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ministerio, como propio para seguir una mision delicada. Fué aceptado este eclesiástico, y el conde de Jersey le dió poder verbal de hacer saber al Rey « que los nuevos ministros de » Inglaterra deseaban la paz, pero que no dependia de ellos el » abrir inmediatemente una negociacion particular con la Fran>> cia; que cra necesario que el Rey hiciese tambien proponer » á los Estados generales el volver á las conferencias para la >> paz; que en estando abiertas, los embajadores que la Ingla>> terra nombraria para asistir á ellas, tendrian órdenes tan >> precisas que ya no seria permitido á las Provincias Unidas el >> estorbar la conclusion (1). »

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El cura Gautier llegó á Paris en el curso de enero de 1711, habiéndose presentado al ministro de negocios extranjeros le dijo: « Excelentísimo Señor, ¿quiere V. E. la paz? Eso es como si se pregunta á un enfermo si quiere sanar, » le respondió M. de Torcy. Con todo, el consejo fué de parecer de no tratar de la paz por la via de los Holandeses, sino por la de la misma. Inglaterra. El cura Gautier se volvió pues á Lóndres y pocos dias despues vino á pedir, de parte de los ministros ingleses á M. de Torcy, una memoria pormenorizada de las condiciones bajo las cuales deseaba la Frarcia la paz. Luego se encajó M. Gautier en Londres con la respuesta rudente ministro, datada del 22 de abril. El 17 del mismo mes nabia muerto en Viena el Emperador José. Ignorábanlo en Marly cuando se redactó el siguiente despacho, y tambien se ignoraba en Whiteall cuando se recibió. Hé aquí la habil y circunspectísima respuesta de M. de Torcy :

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« Como no se puede dudar que el Rey esté en estado de sostener gloriosamente la guerra, no se puede mirar así como una señal

» de flaqueza que S. M. rompa el silencio que ha guardado desde la separacion de las conferencias de Gertruydenberg, y que antes de

(1) Memorias de M. de Torcy, tom. III. — M. de Flassan, Hist. de la dipl., tom. IV, pág. 297 y sig., se engaña sobre algunas datas. Véanse, Letters and Correspondence of the R. H. Henry St.-Jolin, lord visc., Bolingbroke (Lond. 1798, 4 vol. en 8o), tom. I, pág. 3í y sig.

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» abrirse la campaña, dé aun nuevas pruebas del deseo que ha con>servado siempre de procurar el restablecimiento del reposo de la Europa. Pero despues de la experiencia que ha hecho de los sen» timientos de los que al presente gobiernan la república de Holanda, y de su industria en hacer infructuosas las negociaciones, » quiere, por el bien público, dirigir á la nacion inglesa las propo»siciones que juzga á propósito hacer para terminar la guerra, y » para asegurar sólidamente la tranquilidad de la cristiandad. Con » esta mira ofrece el Rey tratar de la paz sobre el fundamento de las » convenciones siguientes:

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» 1° Que les Ingleses tendrán seguridades reales para ejercer en >> adelante su comercio en España, en las Indias y en los puertos » del Mediterraneo.

» 2o El Rey convendrá en formar una barrera en los Paises Bajos, » suficiente para la seguridad de la república de Holanda, y esta » barrera conveniente á la Inglaterra, y al agrado de la nacion in

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glesa, prometiendo al mismo tiempo S. M. una entera libertad » y seguridad para el comercio de los Holandeses.

» 3o Se buscarán sinceramente y de buena fe los medios razo"nables de satisfacer á los aliados de la Inglaterra y de la Ho» landa.

» 4o Como el buen estado de los negocios del Rey de España su » ministra nuevos expedientes para terminar la contienda sobre » esta monarquía, y para arreglarla contentando á las partes inte» resadas, se trabajará incesantemente en superar las dificultades » nacidas en esta ocasion, y se asegurarán el estado, el comercio y generalmente los intereses de todas las partes empeñadas en la » presente guerra.

» 5o Las conferencias para ajustar la paz sobre el fundamento de >> estas condiciones serán al instante abiertas, y los plenipotenciarios » que el Rey nombrare para asistir á ellas, tratarán con los de In

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glaterra y Holanda, solos ó mancomunados con los de sus aliados, » á eleccion de Inglaterra.

» 6° Su Majestad propone las ciudades de Aix-la-Chapelle y de Lieja por lugar donde se junten los plenipotenciarios (1). »

(1) Véanse Lett. and Corresp. of the R. H. L. St.-John, lord visc., Bolingbroke, tom. 1, pág. 172 y sig.

Vese ya cuan diferentes son las bases de esta nueva negociacion de las de Gertruydenberg. En estas el punto de partida habia sido la exclusion perpetua de la casa de Borbon de la totalidad de las posesiones españolas (1); `ahora, por el contrario, el punto de partida era el mantenimiento de Felipe V, con satisfacciones convenientes para las potencias confederadas. Las negociaciones de 1711 tenian tambien otro blanco que las negociaciones de 1709 et 1710. No se puede pues arguir de lo que pasó en La Haya ó en Gertruydenberg, en 1709 y de 1710, para explicar el sentido del tratado concluido en Utrecht en 1713, pues que estos diversos actos emanaban de principios opuestos, y que se habian trastornado los papeles, como va á mostrarlo la continuacion. Sobre este particular puede uno referirse al testimonio de un historiador instruido, exacto, muy versado en materias diplomáticas, pero muy poco favorable á la Francia por sus sentimientos políticos. La Francia, dice, que antes habia hecho en vano las demandas mas humillantes por obtener la paz, fué bascada por la Inglaterra, y no se habló mas de los preliminares de la Haya y de Gertruydenberg como si jamas se hubiese tratado de semejante cosa (2).

