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dad tenga otras ideas de si misma. Es preciso que no creamos que el gobierno puede ser el patrimonio de una casa o de una familia, ni un bien mostrenco, que solo espera un dueño que se lo apropie. Débemos advertir, que todos los hombres que componemos el pueblo, tenemos igual derecho a nuestra conservacion, a nuestra felicidad, i a nuestra fortuna: que si no respetamos estos derechos en nuestros semejantes, por el mismo hecho autorizamos al que nos quiera corresponder del mismo modo; i que si hai leyes i majistrados en los pueblos, solo es para conservar el órden, la seguridad, i la libertad de todos en jeneral, i cada uno en particular. Si alguno atacase estos objetos, debe mirarse como el mayor enemigo de la república, i por tanto todo ciudadano debiera contribuir al castigo, para que sirviese de escarmiento. El que ama el órden i la justicia, debe venerar la lei, i la lei no puede ser venerada, si no se ejecuta. Entónces todos los que contribuyen a la impunidad de los crímenes, concurren a agraviar al pueblo en el desprecio de las leyes. ¡Cuántos ejemplos de estos se pudieran citar en nuestros dias, en pueblos que aspiran a erijirse en repúblicas! Seguramente llevan mui malos principios para componer una sociedad, en donde reine la paz i la juz

ticia.

No quiero que se miren los deberes del ciudadano por el lado del heroismo, ni pretendo que todos los republicanos tengan la delicadeza i grandeza de alma de aquellos jenios superiores, que nacieron para honor del jénero humano. Esto seria pedir un imposible.

Yo solo aspiro a que se ame el órden i la justicia por propia conveniencia, i que se dejen de cometer los abusos por los mismos males que ocasionan. El espíritu de

partido no trae a los pueblos otras consecuencias que el desórden, la devastacion i la esclavitud; pero estos males no excluyen a los mismos partidarios, i por tanto todos deben evitarlos por no envolverse en la desgracia. Los partidos siempre comenzaron por las familias, se aumentaron por las relaciones de amistad i dependencia, i acabaron entre padres e hijos, i entre los hermanos mismos. Las ambicion jamas admitió un compañero, ni un igual siempre fue sola, i siempre se elevó sobre las cabezas de cuantos le rodearon. Los mismos ambiciosos tuvieron siempre que arrepentirse de serlo, porque todo lo violento no puede ser durable. Los medios de que se valieron para llegar a ponerse sobre la lei i la justicia, nunca pueden presentarse lejítimos a los ojos de los pueblos estos viven escandalizados i resentidos: el mas jeneroso i el mas vengativo obran de acuerdo para sacudirse del yugo ignominioso; tal vez aquel de quien menos se esperaba, es el ejecutor de la venganza. Todo el poder, toda la astucia del tirano no puede impedir que su memoria sirva de escándalo, de oprobio, e indignacion a todas las edades, i a todos los hombres. Una vida llena de zozobras i de remordimientos, un fin trájico, i una memoria despreciable, he aquí las consecuencias de la ambicion. Piensen en esto los republicanos, i huirán de los partidos i de los proyectos ambiciosos: serán justos, jenerosos, i enemigos de la division. Estas mismas virtudes serán el fundamenfo de todas las demas, i en breve tiempo saldrán los héroes de donde ántes solo podian salir tiranos miserables i hombres corrompidos.

De todas estas verdades, que hemos conocido por nuestra propia experiencia, resulta otra verdad de no menor importancia. Esta es, que solo la ilustracion nos

puede poner a cubierto de los males que dejamos referidos. Es necesario familiarizar en todas las clases del estado las ideas liberales, que sirven de fundamento al sistema de las repúblicas. Todo hombre debe conocer sus derechos para saberlos defender i conservar, i para obligarlo a tomar parte en todos los sucesos adversos o prósperos de la patria. Sin esto es mui frecuente la indiferencia de los pueblos, que como si nada les importase el bien ni el mal, dejan pasar sobre sus cabezas todas las desgracias, que evitarian, si conociesen su poder i sus obligaciones. La ignorancia de los pueblos solo es conveniente al interes de los tiranos; i por esto se empeñan en apartar de sus dominios todo lo que puede conducir a la ilustracion de sus esclavos; pero en las repúblicas, en donde no hai mas soberano quo el pueblo, i en donde solo éste debe juzgar de la felicidad o del peligro a que pueden conducirlo, es indispensable que conozca cuanto malo i bueno puede haber en las artes de los políticos.

En la administracion de las repúblicas no se debe dejar -nada a la buena fé de los encargados de ella. La lei debe prevenirlo todo, i el pueblo debe velar sobre la conducta de los mandatarios, para impedir el abuso, que puede hacerse del poder. El hombre que sabe, que está mandando sobre un pueblo zelozo i advertido, conoce la necesidad de comportarse con moderacion i con justicia; asi como aquel, que nada temió del abandono i de la ignorancia de sus conciudadanos, pudo realizar sus proyectos ambiciosos sin oposicion i sin trabajo. El que es verdaderamente justo, no se siente de que observen sus acciones, pues solo aspira al servicio de la patria, i porque sabe que nada le notarán indigno de su cargo; pero

el malo, que solo puede ocultar sus vicios apartando de sí las observaciones públicas, tiene que ser bueno por necesidad, mientras tenga que temer de sus observadores. Es cosa indudable, que los tiranos solo pueden levantarse sobre los pueblos bárbaros e indolentes. Sean estos ilustrados, conozcan sus derechos, amen la justicia, i celen la administracion i ejecucion, que con esto habrán puesto el mayor atajo a la ambicion de aquellos entes injustos, que no pueden faltar en las sociedades mas bien morijeradas.

Hónrese al mérito verdadero, i despréciese al vicio en cualquiera individuo que se encuentre: jeneralízese el amor a la patria, i desaparecerá la gavilla de necios i de hipócritas que llevan el patriotismo en la boca, i el despotismo en las entrañas: temblarán aquellos viles aduladores, tan impotentes como fátuos, que pretenden lucir sus vicios abominables a la sombra de un tirano aborrecible: reinará el órden i la virtud, i los malos buscarán otro clima, en donde puedan dar ancho campo a sus pasiones miserables.

Ego autem neminem ledo, quare irasci mihi nemo poterit, nisi quis velit de se confiteri.-CICERO.

Antonio Tose' Irizarri.

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GLOSA PUBLICADA EN LIMA AL PRINCIPIO DE LA REVOLUCION

AMERICANA.

Sábado 22 de Abril. (a)

Arequipa ha dado el sí,
La Indiesita (b) seguirá;
La Samba vieja (c) ¿qué hará?
Sufrir jeringas de ají.

Si de España la maraña
Está ya tan conocida

¿Deberá seguir unida

Nuestra América a la España?
¿No podrá con fuerza, o maña
Ahogar su cruel frenesí?
Ya lo ha dicho el Potosí,
I a ejemplo de Buenos Aires
Con mil gracias, i donaires
Arequipa ha dado el sí.

Tucumán está movido,
I en el Perú Alto tambien
Se siente cierto vaiven,
Que ya va haciendo su ruido:
Cuando llegue el estallido

Hasta el Cuzco, ¿qué dirá?

(a) Por un error de imprenta han sido equivocadas las fechas del último artículo del primer tomo, i de los cinco primeros del presente. El primero es de 2 de Abril, i los que siguen del 4, 6, 10, 15, i 18 del mismo mes.-El Editor. (b) El Cuzco.

(c) Lima

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