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el acta del Congreso, dió piadosa sepultura a los restos mutilados de los jenerales Barbosa i Alcérreca despedazados en la batalla de la Placilla por las fuerzas revolucionarias.

Mas tarde, procuró obtener recursos fiscales para establecer un hospital para niños. Siguiendo sus jenerosos impulsos de humanitarismo, fundó, asociado a nobles corazones, en 1889 (30 de agosto) la Sociedad Protectora de la Infancia, organizando un estenso i valioso establecimiento para dar educacion, hospedaje i alimentos a los niños desamparados.

Hemos asistido a este plantel de caridad infinita i allí, en medio de sus ámplias salas de socorro, hemos olvidado el egoismo social i sentido las palpitaciones del amor a la humanidad desvalida.

Esta institucion ha protejido en diez años a dos miHlones cien mil personas, niños i mujeres, a razon de cien, doscientos i trescientos mil por año. Ha sostenido salas de alimentacion, maternidad i escuelas. El señor Puelma ha sido su constante administrador. Destruido el edificio por el terremoto de agosto de 1906 (16 de agosto), ha sido reconstruido en junio de 190o, reanudando sus servicios de caridad social.

El señor Puelma ha sido Director de la Compañia Huanchaca, de Bolivia, de diversas corporaciones de crédito i sociedades i organizador de comunidades financieras e industriales del pais.

Publicamos un hermoso artículo suyo, sobre la infancia desheredada, que pinta su índole humanitaria.

La nueva Casa de Proteccion a la Infancia en Valparaiso

Arrojad con vuestra mano, sobre el surco de la tierra vírjen, un puñado de trigo, i dejad que las leyes de la naturaleza se cumplan i que brote del fecundo suelo la abundante mies, elemento de vida, de bienestar i de riqueza. Otros hombres seguirán despues aquel ejemplo i cumpliendo así los deberes que la existencia nos impone, conseguiremos hacer algo útil, cooperando a la obra humanitaria i civilizadora de minorar la desgracia, de propender a nivelar las profundidades sociales, que hoi colocan a

unos en la cima de la fortuna i a otros en el fangode la mas triste miseria.

La primera piedra de este edificio es una de tantas buenas semillas arrojadas al surco de las obras fecundas, que por una serie de encadenamientos, dando la mano al niño, cubriendo la desnudez de los pobres, curando las miserias sociales, provocando la sonrisa de la esperanza en las madres indijentes, acariciándoles sus hijos, levantan el espíritu del pueblo, despiertan ambiciones de bienestar i de progreso, borrando las fronteras del odio i sirviendoal principio de la fraternidad humana.

Todos sabemos que la vida nos impone deberes para con nosotros mismos i para con nuestros semejantes. El fundamento de estos deberes es la moral. La base de toda moral es la justicia, la misericor-dia, la caridad para hacer todo el bien posible a nuestro alcance.

Hacer el bien es crear la felicidad. Mejorar las condiciones de la vida por la hijiene, por la alimentacion, por el vestido, por la asistencia hospitalaria, por la proteccion al desvalido, es hacer el bien, es despertar el alma a lo justo, es abrir el corazon a la gratitud, i en estas condiciones se ayuda a formar · ciudadanos que hoi son una esperanza i que serán mañana elementos de bienestar social.

Al progreso del mundo no solo contribuyen los que siembran i cosechan, los que al compas del yunque cantan el himno del trabajo e iluminan su frente con la llama de la fragua, los que desde las oscuridades de la tierra arrancan el tesoro que brilla al sol, los que desafian las tempestades del mar sirviendo al comercio del mundo, los artistas i los sabios que con la química i la mecánica multiplican la actividad del hombre; como ellos entran tam

bien a la obra del progreso los pensadores i los filántropos, los que tienen amor a la humanidad i ayudan a las sociedades o corporaciones que, como ésta de Proteccion a la Infancia, abarcan el presente i el porvenir, sembrando la buena semilla i dando ejemplo que otros imitarán para avanzar en el perfeccionamiento, que ha de ser siempre el anhelo de las nuevas jeneraciones.

La sociedad moderna desenvuelve su obra de progreso, fomentando con vivo interes los principios de la igualdad i de la fraternidad humanas. El siglo XIX ha borrado de la historia las guerras relijiosasi las guerras de raza. Los pueblos hacen causa comun para entonar himnos a la Libertad i a la Justicia. La voz de órden es la proteccion al trabajo.

Proteccion a la industria i al ahorro, como medios de propender al bienestar comun; proteccion al débil, al desgraciado, al enfermo, como medios preventivos contra un peligro social; proteccion a la infancia, como medio de conservacion de esta fuente de riqueza, que representa la salud, la vida i la fuerza de una nacion.

Cada niño salvado a la miseria, cada ciudadano entregado a la patria, vale mas a la riqueza nacional que cien inmigrantes, estraños a nuestra raza i ajenos al sentimiento del amor patrio, que es la fuerza viva i poderosa de nuestro aliento en la paz, de nuestro empuje en la guerra, de nuestro orgullo de chilenos.

En nombre de un alto interes nacional acometemos llenos de fé la ejecucion de esta obra, seguros de que el Gobierno, el Municipio i el pueblo, prestarán su proteccion a esta Sociedad, que no tiene otra ambicion que ver coronados sus esfuerzos,

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