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III.

No es mi objeto atacar los sofismas teológicos, políticos, eco uómicos, en los cuales, para vergüenza de la inteligencia humana, se ha apoyado hasta hoy la esclavitud.-Quiero suponer, por honor de nuestra especie, que esos sofismas han callado, vencidos por la razon, y se han retirado del campo de las polémicas, avergonzados de sí mismos.

Quiero suponer que ya en el Brasil, ninguna de esas sangrientas ó hipócritas mentiras se presenta a la luz del dia provocando la justificacion de su maldad.-Quiero suponer que la esclavitud se sostiene tan solo porque existe, por su inercia, por la fuerza del hecho permanente, por el temor de un cambio, por el egoismo de los poseedores. Si me engaño desearia se me indicase la razon aparente, ó el argumento subsistente que pudiesen autorizar la continuacion del atentado. ¿Será la Biblia ó el argumento teológico?

¿Será el hipócrita principio del antiguo derecho de jentes de los bárbaros, que convertia al prisionero en esclavo?

¿Será el mas infame pretesto que prostituye el nombre de la caridad, diciendo que se mejora la condicion del negro esclavizándolo?

¿Será el argumento de la desigualdad de las razas, como si la desigualdad no fuese idéntica ?

¿Será la mentira fisiológica, que solo el negro puede trabajar en ciertas zonas ?

¿Será la mentira económica que mas produce el trabajo del esclavo que el del hombre libre?

Pero han sido tan batidos por la razon, por la filantropia, por el derecho de jentes, por la climatología y por la economía politica, todos esos argumentos, que la razon no encuentra adversarios; pero contra la razon, la fraternidad y la ciencia, se levanta aun el hecho, la permanencia y quién sabe hasta cuando la duracion del atentado.

IV.

Ese hecho convertido en institucion social económica de uno de los imperios mas vastos de la tierra, subsistente aquí, en nuestra América libre, á nuestra vista, en nuestro tiempo, des

pues de su abolicion en las repúblicas, es el espectáculo cuotidiano que aguijonea mi conciencia, que espanta mi corazon y que como una imajen satánica se interpone entre el cielo y la naturaleza magnífica del trópico. Sarcasmo á la eternidad de la justicia, desafio al arquitecto omnipotente del universo, oh institucion de la esclavatura, ahí estas para argumento de la existencia del principio del mal, ahí estás en el Brasil, para dar una apariencia de verdad terrible al dualismo de los persas.

V.

Pero tengo entendido que la permanencia de la esclavitud, es lejitimada ó esplicada (no por la razon ya), por la dificultad de pagar á los poseedores el precio de sus esclavos.

Hé ahí la última trinchera.

Es pues esa dificultad, elevada á la categoria de argumento, que yo ataco.

Apesar del progreso de la verdad, que revela esa confesion, pues ya no se argulle con la Biblia, ni con el derecho de jen. tes de los bárbaros, ni con una mentida caridad, ni con una ciencia económica falseada,-á pesar de todo ese progreso, cuanta inmoralidad y corrupcion no revela esa dificultad que se presenta.

Espongamos el argumento tal como ellos lo presentan.

El propietario de esclavo lo es, por la ley.

La ley ha creado esa propiedad, y no puede destruirla sin indemnizar á su dueño.

Hé ahí el argumento!

Creo, á Dios gracias, será el último que escucha la humanidad, para vergüenza de la miseria que puede bajar la intelijencia, degradando su luz para defender á la avaricia.

Callo dos nombres conocidos en las letras, y que tambien lo han repetido, porque creo que si llegan á leer estas líneas, se arrepentirán de lo que han dicho.

Analicemos.

¿Puede la ley hacer propietarios de esclavos?

Es decir, ¿pueden los hombres, ó un hombre alterar las relaciones eternas de las cosas?

No. Luego la ley que altera la eterna relacion de igualdad

que existe entre los hombres, es un crimen.-¿Puede el crimen ser autoridad, y sirve de fundamento justo a la institucion?—No! luego la palabra propietario de esclavos equivale á decir LADRON de hombres, todo el que se llame propietario de esclavos es ladron.

¿Hay ley que pueda autorizar el robo?

Respondan todos los sofistas!

Si esa ley existe y se acata, se acata el robo. Y una sociedad que sanciona ese monstruoso principio, merece ser entregada á la ley del saqueo.

Examinemos ahora la segunda parte del argumento:

¿Debe indemnizarse el robo?

Exponer la cuestion es resolverla.

-Pero se dirá: ¿por qué han de ser los hijos responsables, de un hecho autorizado por la ley?

