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quierá cambiarlo por unas ajitaciones, cuya sola idea me consterna i me oprime. Yo jamas he solicitado un empleo, sin embargo de que tengo algunos; porque he creido que el menor de ellos es una carga imsoportable para aquel que quiera ocuparlos dignamente. Por el contrario, algunas veces he pretendido renunciarlos todos, i quedarme en mi casa tranquilo i socegado; pero no habiéndoseme admitido mis renuncias, i habiéndoseme reconvenido con la razon de que todos hemos de servir a la patria a costa de nuestro sociego, he tenido que sufrir la pension que ellos me traen. Otros hai que piensan de diverso modo: acudid a ellos, que no se desentenderán de entrar por cualquier partido, aunque el gusto que tengan hoi les cueste mañana veinte pesadumbres.

Lo que no os podré menos de decir es que la voz del pueblo no es la voz de cuatro tertulianos que proyectan divertir sus pasiones con una escena de revolucion. El pueblo que yo vi el dia 15 de Noviembre de 811, solo podia llamarse pueblo por una especie de ironía mui picarezca. Asi fué que no hubo una sola persona de razon que no desaprobase cuanta mojiganga se hizo aquel infausto dia. Tambien os digo, que la tropa no debe jamas mezclarse en estas cosas, porque si lo hace, entonces se llevó el diablo la libertad, el órden i todo lo bueno. Los soldados los paga el pueblo para que le sirvan, i no para que se alzen con el santo i la limosna: los oficiales son pagados por el mismo pueblo, para que hagan cumplir con sus obligaciones a los soldados, i de ningun modo para que aflijan a la patria con sus calaveradas i bullicios. En una palabra, todos los empleados públicos deben saber que son unos oficiales del pueblo,

a quien deben respetar, para que habiendo órden en todo, tambien ellos sean respetados. Sino tenemos todos estas ideas del pueblo, sino procuramos sostener con todos nuestros esfuerzos el decoro que la sociedad exije, todos los dias tendremos alarmas i revoluciones ridículas hechas por media docena de majaderos, que ni saben en lo que se meten, ni serán capaces de saberlo en su vida, aunque lleguen a ser mas viejos que Matusalén.

Concluyo pues, respetables amigos mios, con que solo al pueblo soberano le corresponde tomar su voz, i pedir lo que le convenga: a vosotros toca portaros con moderacion i juicio, i a mi me incumbe el haceros presentes todas estas cosas, al mismo tiempo que os suplico me dejeis el alma quieta, i no turbeis mi reposo con andarme gastanto el nombre en proyectos desatinados.

Por lo demas, queda mui vuestro de corazon.

Dionisio Terraza i Rejon.

DECRETO.

Mártes 22 de Febrero.

ENIENDO el gobierno en consideracion que luego que se supo el desembarco de la expedicion de los piratas que invadió el estado, el oficial D. Santiago Bueras desamparando sus negocios i residencia en Aconcagua, pasó al gobierno a ofrecerse voluntariamente a defen

der la patria: que en la memorable accion de las Yerbas Buenas se portó con un arrojo i valor dignos de elojio, por lo que mereció expresivas recomendaciones del jeneral en jefe: que del mismo modo se distinguió en el ataque de Cauquenes, i finalmente que en la guer rilla de Doñimuelo, que abrió la presente campaña, manifestó su honor i valentía, siendo este el primer ensayo de las armas de la division auxiliar; ha venido en conferirle por premio de todas estas acciones el grado de te niente coronel. (*)

Talca i Enero 28 de 1844.

Eizaguirre--Infante.

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Viernes 25 de Febrero.

UNQUE en el curso de los acontecimientos humanos todos los estados de Europa recobren su independencia, nos espera una nueva sucesion de guerras continentales ocasionadas por no estar sentado el estado de las diferentes potencias, i por la oposicion de sus intereses, i nosotros tendremos siempre necesidad de mesclarnos en tales guerras. Si la Francia no puede asegurar la conquista de la España, tiene la plena libertad de dejarla en aquel estado de paralisis en que la ha puesto.

