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dio de las preocupaciones todavía dominantes del pasado.

El eminente pensador José Victorino Lastarria, funda El Semanario de Santiago i la Sociedad Literaria de Santiago, bajo cuyos auspicios se revelan poetas i escritores de la mas alta intelectualidad. Descuella el inspirado poeta Salvador Sanfuentes, que canta la leyenda i la tradicion chilenas, en poemas tan hermosos como El Campanario.

La sociabilidad chilena penetró en un periodo de franco desenvolvimiento moral.

La prensa, las bellas artes, la educacion, la poesía, la novela, la oratoria, todas las manifestaciones del talento i de la cultura, tuvieron representantes esclarecidos.

La inspirada poetisa Mercedes Marin de Solar, fué la musa de esa nueva éra de progreso i de evolucion de la sociedad chilena.

Jacinto Chacon, Antonio García Reyes, Santiago Lindsay. Manuel Camilo Vial, Francisco Marin, Ventura Marin, i otros, abrieron los surcos con su pluma en los que la semilla del pensamiento debia jerminar produciendo flores lozanas i primorosas.

Andres Bello, José Joaquin de Mora, Juan García del Rio, Domingo Faustino Sarmiento, Vicente Fidel López, Juan Carlos Gomez, Bartolomé Mitre, Juan Bautista Alberdi i tantos mas pensadores americanos i europeos, empujaron la sociedad chilena hácia su desenvolvimiento intelectual desde la cátedra i la prensa, con el diario, el periódico i el libro, Un filósofo de 20 años, de cabeza olímpica i palabra elocuente, escritor i tribuno poderoso, Francisco Bilbao, conmueve al pueblo chileno en 1844, con su obra de crítica fundamental La Sociabilidad Chilena.

ANTOLOJIA CHILENA

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Publica su hermosa obra en un periódico que es una predestinacion: El Crepúsculo.

Esclama con arrogante convencimiento i altiva independencia: «sociedad», ¿qué has hecho de nuestro pasado, de la herencia gloriosa de la revolucion? ¿Somos ciudadanos de nuestro tiempo i de nuestra patria i venimos a pedirte cuenta de nuestro destino i de nuestro porvenir?»

Los espíritus reaccionarios se sintieron conmovi-, dos i se alarmaron con el levantado pensamiento del valiente reformador i lo procesaron para-amordazarlo.

Lo llevaron al jurado i lo acusaron de blasfemo, de inmoral i de sedicioso.

El se defendió victoriosamente en un alegato que ha pasado a la historia como el mas notable que se ha hecho en América de la soberanía de la razon i del pensamiento.

Su libro fué quemado en la plaza pública por mano del verdugo i sus cenizas se aventaron a todos los horizontes.

La Inquisicion resucitó por un momento para destruir la obra de un jenio vindicador i rebelde, ya que no podia aniquilar a su autor.

De aquella pira brotó la luz de la verdad i la razon, i se esparció en ondas sonoras por el espacio de la América, alumbrando a las jeneraciones a traves de las edades. El reformador salió proscripto de su patria i fué al Perú i al Ecuador a combatir por la abolicion de la esclavitud. Mas tarde levantó su tienda i fundó su hogar en el Plata, uniendo su destino a una hermosa beldad arjentina.

Escribió El Evanjelio Americano i redactó La Voz del Nuevo Mundo, descansando de sus fatigas i luchas imponderables en la hospitalaria tierra ar

jentina que le brindó hogar, patria i una apacible tumba.

La reaccion colonial pugnó por apagar los destellos del jénio i detener el curso de las ideas evolutivas en la sociedad chilena.

IV

Una jeneracion intelectual brillante sucedió a la primera que dejamos enunciada.

Talentos esclarecidos comunicaron nuevo vigor a la literatura i podemos citar nombres preclaros que son orgullo de la intelectualidad en Chile.

