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II.

La educacion social, esto es, la educacion que debe habilitar al individuo, como miembro de una sociedad, no puede tener otro objeto, otro propósito que la perfeccion moral de ese individuo, es decir, el desarrollo de todas su facultades.

La Moral no es otra cosa que la espresion de las relaciones necesarias del hombre: así es que la perfeccion moral abraza el alma humana en todo su ejercicio, es decir, en sus tres manifestaciones funcionales de espíritu, corazon i carácter; o sea consejo, impulso i ejecucion, que tambien se llaman intelijencia, sentimiento i actividad.

La moral es una sola, una misma en todas partes; pero como su fundamento está en la nocion de lo justo i verdadero, i esta nocion puede ser oscura, errónea, falsificada, segun las civilizaciones, las creencias i los intereses dominantes en distintas épocas i en difirentes paises, ha sucedido i sucede que las relaciones necesarias entre los hombres han tenido bases diferentes i aun contrarias. De aquí procede que la perfeccion moral, el progreso moral, ha estado siempre en razon directa de la exactitud de aquella nocion: luego, es necesario purificar la nocion de lo justo i verdadero, para purificar las costumbres.

Las tres manifestaciones funcionales del alma hu

mana son solidarias i representan íntegramente la accion cerebral, cualesquiera que sean sus denominaciones, ya se las llame intelijencia, corazon i actividad, ya se les atribuya oríjen i esencia diferentes. Su con junto forma al hombre, i al tratar de las relaciones del hombre, esto es, de la moral, no pueden separarse las facultades afectivas, o los instintos, de las facultades intelectuales i de facultades prácticas.

La perfeccion moral del hombre solo puede alcan

zarse:

1.o Instruyendo la intelijencia con el conocimiento de lo justo i verdadero.

2. Inspirando al corazon el amor de lo justo i verdadero.

3.° Habituando al individuo a practicar en todo lo justo i verdadero.

Bien se deja ver que para llenar una tarea semejante, es necesario tomar al individuo social desde que nace, poco ménos. Mas, iniciad a los padres, i principalmente a la mujer, en esa triple ciencia, i así la tarea será llenada sin costo ni esfuerzo.

Ya que la sociedad no puede penetrar en el hogar doméstico, i tiene que limitarse a tomar al niño en las puertas de la escuela, es necesario que desde allí le conduzca al conocimiento, al amor i a la práctica de lo justo i verdadero. Es necesario que en la escuela, en este segundo hogar doméstico del hombre, todo, todo conspire a aquellos fines: los rudimentos de la instruccion primaria, las esterioridades que rodean al niño, las palabras que oye, las maneras de los que con él alternan. ¿De qué sirven la lectura, escritura i nociones del cálculo que el escolar aprende, si al

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mismo tiempo que las aprende no hace su educacion social en los libros que lee i copia, en las conversaciones que oye i sostiene con sus maestros i sus condiscípulos, i aun en los objetos que palpa o ve miéntras permanece en el sitio de su aprendizaje?

Talvez mañana cuando ese escolar se retire para entrar en el mundo, no tendrá ya ocasiones de leer o escribir, absorbido enteramente por las ocupaciones materiales de que va a sacar su subsistencia. Entónces es precisamente cuando esa trinidad salvadora de la nocion, el amor i la práctica de lo justo i verdadero, que sacó al salir de la escuela, en su intelijencia i su corazon, va a ser su guia, su criterio, su tutora en todos los actos de su vida.

La instruccion primaria, pues, no es completa, no es social, sino comprende la educacion moral del individuo, aunque no sea mas que en sus elementos, habilitándole para adquirirla mejor i en mayor escala en el mundo, para que pueda dirijirse i dirijir a los suyos en el camino de la vida. De esto depende casi el porvenir del hombre i de la sociedad, porque, como decia aquella alma del Purgatorio al Dante, es preciso confesar que la mala direccion ha perdido al mundo, i no la corrupcion de vuestras costumbres.

Non natura che in voi sia corrutta.

No basta saber leer i escribir. En Prusia todo el mundo sabe, i lo que es mas admirable, en el Paraguai tambien; i sin embargo, ya veis cuán lejos están esos pueblos de la verdad i de la justicia. ¡Tan cierto es que la sociedad puede ser ignorante i esclava del despotismo, aunque sepa leer i escribir!

III.

La nocion de lo justo i verdadero en moral es mui simple, i como en sí misma es una verdad, es fácil inspirar el amor por ella, porque el corazon ama mui naturalmente la verdad. Esta nocion es ademas tan clara, que puede servir i sirve realmente de base a todas las demas ideas que el hombre puede adquirir en adelante, ya sea con el estudio, ya sea con el simple trato del mundo.

Tomad al hombre tal como es en su propia naturaleza, i hallareis que en todos sus pensamientos i en todos sus actos solo se toca con Dios, consigo mismo, con los demas hombres i con las demas cosas de la creacion. De aquí procede que todos los deberes del hombre se pueden clasificar en este órden:

1o Deberes para con Dios.

2o Deberes para consigo mismo.

3o Deberes para con sus semejantes.

4o Deberes para con las cosas creadas.

Para adquirir la nocion de lo justo i verdadero en todas estas relaciones del hombre, investigad un poco, i hallareis:

Que lo que el hombre debe a Dios es-Adoracion.
Que lo que se debe a sí mismo es-Probidad.
Que lo que debe a sus semejantes es-Caridad i Jus-

ticia.

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Que lo que debe a la creacion es-Respeto por sicion natural de las cosas creadas.

la po

He ahí las virtudes cardinales de la moral, virtudes que son el foco de todas las demas virtudes morales: i se llaman virtudes, porque, a causa de los malos instintos de nuestra naturaleza, el hombre tiene siempre que poner algun pequeño esfuerzo de su parte para amar i practicar lo que esos deberes le imponen. Definid, pues, con precision esos deberes; administrad al niño o al adulto una idea exacta de esas virtudes, haced que las comprenda en toda su sencilla fuerza, i vereis cómo las ama i las asocia, las asimila a su ser, de modo que en el resto de su vida no las olvida ni las abandona.

No olvidemos, empero, que cada uno de aquellos cuatro órdenes de relaciones en que el hombre se halla colocado por su naturaleza, tiene una base sobre la cual respectivamente se hallan fundadas esas relaciones. De este modo:

La base de nuestras relaciones con Dios es la Relijion.

La base de las relaciones del hombre consigo mismo es la Libertad.

La base de sus relaciones con los demas hombres

es la Igualdad.

La base de sus relaciones con la creacion es la Propiedad.

Así, pues, nuestra adoracion de Dios supone precisamente una Relijion.

La probidad, que es el compendio de nuestros deberes para con nosotros mismos, supone la idea de nuestra Libertad, que es la que caracteriza al ser intelijente.

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