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para la seguridad del comercio de las Indias, porque es me

» nester saber ántes lo que puede convenir en este asunto á la Inglaterra. Preguntadlo pues, y al punto que me hayais instruido » acerca de ello, se obrará fuertemente (1), » etc.

La muerte del Emperador José I° no hizo pues mas que corroborar, por la razon europea de Estado, unas resoluciones manifiestas, que la sola razon británica de Estado habia provocado; la correspondencia de Bolingbroke no deja duda alguna acerca de esto. Por los demas el Portugal seguia el ejemplo de la Inglaterra, y trataba por su parte con la España. La Reina Ana habia enviado á Paris el célebre poeta Prior, subsecretario de Estado, quien acompañado del cura Gautier, venia á abocarse directamente con M. de Torcy, para sondear á fondo las intenciones del gabinete frances. La corte de Lóndres pedia respuestas categóricas, pero la corte de Francia, que no estaba en disposicion de darlas sobre todos los puntos, propuso convertir en negociaciones oficiales las comunicaciones que se habian cruzado, y trasladar el sitio de las conferencias á Londres, lo que fué aceptado.

El Rey nombró, para negociar en Londres, á Nicolas Mesnager, cuya inteligencia y destreza habia notado en una mision que el comercio de Ruan le confiara cerca de sus ministros. Mesnager llegó á Lóndres en 18 de agosto, donde fué perfectamente recibido, y al instante empezó á negociar con los ministros ingleses. Hallándose en verdad apuradas las cuestiones políticas, solo se trataba de los medios que se debian emplear para la ejecucion de las intenciones comunes; pero las cuestiones espinosas fueron las concernientes á los intereses del comercio. Por poco acarrea un rompimiento la pesca del bacalao. Se convino en tratar separadamente los dos géneros de cuestiones, y el dia 8 de octubre, notificó M. Mesnager los siguientes artículos preliminares (2) :

(1) Corresp. de lord Bolingbroke, loc. cit., pág. 178.

(2) Véanse los Actos y memorias tocante à la paz de Utrecht, tom. 1, pág. 162 y sig., y piezas justificativas, no 6.

<«< Queriendo el Rey contribuir con todo su poder al restableci» miento de la paz general.

» S. M. declara :

» Que reconocerá á la Reina de la Gran Bretaña en esta calidad, » como tambien la sucesion á esta corona, segun el establecimiento » presente.

» 2° Que consentirá gustosamente y de buena fe que se tomen » todas las medidas justas y razonables para impedir el que las » coronas de Francia y España estén nunca reunidas en la per» sona de un mismo príncipe, bien persuadido S. M. que una po» tencia tan excesiva seria contraria al bien y al reposo de la Europa. "

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La cuestion política era por esta nota restablecida bajo su verdadero punto de vista. El único interes europeo era la acumulacion de las dos coronas. Sobre este punto solamente podia travarse un debate entre la Francia y la Inglaterra. Así se echa de ver que nunca ha sido discutida la legitimidad del Rey de España. Era una cuestion de naturalidad española, y en la cual los confederados eran incompetentes, ratione personæ tanto como ratione materiæ. Luego vamos á ver que la negociacion ha sido constantemente conducida y contenida en esta línea.

Casi por el mismo tiempo Duguay-Trouin hace brillar á la marina francesa por la ilustre hazaña de Rio Janeiro, y el Emperador Carlos VI, que se tenia siempre por Carlos III, Rey de España, protestaba contra las intenciones pacíficas de sus aliados por medio de un largo manifiesto, en el cual se deja arrastrar sin mesura por la irritacion que resentia (1). Los Holandeses se decidieron á la aceptacion de los preliminares de M. Mesnager, la intencion comun de la Francia, de la Inglaterra y de la Holanda siendo que todos los

(1) Véanse los Aclos y memorias tocante á la paz de Utrecht, tʊm. I, pág. 165, y sig.

príncipes empeñados en esta guerra recibiesen una equitativa satisfaccion, fué indicado un congreso general, para el dia 12 de enero siguiente, en la ciudad de Utrecht (1).

El príncipe Eugenio hizo remitir hácia este tiempo, 9 de diciembre de 1711, á la Reina Ana, una memoria en la cual se esforzaba por representar los peligros de un tratado cuya base era la consagracion de los derechos de la casa de Borbon en España. El autor preferia la acumulacion de las dos coronas de Austria y de España á la separacion de este último reino, á haber de reinar en él un Borbon. Un monton de argumentos, reproducidos por algunos órganos de la prensa de Inglaterra, provienen de esta memoria. El principal agravio es la ventaja que resultaria para la Francia de la dominacion de una potencia amiga en la Península. Esta memoria, apoyada por el príncipe Eugenio mismo, que habia ido en persona á Londres para este efecto, fué el último esfuerzo tentado para lograr la continuacion de la guerra.

Para atajar de una vez estos manejos, la Reina, habiendo convocado las dos cámaras del Parlamento para el 17 de diciembre, les anunció la resolucion que habia tomado de tratar con la Francia.

