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eran los mismos que desde tiempo inmemorial habian venerado sus mayores, y que no tenían motivos para dudar de su orígen divino, puesto que ellos eran los que hacian madurar sus sementeras, los que daban salud á sus adeptos y los que los colmaban de prosperidades. Aconsejaron á los españoles que no tocasen á sus aras, porque serian castigados con la pérdida de sus naves en el mar. Hernan Cortés no escuchó el consejo, y á una señal que hizo, varios soldados se subieron al adoratorio y precipitaron al llano los ídolos. Hizo en seguida blanquear con cal una especie de capilla, se colocaron en ella una eruz y una imágen de la Vírgen María, y el padre Juan Diaz dijo una misa, que todos los españoles y los indios mismos oyeron con devocion.

Esta fué la primera vez que la religion cristiana fué predicada en los dominios de Yucatan, y Hernan Cortés quedó muy satisfecho del éxito, porque los indios que vieron impotentes en tierra á sus ídolos y triunfantes á los sacrílegos extranjeros, creyeron que los dioses de éstos eran mas poderosos y se humillaron á adorarlos, con una resignacion verdaderamente estóica.

Pocos dias despues de este episodio, Diego de Ordaz volvió con sus naves de Cabo Catoche, donde habia aguardado inútilmente la vuelta de los mensajeros, que habian ido en busca de los españoles cautivos. Entónces Hernán Cortés, no teniendo ya nada que hacer en aquella isla, que ofrecia muy poco espacio á su ambicion, tornó á embarcarse con toda su gente, que se compcnia de quinientos ocho soldados y ciento nueve hombres de mar. Pero todavía la flota no habia perdido de vista la isla, cuando tuvo que volver á ella, porque la nave en que iban las provisiones del ejército, estaba haciendo agua y era necesario repararla.

Este contratiempo causó un retardo de cuatro dias, en uno de los cuales se vió venir del continente una canoa, que habiendo llegado á Cozumel, dejó en tierra á siete individuos que,

todos parecian indios. Por tales los tomó al ménos Andrés de Tapia, que habia ido á reconocerlos de órden de Cortés, pues Jos siete traian por único traje la exigüa pampanilla que solo vestian los indios esclavos y los hombres de la clase mas ínfima de la sociedad. Pero ¡cuál fué su asombro cuando uno de los recien llegados se adelantó á él, y en un lenguaje no muy castizo le dijo estas pocas palabras: Dios é Santa María é Sevilla (9) Tapia le abrazó y le condujo al campamento, gritando que ́habia venido de Catoche, uno de los españoles que estaban cautivos en el continente. Todo el mundo, incluso Cortés, preguntaban dónde estaba el español. Era que el antiguo esclavo de May, además de su desnudez, traia cortado el cabello como todos los siervos, y su color moreno por naturaleza, se habia puesto igual al de los indios, bajo el ardiente sol de Yucatan.

Hernan Cortés le hizo vestir inmediatamente, le sentó á su mesa y manifestó curiosidad de saber quién era el cautivo y cuál era la aventura extraordinaria, que le habia llevado á tal condicion. El español dijo llamarse Gerónimo de Aguilar, y ahogándose bajo su nuevo traje europeo y gustando poco de aquellos manjares y vinos, que hacia ocho años no probaba, -contó á Hernan Cortés la historia que ya conoce el lector.

Aguilar no cabia en sí de gozo al verse entre sus compatriotas, aunque parece que allí mismo recibió tristes noticias de su familia (10). Ofreció servir al general, que era su salvador, en todo cuánto le mandase, y éste le nombró desde luego su intérprete (11).

(9) Bernal Diaz, capítulo XXIX.

(10) Pedro Martyr, citado por Washington Irving, dice que cuando se esparció por Europa el vago rumor de que Aguilar habia caido cautivo entre los indios, su madre perdió el juicio y que cada vez que veia carne asada en la mesa, daba gritos exclamando: “Oh madre desventurada! siempre tienes á la mesa la carne de tu hijo, devorado por los caníbales."

