Biblioteca Ayacucho, Volumen63

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Rufino Blanco-Fombona
Editorial-America, 1814
 

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Pasajes populares

Página 150 - Municiones no pueden ir sino en la punta de las bayonetas. Mañana, al amanecer, hará sacrificios esta división. Chile, para salvarse, necesita un momento de resolución".
Página 99 - Estos son los que esparcen ideas sediciosas de descontento contra el Gobierno, y de afición a los tumultos populares, en donde sólo se dejan oír, las más veces, las voces del interés personal de una familia o de un individuo. Estos no tienen otro estudio que el de desacreditar las providencias del Gobierno, torciéndoles el sentido que debe dárseles para prevenir los ánimos a la revolución.
Página 102 - Estado) no sucumbe; que está resuelto a ser libre a toda costa; que mientras más conoce sus derechos, más odia la esclavitud; que ha olvidado absolutamente el sistema antiguo...
Página 370 - Poco habituado a semejantes correrías, no podía ya moverse por sus pies. Su transporte llegó a ser otro grande embarazo para sus conductores. . . Rodríguez, que no era sanguinario, manifestó repugnancia por adoptar aquel dictamen (matar a Tejeros). Su objeto al apoderarse del gobernador de Melipilla no había sido darle la muerte. Si tal hubiera sido su intento, no le habría conducido a tanta costa hasta aquel punto. Mas, al fin, mal que le pesase, se vió precisado a convenir que el problema...
Página 32 - Bayona y Burdeos y toda la Baja Navarra. Napoleón, lejos de enviar nuevos refuerzos que se opusieran a la marcha de los confederados del sur contra la capital de su Imperio, no tenía recursos bastantes para sostenerse contra los del Norte.
Página 39 - Sin duda, aquella anarquía y pasos inconsiderados movieron el ánimo del Virrey de Lima a conducir a estos países la guerra desoladora, confundiéndose así los verdaderos derechos del pueblo con el desorden y la inconsideración- Atacado el pueblo indistintamente por esto...
Página 390 - Este reproche hizo una súbita impresión en el irascible capellán. Traía aún el cerquillo desmelenado, y el rostro surcado por el sudor y el polvo; dió vuelta su caballo en ademán de descontento, cabizbajo, los ojos encendidos de cólera y la boca contraída. Al desmontarse en el lugar de su alojamiento dando un golpe con el sable que aún colgaba de su cintura, dijo como para sí mismo: '¡lo veremos!', y se recostó en las sinuosidades de una roca. Era...
Página 357 - De una imajinación traviesa i fecunda, era destrísimo en disfrazarse. Ya buscaba su seguridad bajo la capucha de un fraile mendicante o el bonete de un minero, o bien iba, libre de temor, a sus negocios, llevando al hombro la bandola de un mercachifle ambulante, o bien todavía durante sus permanencias en Santiago se adaptaba el vestido del criado que servía al individuo con quien necesitaba conferenciar.
Página 320 - ... suya: bullía en su cabeza una grande idea que entrañaba resultados maravillosos, la libertad de un mundo quizá; y esa idea fecunda, que en su imaginación veía realizada, estaba próxima a abortar sin producir ningún bien a consecuencia de una agresión extranjera, que no tenía cómo rechazar, y de obstáculos interiores que en vano pugnaba por vencer. El pensamiento de organizar una expedición que atacara a los españoles por mar y por tierra y los expulsara de sus principales establecimientos...
Página 76 - El reino de Chile, para garantir con la buena fe que es característica, el verificativo de los tratados acordados, resiste alejar de sí la persona del general en jefe, brigadier don Bernardo O'Higgins. Después que su presencia, sagacidad y...

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