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no sé si el pueblo será tan induljente con los patricios sarracenos. En verdad, estos son sarracenos o porque desean obtener de Cádiz ciertos empleos, que viniesen de allá como venian antiguamente las anchetas que remitian bien vendidas aquellos monopolistas, o porque temen perder los empleos que ya obtienen de resultas del nuevo órden de cosas, que llaman nuevo sistema. Mui erradas están las cuentas de estos entes, que no se yo lo que son. Pónganse bien con el pueblo, i no perderán lo que ya tienen, i lograrán lo que no tienen. Pero sigamos con método el asunto.

He tomado a cuestas un negocio bien pesado, i es mas difícil asignar la causa del sarracenismo de muchos, que subir un cerro con un cañon de artillería. En efecto, mi amigo Pancirola no puede ser sarraceno por amor al gobierno de España, porque si hubiese amado a aquel gobierno, no habria sido ántes contrabandista, esto es, ladron del gobierno. Tampoco puede ser sarraceno por la misma causa Patamagno, (*) porque no puede amar a la España un hombre que allá lo pasó tan mal, tan aperreado, con tanta miseria, i a quien aburrieron sus paisanos, i que no supo que era vivir como jente hasta que vino a América. El pobre Bolimbroquio no puede ser sarraceno por la esperanza de algun empleo que le venga de España, lo uno porque no tiene plata con que comprarlo, lo otro porque es un animal. Tampoco Rusticán puede ser sarraceno porque pueda esperar algo de España, i es la razon, que en tiempo del sistema antiguo jamas logró nada, ni hubo paisano suyo que le hiciese caso, porque todos saben que es hombre inútil i de mui mala cabeza.

(*) Apodo con que eran conocidos algunos españoles al principio de la revolucion.-El Editor.

I con todo, estos son sarracenos. Alabo tanto saber. Mas dejémosnos de bufonadas. ¿Por qué son estos hombres sarracenos? Porque en sus cerebros está mui arraigada la opinion de que ellos han de ser eternamente amos i señores de los americanos, i de que bajo el gobierno español ellos han de ser en América tenidos i reputados por nobles, i en fin, por que creen que la América no puede ser bien gobernada, si ellos no la gobiernan, como que ellos son tan sábios i tan virtuosos.

Anonimo.

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Sábado 13 de Noviembre.

A revolucion de Buenos Aires es la mas digna de latencion i de las meditaciones de los filósofos. Yo consideraré aquí únicamente lo mas raro i lo que forma el principio de su fortaleza, i de su gloria; esto es, el entusiasmo jeneral del pueblo. Veamos si podemos descubrir la causa de este fenómeno que distingue a aquel gran pueblo de los demas revolucionados. Él advirtió en sí espíritu marcial, calculó sus fuerzas, i que podia ser independiente, cuando se reconquistó a sí mismo. Abandonado en aquella coyuntura a sus propios recursos, conoció la impotencia, o la perversidad de la metrópoli. Felizmente, por las circunstancias del pais la revolucion fué democrática, i toda la masa de la poblacion americana concibió desde su principio un ardiente interes i zelo por la causa comun, como que toda ella entendia ya directa, ya indirectamnte, en los negocios públicos. Las

oscilaciones interiores fueron siempre populares; el poder civil estuvo siempre superior a las armas; asi aquellos movimientos avivaban el entusiasmo del pueblo, porque influia en ellos, i en sus resultados. En jeneral el hombre gusta naturalmente de todos los actos republi

canos.

No me es dado decidir sobre quienes de sus gobernantes deban llevar la preferencia en la gran obra de consolidar i extender la opinion i el entusiasmo público. Solo diré que se ha puesto en planta, i con suceso feliz, cuanto debia hacerse; a saber: la persecucion acérrima de los enemigos interiores, la proteccion declarada en favor de los patriotas: emplear únicamente los talentos, el valor, i el mérito; saberlo hallar en todas las clases, invocarlo i llamarlo de todas partes: la libertad de la prensa: la proteccion i decidido aprecio en favor de los literatos: la filosofia desenvolviendo principios, i estableciendo derechos, i la elocuencia i la poesia exponiéndolos con nervio i con todas sus gracias, esto es, la razon sublime hablando a los hombres en el idioma de los inmortales.