El esclarecido historiador don Diego Barros Arana. los publicistas Miguel Luis Amunategui i Benjamin Vicuña Mackenna; los oradores parlamentarios, Juan Bello, Manuel Antonio Tocornal i Alejandro Reyes; el novelista Alberto Blest Gana; los poetas Eusebio Lillo, Guillermo Matta, Adolfo Valderrama, Martin José Lira, Eduardo de la Barra, Manuel J. Olavarrieta, Hermójenes de Irizarri, Luis Rodríguez Velasco, Guillermo Blest Gana i José Antonio Soffia; los diaristas Justo Arteaga Alemparte, Isidoro Errázuriz, Ignacio Zenteno i Manuel Blanco Cuartin.

De esta época nos quedan libros tan hermosos, como los escritos por José Antonio Torres, Adolfo Valderrama, Hermójenes de Irizarri, Augusto OrreLuco i Eduardo de la Barra.

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La historia de este período intelectual se narra en los Recuerdos Literarios de Lastarria, la Poesía Chilena de Valderrama i El Desarrollo Intelectual de Chile, de Augusto Orrego Luco.

El poeta José Antonio Soffia canta esa poesía lírica, tierna i delicada, que es la espresion de los sen

timientos de una sociedad que todavia no alcanza su completo desenvolvimiento.

Sus poemas representan la idealidad de la raza nativa.

Su poesía es dulce y suave, llena de encanto, como la de Nuñez de Arce.

Se alza altiva en la epopeya de Michimalonco; melodiosa en Las Cartas de mi Madre; idílica en Las dos Hermanas i La Nueva Musa.

Encuentro en las poesias de Soffia esa tierna inspiracion que fluye en los poemas de Alfredo Tenyson.

Era el poeta verdaderamente americano por su inspiracion i las ternezas de su sentimentalidad.

Se ha dicho que no tenemos en América poetas sobresalientes.

Este es un falso concepto de un desconocimiento profundo de la poesía lírica en nuestro continente.

Los poetas que culminan desde Méjico al Brasil, compiten en orijinalidad i en belleza de pensamiento con los mas afamados de Europa.

Andrade, Arboleda, Olmedo, Heredia, Diaz Miron, Juan de Dios Peza, Diego Fallon, Rafael Pombo, Jorje Isaacs, Juan Leon Mera, Guido Spano, Gonzalvez Diaz, Joaquin Castellanos, Magariños Cervantes, Zorrilla San Martin, Numa Pompilio Llona, Guillermo Matta, Martin de la Guardia, José Joaquin Palma, son poetas de estro fecundo que no tienen nada que envidiar a los mas altos poetas del Viejo Mundo.

No tenemos un Josué Carducci, un Campoamor, un Nuñez de Arce, un Sully-Prudhomme, porque no hemos alcanzado aun al pleno desenvolvimiento de de nuestra intelectualidad.

Los poetas del universo suman la civilizacion de

los siglos, i nosotros, hijos de un continente nuevo, estamos recien gustando la leche de nuestra vírjen naturaleza.

No tenemos modelos propios que seguir como ellos ni costumbres caducas que maldecir ni re

novar.

Pasarán siglos i nuestra sociabilidad tendrá que envejecer para que tengamos poetas como Musset y Byron, cantores de la desesperacion.

Nosotros tenemos patria e ideales nuevos que cantar i nuestra inspiracion es el reflejo del cálido i alegre sol que dora los campos risueños cubiertos de flores y de verdor de nuestro jóven continente.

Por eso cantamos ilusiones i esperanzas, que sueña el alma emocionada en medio de tan espléndida naturaleza cuajada de flores, llena de rumores de alas de mariposas i cantos de pájaros, que son flores con alas que nos cautivan i nos encantan con sus canciones de poetas de las selvas i las praderas.

Cantamos el ensueño porque vivimos en un mundo de maravillosas fantasías que solo inspiran delicados i nobles ideales.

V

En cada uno de los períodos intelectuales que describimos, resalta la poesía, la sentimentalidad, el idealismo encarnado en el delicado arte del verso.

Así como la mañana se anuncia con los primeros destellos de la aurora i el amor comienza por la melodía del beso, la literatura americana principia por la poesía, como espresion tiernísima de una inspiracion rebosante.

En la colonia, son los poetas los que cantan los

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