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A los Señores :

DEDICATORIA

EDGARDO QUINET Y JULIO MICHELET

Ex-Profesores del Colegio de Francia.

Reflejo de esa antorcha que sobre la Europa sacudiais, eco de ese trueno que hacia estremecer las catedrales y los tronos, palabra de vuestra palabra con la que en el banquete de la revolucion alimentabais á la Francia y á sus húespedes, es esta obra que os dedico, maestros amados.

Lejos de vosotros, con vosotros vivo. El espíritu creador que os anima, domina el espacio; y en donde quiera que los vientos arrebaten el gérmen fecundo que mana de ese foco de vida universal que concentrais, allí, el átomo recibe la centella, y á su turno incendiado, dá testimonio de amor y de justicia.

Vengo pues á dar testimonio de verdad, no como «oidor olvidadizo, sino como hacedor de obra. »

Al pié de vuestras cátedras nos encontrábamos reunidos, y elevados á la potencia del sublime, los hijos de Hungria, de Polonia, de Rumania, de Italia, de América. Casi todas las razas tenian alli representantes, y vosotros el corazon de la Francia para todas las razas, y la palabra inspirada para revelar a cada uno su destino, su deber, en la harmonía de la fraternidad y de la justicia. Era una imágen de la federacion del género humano.

Alli, viviamos en el pasado. Nuestra vida agitaba los dolores, ideas y esperanzas de la historia;-y acumulando el tesoro del tiempo y del espacio en la personalidad del hombre, nos arrojabais al porvenir con la proyeccion del heroismo condensado de las generaciones, que vuestra ciencia y corazon habia asimilado y sublimado.

De allí partimos para Oriente y Occidente. Poco tiempo despues, extraordinario movimiento ajitaba á naciones sepultadas, despertaba á otras que dormian, iluminaba á algunas sentadas á la sombra de la muerte. Y en esa línea de batalla que coronó las alturas y encendió los fuegos que se reflajaron en los valles del Danubio y de los Andes, de los Apeninos y del Rhin, se concentraban discípulos vuestros, que imponian la palabra de órden al tumulto y daban direccion al movimiento. Y bendeciamos la Francia!

Y hoy que vuestra patria nos hiere, hoy que la tremenda espada de la Francia atraviesa el corazon de mis hermanos de Méjico, hoy vengo á pedir á mis maestros, justicia contra la Francia.

Tú lo has dicho, Quinet: «Si la patria se muere, sé tú mismo » el ideal de la nueva patria. »

Y se muere la patria que se empecina en la injusticia,

Tú lo has dicho Michelet; «El derecho es mi padre, y la justicia es mi madre. »

Pues tu padre y tu madre, maldicen à la Francia.

Bien sabeis si he amado à vuestra patria. Ha habido un tiempo en que la juventud y aun partidos en América rivalizaban en amor y admiracion para con ella. Hoy temo, que el perjurio aceptado y aun glorificado por la enorme mayoría de la Francia, no la haga detestar del Universo.

Bien sé que si fuese necesario victimas escojidas por su virtud para purgar el crimen, vosotros, mil vidas ofreceriais en holocausto para salvar á la Francia de la responsabilidad de sus promesas fraternales, y de la perfidia de sus actos fratricidas.

Bien sé que la nacion no quiere oir, porque se teme á sí misma, porque teme su remordimiento, porque teme verse fea en su conciencia, ante las promesas aceptadas por los pueblos que creyeron su palabra, y ante la imagen de la República, que, dejó pisotear por el pigmeo, calzado con las botas del gigante.

No importa. Vosotros sois representantes del vinculo moral del universo. Teneis la majistratura del génio y de la virtud. Hablad y juzgad, y si la Francia no escucha, las piedras esou). charán y lapidarán a los perjuros y traidores. gog 'rou4

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PROLOGO.

Este trabajo consta de tres partes principales.

1o-La invasion.

2 Las causas del peligro.

3°-El remedio.

En la primera esponemos lo que peligra en América al amago del Imperio francés.

En la segunda, las causas fisicas, intelectuales y morales que producen la debilidad de América y abren la puerta ó facilitan la invasion. Consta de tres puntos principales.

En la tercera indicamos lo que nos parece mas oportuno, para conjurar el mal.

La idea dominante es la unificacion de la religion y de la politica en lo que nosotros llamamos la RELIGION DE LA LEY. La fuerza de la América está en su republicanismo. Fortificar su principio es hacerla invulnerable.

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Debilitarlo es convidar á la conquista.

¿Quereis la fuerza de la razon?-Tengamos la religion de la República.