«Os he reunido, les dice, tan pronto como los negocios políticos » lo han permitido, y soy muy contenta de poder al presente de» ciros que, no obstante los artificios de los que se complacen en la » guerra, se ha fijado el lugar y el dia para empezar á tratar de la "paz general (2). »

El 20 de diciembre, la cámara de los Comunes presentaron á la Reina un discurso en que despues de haberla asegurado de su mayor afecto bácia su persona, prometian no olvidar nada para hacer ejecutar sus sabios proyectos, y hacer inútil la maniobra de

(1) Véanse Flassan, loc. cit., Schoell, Hist. de los Estados europeos, tom. XXIX, pág. 29. Actos y memorias, etc., loc. cit.

(2) Ibid.

los que querian que la nacion continuase en hacer la guerra á los Franceses...

La oposicion de la cámara de los Lores, mas atrevida que la de los Comunes, redactó una crítica amarga del proyecto de paz, en forma de discurso, y la Reina contestó á ella que la Reina se creia en estado de desenredar sus intereses y los de la nacion de los de las potencias aliadas (1).

Así se terminó el año 1711. El que se siguió, trascurrió todo entero tambien ántes que se concluyese la elaboracion de la paz general: pero singularizaron á este año muchos acontecimientos. El primero fué un incidente relativo á los Paises Bajos. La adjudicacion de estas provincias era una de las cuestiones difíciles del tratado. La Holanda queria tener un vecino de su gusto; y temia sobre todo á un nieto del Rey de Francia. El mismo interes tenia la Inglaterra. La separacion de las provincias bélgicas de la Francia habia sido despues de mas de un siglo, y ha continuado en serlo, desde entónces, una de las principales máximas de la política continental de la Inglaterra.

En 1698, ántes de la guerra de sucesion, habia consentido Luis XIV que los Paises Bajos fusen atribuidos á un príncipe bávaro, á título de satisfaccion para con la Europa. El 2 de enero de 1712, Luis XIV hizo realizar, por un acto de donacion, emanado de su nieto, el abandono de los Paisos Bajos al elector de Baviera (2). Pero la víspera de habrirse el congreso, este acto, celebrado en favor de un príncipe á quien Luis XIV habia deseado dar pruebas de su gratitud personal, no fué aceptado por las potencias extranjeras como una cosa concluida.

Un segundo incidente notable fué el manifiesto del ministerio ingles. Despues del estrépido del discurso de la corona y de la protesta de los whigs, era difícil que guardase silencio delante de los ataques acalorados cuyo objeto era. Hasta entonces

(1) Véase Salmon, Aby, chron. de l'Histoire d'Anglet., tom. II, pág. 26. (2) Ibid.

los ministros habian ido con tiento respecto de sus adversarios, principalmente Marlborough; y ahora no se pudieron contener, y no anduvieron en miramientos. No temieron pues decir á Ja Inglaterra que no habia combatido sino para arruinarse, aumentar las riquezas y el crédito de una sola familia, enriquecer usureros y fomentar los designios perniciosos de una faccion. Sobre la cuestion del trono español, el ministerio se expresaba así en su manifiesto :

« Una cosa que no han considerado nunca los que quieren que » no se haga la paz sino arrancando la España al Duque de Anjou, » es el que el aspecto de los negocios ha cambiado mucho en Eu» ropa, sobre todo despues de la muerte del Emperador José. Los » intereses de muchos príncipes y Estados empeñados en la alianza » no son ya los mismos, y lo mismo sucede con los nuestros. Hemos » cometido ya un yerro no aceptando la paz, en el tiempo que los >> negocios estaban sobre el antiguo pié; debemos temer el cometer » otro, hoy que es diferente la situacion de las cosas.

» Nos es sin duda mas ventajoso el ver á un príncipe de la casa » de Austria sobre el trono de España que ver en él á uno de la casa » de Borbon. Pero el ver al Imperio y á la monarquía de España » reunidos sobre una misma testa, eso es lo que nos es muy dañoso, lo que es directamente opuesto á este principio tan sabio sobre » el cual está fundado el octavo artículo de la grande alianza......

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» Quizá se dirá que, visto el carácter indolente de los príncipes » de la casa de Hapsburgo, la mala economía de su gobierno, la » falta de fuerzas marítimas, la lejanía de los paises de que son » dueños, un Emperador, aunque al mismo tiempo Rey de España, » no podria sernos formidable; que estaria por el contrario obligado » á depender de la Gran Bretaña, que así las ventajas que podria» mos sacar del comercio nos pagarian ampliamente los gastos de » la guerra. »

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» Supongamos que así se pudiese llegar á la paz; pero adonde » estariamos reducidos ántes de haberla alcanzado?... La necesidad » de empeñarnos mas y mas nos reduciria á la mendicidad por " espacio de muchos siglos...

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"La comparacion no se hace aquí de un principe de la casa de Austria, que fuera al mismo tiempo Emperador y Rey de España,

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