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que es i en lo que será. En efecto, el ruido de las armas ha cesado en nuestro suelo; la anarquía desplegó sus alas espantosas i salvó los Andes; la paz, coronada de fresca oliva, ha venido en su lugar, i bajo su amparo ha despertado nuestra amada patria del letargo en que la dejó el violento esfuerzo que hizo para sacudir el yugo i presentarse triunfante a la faz de las naciones. Me parece que la veo echar ahora una mirada de dolor a lo pasado, i dar un hondo suspiro al no encontrar mas que cadenas destrozadas en un charco de sangre, i un espantoso precipicio, del cual se ve libre como por encanto: la oigo decir, ya llegó el tiempo en que debo hacerme digna del puesto que ocupo; pero no podré afianzarme, la sangre de mis hijos estará siempre humeante atestiguando que nada he hecho para aprovechar su sacrificio, si no ciego esa hondonada que se desprende a mis plantas: ahí está la ignorancia, cien bocas abre para mí, debo aniquilarla, soterrarla para siempre!

Ya veis, señores, que Chile, así como las demas repúblicas hermanas, se ha encontrado de repente en una elevacion a que fué impulsado por la lei del progreso: por esa lei, de la naturaleza que mantiene a la especie humana en un perpetuo movimiento espansivo que, a veces violento, arrastra en sus oscilaciones hasta a los pueblos mas añejos i mas aferrados a lo que fué. Pero el nuestro ha sido trasportado a un terreno que le era desconocido, en el cual ha estado espuesto a perderse sin remedio, porque las semillas preciosas no prenden en un campo inculto: nuestros padres no labraron el campo en que echaron la democracia, porque no pudieron hacerlo; se vieron for

zados a ejecutar sin prepararse; pero la jeneracion presente, mas bien por instinto que por convencimiento, se aplica a cultivarlo; parece que se encamina a completar la obra. Todos conciben que necesitan promover sus intereses personales, acometen la empresa que los ha de engrandecer i que ha de dar a la nacion el apoyo que en su concepto necesita, el de la riqueza; se improvisan soberbias asociaciones para ensanchar el comercio, para desentrañar los tesoros que esconde la naturaleza en el seno de los Andes, sociedades filantrópicas para protejer la agricultura i anonadar los obstáculos que embarazan su marcha. Pero la riqueza, señores, nos dará poder i fuerza, mas no libertad individual; hará respetable a Chile i llevará su nombre al orbe entero; pero su gobierno estará bamboleándose, i se verá reducido a apoyarse por un lado en bayonetas, por el otro en montones de oro, i no será el padre de la gran familia social, sino su señor; sus siervos esperarán solo una ocasion para sacudir la servidumbre, cuando si fueran sus hijos la buscarian para amparar a su padre. Otro apoyo mas quiere la democracia: el de la ilustracion. La democracia, que es la libertad, no se lejitima, no es útil ni bien hechora, sino cuando el pueblo ha llegado a su edad madura, i nosotros somos todavía adultos. La fuerza que debiéramos haber empleado en llegar a esa madurez, que es la ilustracion, estuvo ocupada tres siglos en satisfacer la codicia de una metrópoli atrasada, i mas tarde en destrozar cadenas i en constituir un gobierno independiente. A nosotros toca volver atras para llenar el vacío que dejaron nuestros padres, para hacer mas consistente su obra, para no

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dejar enemigos que vencer, i seguir con planta firme la senda que nos traza el siglo.

