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del pensamiento, favorecerá por sus leyes el derecho que tiene cada uno de contribuir, segun sus luces, a la instruccion de sus semejantes. Debemos a la imprenta la comunicacion mas fácil de los conocimientos, i la variacion prodijiosa causada por esta comunicacion, que nos dá una superioridad notable sobre los demas habitantes del globo: deberemos tambien a esta invencion la permanencia de esta superioridad, i la imposibilidad de volver a caer en la barbarie. Limitar i molestar el ejercicio de una invencion tan útil, es restituirnos a los siglos oscuros de nuestros abuelos, i sujetarnos de nuevo a la dominacion de los godos i de los vándalos. La libertad de la prensa i de la lectura es un derecho incontestable fundado sobre el derecho que tenemos a instruirnos.

La libertad de la prensa i de la lectura no está sujeta a inconvenientes; la verdad no puede ser nociva. Si las obras impresas contienen verdades, aunque estas verdades parezcan extrañas i distantes de las opiniones comunes, en lugar de ser dañosas, serán siempre útiles. Si los libros enseñan errores, su lectura rectificará precisamente estos errores, i los hombres se desengañarán, porque muchas veces están imbuidos de los mismos errores, sin conocerlos. La libertad de discutir las materias ante el tribunal del público, i el choque de los discursos i de las opiniones, haran descubrir la verdad, i asegurarse de su evidencia. Si sucediese que algunos autores infelices publicasen obras contrarias a las costumbres, la indignacion del público ilustrado, i la sátira i censura de los literatos prevendrian el peligro, i harian caer aquellas obras en la oscuridad de que salieron.

ba Sien jeneral el hombre tiene derecho a la libertad de pensar, con mas razon debe tenerlo acerca de aquellas materias, que el juzga mas esenciales a su felicidad i a su quietud. ¿Quien podrá negar que yo tengo derecho de elejir entre dos opiniones la que parezca mas verdadera? ¿Quien negara que es cosa mui cruel obligarme a abrazar un dictámen que tengo por falso, o cuyas razones no me convencen? Tu crees que el sol jira al rededor de la tierra, i que ésta ocupa el centro del universo: para mí tu opinion es absurda i contraria a las observaciones astronómicas i a las leyes de la naturaleza; mas como la libertad de tu juicio es un resultado necesario de tu propiedad i de tu libertad, no te inquieto sobre este punto, ni imploro contra tí la fuerza de la autoridad, convencido de que el gobierno que no respete esta libertad, no conoce sus intereses, ni los derechos de los hombres que debe dirijir. Ni qué podria yo alegar contra tí, i para acriminar tu conducta, que no fuese algun sofisma dictado por el interes propio, por la presuncion, i por el deseo de dominar tu espiritu? Si yo digo que mi opinion está consignada en los autores mas clásicos; me diras: esos libros abundan en disparates, aunque tienen cosas buenas; ademas ellos eran hombres como yo. Si te digo que la verdad, que está de mi parte, me autoriza contra tí, me dirás: eso es lo que está en cuestion, a saber, si la verdad está por mi o por tí. Si te digo: esta es una cosa en que convienen todos, i de la cual solo se separan algunos soberbios; me diras: como de esos absurdos creen todos, i los crerán siempre por debilidad, preocupacion, educacion, ignorancia, ocio, i corto alcanze. Si te digo: yo debo vengar a la naturaleza ofendida, me dirás: ¿es pues el hombre el que ha de vengar a la naturaleza? ¿No tie

ne la naturaleza para vengarse el rayo i el terremoto? ¿No sabe ella arrastrar, i subyugar los espíritus por medio de sus maravillosos i escondidos resortes? Si no lo hace, es porque nuestras discusiones abstractas, o nos son poco interesantes, o estan abandonadas a la decision de nuestro juicio.

Mas ya me parece prudencia terminar este discurso, porque era necesario tratar con toda extension un punto, para el cual el sábio Español juzgó que no estaban dispuestos los ánimos de aquellos para quienes escribia. Vendrá tiempo en que lo esten, i entonces el hombre imparcial alzará el velo de la prudencia, i hallará que todo está dicho.

