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Todas las virtudes privadas i sociales tienen su asiento en la caridad. El odio i todos los sentimientos que se le parecen, como la impaciencia, la soberbia, el orgullo, la envidia, la ambicion, la codicia, son los peores consejeros de nuestras acciones. Todo lo que el hombre piensa i obra movido por esos sentimientos odiosos, es contrario a la caridad, i por consiguiente es un mal.

Hai tres poderosos enemigos de la perfeccion social, la ignorancia, la mentira i la ambicion; i precisamente son la causa de las desgracias que pesan sobre la humanidad, porque su accion corruptora obra primero sobre la caridad, sobre esta base de todas nuestras relaciones: la ignorancia prepara el campo de las tinieblas al triunfo de la mentira i al trono de la ambicion: la caridad se abate i con ella sucumben todas las virtudes.

Por eso se ve que la caridad no es solo amor i benevolencia para nuestros semejantes, sino tambien amor a la verdad i a la justicia, que son las dos antorchas luminosas que disipan las tinieblas de la ignorancia i abren paso a la humanidad para triunfar sobre la mentira.

La caridad se practica para con nuestros semejantes,-amando la verdad i practicando la justicia en todas nuestras relaciones con ellos:

Practicando la beneficencia,
Practicando la induljencia,

Practicando la tolerancia.

X.

Justicia.--Hé aquí una virtud que se define vulgarmente diciendo que es el hábito de dar a cada cual lo que es suyo. Mas no basta dar a cada cual lo que es suyo: es necesario ademas respetar a todos su derecho. Si el derecho es, segun dijimos, todo lo que puede estimarse como una condicion necesaria de la vida i del desarrollo del ser intelijente, es claro que la justicia consiste en respetar esas condiciones, aunque no se trate de darlas o suministrarlas. Por consiguiente, si obro contra la independencia personal de un individuo, contra el uso de sus facultades físicas, morales e intelectuales, contra su reputacion, tranquilidad o propiedad, obro con injusticia, porque todas esas cosas son condiciones indispensables de su vida i de su perfeccion. Se ve, pues, que la justicia es inherente a la naturaleza humana, porque tiene su fundamento en ella i se descubre por la razon. Por lo mismo, la justicia como virtud moral i como acto social, es anterior a toda lei escrita, i no es en la lei escrita donde debe buscarse su orijen. Puede haber leyes que sin embargo de obligar al individuo, como miembro de la asociacion civil o del Estado, sean contrarias a la justicia, porque ataquen o perturben las condiciones de la vida i de la perfeccion del hombre o de la sociedad. La justicia entónces no se

podria hallar en esas leyes: los actos emanados de ellas serian legales, pero no justos. El hombre estaria obligado a respetarlas, porque el respeto a las leyes, cualquiera que sea su carácter, es tambien una condicion de la estabilidad social, pero la justicia reclamaria la reforma de esas leyes, i el hombre pecaria contra la moral si se pusiera al servicio de ellas en sostenerlas.

La justicia, aunque diferente de la caridad, toma de ella su mayor brillo, porque sin caridad, sin amor, no se puede adquirir el hábito de respetar en cada individuo lo que es una condicion necesaria de su existencia i desarrollo.

Beneficencia.-Esta virtud es la caridad misma puesta en accion, i consiste en contribuir con beneficios al alivio de las miserias de nuestros semejantes.

La Induljencia es así mismo un acto de la caridad, que se practica sufriendo con paciencia i perdonando con jenerosidad las flaquezas de nuestros prójimos.

La tolerancia, en fin, es otra manera de obrar i practicar la caridad, i consiste en tratar i respetar con amor las opiniones ajenas.

Por la beneficencia, la caridad está mui léjos del egoismo, de la codicia i del sórdido interes, i se duele del mal ajeno; por la induljencia, desecha la envidia, la suspicacia, la impaciencia i ejercita la fortaleza; i por la tolerancia, es suave i huye del orgullo i de la ambicion. De este modo la beneficencia, la induljencia i la tolerancia son las tres gracias de la caridad, que brillan simbolizando en su dulce union todas. las cualidades que el Apóstol atribuye a la caridad.

En la justicia están compendiados los deberes con

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que el hombre está ligado a sus semejantes, porque esos deberes son condiciones de la existencia i de la perfeccion de los demas.

En la caridad están enlazadas, como en un ramillete, las tres grandes virtudes que el individuo debe practicar respecto de sus semejantes, para cumplir con la lei de amor, que su naturaleza le impone, i contribuir por su parte a la gran armonía del universo moral.

La beneficencia, la induljencia i la tolerancia tienen, pues, su fundamento en el amor. Nada puede haber forzado en ellas, nada de condicional o de derecho; i por esto no son elementos de justicia, sino de la caridad, que nos aconseja socorrer a nuestros semejantes, perdonar sus faltas i respetar sus opiniones, para que de este modo nuestras relaciones sociales se ejerciten en paz i fraternidad, i la sociedad no sea un campo de lucha, ni centro de odios o antipatías.

Ademas, hemos dicho ántes que la caridad i la justicia en que se encierran todos nuestros deberes para con los demas hombres, tienen por base la igualdad, i es necesario comprender bien esta base para que podamos practicar con pureza la caridad i la jus ticia.

La palabra igualdad ha llegado a perder tambien su verdadero sentido, como la palabra libertad, a causa de los errores que sobre ella han acumulado la ignorancia i las pasiones.

La igualdad en moral no es propiamente un derecho, sino una cualidad del derecho; cualidad que consiste en la identidad con que todos los hombres, sin escep

cion, han recibido de la naturaleza un mismo derecho at goce de su vida i al desarrollo de todas sus facultades fisicas, morales e intelectuales.

Cuando decimos que el hombre es libre, es porque todos los hombres tienen libertad, es decir, tienen el uso de sus derechos. Cuando decimos que todos los hombres son iguales, es porque todos ellos han recibido de la naturaleza iguales e idénticos derechos.

Se ve, pues, que la igualdad no se refiere a la condicion ni a las circunstancias en que individualmente se halla colocado cada hombre en la sociedad. Sin embargo de estar dotados todos de unos mismos derechos por la naturaleza, esa condicion i esas circunstancias son desiguales entre sí i varian tanto como las fisonomías humanas: no todos tienen una intelijencia igualmente fuerte, ni una corazon igualmente sensible, ni unas mismas inclinaciones, ni unos mismos gustos, ni fuerzas físicas iguales. Estos diversos tipos son como los diversos matices de una flor: todos ellos contribuyen a la armonía i belleza del conjunto. Puestas en accion esas distintas cualidades, se desarrollan los hombres de un modo desigual, segun la particularidad de su carácter: de aquí procede la desigualdad de condiciones i de circunstancias en riquezas, en talentos i en posicion social; desigualdad que es invencible, porque es natural, i la cual no es una contradiccion con la igualdad de derecho, que la misma naturaleza da a todos al goce de su vida, al desarrollo de sus facultades, al uso de sus derechos civiles i políticos, i, en fin, a que no haya escepciones ni privilejios, que escluyan a los unos de lo que se concede a los otros en identidad de circunstancias.

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