Pues bien, vosotros habeis comprendido esta necesidad, vosotros que sin guia, sin amparo, sacándolo todo de vuestro solo valor, os congregais para ilustraros e ilustrar con vuestros trabajos; vosotros que, me parece, habeis dicho en Chile a los hombres de luces, que eso debian haber practicado tiempo há, reunirse para comunicarse i ordenar un plan de ataque contra los vicios sociales, a fin de hacerse dignos de la independencia que a costa de sangre nos legaron los héroes de 1810; reunirse en torno de esa democracia que milagrosamente vemos entronizada entre nosotros; pero en un trono cuya base carcomida por la ignorancia, se comueve al mas lijero soplo de las pasiones i casi se desploma, llevando en su ruina nuestras mas caras esperanzas. Os doi el parabien, señores, i mui sinceramente me glorío de ser vuestro compañero, porque habeis acertado en asociaros para satisfacer una necesidad social. Vosotros teneis mis ideas i convenis conmigo en que nada será Chile, la América toda, sin las luces. Me llamais para que os ayude en vuestras tareas literarias, pero yo quisiera convida ros ántes a discurrir acerca de lo que es entre nosotros la literatura, acerca de los modelos que hemos de proponernos para cultivarla, i tambien sobre el rumbo que debemos hacerle seguir para que sea provechosa al pueblo. Porque, señores, no debemos pensar solo en nosotros mismos, quédese el egoismo para esos hombres menguados que todo lo sacrifican a sus pasiones i preocupaciones: nosotros debemos pensar en sacrificarnos por la utilidad de la patria. Hemos te

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nido la fortuna de recibir una mediana ilustracion, pues bien, sirvamos al pueblo, alumbrémosle en la marcha social para que nuestros hijos le vean un dia feliz, libre i poderoso.

Se dice que la literatura es la espresion de la sociedad, porque en efecto es el resorte que revela de una manera la mas esplícita las necesidades morales e intelectuales de los pueblos, es el cuadro en que están consignadas las ideas i pasiones, los gustos i opiniones, la relijion i las preocupaciones de toda una jene. racion. Forman el teatro en que la literatura despliega sus brillantes galas, la cátedra desde donde anuncia el ministro sagrado las verdades civilizadoras de nuestra divina relijion i las conminaciones i promesas del Omnipotente; la tribuna en que defiende el sacerdote del pueblo los fueros de la libertad i los dictados. de la utilidad jeneral; el asiento augusto del defensor de cuanto hai de estimable en la vida: el honor, la persona, las propiedades i la condicion del ciudadano; la prensa periódica, que ha llegado a hacerse el ajente mas activo del movimiento de la intelijencia, la salvaguardia de los derechos sociales, el azote poderoso que arrolla a los tiranos i los confunde en su ignorancia. La literatura, en fin, comprende entre sus cuantiosos materiales, las concepciones elevadas del filósofo i del jurista, las verdades irrecusables del matemático i del historiador, los deshagos de la correspondencia familiar i los raptos, los éxtasis deliciosos del poeta (1).

Pero ¿cuál ha sido, cuál es en el dia nuestra litera

(1) ARTAUD.

tura? ¿A dónde hallarémos la espresion de nuestra sociedad? ¿el espejo en que se refleja nuestra nacionalidad? Aterradora es por cierto la respuesta a una pregunta semejante; pero así como rompe con audacia su vuelo la simple avecilla, despues del espanto que le causa la esplosion mortífera del arcabuz del cazador, romperémos nuestra marcha despues del terrible desengaño que nos causa la idea de nuestra nulidad, cuando veamos que necesitamos formarnos con nuestros propios esfuerzos. Apénas ha amanecido para nosotros el 18 de setiembre de 1810, estamos en la alborada de nuestra vida social, i no hai un recuerdo tan solo que nos halague, ni un lazo que nos una a lo pasado ántes de aquel dia. Durante la colonia no rayó jamas la luz de la civilizacion en nuestro suelo. ¡I cómo habia de rayar! La misma nacion que nos encadenaba a su pesado carro triunfal permanecia dominada por la ignorancia i sufriendo el poderoso yugo de lo absoluto en política i relijion. Cuando la España comenzó a perder los fueros i garantías de su libertad, cuando principió a erijir en crímen el cultivo de las bellas artes i de las ciencias, que no se presentaban guarnecidas con los atavíos embarazosos del escolasticismo, i el Santo Oficio a perseguir de muerte a los que propalaban verdades que no eran las teolójicas, entónces, señores, empezó tambien a cimentarse en Chile el dominio del conquistador. Los Felipes, tan funestos a la humanidad como a la civilizacion, por su brutal i absurdo despotismo; Cárlos II, con su imbecilidad i acendrado fanatismo, los Fernandos i Cárlos que le sucedieron, tan obstinados defensores de su poder discrecional i de la autoridad

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