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rei D. Sancho, cometido a traicion junto al muro, en el cerco de Zamora.

Fizo hacer al rey Alfonso
El Cid un solene juro
Delante de muchos grandes
Que si hallaron en Burgos.
Mandó que con él viniessen
Doze caballeros juntos,
Para que con él jurassen
Cada cual, uno por uno,

Por la muerte de su rey
Que le mataron seguro,
En el cerco de Zamora

A traycion, junto del muro.

Y cuando en el templo santo
Estuvieron todos juntos,

Levantóse de su escaño,

El Cid y aquesto propuso:

Por aquesta santa casa
Donde estamos en de ayuso;
Que fabledes la verdad

De aquesto que aqui os pregunto:

Si fuystes vos rey la causa
O de los vuestros alguno
En la muerte de don Sancho
Tengays la muerte que tuvo.

Todos responden, amen:
Mas el rey quedó confuso;
Pero por cumplir el voto
Respondió lo mismo, juro,

Y con la rodilla en tierra
Por fazer su cortez uso,
El Cid delante del rey

Asi le fabló sañudo.

Si ayer no os besé la mano

Sabed, rey, que non me plugo,

Y si aora os la besaré,
Será de mi grado y gusto.

Aquesto que aquí he fablado
No ha fecho agravio á ninguno,
Porque lo devo a don Sancho
Como buen vassallo suyo.

Pero si no lo fiziera
Quedára yo por injusto
Y no por buen caballero
Me tuvieran en el mundo.
Y si ha parecido mal
A los de vuesso consulto,
En el campo los aguardo

Con mi espada y lanza en puño.

No se pueden clasificar en un órden cronolójico estos romances del siglo XIII, porque ni se sabe el nombre de la mayor parte de sus autores, ni se tiene noticia de las fechas en que fueron escritos. Sin embargo, el aleman Herder creyó formar una biografía completa del Cid Rui Diaz, colocando en su coleccion estos romances segun las hazañas que refieren. Esta coleccion se compone de setenta romances, i su colector los ha traducido al aleman en la misma medida i con bastante exactitud, segun Sismondi.

VI.

Uno de los trovadores de mas nota que floreció en aquel siglo, pero que casi no pertenece a la literatura española, por haber escrito sus bellas trovas en lemosino, es Mosen Jordi; quien merece llamar nuestra atencion por la siguiente particularidad.

Pedro Anton Beuter en su dedicatoria de la Crónica jeneral de toda España y principalmente de Valencia, prueba que el Petrarca tomó por modelo en sus composiciones a este trovador. "¿Quién no sabe, dice, que el Francisco de Petrarca fué el segundo poeta que despues del Dante puso la poesía en lindos i ele gantes versos vulgares, i dió principio de sonetos į de tantas rimas sextiles, ternas i de otros números en Italia? ¿Quién no lo tiene a éste por padre de estas trovas en el mundo? Pues quiero que sepan que como el Virjilio hurtó de Homero i Hesiodo i otros griegos, segun Aulio Gelio i Macobio largamente tratan, así el Petrarca se aprovechó i hurtó de las obras de un nuestro caballero valenciano, que fué casi cien años primero que el Petrarca escribiese, i usó sonetos i sextiles, i terceroles en nuestra lengua valenciana lemosina; i aunque pudiere poner aquí muchas pruebas de esto que escribió, tengo que bastará lo que aquí quiero poner, porque se sepa la verdad del negocio con este ejemplo:

Dice Petrarca.

Pace non trovo, e non hò da far guerra;
e volo sopra'l ciel, e giaccio in terra;
e nulla stringo, e tutto l'mondo abraccio
ed hò in odio me stesso, ed amo altrui,

Se amor non è, che dumque è quel ch'io sento? (1).

Dice Mosen Jordi, Caballero:

E non he pau, e non tinch quim guarroing
vol sobrel cel, é non movi de terra

e non strench res, et tot lo mon abras
hoy he de mi, é vull altri granbe,

sino amor, dons aço que será?

..."El Petrarca, en el año del Señor 1327, se enamoró de una dama Laura i comenzó a escribir sus trovas. Y hallándose en Gascuña con el obispo de Lumbierri, don Jaime Colona, en tiempo del Papa Juan XXIII, como estuviese a las raices de los Pirineos, segun se comprende de los comentarios de Alejandro Vellutello, escribiendo la vida del Petrarca, pudo haber las trovas de nuestro caballero valenciano, que ya entonces estaban divulgadas por Cataluña, etc..."

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(1) No encuentro paz i no he de hacer la guerra;
Al cielo vuelo i permanezco en tierra.

No tengo nada i todo el mundo abrazo,
Me incendio en ódio propio i amo a otro,

Si no es amor, qué, es, pues, lo que yo siento?

VII.

Durante los siglos XIV i XV, la España se ve mas combatida que nunca por contínuas turbulencias políticas. Cinco reinos cristianos se empeñaban, tanto en sostener su existencia vacilante por diversas revoluciones, como en sacudir el yugo de los moros, i los repetidos ataques con estos solo dejaban lugar a los hombres para señalarse por sus hazañas caballerescas en el campo del honor, i no para cultivar la literatura que casi estaba encomendada al olvido.

No obstante, el reinado de Alfonso XI parece que estaba destinado para dar principio a aquella memorable época en que se hermanaron las ciencias con las armas. Este príncipe, que reinaba casi a mediados del siglo XIV, se empeñó, así como don Alfonso el Sábio, no solo en merecer el título de protector de las letras, sino tambien el de escritor distinguido en su lengua. Compuso una Crónica jeneral en redondillas, que desgraciadamente no se conserva, o a lo ménos existe ignorada (1); i ademas otras obras que si no adelan

(1) Argote de Molina, en su Nobleza de Andalucia insertó una crónica que consta de trescientas i tantas coplas, i la atribuye a don Alonso XI; pero Sanchez prueba con fundadas razones que no es la de este rei i solo la inserta como anterior al siglo XV, en su Co1 ccion.

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