¿Quereis la razon de la fuerza ?-Sed como los rusos, cuyo emperador es papa.

O la razon, ó la fuerza.-La razon produce repúblicas, la fuerza teocracias. Pero la mentira puede introducirse y pretender conciliar los dos estremos que se niegan.

La idea opuesta que se combate es la separacion de la religion y de la política que duplica, divide la personalidad é introduce lá doblez.

La religion debe sostener la religion.

la fuerza.

sostener à la política, y la política debe Esta es la base de la paz perpetua y de

Pero cuando la religion niega á la politica y esta á la religion, los polos del universo moral se trastornan, y es la causa de la anarquia y de la debilidad.

El catolicismo es la religion de la América del Sur.

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La república es la política de la América del Sur.

El catolicismo niega el principio fundamental de la República que es la soberania del pueblo, que es la soberanía de la razon en todo hombre.

El Republicanismo niega el dogma que le impone la obediencia ciega y no puede reconocer autoridad que la imponga. Este es el dualismo de la América del Sur y que nos llevará á la muerte, si no hacemos triunfar una de las dos proposiciones.

O el catolicismo triunfa, y la monarquía y la teocracia se enseñorean de la América.

O el Republicanismo triunfa, enseñoreando en la conciencia de todo hombre, la razon libre y la religion de la ley.

O el dogma católico construye su mundo politico: La monarquia.

O el principio republicano se eleva y afirma su dogma; el racionalismo.

La religion católica busca su política.

La politica republicana busca su religion.

La religion católica fatigada del dominio espiritual,—quiere y aspira al temporal.

La politica republicana aspira y quiere afirmar sus principios en el axioma eterno de la libertad. La República tiene su cielo.

Bien sé, cuanto se resiste la inteligencia de los Americanos á la exitacion del pensamiento libre. Todavía no se creen emancipados, y como las aves nocturnas, buscan la tinieblas para ejercer su actividad.

Existe por otra parte una conjuracion tácita de los que se llaman pensadores, letrados, políticos, para no tocar estas materias. Resultado de la hipocresía que progresa y que ya es ciencia aceptada y hábito contraido, se tolera á lo sumo la palabra que pretende despertar á un mundo dormido y aletargado por sus ineptos directores.

Tenemos una enfermedad crónica-No hableis de ella.-Pero sufro.-Aguanta.-Pero si veo que la lealtad desaparece;-que el espíritu público se apaga; -que la palabra del hombre es moneda falsa acuñada en su egoismo;-que la indiferencia por el bien, el desprecio à la ley, el desamparo de los comicios, la doble intencion, la doble cara, la doble palabra, la reticencia men

tal, el sofisma para toda falta, son hechos visibles, palpables que aumentan su estension y su poder, educando á las nuevas generaciociones en el código de los pulperos, no quereis que clame en el desierto.

Callad, callad. No toqueis la herida. El mal no tiene remedio. Piense cada uno como quiera. Es la confesion de la impotencia para encubrir la indolencia. Asi concluye la mayoria de los que se llaman ilustrados en América.

Ese es el mundo de los que han abdicado todo ideal para satisfacer al animal. No se ocupan sino «en preparar el festin de los gusanos, como dijo Lamennais.

Pero todo aquel que cree que bajo las palabras patria, independencia, razon, fraternidad. hay algo de verdadero y por consiguiente de divino, ese no aceptará que todo eso se llame egoismo é hipocresia.

Ha llegado para la América la hora de pensar en su destino.

Su destino es conservar su Independencia para realizar la federacion del género humano, en la libertad de la razon y en la libertad politica y civil.

Su destino es realizar en el nuevo mundo de Colon el nuevo mundo de la Religion de la ley.

Su destino es mantener la balanza de la justicia, contra el despotismo y demagogia, contra las utopias socialistas y las religiones caducas.

Su destino es abastecer de pan y de justicia á las multitudes. hambrientas de la Europa.

¿Qué móvil mas grandioso, que motivo mas racional para determinar el movimiento de una era nueva?

¿Qué ideal mas elevado, para presentar á la peticion intelectual de la generaciones que se avanzan?

¿Qué programa mas oportuno y mas en armonia con la ley de la historia, que realizar en un continente el axioma de la justicia y el amor del género humano?

Pero todo se perderá si no combatimos el error y la culpa que nos debilitan y enervan, atrayendo de este modo la invasion del estrangero.

Todo se perderá, si no queremos despertar, si nos entregamas á la fatalidad, si no hacemos de la causa Mejicana, la causa Americana.

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