Camilo Henriquez.

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PROCLAMA DEL JENERAL EN JEFE DEL EJERCITO RESTAU- .

RADOR A SUS HERMANOS DE CONCEPCION.

Mártes 5 de Julio.

OLDADOS que jemis bajo las banderas del tirano ! ef gobierno me encarga que os considere como víctimas de la perfidia de algunos malvados, i yo tengo demasiadas pruebas que me manifiestan la violencia con que cubris sus filas. Los que nacieron en el suelo de Arauco, i descienden de los valientes, que por tres siglos resistieron el poder colosal de los Cárlos i los Felipes: los que desnudos, sin disciplina, sin la ventaja de las armas de fuego, han derramado mas sangre de los tiranos europeos que cuanta les costó la conquista desde el Misisipi hasta

el Cabo de Hornos, es imposible que cuando se trata de hacerlos esclavos, no ya de un grande imperio, sino de un miserable satélite del virei de Lima, doblen su victoriosa cerviz a tan despreciable yugo.

¡Araucanos! volved los ojos a vosotros mismos, i a la experiencia de vuestros dias. ¿Cuál es la suerte a que os destina el mandatario del Perú? La España europea necesariamente dejará de existir. El virei, cuya devoradora ambicion ha agotado todas las fuerzas i recursos de Lima, es imposible que subsistiera sin hacerse esclavo de una potencia extranjera. Ya estais viendo que las lejiones de Buenos Aires penetran por el Desaguadero a protejer la revolucion de Arequipa i el Cuzco, i que exterminadas completamente las tropas de Goyeneche, no se divisa un solo cuerpo que pueda resistir hasta Lima las victoriosas armas de los libertadores de la patria.

Interceptada en Chile la mayor parte de la provision de aquella capital, i apoderados nuestros marinos de los mejores buques de su comercio, la necesidad i el descontento aceleran por momentos la libertad de nuestros hermanos de Lima. ¿I qué seria de nosotros, constituidos a los extremos de la tierra, en un pais ultramarino, i sin los únicos recursos de nuestra capital? A tan funestas resultas añadid el desconsuelo mas sensible para una alma jenerosa. Los americanos, aunque derramen por los europeos la última gota de sangre, jamas seran amados de ellos. Olvidad, si os parece, la ingratitud con que ha pagado el gobierno de Cádiz los copiosos millones que recibió de América en la primer noticia de la irrupcion de España, despojándonos del comercio, de la igualdad, de las formas de gobierno que ellos tenian, i de la representacion nacional: pero no olvideis vuestros peligos en este momen

to. Acordaos que Monteverde en Caracas envenenó a los mismos soldados que se le pasaron i le entregaron aquel éstado, porque eran americanos. Acordaos de la costumbre que han observado en Méjico i Quito de diezmar las tropas rendidas, i degollar a sus oficiales. Acordaos que en los mismos parlamentos, i con el estandarte de Maria Santísima en la mano, elevado como garante de la mútua buena fé, han destrozado a boca de cañon a todos los sinceros i relijiosos americanos, qué se acercaron a un acto tan sagrado e inviolable por el derecho de las jentes. Acordaos últimamente, que jamas han proclamado una amnistia i perdon jeneral, a que no haya seguido despues la muerte i las cadenas de infinitos ciudadanos.

Esto es lo que debeis temer de vuestros opresores, al mismo tiempo que la patria coronada de lejjones, a quienes inflama el jenio de la libertad, os convida a uniros con ella, i gozar los triunfos que prepara la justicia de su causa. Pero mirad que éste es el momento que debeis aprovechar: no permita el Dios de los ejércitos, que despues de manchadas las manos con la sangre de vuestros hermanos, os desamparen los tiranos, i os hagan mirar como los monstruos de vuestro suelo.

José Miguel Carrera.

PROCLAMA DEL GOBIERNO A LA TROPA.

Mártes 25 de Iluio.

OLDADOS! con un valor i firmeza de alma, que os harán memorables en todos los siglos, habeis sufrido las fatigas, las intemperies, i las privaciones que eran

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