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che en reparar los perjuicios sufridos; y el coronel Mackena escribió al Jeneral O'Higgins la siguiente esquela tambien en ingles

Jueves a las 2 de la mañana.

«Jeneral-Vuestro camino hasta este punto está libre de enemigos Por amor de Dios venid hoi, y con vuestra union tendrán fin las calamidades de la Patria.---Nada sé de Santiago.-Vuestro etc.-Mackena.»

Con la lectura de esta esquela y con la relacion hecha por el conductor, pudo O'Higgins creerse seguro, romper su inercia y dar las órdenes convenientes para la marcha. El 21 a la noche acampó su division a diez cuadras del rio Itata, y él mismo lo pasó para conferenciar con Mackena. El 22 a las 4 de la tarde acabó tambien de pasarlo toda la tropa y se verificó la tan deseada reunion. Incontinenti se convocó a todos los jefes para una junta de guerra, en la que se hizo presente, que nada se sabia de la capital, que debia estar en el mayor abatimiento por la ocupacion de Talca, que talvez se hallaba en anarquía y sin gobierno alguno establecido, pues de otro modo era imposible que no se hubiera despachado avisos u órdenes, supuesto que el enemigo no podia estorbarlo, guardando todos los pasos del Maule desde su nas cimiento hasta su embocadura, y mucho menos los varios puertos y caletas a que podian arribar botes procedentes de Valparaiso. En vista de todo esto, se acordó unánimemente abandonar las provincias de Concepcion, pasar el Maule y volar en auxilio de la

capital, de donde solo podian esperarse recursos para resistir al enemigo. Para ocultarle esta marcha se acordó tambien mandar a Chillan de parlamentario al capitan don Venancio Escanilla bajo el pretesto de reconvenir por el cruel tratamiento que se daba a los prisioneros. Se dió la órden de marcha para el dia siguiente, y se efectuó hácia Changaral.--zmovimiento que conocido por los realistas, fué luego imitado. Ambas fuerzas corrian paralelas a pasar el Maule, creyendo que la suerte del pais se decidiria a favor del que lo ejecutase primero.

CAPITULO X.

Sale de Santiago una division al mando del teniente coronel don Manuel Blanco-Es derrotado en Cancha-rayada-Pasan el Maule los dos ejércitos-Accion de los tres Montes-Campamento de Quechereguas-Toma de Concepcion.

Queda en otra parte indicado, que el nuevo Gobierno o Director Supremo, contrajo su primera atencion a organizar en la capital algunas fuerzas, y lo hizo con tanta actividad y empeño, que antes de quince dias pudo poner en campaña una division compuesta de 670 infantes, otros tantos milicianos de caballería y seis piezas de artillería con 70 sirvientes. Confió el mando de ella al teniente coronel don Manuel Blanco Encalada. Si el honor, màrcialidad y entusiasmo de este oficial prometian resultados gloriosos, los elementos que entraron en la composicion de esta fuerza, inspiraban poca confianza a los cono

cedores. La tropa y oficiales en su mayor parte eran reclutas, y los veteranos que se habian encontrado en Santiago, eran desertores o licenciados del ejército, calidades que no los recomendaban, o que servirian mas bien para introducir el desórden y desaliento. Esta division salia tambien al campo sin combinacion alguna con las del sur, sin conocimiento de las últimas ocurrencias y movimientos, y por consiguiente iba a obrar con obsoluta independencia, y a verse espuesta a ser atacada por un enemigo activo, a quien se habian dejado medios de movilidad de que nosotros carecimos siempre. «Es cosa dolorosa, Exmo. Señor, (decia el coronel Mackena al gobierno en su oficio de 27 de febrero) que siendo los enemigos solo dueños de un rincon del reino, tengan caballos sobrantes para sus divisiones, y que ésta se halle enteramente a pié. . . .sin caballos todos, nuestros csfuerzos serán inútiles, y así suplico a V. E. por lo mas sagrado, que se remitan caballos con la posible brevedad.»

