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cabeza de Maximiliano á la Europa, al travez del Atlántico asom⚫brado.

Sobre la civilizacion de Méjico, leed á Prescott, y os convencereis de la superioridad de su civilizacion.

Pero llega la conquista: sus monumentos magníficos, testimonios silenciosos del orígen del culto, de la peregrinacion de las razas, de la cronologia de su historia, son arrasados; sus bibliotecas incendiadas. Ciudades admirables, por su comodidad, belleza, policia, ricas, florecientes, tan bien administradas que en Europa no habia nada comparable, son arrasadas. Sobre las ruinas se arrojan algunos millones de cadáveres, y la civilizacion mejicana es arrancada de la superficie de la tierra.

Para iluminar este espectáculo y como ejemplo de la luz que traia España al Nuevo-Mundo, se introduce la Inquisicion, recien autorizada por Fernando el católico. Al terror de la fuerza bruta se agregó el terror del furor religioso por quemar vivos á los hombres. Este ha sido el estreno de la ilustracion española para ilustrar á los habitantes esclavizados. El crimen queda autorizado; la crueldad permanente se instituye en costumbres, códigos y leyes. Se anonada el alma de los dueños de la tierra y sobre el derecho asesinado y la caridad vilipendiada, la España se sienta á gozar de su conquista à nombre de la fé.

Y tú dulce tierra de los Incas, ¿cuál fué tu crimen? Vastísimo imperio poblado, rico, organizado y en camino de progreso, desaparece con seis millones de sus hijos. Hasta hoy se llora en el Perú, cuando se recuerda la conquista. Todo esto para enriquecer á España.

Preguntad despues por las causas de la despoblacion de Amé

rica.

En el Rio de la Plata, en el territorio hoy de Buenos Aires ha sido exterminada la raza de sus habitantes primitivos. ¿En dónde estan los valientes Querandis ?-Preguntadlo al desierto y á la llanura de Matanzas.

Los que habitaban los territorios de Paraguay y de Corrientes, se salvaron.

Los Guaranis, quizás la raza que cubria todo la zona oriental (1)

(1) Magallanes solo encontró en Rio Janeiro, entonces cabo frio, indios « Tupinambas, tribu pacifica de la raza Guarani que poblaba aquellas costas.> Barros-Arana, vida de Magallanes. Chile, 1864.

de América desde el Plata hasta el Orinoco, no tuvieron minas que explotar en aquel tiempo, y el ensayo pacífico de los je suitas surtió un efecto terrible, pues era como un sistema de castracion de la humanidad. Salvaron la raza, pero dejaron una colmena gigantesca de siervos, un seminario de fecunda hipocrecia, un espíritu de comunismo, una educacion servil que ha irradiado é irradia aun sobre estas regiones en donde vuelven á presentarse hoy dia. Los jesuitas avanzan en Buenos

Aires.

Triunfa la conquista en el vasto continente, desde California hasta Valdivia, desde Venezuela hasta el Rio Negro. Solo, en medio de la devastacion y de la muerte que lo envuelve, el Árauco indómito sostiene trescientos años la guerrá, y salvó su independencia. Tu, Auca de Chile, eres monumento vivo del heroismo Americano. Nada pudo domarte. Ni las mantanzas, ni los prisioneros á quienes los españoles cortaban los puños para escarmiento. Los mutilados volvian al combate, animando á los suyos con los troncos de sus brazos mutilados. (1)

La conquista reyna, administra, legisla, juzga, enseña, explota. La España es dueña absoluta de un mundo.

¿Qué hace de ese mundo?-¿Es para devorarlo ó hacerlo desaparecer en su sangre que Dios lo ha creado? ¿No hay alguna responsabilidad para un pueblo que roba, mata, tortura, humilla y despoja de su patria, á todas las razas que la mano de Dios sembrara en las regiones antes felices de América la bella?-¿Bastará un sofisma, una doctrina, el pretesto de la fé, ó una mentira, para justificarse?

Eso era lo que se llama civilizacion española-No se crea que hemos recargardo el cuadro. Si fuésemos á citar á Las-Casas,

á Ercilla, á Ulloa, á los cronistas, al historiador Garcilaso, al mismo Colon, y puede decirse á casi todos los que han escrito sobre la conquista, se veria tan espantosa acumulacion de crimenes y una barbárie tan sostenida y sistemada como no tienen ejemplo las historias. Para corroborar lo que digo, voy á terminar este capítulo, con las palabras de un historiador Americano, y las del primer poeta de la España.

<<Bajo el mando de Cortez, de los Pizarros y varios otros aven

(1) Ercilla testigo ocular. Molina Historia de Chile. Góngora Marmolejo, cronista de aquel tiempo, citado por M. L. Amunategui en su Historia de la conquista de Chile.

» tureros de la mas execrable memoria subyugaron partes del » Norte y del Sud de América. Mataron atrozmente muchos mi» llones de sencillos naturales de estos paises, y exhibieron tal >> escena de horror y crueldad, como jamás sin duda se cometió >> en el viejo continente; mostrando ellos mismos, en todas » ocasiones ser una raza de monstruos en figura humana, pri» vados de humanidad, misericordia, verdad y honor. Fué » demasiado vejatorio que la tierra soportase su iniquidad, ỏ » que los cielos la mirasen sin enfado. La mano de la Provi>> dencia los ha perseguido con varias maldiciones, y ha casti>> gado la misma España con la consupcion, é irreparable deca» dencia, por haber consentido y perpetrado tan horribles y >> enormes crueldades.» (1)

Escuchad al gran Quintana, el insigne poeta y patriota español.