(*) Hemos recojido este decreto en honor de la memoria del ilustre guerrero a que se refiere. D. Santiago Bueras (el Hércules chileno) natural de S. Felipe provincia de Aconcagua, murió gloriosamente en la batalla de Maipú mandando un escuadron de cazadores a caballo en el grado de teniente coronel que le merecieron sus distinguidos servicios en la guerra de la independencia. Ási en aquella jornada, como en todas las que ocurrieron hasta aquella época, Bueras se condujo con tal bizarria i arrojø, que fué considerado jeneralmente por todos sus compañeros como la primera, lanza de la caballeria chilena, i el terror de nuestros enemigos. Una bala de fusil atravezó el cráneo del hombre denodado a cuya espada nadie se hubiera atrevido.-El Editor:

Segun lo que hemos expuesto anteriormente, la España está en actual revolucion, i la amenazan grandes movimientos; su suerte futura es del todo incierta, sin que pueda preverse cual gobierno le tocará, que revoluciones seran su resultado, ni quien ocupará aquel trono, si está siempre destinada a ser una monarquía. ¿Para quien pues trabajan, con qué objeto derraman tanta sangre los monstruos desoladores de la América? ¡Cuan semejante es esta conducta, i cuan semejante será talvez su éxito, al de los sanguinarios jacobinos que cometieron tantas atrocidades, i aparecieron como infernales furias en la Vendé, para que tantos cadáveres sirviesen de escala al trono de un Napoleon! La semejanza es mui palpable: las mismas atroces medidas de bárbara crueldad, que jamas sancionará la justicia, ni la política; el mismo desentenderse de la justicia de la causa que se sostiene; los hombres de bien señalados con los nombres de bribones, de bandidos, trastornando el sentido de las palabras i las ideas; el fuego, la espada, los cadalzos, hechos instrumentos de pacificacion; tratar con negra perfidia a los pueblos rendidos bajo la fé de las capitulaciones; los prisioneros de guerra soterrados en hondos calabozos, i asesinados i aun envenenados. La época actual ha reproducido estos i otros horrores. Poca diferencia hay entre Pezuela que cuelga de los arboles a los patriotas, dándoles una hora de término, i que envia jefes militares con la horrible comision de exterminar sin forma de proceso a los que han reclamado sus derechos, sujetando asi al capricho i a la codicia de los hombres viciosos la vida i las fortunas de toda clase de personas, i entre el representante Francastle que dió al jeneral Grignon la instruccion siguiente: "Debeis hacer temblar a los bribo

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i no darles cuartel. Nuestras prisiones estan llenas; ¿para que son prisiones? Es necesario incendiarlo todo, i reducir todo el pais a un desierto: no haya compasion ni clemencia. Tales son las intenciones de la Convencion.

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Escritores eminentes han dicho, que la última parte del siglo anterior i el principio del siglo presente es la edad del egoismo i de la barbarie. Una especie de confusion, de anarquia social, ha pervertido el sentido i las anteriores definiciones morales de las palabras. Los perversos no se han detenido en examinar si la causa que defienden este o el otro pueblo es justa, sino si conviene o hace resistencia a sus propios intereses, i han aplicado a su voluntad los nombres de rebeldes, de traidores; i los asesinos i ladrones han hecho sufrir a los inocentes que proclamaban sus derechos los suplicios destinados a los mayores criminales. La Europa ha visto i está viendo estos horrores a veces con indolencia en unas partes, i en otras con alegria brutal. A ia América se ha comunicado aquel contajio horrible de la Europa, de donde hemos recibido i solo podemos esperar crímenes i males, i el ejemplo de los delitos. Si los franceses asesinaban en España a los que sostenian la libertad del pais, i eran llamados insurjentes, rebeldes i cabecillas, estos mismos españoles asesinan i dan los mismos nombres a los americanos que defienden su libertad. Si los jacobinos mas sanguinarios han ocupado los puestos mas distinguidos de la Francia, el gobierno de Cádiz ha conferido los mas brillantes honores a las furias infernales que han desolado la América. Lima recibió con aplauso a los sanguinarios ladrones de Quito i del Alto Perú que llegaron con un botin inmenso, lo mismo que se hizo en Paris, Hamburgo, i Lubeck con los jacobinos que talaron, incendia

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