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E yo Gaspar de Quevedo escribano público de cabildo, doy fé que conozco al dicho Agustin de Salazar el cual lo firmó de su nombre, ante mí, Gaspar de Quevedo, escribano público de cabildo.

y

Nota-Hice sacar un tanto desta venta en veinte y seis de Junio de mil y seiscientos y treinta y dos años lo signé, para poner en un pleito que Cristóval de Luque trata con los herederos de Diego de TriguerosAlonso Agreda de Vergara, escribano de su Magestad y Mayor de Gobernacion.

CABALLOS CIMARRONES.

No bastaba que un génio emprendedor, como el general Juan de Garay, concibiese la idea de repoblar á Buenos Aires, para bien de las gobernaciones argentina y del Tucuman. Se necesitaba además algo que halagase al interés individual de los nuevos pobladores, como una compensacion debida á los gastos, fatigas y peligros que la empresa les imponia.

En esta comarca no habia minas de metales preciosos que ofrecerles ; y la empresa, por otra parte, estaba desprestigiada por el mal suceso de la espedicion de Mendoza. Cómo poner entonces en ejecucion un pensamiento que, por elevado que fuese, no ofrecia bastante atractivo á los que debian contribuir á realizarlo!

Indiadas inútiles y tierras incultas abundaban en el punto de partida, y no era necesario para obtenerlas emprender espediciones arriesgadas. Algo mas debia prometerse á los espedicionarios, ó abandonar la idea.

Felizmente, ó, mas bien dicho, providencialmente, los primeros pobladores de esta ciudad al abandonarla,

habian dejado en sus campos algunas yeguas y caballos, que se multiplicaron en cantidad considerable, en cerca de medio siglo que corrió de la primera á la segunda poblacion; y esa fué, á falta de minas, la principal compensacion acordada por Garay á los que le acompañasen.

Sin ese aliciente, tal vez no habia sido Garay quien alcanzase la gloria de fundar nuevamente á Buenos Aires.

Pero, no tardó mucho tiempo en que aquella prerogativa tan justamente adquirida por los nuevos pobladores, les fuese disputada por el mismo Adelantado Torres de Vera, en cuyo nombre debió hacerse la merced, obligándoles á ocurrir á la audiencia de Charcas, de cuyo tribunal obtuvieron las provisiones que en seguida insertamos.

Tambien la órden de la Merced manifestó su pretension á los caballos cimarrones en 1589, la que fué rechazada por el cabildo en los términos que constan del acuerdo de 16 de Octubre de dicho año, publicado en la pág. 140 del Registro Estadístico de 1863.

Así como esos útiles animales, parece que contribuyeron á resolver el problema de la repoblacion de esta ciudad, el dato de su numeroso acrecentamiento en esta region, parece resolver otro problema que debe haberse presentado á la mente de hombres pensadores, talvez sin solucion.

Nosotros vemos en el considerable multiplico del ganado caballar en nuestras Pampas, anterior al de las otras especies que sirven en primera línea al hombre civilizado, el origen de la predileccion que dan los indígenas á la carne de caballo.

En tales circunstancias el indio debió sin gran esfuerzo concebir que un animal mucho mayor que los que

le servian hasta entonces para su alimento, se lo proporcionaria en mas cantidad, con el mismo 6 menor trabajo, y su natural conveniencia debió impulsarlo á usar de ese animal con tal objeto.

Indudablemente, si los maestros del arte culinaria europea, que pretenden introducir ahora el uso de esa carne, pudiesen colocar á sus neófitos en circunstancias semejantes á las que rodeaban á los indios cuando adquirieron aquel hábito, conseguirian su objeto sin mucho esfuerzo y con menos condimentos.

Las mismas circunstancias contribuyeron á que el indio fuese gran ginete y mas constante maloquero, antes que comer carne vacuna y arar la tierra con el domado buey.

Provision real para que el licenciado Torres de Vera no haga novedad en tomar los caballos cimarrones -30 de Setiembre de 1591; incorporada otra de 12 de Agosto de 1587.

Don Felipe por la gracia de Dios, rey de Castilla, de Aragon, de Leon, de las Dos Sicilias, de Jerusalen, de Portugal, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Córcega, de Murcia, de Jaen, de los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de las Islas de Canaria, de las Indias Orientales y Occidentales, islas y tierra firme del mar Océano, archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Bravante é Milan, conde de Aspurg, de Flandes, Tirol y Barcelona, señor de Viscaya é Molina, etc.-A vos el Adelantado, gobernador y capitan general de la provincia del Paraguay Rio de la Plata, y á vuestros lugares te

nientes en el dicho oficio, alcaldes ordinarios y otros nuestros jueces é justicias, ansi de la ciudad de la Trinidad, puerto de Buenos Aires, como de las demas partes y lugares de la dicha gobernacion ante quien esta nuestra carta y provision real fuere presentada, é della pedido cumplimiento, á cada uno é cualquier de vos, salud y gracia; sabed, que Pero Sanchez de Luque, en nombre é como procurador de la dicha ciudad de la Trinidad y puerto de Buenos Aires, se presentó en la nuestra audiencia é chancileria real que por nuestro mandado reside en la ciudad de la Plata de los nuestros reynos é provincias del Pirú, ante el nuestro presidente y oidores della en grado de apelacion, nulidad y agravio, con ciertos autos, por los cuales dijo nos constaria en como el licenciado Juan de Torres de Vera, gobernador y Adelantado de la dicha provincia del Paraguay mandó apregonar y traer en venta todas las yeguas y caballos cimarrones que habia en los campos de la dicha ciudad, é los tomó para si en remate de treinta mil pesos, so color y diciendo ser hacienda perteneciente á nuestro real patrimonio é que á él se debia de sus salarios mucha suma y cantidad de pesos de oro, en cuya paga tomaba la cantidad de dicho remate; lo cual era en grau daño y perjuicio de la dicha ciudad é los vecinos della recibirán grande agravio, porque al tiempo y cuando se pobló fueron á ella sesenta soldados, solteros é casados, á su costa y mincion, sin que de nuestra real hacienda, ni de la del dicho gobernador fuesen ayudados, animándose mediante el aprovechamiento que tenian de enlazar y cazar los dichos potros é caballos, sin tener otro alguno, y así habian permanecido en la dicha poblacion, de que se habia seguido y se esperaba seguir mucho bien á todo este reyno, por ser puerto de mar, é adonde habian de desem

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