Es un error generalmente difundido en Francia, que el cambio de política de la Reina Ana fué el resultado de una impertinencia de la duquesa de Marlborough. El hecho es que esta aventura es posterior á la mision del cura Gautier. En cuanto al duque, hé aquí como se expresó respecto de esto e secretario de Estado, lord Bolinbroke, escribiendo al pensionado Buys, en 12 de enero de 1711:

(1) Véanse les Actos y memorias tocantes á la paz de Utrecht, tom. I, pág. 121. « Es notorio é incontestable, decian los plenipotenciarios de los » confederados, en el ultimatum, que antes de entrar en ninguna negocia»cion... se ha asentado siempre la restitucion de la España y de las Indias » como un fundamento firme é incontratable. No queda ya ninguna cuestion >> respecto á esto, sino el que los altos aliados pretendan que se les dé plena seguridad, sobre la cual puedan descansar, que una vez sentado este » fundamento, no sera ya trastornado. »

(2) M. Schoell, Historia de los Estados europeos. tom. XXIX, pág. 25.

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« El Duque de Marlborough está aquí al presente; ha tomado el partido de someterse en todas cosas al gusto de la Reina, y bajo » este pié podrá mantenerse. Todos los que tienen la honra de estar >> en los negocios están prontos á tomarle por la mano y á hacer los » mayores servicios á Su Majestad y á la causa comun, de que sean » capazes, de concierto con él; pero hay que andar derecho (1). »

El 23 de marzo, Bolingbroke escribe tambien á M. Buys :

« Me alegro mucho de ver, que el Duque de Marlborough está » contento de nosotros; lo que hay de cierto, es que se ha tenido » para con él toda la buena fe y toda la sinceridad posible.

Se ha dicho igualmente que el ministerio lory trató él solo con la Francia y sin conocimiento de los Estados de Holanda. El hecho es falso. La mision del cura Gautier lo prueba ; y lo que lo convence aun mejor, es la correspondencia de Bolingbroke con M. Buys. Este ministro ha usado, sea con la Holanda, sea con la Francia, de una admirable lealdad, en todo este negocio. Cuando recibió la nota de M. de Torcy, de que hemos hablado, la hizo saber al punto á lord Raby, embajador de Inglaterra cerca de los Estados generales, con órden de comunicarla discretamente al pensionado y demas ministros holandeses, pero no al duque de Marlborough (2). Trató de destruir lo mejor que pudo la opinion que se tenia en Francia sobre que el principal obstáculo para la paz era la Holanda. Los dos gabinetes estaban pues de acuerdo sobre el fondo de la cuestion. Mas tarde

(1) El ministro ingles hace alusion á malos rumores que corrian sobre la probidad administrativa del duque de Marlborough.

(2) La nota de 1 Holanda en respuesta á esta comunicacion se la enseño al cura Gautier. Estaba así concebida. » La Gran Bretaña ha comunicado á » la Holanda las proposiciones que ha recibido de la Francia para servir de »>fundamento à un tratado de paz. La Holanda desea igualmente con la » Gran Bretaña tener una paz general, definitiva y duradera, y asegura » estar pronta á adherirse á todos los medios mas convenientes para procurarla. Nota que las proposiciones son todavia demasiado generales. » Desea, así como la Gran Bretaña, que la Francia tenga á bien explicarse » mas particularmente sobre los puntos en ellas contenidos, etc. - Correp. de Bolingbroke, loc. cit., pág. 198.

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Heinsius lo enredó todo y la Inglaterra se decidió á tratar

sola (1).

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El 8 de mayo escribia el cura Gautier à M. de Torcy la carta siguiente:

<< He tenido el gusto de comunicaros, mártes último, que habia >> entregado la memoria que me habiais encargado, el 23 del mes pasado la han leido, examido, y acaban de enviarla á los Estados generales. Despues de haber dado este paso, se cree que es razo"nable que os expliqueis particularmente sobre el contenido del primer artículo, y hagais conocer lo que entendeis por estas pa» labras: Que los Ingleses tendrán seguridades reales para ejercer » su comercio en España, en las Indias y en los puertos del Medi

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» terraneo. »

» Me ordenan el que os escriba esta hoy, y os ruego tengais la » bondad de enviarme cuanto antes la respuesta. » mayo de 1711. »

Londres, 8 de

El trato estaba netamente propuesto. El hábil Torcy contestó á él en 31 de mayo, de Marly, por medio de esta nota.

«Os participé, señor, la última vez, como habia recibido vuestra » carta del 8 de este mes, y que responderia incontinenti á lo » que contenia de mas particular. Hoy cumplo mi palabra dandoos » la explicacion que pedis sobre el primer artículo del proyecto que » os he remitido. A la verdad seria materia para diferir hasta las , conferencias, y no podeis casí pedir las explicaciones, cuando no » hay nada asegurado de vuestra parte; pero place el pasar sobre » esta dificultad para haceros ver no solamente la buena fe que » deseais, sino tambien la confianza que en vos se tiene. Podeis » pues asegurar á los que os emplean que se ha hablado al Rey de » España de dejar á los Ingleses Gibraltar, para la seguridad real » de su comercio en España y en el Mediterraneo. Añadireis que » no se ha hecho todavía ninguna proposicion á Su Majestad cató

(1) Léese en una carta de Bolingbroke: « Yo no me asombro de los zelos vi»sibles que habeis observado en el pensionado sobre los rumores que corren » tocante á la paz, ni de los que el conde Sinzendorf, embajor de Austria, » ha manifestado con menos recato, etc. » Tom. II, pág 283, carta de 24 julio de 1711.

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