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XII

El hórrido estampido

De la metralla; el grito lastimero

Del infeliz herido,

I el triunfo verdadero

De nuestra libertad en el guerrero!

XIII

Fué hábil polemista

En el libro, en la prensa, en donde quiera Que idea pesimista,

De la verdad austera

Las justas leyes infamar quisiera.

XIV

El aula fué su templo;

Su tribuna, la cátedra; su ciencia,

Para servir de ejemplo,

Fué rica de esperiencia,

De erudicion, de pura transparencia.

XV

Fué apóstol. Su talento

Llegó a abarcar los grandes ideales
Que forja el pensamiento,

Salvando los umbrales

Del templo de los jenios inmortales.

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Bibliófilo i viajero,

Archivos consultó, i en todas partes

Con afan tesonero

Investigó las artes,

Triunfando, del saber, en los baluartes!

XVIII

Volvió a su Chile amado:

Obtuvo su talento los honores

De un mentor inspirado,

I esparció sus fulgores

Por las sonrientes juveniles flores.

XIX

En vano su camino

La envidia i la ignorancia entorpecieron: Vencidas i sin tino

Arrastrándose fueron

I en las guijas del mundo se escondieron.

XX

I en tres jeneraciones

Guió a la juventud que estudia i piensa;
Levantó corazones

Con enerjía intensa,

I ésta fué su labor, su fama inmensa.

XXI

¿Qué más queria el sábio,

El Padre de la Historia Americana,

Sino que siempre el labio

Glorifique su ufana

I grandiosa labor republicana?

XXII

Mentor de la enseñanza, Didáctico, filósofo, diarista,

En el progreso avanza!

¡Todo abarca su vista!

¡Todo reforma el célebre humanista!

XXIII

Ora en el parlamento,

Ora en la diplomacia, el patriotismo

A su voz i a su acento

Daba aquel grande altruismo

Que hace eminente al hombre en el civismo!

XXIV

Es que

Barros Arana

Era justo, patriota, verdadero;

Toda el alma romana

Del gran Caton severo

Habia en él, i en Chile es el primero!

XXV

Modesto, humilde, afable:

Jamás sintió el orgullo que envanece...... ¡I el sabio es siempre amable!

¡Siempre en él reflorece

La tierna flor azul que humilde crece!

XXVI

Por fin, la muerte vino

A visitar al sabio en su morada,

I el hilo del Destino

Cortado fué, i llevada

Su alma a la mansion tan deseada!

XXVII

Su ámplia i noble frente

Ya cesó de pensar; ya de su mano
Cayó pluma elocuente,

I duerme ya el anciano

El no burlado sueño del humano.

XXVIII

!Déjale ya tranquilo;

No perturbeis su sueño acariciado

En el solemne asilo...

Su espíritu ha volado

Como blanca paloma al cielo amado!

XXIX

¡Solo suene en la altura

La música triunfante de la Gloria,

I en la acerba tristura

Alabe su memoria

La perínclita Musa de la Historia!

XXX

No con adusto ceño,

Ni con alma abatida i temerosa,

Deseando el ensueño

De una vida gozosa,

Miremos a la muerte cautelosa.

XXXI

Todo nace i fenece:

Es todo igual, i rije una lei misma:

Si el cuerpo desfallece

I en la tierra se abisma,

Busca el alma inmortal un nuevo prisma!...

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