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car otra eleccion sobre su forma de gobierno. Ved la lejitimidad imperial convocando con el clarin del conquistador, los comicios que deban elegir en Méjico al futuro gobernante, para darle la legitimidad de la libre votacion del pueblo mejicano.

III.

LA INVASION ES ROBO Y DEGRADACION.

Nosotros vemos, no solo la independencia de Méjico en peligro, sino la independencia del nuevo continente; no solo su territorio amenazado de robo, sino la idea vital de los pueblos de América amenazada de exterminio: la desaparicion de la República. Así es que podemos decir: Americanos, se nos quiere robar el territorio; Republicanos, se pretende degradarnos. Solidaridad de tierra, de interés, de dignidad, nos une. mos el modo de hacer la resistencia solidaria.

Vea

IV.

EL PRODIGIO EN AMÉRICA.

Pero antes de examinar los medios prácticos que el deber señala y que las circunstancias exigen, queremos profundizar las causas que ponen á la América en peligro. Es por esto, que este escrito, además de la oportunidad momentánea, tiene un objeto permanente.

Creemos que la gloria de la América, exeptuando de su participacion, al Brasil imperio con esclavos, y al Paraguay, dictadura con siervos, y apesar de las peripecias sangrientas de la anarqnia y despotismo transeuntes, sea por instinto, intuicion de la verdad, necesidad histórica, ó lógica del derecho, consiste esa gloria, en haber identificado con su destino la República.

El nuevo continente, cuando las tiranías y errores del viejo, se hacian esa guerra encarnizada por defenderse contra los pueblos ó contra la intentona de la monarquia del mundo, y gracias á esa guerra que devoraba sus tesoros y soldados, pudo apa

recer sobre los funerales de la libertad, para espanto de las reácciones vencedoras y consuelo de los filósofos, coronado de jóvenes repúblicas, empecinadas à despecho de sábios políticos y de traidores en afirmar, conservar, desarrollar, el ideal apercibido en la intuicion revolucionaria.

Sí, gloria á los pueblos, à las masas brutas, porque su instinto nos ha salvado. Mientras los sábios desesperaban ó traicionaban, esas masas, habian amasado con sus lágrimas y sangre el pan de la República, y aunque ignorantes, el amor á la idea, desquició todas las tentativas de los que se imajinaron reproducir un plajio de monarquia. Y es digno de notarse este fenómeno, no apercibido por los escritores y pensadores de América de como la IDEA solo de República, ha ido engendrando una sociedad republicana. Es el caso de lo que autores de epopeya llaman, la intervencion de lo maravilloso. Dicen que la epopeya moderna carece de ese elemento, pero he aquí que la epopeya americana, puede presentar, la deliberacion de sus destinos en otro Olimpo que el de Homero, en otro cielo que el del Tasso, en el firmamento de Platon, en la mente del Ser Supremo que produce la Minerva de la libertad. Una IDEA, sin escuela, sin enseñaza, sin un cuerpo de profesores, de sa-. cerdotes ó de apóstoles; y esa idea combatida, traicionada, que baja á las inteligencias educadas para rechazarla, que encuentra toda una organizacion hostil, hábitos contrarios, dogmas opuestos, clases interesadas enemigas; y que apesar de ser la antitesis de la sociabilidad establecida, se encarna, vive, crece, se levanta y se afirma como tesis de la humanidad, he ahí el milagro, americanos, que ninguno de vuestros sábios os señala: He' ahí el elemento maravilloso de la epopeya del nuevo conti

nente.

¿Y hemos de perder esa herencia?

El nuevo mundo se presenta significando en la historia, la renovacion de las nupcias primitivas del Eden y de la humanidad libre, mas la conciencia de la personalidad iluminada por el itinerario fúnebre de los errores experimentados.

La América, constituyéndose en Repúblicas, en medio del universo esclavizado, es el mas grande fénómeno moral que conocemos en honor de la verdad y en homenaje al creador del espíritu libre.

La América ha creido, cuando el mundo dudaba, ha afirmado

cuando las naciones desertaban de su propia causa, ha triunfado cuando la libertad moria.

La Amarica ha dicho: soy pueblo, y la igualdad es mi medida ; soy nacion, y la independencia es mi honor; quiero ser sobe. rano, y la libertad será mi fuerza ; soy humanidad, y la fraternidad será mi pacto.

Y la verdad de su dogma, la filantropia de su alma, el honor de su personalidad, la gloria de su destino, la esperanza de la justicia para los hambrientos de pan y de justicia, todo lo ha unido, asociado, identificado en la concepcion y realizacion de la República.

¿Y hemos de perder esa herencia, hemos de faltar á ese deber, abdicaremos ese derecho, renunciaremos á ese destino ?

No!-Déspotas de Europa!--Primero vereis á los Andes sumerjirse como tumba colosal de un mundo, que vosotros dominår en sus cimas indignadas.

V.

NECESIDAD DEL ESFUERZO.

