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bitro de los destinos de la Europa, que ha llenado de trofeos. Ahora pues, para realizar en todos sus principales puntos el sistema continental, o para que no se introduzcan en el continente manufacturas ni producciones coloniales de Inglaterra, es indispensable la subyugacion de la España, o darle un rei como se hizo con la Holanda i Nápoles. No cabe otra terminacion, como quedó demostrado anteriormente. Lo cierto es, que para plantear el sistema continental se han emprendido cosas mui grandes; se ha apoderado Napoleon de los arsenales de Amsterdam i Amberes, se han establecido escuelas navales i una conscripcion marítima en todo el imperio i estados aliados; se ha creado la confederacion del Rhin, el ducado de Warsovia, las provincias Ilíricas; se ha invadido la España i Nápoles; se ha unido al cétro imperial la Holanda, la Toscana, los estados romanos, las ciudades anseáticas, las bocas del Elba etc. ¿Qué motivo hai pues, cuando la reciente campaña del norte se ha abierto con victorias, para abandonar un designio que está tan adelantado, i en que se ha trabajado tanto i con tal suceso? Es aun de notar, que para el logro de este designio se ha puesto en tortura el jenio del emperador, i la investigacion i actividad de las artes i ciencias en órden a sostituir con las producciones i fabricas del imperio los artículos que recibia de las colonias i fábricas británicas. Los trabajos de lana, lino i seda se han aumentado: se labra azucar de ciertos vejetales i plantas indíjenas: se han llevado maestros hasta de América, i se han establecido numerosas manufacturas de algodon : la planta del algodon crece i se multiplica diariamente en lo interior del imperio, principalmente en las provincias del Adriático i del reino de Nápoles. Siendo pues tan esencial a este sis

tema la total posesion de la España, no puede creerse. que el emperador abandone su conquista. Esta posesion es necesaria para cerrar todo el continente al comercio ingles; i el temperamento de muchos de sus puntos facilita el logro del gran sistema de que el imperio tenga en su propio seno el azucar i otros artículos coloniales. El emperador medita en hacer al imperio independiente, en todo lo posible, de recursos exteriores, i sus planes comerciales son mui vastos.

La ocupacion de la Península fué decretada desde que se proyectó la formacion del gran imperio, i la creacion de un formidable poder naval. Se juzgó necesario extender los límites de la Francia i ordenar las cosas de modo que jamas pudiese alguna fuerza extraña penetrar a lo interior, como en tiempo de Francisco I. sin superar dificultades inmensas. Se dijo que habià irregularidad i debilidad en algunas partes de sus fronteras. De aqui es, que los límites del imperio se extendieron por el lado de Alemania, i se formó la confederacion del Rhin. Por otra parte se agregó la Holanda al cetro imperial, se formaron los estados de Italia, i se invadió la Península. En el proyecto del nuevo poder marítimo entraba el aumento de puertos cómodos i seguros, de estaciones militares i arsenales en todas direcciones. Por tanto se decretó agregar a la inmensa lista de este jénero, Cádiz, Ferrol, Cartajena etc. Se dijo en Francia: Napoleon es mas grande que Luis XIV, i la era actual, ha de ser en todos sentidos mas gloriosa que la de aquel brillante reinado. Luis XIV a su ascension al trono no halló arsenales, ni aprestos navales, i los términos de Francia eran entonces estrechos. Luis lo quizo, i lo decretó, i en pocos años el monarca frances tuvo una escuadra bastante poderosa

para disputar a la Holanda e Inglaterra la soberania de los mares. Pero ahora los recursos de la Francia son infinitamente superiores a los que ántes tenia: sus rentas se han hecho mucho mas injentes: no es menos prodijiosa la extension de las costas del imperio, donde se forman hombres de mar; el jénio del emperador es bien conocido; todo pues se reune para hacer esperar una escuadra mayor que la de Luis XIV.

