1818 [i. e. Mil ochocientos diez y ocho]: (guerra de independencia)

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Libreria Americana, 1818 - 271 páginas
 

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Página 252 - Derechos Soberanos, y que por mantenerlos ilesos, como la Divina Providencia se los ha concedido, está resuelto el pueblo de Venezuela á sepultarse todo entero en medio de sus ruinas, si España, Europa y el mundo se .empeñan en encorvarla bajo el yugo español
Página 249 - me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal. Fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos. Atribuírmelos no
Página 100 - Como jefe de guerrilla era sin igual. Arrojado, activo, valiente, fecundo en ardides, pronto en concebir, resuelto en ejecutar y rápido en sus movimientos, era tanto más temible cuanto menor la fuerza que mandaba. Mil hombres le habrían embarazado (!), sobre todo si una parte de esa fuerza era de infantería.
Página 96 - amistad era para él palabra sagrada. Confiado como nadie, si descubría engaño ó falsía, no perdonaba al que de su confianza hubiese abusado. Su generosidad rayaba en lo pródigo. No sólo daba cuanto tenía suyo, sino que se endeudaba para
Página 98 - que había estudiado, y los leía siempre con gusto en las buenas traducciones francesas. Los ataques que la prensa dirigía contra él le impresionaban en sumo grado y la calumnia le irritaba. Hombre público por
Página 98 - con recuerdos lisonjeros. El seguía las marchas con su Estado Mayor: al medio día se apeaba para bañarse cuando había comodidad, almorzar carne como todos los demás, y descansar en su hamaca. Entonces dictaba las órdenes que debía comunicar y despachaba su correspondencia, lo que hacía moviendo constantemente la hamaca.
Página 100 - la menor contradicción ó emoción le producían fuertes convulsiones, que le privaban de sentido por el momento, y eran seguidas de debilidad física y moral. Accidentes de esta naturaleza fueron frecuentes en los combates en que encontraba resistencia que no había imaginado.
Página 177 - siempre prontos á seguir sus movimientos con la última celeridad procurando muy cuidadosamente oponerle un frente igual, ó poco mayor, aunque nuestro fondo sea un poco menos que el del enemigo. Un ala sobresaliente tiene mucho adelantado para flanquear
Página 96 - los borrachos y á los jugadores, pero más que á éstos á los chismosos y embusteros. Era tan leal y caballeroso, que no permitía que en su presencia se hablase
Página 100 - y la codicia eran sus pasiones dominantes. Logró adquirir sobre los llaneros, de que se componía su ejército, un influjo extraordinario, tolerando su propensión al botín y relajando la disciplina militar. Tal era el Jefe de Apure,

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