Poseedor, pues, el enemigo de esta inapreciable ventaja, y sabedor de la marcha de Blanco, por las comunicaciones que mantenia eon vecinos traidores de la capital, despachó con toda dilijencia las guerrillas de Calvo y Lantaño para que auxiliasen a Talca en su defensa, o tomasen la ofensiva si lo aconsejaban las circunstancias. Estos intrépidos guerrilleros avanzaron hasta la hacienda de Quechereguas, donde encontraron nuestra fuerza, y despacharon un parlamentario con un cartel de desafio en forma, pidiendo hora y campo para el combate. Blanco aceptó el desafio, señaló el mismo campo en que se hallaba y la

misma hora, formando inmediatamente su línea y manteniéndose así todo el resto del dia 26 de marzo. Con tan ridícula estratajema lograron reconocer nuestra fuerza, y retirarse salvos. Esa noche llegaron de la capital cien dragones, y el 27 continuó la marcha; pero en Pilarco se recibió oficio del Jeneral del ejército, avisando su aproximacion al Maule y previniendo al comandante de esta division que no aventurase accion alguna y procurase solo distraer al enemigo, para que no incomodase en el paso del rio. En esta virtud, Blanco determinó replegarse sobre Quechereguas, pero sus oficiales y un clérigo que se decia conocedor de posiciones militares, le dieron falsos datos, y le arrastraron hácia Talca (k), cuyos arrabales se ocuparon el 29 por la mañana. Hecha intimacion a la plaza principió el ataque con todo denuedo: nuestra artillería a los pocos tiros desbarató una trinchera, y el subteniente Palacios con 40 fusileros ocupó la Iglesia de san Agustin. En medio de la accion y cuando parecia mas próximo y seguro el triunfo, se tuvo aviso de que una partida enemiga como de 300 hombres venía del sur en auxilio de los realistas. Temió Blanco verse entre dos fuegos, y mandó tocar retira da, para formar su jente en campo abierto. Las fuerzas de la plaza y las que venian de refuerzo se pusieron en movimiento, y la accion jeneral se trabó mui pronto en Cancha-rayada. Algunos cobardes con una fuga precipitada introdujeron la con fusion, y la derrota fué inevitable. Nada pudo el valor del Comandante Blanco, de los oficiales Picarte, Diaz, Allende

(k) Parte del teniente-coronel Blanco-Monitor Araucano núm. 32. Tom. 2.°

etc. En 15 minutos estaba en poder del enemigo toda la artillería, las municiones, la caja militar Ꭹ mas de trescientos prisioneros. Al dia siguiente los fujitivos llegaron a la capital, distante 80 leguas, y llenaron de pavor a los vecinos y al gobierno.

Ese mismo dia el Jeneral O'Higgnis habia acampado en Perquilauquen, teniendo a Gainza a tres leguas de distancia. Esta lenta marcha era causada por la multitud de ganados mayores y menores que se arreaban, porque como no se pensaba volver a aquellos lugares, no se queria dejar a los realistas medios de subsistencia, privando tambien de ellos a los infelices vecinos. Las estorsiones eran horribles.

El 1. de abril acampó en la ribera derecha del Achibueno y el enemigo dos leguas al oriente cerca de Linares. Se celebró una junta de guerra para acordar las providencias mas convenientes, en circunstancias tan apuradas, y se resolvió sorprender a los realistas en esa madrugada. Al efecto se dió la órden de marcha, la que fué demorada, porque el oficial Vega, encargado del parque, lo movia con mucha lentitud. En estos momentos, no se puede asegurar si por traicion o por descuido, se incendiaron algunas municiones, lo que puso todo el campo en la mayor confusion. Ella proporcionó a varios prisioneros escaparse; entre ellos al sarjento Benavides, aquel hombre funesto que despues derramó tanta sangre y vertió la suya en el patíbulo. Este dió aviso a Gainza de lo ocurrido, y quedó frustrado el mejor plan que podia aconsejar una situacion angustiada.

Se interceptó un oficio del Jeneral realista a Elorreaga, en que le mandaba reunir sele inmediatamen

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