cuya ocasion se juntó lo que escribió en la misma razon el gobernador don Francisco Lazo de la Vega, vuestro antecesor, i los informes que sobre ello me han hecho los virreyes, i demas papeles tocantes a la materia. I habiéndose visto todo por los de mi junta de guerra de Indias con la detencion que el caso pide, i considerado el estado en que teneis la pacificacion de esos indios, i consultadome lo que acerca de la dicha fortificacion i poblacion se le ofreció, he tenido por bien de resolver se escuse por ahora, supuesto que no se puede quitar con ella que el enemigo tome otros puertos para

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