Se deduce de todo lo expuesto, que la ocupacion de la España es un designio mas antiguo que el de su invasion; que es un plan mui convinado, i una sancion que ha de sostenerse con toda la fuerza del imperio frances. Se deduce igualmente de todo lo expuesto, i de lo que despues se expondrá, que la total subyugación de la España es naturalmente inevitable, i que se consumará con el regreso de los rusos a su territorio. Es naturalmente inevitable lo que debe resultar de la aplicacion i direccion de fuerzas inmensas a un fin único, i de la naturaleza de los sucesos. En llegando este periodo se agravarán los riezgos de la América; ella seguirá la suerte de la España, o será una colonia eternamente de la Francia, si con la mayor presteza no se uniforma en el sistema de la libertad, i si las provincias revolucionadas no se organizan en estados regulares con sus gobiernos i cuerpos lejislativos constituidos por la voluntad jeneral.

La guerra no se hace sin caudales, i para resistir a un poder colosal se necesitan recursos inmensos. Se sabe que los recursos interiores de la España se hallan agotados i que las remesas de América son ya imposibles. Las guerras civiles fomentadas por una absurda política, han consumido inútilmente los fondos públicos de unas provincias, i alienado el corazon de las otras, precisando

las a una eterna separacion. Solo le restan los auxilios de la Gran Bretaña, los que han de ir decreciendo rápidamente con los atrazos del comercio. Estableciéndose el sistema continental en su rigor primitivo, sufre el comercio británico pérdidas incalculables, que han de reducir a aquella nacion comerciante a la imposibilidad de proseguir la guerra peninsular. Entónces sus almacenes volverán a llenarse de una inmensa importacion de efectos de ambas indias, que solo pueden venderse en Europa, i cuyo expendio es imposible en lo interior, i prohibido en todos los mercados del continente. No hallándose salida para las manufacturas, las fábricas quedan casi desiertas, i una gran parte del pueblo activo queda reducido a la mendicidad.

Bastante se ha escrito en el mismo Londres acerca de las calamidades que ha sufrido el comercio por tener cerados los mercados de Europa. No es este un misterio: discurramos sobre esta materia importante con breve→ dad, i vendremos a convenir en que el pueblo británico ha de clamar por la paz, han de ir de decreciendo los auxilios para la Península, i en fin, que no puede estar mui distante la pacificacion del continente europeo.

Como el comercio británico es de una extension inmensa, i mui superior a su propia poblacion i territorio; como aquella nacion tiene colonias, que no le dan dinero sino frutos, ha de sufrir grandes calamidades, si se le cierran para su expendio los mercados del cotinente, i esta calamidad es extensiva a sus colonias. Por ejemplo: Jamaica llega a un estado de miseria, puede sostener sus plantaciones, ni comprar los artícu→ los que antes compraba, si su azucar queda sin venderse en los almacenes de Londres. Los que la compran en la

no

isla, i la exportan, no pueden cubrir los gastos de compra, flete i derechos de importacion. Del mismo modo, las fábricas británicas consumen prodijiosas cantidades de materias primeras, i si las manufacturas no logran venderse, los dueños de las fábricas no pueden pagar a los artesanos; estos quedan sin trabajo, i por estas i otras causas sucede, que por todas partes se ven bancarotas, de que han estado llenos los papeles públicos de Lóndres. Sentados tantos principios, desenvueltos tan prolijamente tantos raciocinios, que hacen palpable la próxima e inevitable subyugacion de la España, i el establecimiento de una paz jeneral, solo resta no conjeturar, sino hacer ver cual será la suerte de la América en llegando éste gran periodo.

Es claro que el establecimiento de la paz jeneral, i la prepotencia de la Francia, son incompatibles con que alguna potencia europea haga oposicion con las armas a que sigan la suerte de la España subyugada aquellas provincias de América que aun obedecen a los mandatarios españoles. Ellas se mirarán como pertenencias de la España, i los mandatarios solo aspiran a conservarse en el mando, sea cual fuere el orijen de su autoridad.

Se viene a los ojos que en dichas provincias se pondrán fuerzas hispano-francesas, i se actuarán todos sus recursos para subyugar a las provincias revolucionadas, si en tiempo hábil no se organizan en estados regulares con sus gobiernos i cuerpos lejislativos constituidos lejítimamente, i si no hacen reconocer su libertad i soberanía en tiempo oportuno; para lo cual es indispensable que se hallen, i que sepa todo el mundo que se hallan en tranquilidad perfecta.

Las pruebas de estas proposiciones están mui repe

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