A primera vista, y contemplando tan solo la verdad y grandeza de nuestra causa, una seguridad se desprende que puede tranquilizar á los espíritus. Pero no somos fatalistas del progreso no creemos que la verdad por sí sola hace su camino; sino por el contrario, creemos que toda verdad y que la gloria del humano progreso depende del esfuerzo, y que sin esfuerzo, la verdad, la justicia y el honor pueden desaparecer ante la conjuracion de los malvados.

Tal es la noble mision del hombre. Si así no fuese, bastaria tan solo, proclamar ó demostrar una verdad para hacerla triunfar; y bien sabemos que esto no basta, que es necesario armar la justicia, trabajar sin descanso con él pensamiento, la palabra y la voluntad, para guardar y ensanchar las fronteras de esa patria que buscamos, para ese perpétuo peregrino de felicidad y de justicia que se llama el género humano.

VI.

EL PELIGRO POR PARTE DE EUROPA.

Necesario es decirlo: el peligro existe y hoy amenaza. ¿Cuál es la parte de la Europa y cuál la de América en ese peligro?

La Europa es la fuerza y sorprende á la América en el momento de la elaboracion, cuando tantea, estudia, ensaya, las condiciones de su organizacion, y nos amenaza en el momento sagrado de la incubacion.

La parte de la Europa en este peligro que nos amenaza, se refiere a los pueblos y gobiernos.

Los pueblos abdican. Unos mantienen su libertad como la Inglaterra, pero abdican la justicia cuando se trata del extraño. Otros abdican su libertad y reniegan la justicia para propios y extraños es la Francia, es la Rusia, es el Austria, es la

Prusia.

Los pueblos abatidos para armarse de justicia, y soberbios para arrebatarla al débil.

Los pueblos, humildes como siervos,'y degradados como vencidos, convertidos en instrumentos de las ambiciones de familias ó de castas.

Los pueblos escépticos, carcomidos por el industrialismo, paralíticos por la indiferencia, fatigados del triunfo del mal, vuelsus espaldas al ideal, al amor, al deber, al heroismo, á la justicia, para saludar al sol del oro, que parece ser el ídolo de la vieja Europa.

Los gobiernos han saludado á esa divinidad y la presentan á la adoracion de sus pueblos.

Los gobiernos continùan recorriendo las tres faces de su triángulo infernal: la fuerza bruta, el maquiavelismo, el jesuitismo. La fuerza bruta contra el leon de Hungria, el maquiavelismo contra la mística Polonia, el jesuitismo contra Italia, y la fuerza y el maquiavelismo y jesuitismo conjurados con triple sello satánico, contra la Francia republicana, ó mas bien, contra la República francesa.

Los pueblos fatigados de esperar y llenos de decepciones,

producidas por las utopias de demagogos, ó por revelaciones anunciadas de un nuevo dogma ó religion, utopias contradictorias y despóticas, como el furrierismo, San Simonismo, comunismo;-revelaciones imposibles de nuevos dogmas ó de nueva religion, porque no hay dogma nuevo ni nueva religion, sino el dogma eterno de la justicia y la religion de caridad, los pueblos, decimos, han caido en el letargo. De aquí ha resultado una alianza tácita entre el tirano que se apoya en la vieja iglesia, y el pueblo que solo pide paz y riqueza, que viene á ser el panem et circenses, de los pueblos romanos de la decadencia.

Ahora, pueblos decrépitos, odian la República, porque la República es esfuerzo y recriminacion para traidores; gobiernos tiránicos de pueblos decrépitos, detestan la República, porque su nombre solo es acusacion, reprimenda y amenaza.

Y esos gobiernos que siembran bancarrota, necesitan una corriente inagotable de riquezas:

Y esos pueblos que piden pan y juegos, necesitan que sus gobiernos mantengan el circo repleto de gladiadores, de fieras y de productos de todos los climas. De aqui la necesidad de expedicionar á Asia, Africa y América.

Si á esto se agrega la circunstancia feliz de ver á nuestra hermana mayor comprometida en una guerra para borrar la esclavatura, entonces el momento ha llegado de plantar la bandera de la Francia en Méjico.

Bajo otro aspecto, los tiranos del viejo mundo no pueden aumentar sus fronteras; por lo cual es necesario civilizar al otro lado del occeano.

Civilizar el nuevo mundo!-manigfica empresa, mision cristiana, caridad imperial.

Para civilizar es necesario colonizar, y para colonizar, conquistar. La presa es grande. Dividamos la herencia. Hay para España las Antillas; para Inglaterra la zona del Amazonas, el Perú, donde haya bastante algodon y alcohol, y Buenos Aires por sus lanas y cueros; para el Austria que agoniza, una promesa; para la Francia, Méjico y el Uruguay. Despues veremos lo que deba hacerse con nuestra vanguardia del Brasil y Pa

raguay.

Magnífico banquete de la Santa-Alianza!-Garibaldi, Kossuth, cuidado con turbar la fiesta. Dejad á los Americanos que hagan derechas las veredas y aplanen los caminos de las huestes invaso

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