El poeta se dirige á la América:

<«< Oyeme: si hubo vez en que mis ojos,
Los fastos de tu historia recorriendo
No se hinchasen de lágrimas; si pudo
Mi corazon sin compasion, sin ira
Tus lástimas oir, ¡ah! que negado
Eternamente á la virtud me vea,

Y bárbaro y malvado

Cual los que asi te destrozaron sea.
Con sangre estan escritos
En el eterno libro de la vida
Esos dolientes gritos

Que tu labio afligido al cielo envia

Claman alli contra la pátria mia,

Y vedan estampar gloria y ventura

En el campo fatal donde hay delitos.>>

-Yo soy parcial, yo me siente herido por la conquista, pero qué decir de la indignacion de Quintana, el hombre de virtud, el poeta coronado, el mejor de los ciudadanos españoles.

Hé ahí la civilizacion española. Hemos visto como se introdujo ;-véamos ahora como se organiza y perpetúa.

(1) Samuel Whelpley: A Compend of History. Nueva York, 1856.

XIII.

LA ORGANIZACION ÔL LA CONquista.

Monarquia absoluta era la España. Natural era que su poder al extenderse, aplicase el brutal absolutismo que la constituia. En España no habia ninguna institucion, ninguna costumbre, ninguna creencia, y lo que es mas ninguna esperanza de lo que se llama derecho, garantiás, soberania, libertad. Bajo Felipe II entra esta nacion cuerpo, y alma en el sepulcro tenebroso de todas las abdicaciones. Mucho hablan de sus fueros y cabildos. Los fueros eran concesiones de los reyes á las ciudades que reconquistaban para atraer allí la poblacion y avanzar con privilegios la frontera sobre los musulmanes, como hoy hacemos aquí, cuando queremos alentar la poblacion en el camino del desierto, al frente del peligro. Sus cabildos ó instituciones municipales fueron superfetaciones contrarias à la índole y tendencias del pueblo español. ¿Cómo explicar esta contradiccion: instituciones libres que se inutilizan y abdican? El sabio Buckle dice que era porque « en lugar de nacer tales instituciones en España « de las necesidades del pueblo, fueron hijas de un acto político << de sus reyes. siendo mas regaladas que solicitadas » (1) y á «< mas agrega: aunque tales instituciones tengan el poder de <«< conservar la libertad, no tienen el de crearla. España tuvo « la forma y no el espíritu de la libertad, y de aquí que la per« diera fácilmente, apesar de lo mucho que prometia. En In<< glaterra, por el contrario, el espíritu procedió á la forma, sien«do por consecuencia duradera.>>

Solo agregaremos una palabra á tan sábia explicacion, y es que ese espiritu de libertad que faltaba, habia sido arrebatado por el catolicismo, arrebatando al hombre el principio de toda libertad del pensamiento.

No olvidemos los americanos la leccion. Poco vale tener instituciones libres y magníficas denominaciones como democracia, sufragio universal etc. si no las vivifica el espíritu de libertad, la religion de la soberanía individual del hombre. Es por

(1) Buckle. La civilizacion en España, pág. 104.

eso y para esa religion, para fundar, desarrollar ese espiritu que nosotros escribimos. Porque sin ese espíritu por base, los tiranos, las sectas, las iglesias, las castas nos pueden esclavizar democráticamente con el sufrajio universal prostituido: ved la Francia.

Volviendo á nuestro asunto, esas instituciones municipales, fueron destruidas por la corona, y aquí hay que citar dos hechos terribles.

El primero, « es que los diputados de las ciudades que debian » haber sido los mas celosos defensores de sus derechos, conspiraron » abiertamente contra el tercer estado, y procuraron anonadar los » restos de la antigua representacion nacional. » (1)

Qué mas prueba! El pueblo aquí se precipita al despotismo como á la forma esencial de su ser. La monarquía recoge la abdicacion y de este modo es el absolutismo mas popular que ,se conoce. El despotismo está pues en la esencia de la España, tal cual la ha formado la religion de sus hijos.

El otro hecho es la parte que tomó la monarquía para acabar ó prostituir las formas municipales. «< Al fin la autoridad real lo» gró alcanzar un gran predominio en el gobierno municipal » de los pueblos, porque los corregidores y alcaldes mayores » llegaron a eclipsar la influencia de los adelantados y alcaldes >> elegidos por los pueblos. » (2)

No habia pues ninguna libertad en la nacion que conquistaba. De aqui se deduce, que la organizacion de la conquista no debe ser sinó la gerarquía de poderes explotadores que tiene su origin en el rey. En efecto, las autoridades emanaban de él. El territorio conquistado fué dividido en vireynatos y capitanias generales: Estos en provincias gobernadas por intendentes o gobernadores. Virey, capitan general, gebernador eran nombrados por el rey. Era una escala de servilismo al servicio de la opresion. Escoltaban á ese poder, el ejército, la escuadra, las milicias, los frailes, el terror de las matanzas, de los patibulos frecuentes, coronando todo la santa inquisicion y el terror del infierno, pues la desobediencia al rey ó á su representante era un pecado.

Los cabildos, eran compuestos de regidores que compraban

(1) Sempere. Historia de las cortes de España, citado por Buckle. Antequera. Historia de la legislacion española, Madrid 1849. p. 287.. Cita de Buckle.

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