(11) Gerónimo de Aguilar contribuyó mucho á la conquista de México, no solo como intérprete, sino tambien como soldado. Hernan Cortés premió sus servicios nombrándole regidor de Segura de la Frontera, cuya plaza le confirmó el rey en 1523. (Archivo mexicano, tomo II, página 183) Bernal Diaz, (obrą citada, capítulo CCV) dice que murió tullido de bubas.

El 4 de marzo del año arriba citado, Hernan Cortés y todas sus tropas volvieron á embarcarse, siguiendo siempre el rumbo de Occidente. Pero aquí debemos perderlos de vista, porque la memorable empresa que acometieron desde entónces hasta el 13 de Agosto de 1521, en que la gran Tenochtitlan cayó en poder de los expedicionarios, no pertenece ya á la historia de la península..

CAPITULO V.

Impresion que causan en los mayas las expediciones españolas.-Su atencion se fija especialmente en la Cruz.-Chilam Balam.-Otros sacerdotes gentiles, á quienes se atribuye el don de profecía. -¿El cristianismo fué predicado en América antes del descubrimiento?-Exámen de los fundamentos en que se apoyan los defensores de esta opinion.

Las tres expediciones de que acabamos de hablar, debieron producir un efecto terrible en toda la península. Aunque los españoles no pasaron por entonces de las costas, la simple presencia de aquellos hombres extraordinarios, tan distintos de todos los americanos, hizo que la noticia circulase rápidamente hasta las provincias mas internas del país. Todo era nuevo y sorprendente en los extranjeros: la blancura de su cútis, las barbas que poblaban su rostro, sus trajes que cubrian todo el cuerpo, sus armas que despedian el relámpago y el trueno, y por último aquellos mónstruos de la guerra, que aunque parecian un compuesto de dos séres distintos, el caballo y el ginete, la uniformidad de sus movimientos les hacia sospechar que fuese uno solo. Los mayas en sus expediciones marítimas á las islas vecinas y á las costas de Honduras y Veracruz, no re

cordaban haber visto hombres de tan extraña apariencia, y esta eircunstancia debió de haber dado orígen á multitud de conjeturas sobre el lugar de que venian los españoles.

Entre las suposiciones que se hacian con este motivo, en tre los comentarios á que se prestaba todo lo que rodeaba á los europeos, hubo un objeto que llamó mas fuertemente la atencion de los mayas, que sus armas, sus barbas y sus cabellos: aquella gran cruz que Hernan Cortés habia hecho colocar en el santuario principal de Cozumel. Se recordará que el caudillo extremeño despues de la arenga sagrada con que intentó persuadir á los isleños de la vanidad de sus dioses, habia hecho arrojar á éstos del templo y colocar en sus altares una cruz y una imágen de la Vírgen María. Permítasenos insistir so bre este episodio que dió orígen á dos hechos, sobre los cuales se levantaron despues varias invenciones con honores de milagro. Bernal Diaz del Castillo dice que Hernan Cortés "mandó á dos carpinteros de lo blanco, que se decian Alonso-Yañez y Alvaro López, que hiciesen una cruz de unos maderos nuevos, que allí estaban: la cual se puso en uno como humilladero, que estaba hecho cerca del altar” (1). Pedro Martyr de Angliera, eitando el testimonio de tres testigos presenciales, Alaminos, Montejo y Puertocarrero, se expresa de esta manera: "nuestros hombres les dieron un cuadro pintado de la Vírgen Santísima que colocaron con reverencia en su templo, y sobre él una cruz para honrarla en recuerdo de Dios y del hombre y de la salvacion de la humanidad. Tambien erigieron otra cruz grande de madera sobre el templo, donde concurrian juntos á menudo á honrar la memoria de la Vírgen” (2).

rara.

(1) Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, capítulo XXVII. (2) No conocemos la obra de Pedro Martyr, que es por cierto demasiado Acaso no haya un solo ejemplar de ella en toda la península. La cita que hacemos en el texto, la hemos tomado de otro libro, poco conocido tambien en el Estado, y que es una historia de Yucatan, escrita en inglés por Mr. Fancourt, antiguo intendente de Belice (capítulo VIII),

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