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cuyas palpitaciones se sienten aun en la accion moral de nuestra actual jeneracion.

Habia ideales i poesia en las almas i en los cerebros, comunicándose a las multitudes que acudian a los comicios i a las sociedades a escuchar la palabra de los oradores i de los literatos, de los poetas i dramaturgos; se leian los diarios, se hacia sentir el ardor de la palabra i de la elocuencia en las asambleas, se discutia en las calles i se combatia en los campos de la lucha por las convicciones.

Entonces esclamaba en la tribuna del Congreso, con vibrante entonacion, don Miguel Cruchaga, cantando un himno a la fé i a la patria: «La libertad, esa deidad del alma!»

Manuel A. Matta. hacía de la tribuna un Monte Sinaí, dictando Tablas de Lei a la democracia.

Pedro Leon Gallo, traducia El Espiritu Nuevo, de Edgard Quinet, i La Leyenda de los Siglos, de Victor Hugo, con soberana inspiracion que ningun americano ha igualado.

Guillermo Matta, entonaba un canto a la naturaleza en su poema En las Montañas.

Manuel Montt, completaba el Código Civil, que fué su lei, no obstante de haberlo escrito Andres Bello, con su monumental discurso sobre la reforma penal.

Alberto Blest Gana, revelaba horizontes al injenio creador i descriptivo con sus romances nativos como Martin Rivas i El Pago de las Deudas.

Cárlos Walker Martinez, traia en su bordon de peregrino del desierto de Atacama, su tierno i delicado poema El Proscripto.

La elocuencia de la inspiracion del cielo se manifestaba soberbia i dominadora en la cátedra sagrada, bajo las bóvedas del templo, en los labios del ilustre sacerdote don Mariano Casanova.

En la tribuna del Congreso, ese otro templo de las leyes, Isidoro Errázuriz fulguraba rayos de luz i de esperanza que estremecian las almas i las muchedumbres.

En el diarismo, Manuel Blanco Cuartin derramaba la sal ática de su refinado talento de polemista formidable.

Las mujeres de jenio i de ternura esquisita, como Mercedes Marin de Solar i Rosario Orrego de Uribe, vertian, en la poesia i en la novela, las dulces notas de su inspiracion delicada, deleitando los co

razones.

Así se desenvolvian la cultura i la literatura en las diversas esferas de la actividad, conquistando prestijio al pais en el esterior i abriendo surcos de fecunda espansion social en los temperamentos impresionables i vibrantes de nuestras colectividades nacionales.

Este vigoroso afan de civilizacion no se ha estinguido i por el contrario ha seguido laborando en las jeneraciones sucesivas i labrando las almas i los caractéres aptos de cultura i capaces de esfuerzos morales superiores, hasta el presente.

Ha podido esperimentar interrupciones, a consecuencia de los contrastes que producen las alternativas de la vida de toda nacionalidad en desarrollo, pero sin que cese su constante desenvolvimiento.

Como las corrientes subterráneas que cruzan la corteza terrestre brotan de improviso sobre la tierra fecundando los campos, así el pensamiento se desenvuelve en silencio, en el fondo de las almas, hasta que se presenta la hora de su revelacion i levanta el nivel moral de los pueblos enalteciendo su nombre i su historia.

Entre nosotros, los conflictos, de un órden vario, que han perturbado nuestro desarrollo económico, no han impedido que el estudio interese i apasione los espíritus observadores, que han perseverado en el trabajo intelectual continuando las tradiciones de nuestra literatura histórica.

Se ha seguido el ejemplo fecundo de Amunátegui, Barros Arana, Vicuña Mackenna, Ambrosio Montt, Rómulo Mandiola. Eduardo de la Barra, Hermójenes de Irizarri, Zorobabel Rodriguez, José Manuel Balmaceda, Manuel José Irarrázaval i Jacinto Chacon, cultivando los conocimientos científicos i de órden armónico, avanzando en la senda de los progresos modernos.

En todas las esferas de la sociedad se estudia i se

trabaja, aisladamente si se quiere, sin academias, pero con teson persistente que augura un porvenir intelectual de grandes manifestaciones progresistas. Este libro es un testimonio de que existe un trabajo literario vigoroso en el pais.

En sus diversas selecciones de arte i ciencia, de filosofia i análisis de la naturaleza, de esperimentacion social i de ideales históricos, se manifiesta la verdad de nuestros adelantos intelectuales, como espresion de una cultura superior i difundida en la sociabilidad chilena.

Es la primera vez que se acopia en una Antolojía la labor literaria de nuestro pais.

Las colecciones de artículos i de poesias que se han publicado en otras épocas, como las reunidas por Juan Maria Gutierrez, Ricardo Palma i José Domingo Cortes, no han revestido una índole nacio

nal.

Han demostrado una tendencia esclusivista, de una rama de la literatura solamente o de una seleccion americanista.

La Antolojia Chilena, que ahora editamos, reune trabajos de todo jénero literario, de los intelectuales vivos de nuestra jeneracion contemporánea i de todas las esferas de la sociedad.

Su publicacion habrá de influir eficazmente en el movimiento literario que resurje entre nosotros, porque será un estímulo para muchos i un ejemplo de trabajo para todos.

La literatura influye poderosamente en el carácter de los pueblos, impulsándolos hácia destinos mas altos.

No bien brota una idea i se difunde en el libro, cuando prende, como chispa de luz abrasadora, en el pensamiento de los demas i marca un rumbo, labra una senda o señala un horizonte nuevo a los que prosiguen su obra con fé i entusiasmo sincero.

En el momento actual de la América, se impone la necesidad del libro, como elemento de armonia civilizadora, ahora que el noticierismo periodístico tiende a la anulacion del sentimiento estético i del ideal.

Las letras i la difusion de las ciencias, del arte i del sentimiento de la belleza, en la poesia, en la novela de buen gusto i en el esparcimiento del ejem plo moralizador, histórico i social, producirán el equilibrio continental, armonizando los corazones i señalando rumbos humanos a los estadistas, a los lejisladores i a la comunidad de las naciones.

Sea este modesto libro, de seleccion de producciones literarias de diversas intelijencias nacionales, tributo i estímulo a la espansion intelectual del paisi lazo de union i acercamiento con las demas nacionalidades del continente americano.

PEDRO PABLO FIGUEROA.

Santiago de Chile, octubre 12 de 1908.

La Intelectualidad

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