Obsérvese que se llama hacer responsables á los hijos, no indemnizarlos, y quitarles las riquezas que le daba la posesion de los esclavos

Y que! habeis recibido un robo, sois herederos de un crímen, habeis vivido gozando del trabajo ajeno sin remunerarlo, sin retribuirlo, sin reconocerlo, y atormentando en el réjimen mas abyecto á los infelices que os enriquecen con el sudor de su frente y la sangre de sus heridas abiertas por el látigo, y venis á reclamar de despojo?

Si una ley infame os dió esa riqueza, otra ley justa la devuelve á su dueño.- ¿Reclamais por daños y perjuicios?-Purs haremos que el negro reclame por daños y perjuicios desde su primera generacion esclavizada, y ved si os atreveis á sostener la liquidacion de la deuda.

Lo que me sorprende es que el poseedor de esclavos se atreva a alegar el derecho de propiedad.

¿Cual es el orijen de la propiedad?--La personalidad. Luego al llamaros propietarios de personalidades, destruis vosotros mismos vuestro derecho á la personalidad y á toda propiedad. Desde el momento en que reconoceis que se puede apropiar la independencia, la libertad, el trabajo y la soberanía del hombre, destruis todo derecho, y vuestra pretendida propiedad de hombres, se derrumba sobre vosotros y os aplasta.

Si hablais de propiedad, el derecho del negro á la propiedad

de si mismo, se antepone como orijen, prima como justicia, e sobrepone como calidad.

No hay esa propiedad humana, que llamais esclavatura, contra la propiedad divina que llamamos libertad.

¿Qué es pues en el fondo esa institucion que se mantiene á despecho de la verdad, de la justicia y de la reprobacion del mundo?—LA AVARICIA, LA INDOLENCIA, EL ORGULLO.

Quitad vuestra máscara, últimos rezagados del sofisma.

Ya sabemos lo que significan vuestras declamaciones sobre el órden, la paz y la prosperidad de los Estados. La avaricia es la ley de vuestras almas y es vuestra religion el egoismo ateo.

VI.

No reconozco pues el derecho de los poseedores, á la indemnizacion.

Y reconozco por la inversa, el derecho de los esclavizados á la indemnizacion de educacion por el embrutecimiento en que sistemáticamente se les ha sumerjido: á la indemnizacion de capital, ó instrumentos de trabajo, á costa de los llamados amos que se han enriquecido.

Cuan diferente se presenta la cuestion!

Se esperaba tener fondos para remunerar el atentado secular.

No. No espereis remuneracion. No se os debe,-y la debeis.

No durmais pues tranquilos, acallando la conciencia, con el último sofisma, diciendo: yo no defiendo la esclavitud, en cuanto me paguen, nada diré y aun aplaudiré.

No espereis ese resultado.

Pagareis y no se os dará.

Hé ahí pues las palabras precursoras: Haced derechas las veredas, desconociendo eso que llamais vuestra propiedad sobre hombres, y así os salvareis.

Y si no escuchais la verdad-porque no la veis fulgurante como la venganza sobre vuestras frentes y las frentes de vuestros hijos, ya la escuchareis como han tenido que escucharla Jefferson Davis y sus Estados, que son mas fuertes que vosotros.

--

VII.

Si la historia tiene una ley, ó en otros términos, si hay una providencia en los asuntos humanos que preside á la produccion y desarrollo de los hechos, esa ley no puede ser otra que la del perfeccionamiento, el aumento de bienestar, de moralidad y de saber, no solo para los Estados, sino para todos los individuos libres y bajo la ley de la ilegalidad.

Ese perfeccionamiento tiene su aspecto negativo: la disminucion del mal fisico, moral, é intelectual, es decir, la desaparicion progresista de la miseria y de la enfermedad, del delito y de la ignorancia.

Ahora, ¿qué direis si aplicamos esa ley á la esclavatura?
La miseria de cinco millones.

La degradacion de cinco millones.

La corrupcion de cinco millones y la corrupcion de sus poseedores, porque la esclavatura pervierte á amos y á esclavos. La injusticia, y el ódio, y el tormento y la espoliacion sobre cinco millones.

Y el embrutecimiento (conveniente) de cinco millones de seres humanos.

La individualidad violada y aun negada.

La familia violada y prostituida.

La dignidad humana borrada en cinco millones de hombres.

¿Y creeis que la ley de la historía, ó la justicia, ó la providencia, toleren ese estado, sin que se suspenda en dias no lejanos, el cataclismo de las venganzas y que será la sentencia del Eterno?

VITI.

Pero tengo otra consideracion, oh! juventud del Brasil, que presentar à vuestra imajinacion fogosa, no lo dudo, á la magnanimidad de vuestras almas.

¿No sentis verificarse en el mundo una revolucion inaudita y estupenda que consiste en que la América, el Nuevo Mundo, se pane á la cabeza del itinerario sagrado de los siglos futuros. de la justicia ?

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