¿Qué le resta que hacer? Proseguir lo comenzado con constancia i sabiduría; dar nacimiento i establecer sobre firmes bases la grande i poderosa república de la América meridional. Este es el voto de los sábios: esto predijeron que debia suceder los mayores políticos del mundo, i la necesidad de esta medida está proclamada por todos los filósofos. Es de esperar, segun el buen espíritu que anima al alto Perú, que se adopte este plan magnífico por todas las provincias o estados que formen la union. Se opondrian únicamente los ánimos miserables, que ni ven en grande las cosas, ni se elevan a perspec

tivas sublimes, i resultados espléndidos, aunque es cierto, que se necesitan pocas luces para conocer que las ventajas particulares i el órden dependen de un gran centro i cuerpo de fuerza, i de la prosperidad jeneral. I si los consejos de los pueblos deben buscar lecciones de sabiduría en los ejemplos de las naciones ilustres i felices, la misma América ofrece un gran ejemplo.

Cuando despues de la paz de Paris de 1773 adoptó el gabinete británico un nuevo sistema para gobernar sus colonias, la distincion en prerrogativas, que hacia entre los súbditos de un mismo príncipe residentes en diferentes orillas del Atlántico, llenó a las provincias de Norte América de inquietudes i disgustos. Hallándose separadas unas de otras por grandes distancias, i sin coneccion en sus lejislaturas municipales, el sentimiento del comun peligro les inspiró la idea de formar un cuerpo representativo compuesto de diputados de cada una de las colonias para entender en los intereses i defensa de todas. Desde entonces la revolucion adquirió consistencia i crédito, se cimentó la union interior; se hizo la guerra causa comun; se organizaron fuerzas suficientes; i una república compuesta de trece repúblicas, un congreso americano que combatia contra un congreso o parlamento europeo, (que si os parece podeis llamar Cortes, ) gozaba de la aptitud i disposicion necesaria para lograr alianzas, o a lo menos relaciones de proteccion. En verdad, como las potencias antiguas son tan grandes, no ponen los ojos en pequeños estados, a no ser que sea para absorvérselos.

Subsistió este congreso, variándose los diputados en diferentes épocas hasta la conclusion de la guerra revolucionaria, i pocos años despues de ella; disfrutando en

tre tanto el pais algunas de las bendiciones i prosperidades inseparables de la paz i libertad.

No obstante, bien pronto demostró la esperiencia la ineficacia del sistema existente para promover la felicidad pública, i la dignidad nacional. El esplendor que rodeaba la infancia de aquellos estados se nublaba diariamente, i los amantes de la libertad conocieron que elevaban una fábrica visionaria sobre ideas falaces. Washington no podia mirar estas cosas con indiferencia. Los embarazos, demoras i dificultades que se experimentaron en los auxilios que recibieron las tropas en la guerra, le manifestaban la poca utilidad de la confederacion para levantar i sostener fuerzas militares. La experiencia de los cinco primeros años de la paz le demostraba que el adoptado sistema de pequeñas soberanías casi inconexas, i que reteniendo demasiada autoridad entorpecian las providencias del gobierno central, no producia un gobierno cual necesitaba la nueva nacion. Sus cartas familiares respiran sus solicitudes i congojas por la salud de la patria, i su sabiduría en señalar el conveniente remedio.

En una carta a M. Jay dice: "Soi de vuestro mismo dictámen en órden a que nuestros negocios se encaminan rápidamente a una crisis; aunque no alcanzo cual sea su terminacion. Tenemos errores que correjir, i al formar la confederacion, nos formamos una idea demasiado ventajosa de la naturaleza humana. La experiencia nos ha enseñado, que los hombres no adoptan ni ejecutan las medidas mas saludables, sin la intervencion de una autoridad coerciva. No podemos subsistir largo tiempo como nacion independiente, sino colocamos en alguna parte una autoridad o un poder, que mande a toda la confederacion con enerjía, i a quien estén sujetos

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